Audición

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Audición
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Concepto:En el proceso de audición ocurren dos fenómenos en secuencia: el fenómeno fisiológico y el psicocortical.

Proceso de Audición. El proceso de audición constituye el proceso de percepción de estímulos sonoros que son captados por el órgano del oído y transformados en potenciales eléctricos. Mediante la vía auditiva, estos estímulos son conducidos al área correspondiente del cerebro,donde se produce la comprensión del mensaje.

Mecanismos fisiológicos del sistema auditivo

El concepto de sonido debe analizarse con las leyes físicas que rigen un sistema vibratorio. La vibración de un cuerpo está condicionada por las propiedades de masa y elasticidad. La primera propiedad implica la tendencia a mantener un cuerpo en reposo, o en movimiento rectilíneo a velocidad constante, cuando se le aplica una fuerza de desplazamiento; la segunda, se define como una fuerza que tiende a que la masa recupere su posición inicial, tras un desplazamiento.

Las fluctuaciones periódicas de presión aérea, donde se alternan regularmente incrementos (condensación) y decrementos (rarefacción) de presión, conforman el sonido. Una onda sonora se caracteriza por su frecuencia y su amplitud. La frecuencia está determinada por el número de oscilaciones o ciclos que ocurren en una unidad de tiempo y para su medición se emplea como unidad de medida el Hertzio (Hz), que corresponde a una oscilación de un ciclo en un segundo.

El oído humano es capaz de percibir una amplia gama de frecuencias, desde 20 hasta 15 000 Hz. Los sonidos del habla en el idioma español están comprendidos entre 250 y 4000 Hz. La amplitud de la onda sonora está correlacionada con la sensación de intensidad y para su medición se emplea como unidad de medida el decibel (dB). Resulta necesario para el trabajo preventivo alertar sobre la importancia de la higiene del oído ante sonidos de gran intensidad. Hay personas que ignoran el daño ambiental, específicamente al analizador auditivo, por ruidos intensos, como suele ocurrir con las audiciones musicales por adolescentes y jóvenes en los hogares y discotecas; en las escuelas durante los recreos; la permanencia en lugares con estas características por razones de vivienda o de trabajo.

Aparato o receptor periférico

Oído externo

Se compone por el pabellón de la oreja(auricular), que tiene la función de localizar la fuente sonora y amplificar selectivamente algunas frecuencias; mientras que el conducto auditivo externo (CAE), protege las estructuras del oído medio, coopera en la amplificación de algunas frecuencias, conduce el sonido y sirve de vía de transmisión hacia el oído medio.

Oído medio

Se compone por: a)- cadena timpanosicular, formada por la membrana timpánica y los tres huesecillos (martillo, yunque y estribo); b)- los músculos de la cadena osicular; c)- Trompa de Eustaquio

Entre las funciones del oído medio se encuentran las siguientes: 1. Asegurar la transmisión de las ondas sonoras hacia el oído interno. 2. Realizar un acoplamiento de impedancias entre el oído medio y el interno para impedir la pérdida de energía sonora que se produciría al pasar el sonido de un medio aéreo (OE y OM) a un medio líquido (OI). 3. Proteger al oído interno de los sonidos intensos, al atenuar la energía sonora que se transmite hacia estos. La estimulación auditiva de fuerte intensidad desencadena una contracción refleja de los músculos del oído medio y protegen así al oído interno de daño por esta causa. En el hombre este reflejo depende esencialmente del músculo del estribo (estapedial), pues la contracción del músculo del martillo sólo se produce ante estimulaciones sonoras muy intensas.

Oído interno

Está formado por los canales semicirculares (laberintos), la cóclea o caracol, la membrana basilar y el nervio auditivo. Sobre la membrana basilar descansa el órgano de Corti, un neuroepitelio especializado que contiene las células sensoriales (ciliadas) de la audición y está recubierto por la membrana tectoria. A nivel del polo inferior de las células ciliadas se producen los contactos sinápticos con las terminaciones nerviosas aferentes y eferentes del VIII par craneal. De esta manera el oído interno transduce la energía mecánica en energía bioeléctrica.

Las pérdidas auditivas.

Prevalencia. Clasificación. Etiología

Según estadísticas internacionales, se estima que aproximadamente de 1 a 3 de cada 1000 niños nacen con pérdidas auditivas severas bilaterales; mientras que la incidencia de pérdidas moderadas y leves es diez veces mayor (1 a 3 de cada 100 niños). La prevalencia de trastornos adquiridos, según datos estimados para la población infantil de los Estados Unidos, es la siguiente: pérdidas severas bilaterales en niños y adultos (3.2%); sordera prelingüística, en menores de 3 años (0.1%); sordera de 3 a 18 años (0.2%). La incidencia de trastornos auditivos se incrementa en un orden de magnitud de 10 a 14 veces, en presencia de determinados factores de riesgo clínico.

