Cáncer de pulmón

Cáncer de pulmón
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Forma de propagación:Tabaquismo

Cáncer de pulmón.Consiste en un crecimiento anormal de las células del pulmón. La enfermedad se produce habitualmente en las paredes internas de los bronquios, y al crecer puede obstruir el paso del aire y alterar la respiración. Por este motivo, produce generalmente falta de aire, ahogo y fatiga. Existen dos tipos principales de cáncer de pulmón: el cáncer de células pequeñas o microcítico y el cáncer de células no pequeñas (no microcítico o broncogénico).

Los pulmones

Los pulmones son dos órganos esponjosos y ligeros, los más grandes del organismo, que se encuentran situados en la cavidad toráxica, los dos no son exactamente iguales.

El pulmón derecho es mayor que el izquierdo, esto es así porque el corazón se encuentra situado en ese lugar. El pulmón derecho se divide en tres porciones, llamadas lóbulos, y el izquierdo en dos.

Los pulmones están recubiertos por una membrana que los protege y les da elasticidad para facilitar sus movimientos, que se denomina pleura.
Hay diferentes estructuras que entran y salen de los pulmones y que realizan distintas funciones.

Mediante el movimiento de fuelle del tórax, los pulmones aspiran el aire del ambiente atmosférico para extraer el oxígeno y expulsan el aire del interior de los pulmones para eliminar el dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2). El aire inspirado pasa por la laringe y la tráquea desde donde se distribuye a través de los bronquios a los pulmones.

La tráquea, que lleva el oxígeno procedente de la boca y las fosas nasales, a la altura de los pulmones se divide en dos conductos o tubos, son los bronquios. Los bronquios, ya en el interior de los pulmones, son las 'tuberías' por donde circula el aire y se ramifican en múltiples conductos, llamados bronquiolos. Los bronquiolos poseen unas terminaciones con forma de racimo de uvas, minúsculas, que se denominan alvéolos. Estos son unas pequeñas cavidades que están en contacto con los vasos sanguíneos que irrigan los pulmones.

Existen otras estructuras que son las venas y las arterias que se encargan de transportar la sangre desde los pulmones al organismo y desde éste a los pulmones.

La sangre llega hasta los alvéolos y allí es donde se intercambian los gases, dejando el dióxido de carbono en los pulmones para ser expulsado y el oxígeno en la sangre para que lo lleve al resto del organismo.

Causas

El hábito de fumar tabaco es la causa principal en el 90% de los casos de cáncer de pulmón, tanto en varones como en mujeres. Décadas atrás, este tipo de tumor era mucho menos frecuente en las mujeres y, cuando aparecía, era más probable que no estuviese relacionado con el tabaco. Estas diferencias van desapareciendo rápidamente, lo que refleja la incorporación femenina al tabaquismo en los años previos.

Otra parte de este tipo de cáncer se debe a sustancias inhaladas y que se encuentran en el lugar del trabajo.

El cáncer de pulmón también puede estar causado por radiaciones recibidas en el tórax, como los tratamientos con radioterapia empleados para tratar el cáncer de mama y los linfomas. El intervalo entre la exposición a las radiaciones y la aparición del cáncer suele ser muy largo, en torno a los 20 años. El mayor riesgo lo sufren las personas que se trataron hace muchos años, con aparatos antiguos, y fumaron durante los años siguientes. El riesgo con los equipos modernos de radioterapia es muy bajo.

Los factores hereditarios apenas tienen relación con el cáncer de pulmón.

Factores de riesgo

La nicotina potencia el efecto cancerígeno de las otras sustancias procedentes del humo del tabaco y los efectos de los carcinógenos en el medio ambiente. La nicotina actúa sobre el mecanismo de apoptosis, o muerte celular, impidiendo que las células se suiciden. Cuando se trata de células cancerígenas hace lo mismo con lo cual provoca o estimula la formación de cáncer.

Además del tabaco, existen otras sustancias, mencionadas anteriormente, que se detallan ahora:

Asbesto: las personas que trabajan con asbesto tienen siete veces más posibilidades de sufrir cáncer que las que no mantienen contacto con esta sustancia. Estas personas sufren un tipo de cáncer denominado mesotelioma, que se da en la pleura. En los últimos años, los gobiernos han prohibido que se emplee este material para los productos comerciales e industriales. Si se combina la exposición a asbesto con el hábito de fumar, se aumentan las probabilidades de sufrir cáncer de 50 a 90 veces.