En Cuba se realizó un estudio de incidencia de trastornos auditivos que fueron estimados en una población de 5 260 niños en riesgo, con los siguientes resultados en niños de 6 meses a dos años: pérdidas severas (4%), ligeras y moderadas (13.7%); mientras que en recién nacidos, se registró un 0.8% de pérdidas auditivas severas y un 9.6%, de ligeras y moderadas.

¿Cuáles son los principales factores de riesgo que pueden provocar pérdidas auditivas en el niño durante el embarazo, el parto, o de 0 a 2 años de edad? Entre estos factores se destacan, por la frecuencia con que aparecen como factores causales, los siguientes:

  • Antecedentes de sordera en la familia (no se refiere a pérdidas auditivas por vejez, ni a las de carácter profesional)
  • Administración de medicamentos ototóxicos durante el embarazo y/o suministrados al bebé como por ejemplo, gentamicina, kanamicina, neomicina, streptomicina.
  • Infecciones no bacterianas durante el embarazo. (rubéola, toxoplasmosis, citomegalovirus)
  • Alcoholismo materno, sífilis, toxemia, diabetes y otras enfermedades sistémicas.
  • Bajo peso corporal (3 ½ lb. o menos).
  • Frecuencia cardiaca fetal alterada. Sufrimiento fetal. Meconio intenso.
  • Traumatismo obstétrico con afecciones de cara y cuello (Ej. Utilización de fórceps).
  • Malformaciones en cara y cuello, labio leporino, fisura palatina, malformación del conducto auditivo externo, entre otras.
  • Hipoxia perinatal.
  • Infecciones perinatales o postnatales graves (meningoencefalitis, infecciones generalizadas)

Tipos

En dependencia de la localización de la lesión en las estructuras de conducción o transmisión del sonido (oído externo o medio); en las de procesamiento de la información sonora (oído interno, vías nerviosas y áreas de la corteza cerebral), o estructuras conductivas y perceptivas, se clasifican en:

• hipoacusias/sorderas de conducción o transmisión.

• de percepción o neurosensoriales (se afecta la cóclea o la vía auditiva).

• mixtas (cuando en un mismo oído se encuentran patologías que comprometen el aparato de transmisión y el de recepción).

• centrales, cuando el daño está en las zonas corticales.

En la literatura clínica las pérdidas auditivas, desde leves hasta las profundas, suelen identificarse con el término de hipoacusias.

La hipoacusia conductiva se produce por cualquier interrupción en la conducción del sonido entre el pabellón de la oreja y el oído interno, que sigue intacto en estos casos, pero las vibraciones sonoras inciden sobre él atenuadas por la afectación del mecanismo de transmisión aéreo. Esto se traduce en una elevación del umbral auditivo para los sonidos presentados por vía aérea, sin que se vea afecte el umbral cuando se presentan los sonidos por vía ósea. La mayoría de estos trastornos son corregibles mediante tratamiento médico o quirúrgico. Las principales causas que producen pérdidas de tipo conductivo en el niño son:

• Malformaciones del oído externo (Pabellón auricular, atresia y estenosis del conducto auditivo externo) y/o del oído medio (cadena osicular). La atresia del conducto auditivo externo se observa con frecuencia asociada con otras malformaciones (disostosis craneales, faciales, mandibulares, etc) y constituyen enfermedades o síndromes como el de Treacher-Collins, o la enfermedad de Cruzon.

• Afecciones inflamatorias del oído externo, circunscritas o difusas.

Otitis media (serosa, aguda o crónica), en dependencia de las características de la efusión de líquido en la cavidad del oído medio durante la inflamación, estado que puede ir acompañado de mastoiditis (inflamación de las celdillas neumáticas mastoideas), pues el sistema de cavidades de la apófisis mastoides comunica directamente con el oído medio.

La otitis media serosa ocurre cuando la trompa de Eustaquio queda obstruida o bloqueada y priva de ventilación al oído medio. En estas condiciones, el aire de la cavidad timpánica es absorbido y se produce una presión negativa y trasudación de líquido en la cavidad. La disfunción auditiva que se produce en estos casos se debe a la retracción del tímpano y a la presión negativa que se produce por la presencia del líquido; sin embargo, los niveles auditivos pueden permanecer relativamente normales y la impedanciometría resulta ideal para identificarla. Esta afección es frecuente entre los 3 y 8 años de edad y tiende a ser resistente al tratamiento médico. Cuando existe dolor, puede ser intermitente y moderado.

La otitis media aguda se presenta repentinamente con dolor de oído intenso, que puede ceder con igual rapidez al producirse la perforación del tímpano. La secreción del oído en este caso es purulenta.

La otitis media crónica se caracteriza por la secreción purulenta desde el oído a través de una perforación de la membrana timpánica. Es una enfermedad recurrente. Los tejidos del oído medio sufren intermitentemente destrucción, curación y formación de cicatrizaciones progresivas durante las infecciones recidivantes. Su comienzo generalmente se produce en la primera infancia, entre los 5 y 10 años.

Audiograma típico de una hipoacusia de conducción. La hipoacusia sensorineural se presenta por una lesión del órgano sensorial terminal (cóclea) o a una disfunción del nervio o la vía auditiva. Este tipo de pérdida es casi siempre irreversible y frecuentemente se produce por un daño a nivel del receptor que implica en particular a las células sensoriales (pilosas).

Las hipoacusias sensorineurales pueden ser hereditarias o adquiridas. En las primeras, se distinguen:

• sordera recesiva fija (no es progresiva, se caracteriza por ser una pérdida grave, bilateral y simétrica, con una caída rápida hacia las frecuencias agudas o una curva en cuchara

• sordera dominante evolutiva (se inicia a una edad variable, generalmente entre 3 y 30 años, es progresiva y audiométricamente no tiene un tipo de curva característica).

En ambos tipos, la sordera puede asociarse a otras afecciones genéticas y constituir así múltiples síndromes. En Cuba funciona, desde 1983, el registro de estos factores en todos los hospitales maternos del país y un sistema de remisión de recién nacidos con factores clínicos de alto riesgo, que constituye el primer paso de preselección del programa de pesquisaje temprano. Las causas exógenas de sordera prelingüística conocidas, se resumen a continuación:

  • Causas prenatales: Infecciones virales durante el embarazo (rubéola, citomegalovirus), medicamentos ototóxicos, alcoholismo materno, hipoxia(y sus posibles causas: anestésicos generales, hemorragia grave, etc.),sífilis, toxemia, diabetes y otras enfermedades sistémicas.
  • Causas perinatales: hipoxia, parto distócico, infección materna, medicamentos ototóxicos (aminoglucósidos, salicilatos, etc.), parto prematuro.
  • Causas neonatales y postnatales: hipoxia, medicamentos ototóxicos,

incompatibilidad Rh, enfermedades virales (sarampión, parotiditis epidérmica, gripe), otitis media (aguda, crónica y serosa, infecciones bacterianas (meningoencefalitis), ruidos nocivos al oído.

Audiograma típico de una hipoacusia neurosensorial 3. En las hipoacusias mixtas se presentan a la vez un componente sensorineural y los efectos de un obstáculo a la transmisión aérea; este tipo de pérdida solo mejora en la medida en que se atenúe el componente conductivo presente, y es poco probable que los niveles auditivos regresen a los límites normales debido al componente sensorineural que las acompaña. (fig. 5) Audiograma típico de una hipoacusia mixta 4. Disfunción auditiva central: Este trastorno no va acompañado necesariamente de una disminución del grado de sensibilidad auditiva a sonidos de frecuencia pura (estímulos tonales), sino que tiende a manifestarse, por una disminución de diferentes grados, de la comprensión de sonidos complejos como el habla. Por ejemplo, el niño puede tener un audiograma normal, pero no puede reconocer, o interpretar el lenguaje.

Otro aspecto importante en el diagnóstico de cualquier pérdida auditiva es la evaluación de la magnitud del daño. Para evaluar la cuantía de las pérdidas auditivas se toman en consideración los umbrales obtenidos en las frecuencias de 500, 1000 y 2000 Hz., que son las frecuencias más importantes en la formación de las palabras, dentro de la zona del habla, comprendida en el idioma español hasta 4000 Hz.

Los umbrales de percepción auditiva registrados, se suman y el resultado se divide por tres para obtener la pérdida promedio en dB, en cada oído por separado (Fórmula de Neiman) Esta forma de evaluar la magnitud de la pérdida auditiva se complementa con la fórmula de Bell Telephone Laboratory (se utiliza la constante aritmética 0.83), con la finalidad de medir la captación social del habla, es decir, los restos auditivos aprovechables para la comunicación verbal. Ambas evaluaciones tienen gran utilidad en la práctica pedagógica, en la educación funcional, para la vida cotidiana, de la audición residual significativa de los niños sordos.