Agentes causantes de cáncer en el trabajo: un grupo de riesgo laboral son los mineros. Éstos trabajan con materiales que al ser inhalados puede dañar sus pulmones. Tales sustancias son minerales radiactivos como el uranio, y los trabajadores expuestos a productos químicos tales como el arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los éteres clorometílicos. Las personas que trabajan en estas condiciones deben tener mucho cuidado de evitar la exposición a dichos agentes.

Otro tipo de factores serían aquellos que han producido algún daño en el pulmón y que predisponen a padecer un cáncer, como haber sufrido tuberculosis, silicosis o berilosis (enfermedades, estas dos últimas, causadas por inhalación de ciertos minerales).

Otro motivo que favorece el crecimiento de células cancerígenas sería el exceso o déficit de Vitamina A.

Observando los factores de riesgo parece fácil la prevención de esta enfermedad. El no fumar o el dejar de hacerlo, es la medida más eficaz en la prevención de este cáncer.

Tipos de cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón se clasifica por el tipo de célula que produce el tumor. El 90% de ellos son de células pequeñas o de células no pequeñas. El 10% restante está compuesto por clases muy infrecuentes, como la mixta, los carcinoides o los tumores neuroendocrinos.

Por otro lado, el pulmón es un lugar muy frecuente para la aparición de metástasis. Pero éstas no son verdaderos tumores de pulmón, sino siembras de cánceres de otros órganos, como la mama o el intestino.

Cáncer de pulmón de células pequeñas (microcítico)

Recibe este nombre por el tamaño de las células vistas a microscopio. Se relaciona casi invariablemente con el hábito de fumar y se estima que alrededor del 20% de todos los cánceres son de células pequeñas. Éstas se multiplican rápidamente y se pueden formar grandes tumores; además su capacidad de extenderse a otros órganos es mayor. El de células pequeñas es, casi siempre, un tumor muy agresivo.

Las metástasis suelen afectar a los siguientes órganos: ganglios linfáticos, huesos, cerebro, glándulas suprarrenales e hígado. El tumor primario generalmente se origina cerca de los bronquios y se expande hacia el centro de los pulmones.

Cáncer de pulmón de células no pequeñas

Este tipo de cáncer representa casi el 80% del total de los cánceres de pulmón. Se extiende más lentamente que el de células pequeñas y, ocasionalmente, puede aparecer en personas que no fuman.

Hay algunas variedades de cáncer no-microcítico de pulmón. Las dos más comunes son el carcinoma escamoso o epidermoide y el adenocarcinoma. El primero es el más común y, como el microcítico, suele nacer de la profundidad del pulmón, en el centro del pecho. El adenocarcinoma es más raro y suele ser la clase de tumor pulmonar que padecen las personas no fumadoras. Tiende a nacer de las partes más periféricas del pulmón, cerca de la pared del tórax.

Etapas del cáncer

Los cánceres de pulmón no microcíticos se clasifican en varias etapas o fases siguiendo un sistema bastante complejo conocido por las siglas TNM. La estadificación del tumor es muy importante porque permite, en primer lugar, distinguir a los pacientes curables de los que no lo son y, en segundo, calcular la probabilidad de curarse.

La T hace referencia al tamaño del tumor. Se clasifica entre T1 y T4, según el tumor sea más voluminoso o afecte estructuras cercanas importantes como los bronquios principales, las arterias o el propio corazón.

La N indica si están o no afectados los ganglios linfáticos cercanos. N0 significa que no lo están. La afectación de los ganglios es un factor pronóstico muy importante que se gradúa de N1 a N3. En particular es vital conocer si están o no invadidos los ganglios más centrales del tórax, una región conocida como mediastino. Por regla general, la afectación del mediastino significa que el tumor es inoperable.

La M indica si no hay metástasis (M0) o, por el contrario, si el cáncer ya se ha ramificado a órganos lejanos (M1)

Etapas del cáncer del pulmón de células pequeñas

La clasificación de los tumores microcíticos de pulmón es mucho más simple. En este tipo de cáncer se habla de etapa limitada y de etapa extensa.

La etapa limitada significa que el tumor se encuentra limitado en el hemitórax de origen, el mediastino y los ganglios supraclaviculares. Esto sería un campo tolerable para el empleo de radioterapia.

La etapa extendida es aquella en la que el cáncer está demasiado diseminado para ser incluido dentro de la definición de etapa limitada, es decir, el cáncer se ha extendido al otro pulmón, a los ganglios linfáticos del otro pecho, a órganos distantes, etc.

Los pacientes que tienen una etapa limitada del cáncer podrán ser tratados eficazmente con radioterapia. En los que tienen una etapa extensa, no es tan aplicable la radioterapia.

Detección y síntomas

Los síntomas del cáncer de pulmón no suelen aparecer en los primeros estadios sino que surgen cuando ya se ha extendido demasiado como para aumentar las probabilidades de curación. De hecho, desde que se produce la primera célula maligna hasta que una persona consulta por primera vez al médico ante los síntomas de la enfermedad pueden pasar muchos años.

Entre los síntomas más frecuentes están:

- Tos insistente.

- Dolor en el pecho que aumenta al respirar.

- Pérdida de peso y apetito.

- Falta de aliento.

- Respiración jadeante o con silbido.

- Esputos con sangre o coloración rojiza (flemas).

Pruebas diagnósticas

Sólo un 15% de este tipo de cáncer se diagnostica en estadios iniciales, esto es debido a que los síntomas no aparecen hasta que la enfermedad está avanzada. Si no hay afectación ganglionar en el momento de la cirugía, el índice de supervivencia a cinco años es de un 50%. Si se consideran globalmente todos los casos, el índice de supervivencia se reduce a un 14%.

Existen diferentes pruebas diagnósticas que visualizan los tumores pulmonares en distintos estadios.

El médico utilizará uno o varios métodos para detectar el cáncer si existe sospecha previa. El historial médico del enfermo es lo primero que se realizará para valorar los antecedentes personales y familiares. El médico preguntará por la existencia de cánceres y otras enfermedades en la familia, por el consumo de tabaco, la exposición ambiental o profesional a sustancias productoras de cáncer de pulmón y por las posibles enfermedades respiratorias o de otro tipo que padezca el enfermo.

La exploración física se hará teniendo en cuenta los síntomas que refiere el enfermo y, con ella, se podrán obtener datos que pueden ayudar al diagnóstico de cualquier enfermedad.

El análisis de sangre mostrará si hay alguna alteración celular a nivel de otros órganos como por ejemplo el hígado.

Los estudios radiológicos se pueden realizar mediante varias técnicas, si no se visualiza bien con una prueba, o si hay alguna duda en el diagnóstico. Estas pruebas dan información sobre la etapa en la que se encuentra el cáncer. También son útiles para comprobar si el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo.

Las pruebas que se utilizan son:

- Radiografía de tórax con la que se puede ver alguna masa o mancha en los pulmones y establecer razonablemente la probabilidad de que sea un cáncer. Esta prueba se realiza en dos proyecciones, una de frente y otra de perfil. En más del 95% de los casos de cáncer sus resultados son anormales.

- TAC: Consiste en una emisión de rayos X desde distintas perspectivas y con la que se observa todo el cuerpo. Es una prueba sencilla que suele durar algo más de 15-30 minutos. Esta es más sensible que la radiografía y con ella se detecta mejor el cáncer en etapas iniciales. También sirve para comprobar si existen metástasis en otros órganos: hígado, glándulas suprarrenales, cerebro, etc. Es la prueba de imagen más utilizada y rentable en el estudio de esta enfermedad. Sin embargo, algunas veces se requiere completar el estudio del TAC con otras pruebas más sensibles para determinadas localizaciones del cáncer de pulmón: resonancia nuclear magnética (RNM) cerebral o de columna vertebral, ecografía hepática, gammagrafía ósea etc.

- La resonancia magnética se utiliza para tomar imágenes transversales detalladas. Esta técnica emplea los campos magnéticos y los espectros emitidos por el fósforo en los tejidos corporales y los convierte en imagen. Con ella se puede observar la vascularización del tumor. Son imágenes más precisas con las que se puede observar la propagación del cáncer al cerebro o a la médula espinal. No suele ser demasiado útil para explorar los pulmones.