Para el trabajo pedagógico es muy importante considerar la valoración integral de la pérdida auditiva; además de la magnitud del daño (cuantitativo), deben tenerse en cuenta otros aspectos cualitativos, como:

  • Momento en que se produjo la pérdida auditiva (congénita, pre - lingüística o postlinguística).
  • Causas que provocaron la disfunción auditiva.
  • Momento de detección de la pérdida auditiva.
  • Atención oportuna especializada (médica, familiar, psicopedagógica, en el marco de una institución común o especial).
  • Magnitud en que el auxiliar auditivo compensa el daño (particularidades del rango auditivo y el tipo de amplificación sonora).
  • Estado de la comunicación del niño (verbal o extraverbal, en sus diferentes formas de expresión gestual, oral y escrita).
  • Particularidades individuales del niño (necesidades educativas y potencialidades).

Condiciones del entorno sociocultural (estimulación y potenciación del desarrollo a partir de un enfoque optimista, con énfasis en lo que puede hacer el niño con la ayuda de otros) que propicie mejor calidad en la mediación social, hacia una mayor independencia cognoscitiva.

La valoración integral de la pérdida auditiva, permite una caracterización psicopedagógica funcional del niño y su entorno, como fundamento para el diseño de estrategias de intervención personalizadas, dirigidas a satisfacer las necesidades educativas especiales y potenciar el desarrollo pleno de la personalidad.

¿Cómo se investiga la audición en los niños?.

Las pruebas o tests para estudiar la audición en los niños deben adaptarse, teniendo en cuenta tres momentos claves en el desarrollo infantil: menos de tres años; de tres a siete años y más de siete años. Estas pruebas se dividen en objetivas y subjetivas. Las pruebas objetivas demandan poca cooperación por parte del sujeto. Las que mayor aplicación tienen en los niños son: la impedanciometría (explora impedancia de la membrana timpánica); los potenciales evocados de tallo cerebral (se investiga el oído interno mediante la respuesta cerebral al estímulo auditivo) y el electrococleograma (explora vías nerviosas mediante la respuesta coclear al estímulo sonoro).

La impedanciometría La impedancia acústica es el obstáculo o impedimento a la transmisión del sonido del medio exterior hacia el oído interno; mientras que la compliancia significa lo inverso, o sea, la facilidad para la transmisión del sonido. La impedancia se explica sobre la base de tres componentes: rigidez, resistencia y rozamiento.

En el oído, para las altas frecuencias, la impedancia está determinada fundamentalmente por la masa de la cadena osicular y en las bajas frecuencias por la rigidez del sistema. La prueba de impedanciometría permite estudiar de forma objetiva el estado y funcionamiento del oído medio y comprende varios estudios: medición de la compliancia estática, timpanometría y el reflejo estapedial.

Medición de la Compliancia Estática.

La Compliancia Estática es una medida volumétrica que se calcula a partir de la diferencia aritmética entre el nivel de intensidad sonora reflejado en la condición de máxima rigidez del sistema de transmisión del oído medio y la reflejada en la condición de máxima movilidad. Esto se logra sometiendo al oído medio a variaciones de presión y refleja su movilidad. Clínicamente se considera que valores iguales o menores que 0.28 cc indican que el sistema de transmisión del oído medio está muy rígido, lo que puede ocurrir, por ejemplo, en una otitis media secretoria. Por otra parte, valores de compliancia iguales o mayores que 2.5 cc

Timpanometría.

La timpanometría permite evaluar fundamentalmente el funcionamiento de la Trompa de Eustaquio, la presión existente en el oído medio y la movilidad del complejo tímpano-osicular. En condiciones normales la presión existente en el oído medio es igual a la atmosférica (0 mm de agua), y en este punto la compliancia es máxima. Un funcionamiento adecuado de la Trompa de Eustaquio es esencial para poder mantener el equilibrio entre ambas presiones. Para realizar una timpanometría se varían los niveles de presión en el oído desde +200 hasta –400 milímetros de agua y se toman los valores de compliancia correspondientes. Esto se representa gráficamente a través de una curva de compliancia contra presión, conocida como timpanograma.

Reflejo Estapedial.

En un oído normal ante sonidos de alta intensidad, 70 a 80 dB por encima del umbral de sensación sonora, se produce una contracción refleja del músculo estapedial que actúa como mecanismo de protección del oído interno. Este reflejo está en función de la sonoridad del estímulo auditivo, o sea, de la percepción subjetiva de la intensidad y no del incremento en la intensidad objetiva. La medición del reflejo estapedial se emplea como una alternativa útil para la evaluación objetiva, aunque indirecta, de la sensibilidad auditiva (muy importante con niños y con personas simuladoras).

Sin embargo, el reflejo estapedial puede abolirse por cualquier condición patológica en el oído y no siempre es útil para evaluar el umbral auditivo.

Fuentes.

  • Libro de Educación Especial.
  • Busto Inés, “Reeducación de problemas de la voz”. Editorial Pueblo y Educación
  • Figueredo Ernesto, López Maida, “Técnica del habla” Editorial Pueblo y Educación

Enlaces externos