- La tomografía por emisión de positrones (PET, sus siglas en inglés): consiste en inyectar un radio fármaco combinado con glucosa y éste será captado por las células cancerosas, de existir un cáncer, que consumen más glucosa. El radio fármaco hará que se localicen las zonas donde se encuentre el tumor. En el caso concreto del cáncer de pulmón, se emplea algunas veces para despejar alguna duda sembrada por la TAC, pero no es necesaria la mayoría de las veces.

- Citología del esputo: se analizará el primer esputo o flemas de la mañana con el microscopio para observar si contiene células malignas. Es una prueba sencilla y muy rentable en los cánceres de pulmón localizados en los bronquios.

- La biopsia del tejido se precisará para confirmar el diagnóstico. Esta prueba consiste en tomar una muestra del tejido sospechoso y analizarlo al microscopio. La biopsia puede realizarse mediante la introducción de un tubo, un broncoscopio, por la nariz hasta donde se encuentre la masa en el pulmón. Si por las características del enfermo no se puede realizar este tipo de biopsia, se realizará una pequeña intervención quirúrgica para extraer el tejido. Después de analizarlo, se podrá determinar el tipo de tumor y el estadio y así establecer el tratamiento adecuado. Se pueden realizar biopsias para analizar el tejido de otras zonas, como por ejemplo los ganglios linfáticos, si hay sospecha de metástasis.

- Mediastinoscopia y mediastinostomía: La mayor parte de las veces, la TAC se basta para proporcionar la información esencial sobre si los ganglios del mediastino, en el centro del pecho, están o no afectados. Si existen dudas, se recurre a la mediastinoscopia. Esta exploración se realiza bajo anestesia general, introduciendo por detrás del esternón, a través de una pequeña incisión realizada en la base del cuello, un tubo dotado de sistema óptico y pinzas de biopsia.

- Análisis de sangre: permite apreciar si algunos valores funcionales u orgánicos están alterados a causa de la enfermedad y ayudan además a determinar las condiciones orgánicas de la persona de cara al tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento para estos pacientes consistirá en una combinación de varias técnicas que son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Cada una de ellas será más eficaz que el resto según sea el tipo de cáncer y la etapa en la que se encuentre. De hecho, el tratamiento depende de cuatro circunstancias: del tipo y el grado de diseminación del tumor, del estado de salud del paciente y del estado funcional de los diversos sistemas del organismo (corazón, hígado, riñón, neurológico,etc.).

La cirugía es la modalidad de tratamiento con más probabilidades de resultar curativa, por lo tanto, se recurre a ella siempre que la totalidad del cáncer se pueda extirpar y el estado respiratorio del paciente tolere la eliminación de la porción de pulmón que es necesario extirpar.

Los cánceres microcíticos de pulmón rarísima vez se operan, puesto que casi siempre se diagnostican en fase extensa, cuando sólo la limitada es operable. Aproximadamente, la mitad de cánceres no microcíticos de pulmón se pueden extirpar dada su extensión. Para ello es esencial que no existan metástasis y que los ganglios de la zona central del pecho (mediastino) estén libres de tumor, así como que el tumor no haya invadido estructuras inextirpables como la traquea, la arteria aorta o las pleuras.

Se puede extirpar sólo una pequeña porción de pulmón, si está muy localizado el tumor, que se denominará resección en cuña o segmentectomía.

Si se extirpa un lóbulo del pulmón, se llamará lobectomía.

Si se quita todo el pulmón, se habla de neumonectomía.

El paciente tras la operación estará ingresado durante una o dos semanas. Algunos necesitarán fisioterapia respiratoria para recuperar pronto su capacidad pulmonar habitual.

Tras este período regresará a su casa con algunas limitaciones impuestas.
Entre las posibles complicaciones de la intervención están las hemorragias, la infección de las heridas y las neumonías.

La radioterapia emplea radiaciones X de alta energía para destruir las células cancerosas. Se utiliza un aparato llamado acelerador lineal que envía los rayos sólo a la zona afectada.

Este tratamiento se utiliza, a veces, como primario o principal en aquellos pacientes que no pueden someterse a una cirugía. En este caso, no se pretende curar sino retardar la evolución de la enfermedad, aunque algunos casos excepcionales se llegan a curar sin operación, sólo con la radioterapia.

La radioterapia en el pulmón se suele emplear para aliviar una obstrucción de las vías respiratorias principales debido al cáncer.

Cuando se emplea la radioterapia como tratamiento secundario, tras la cirugía, se utiliza sobre todo para destruir aquellas células que no se hayan podido extirpar.

Otra utilidad para la que se emplea la radioterapia es para aliviar los síntomas que provoca el cáncer, como son el dolor, la dificultad para tragar, etc.

La quimioterapia es la primera opción de tratamiento en la mayoría de casos de cáncer de células pequeñas. Es capaz de controlar fácilmente los síntomas, que suelen ser muy acusados en esta clase de cáncer. Sin embargo, las curaciones son excepcionales y la mayoría de los casos recaen pasados uno o dos años.

No todos los enfermos podrán ser intervenidos quirúrgicamente pues dependerá de si tienen suficiente capacidad respiratoria como para soportar una escisión de parte o de la totalidad del pulmón y de cómo sea su estado general.

En el cáncer de pulmón, suele emplearse una combinación de medicamentos quimioterápicos. Algunos de estos fármacos pueden administrarse por boca o por vena. Cuando llegan al torrente sanguíneo, estos medicamentos se expanden por todo el organismo y actúan contra las células cancerosas, destruyéndolas. Por este motivo, es muy útil en aquellos cánceres que se han extendido a otras áreas.

La quimioterapia puede administrarse como tratamiento principal o como terapia de ayuda a la cirugía. En muchas ocasiones, la quimio se administra antes de la cirugía, con la intención de reducir el volumen del tumor y allanar el camino al cirujano. Incluso a veces, algunos cánceres de pulmón inoperables se convierten en operables tras algunos meses de quimioterapia. También es posible recibir quimioterapia después de la cirugía, incluso cuando todo el tumor se ha extirpado con éxito. La razón es que con esta estrategia se evita un porcentaje de recaídas y acaban curándose más pacientes a largo plazo. Se conoce a esta clase de tratamiento oncológico como quimioterapia adyuvante.

La elección del tratamiento de primera o segunda línea depende del tipo de cáncer, y varía entre el cáncer de células no pequeñas,o bien de células pequeñas.

Los efectos secundarios más frecuentes que se presentan como consecuencia del empleo de quimioterápicos son: náusea y vómito, pérdida del apetito, pérdida del cabello y llagas en la boca. Junto a los medicamentos quimioterápicos, se emplean otros que disminuyen o hacen desaparecer los efectos secundarios de los primeros.

Tratamiento, tipo de cáncer y etapa

Cáncer de pulmón de células pequeñas

Etapa 0

En esta etapa no se requiere quimioterapia ni radioterapia. La cirugía puede eliminar por completo el cáncer. El tipo de cirugía es una segmentectomía, es decir, la extirpación de una cuña de pulmón.

Etapa I

Generalmente se emplea la segmentectomía, para los tumores más pequeños o para pacientes con peor condición física, o la lobectomía para eliminar el tumor.

Si el tumor está en el borde del tejido pulmonar, probablemente no se hayan extirpado todas las células cancerosas, por lo que se recomienda la radioterapia.

La radioterapia se puede emplear como tratamiento principal si el paciente, por su estado general, no puede someterse a cirugía.

Etapa II

Se emplea la cirugía: segmentectomía o lobectomía.

La radioterapia puede utilizarse después de la cirugía para asegurar que no quede ninguna célula cancerosa. También puede emplearse como tratamiento principal, en aquellos pacientes que no puedan ser intervenidos quirúrgicamente por problemas de salud. La quimioterapia puede emplearse después de la cirugía o de la radioterapia.

Etapa IIIA

El tratamiento en esta etapa dependerá del lugar donde se encuentre localizado el tumor en el pulmón y de si están afectados los ganglios linfáticos.

Se suele emplear quimioterapia antes de la cirugía para disminuir el tamaño del tumor, para que sea más fácil su extirpación completa.

Cuando no pueda utilizarse la cirugía para extirpar el tumor, se administrará radioterapia. A veces se empleará la braquiterapia que consiste en pasar un láser a través de un broncoscopio para destruir parte del cáncer dentro de la tráquea.

Etapa IIIB

Debido a que en esta etapa el cáncer se encuentra muy extendido, la cirugía no es eficaz. Puede utilizarse la quimioterapia junto con la radioterapia. O cada una por separado.

Etapa IV

La finalidad del tratamiento en esta etapa es paliar los síntomas de la enfermedad. No se pretende una curación pues el cáncer se ha extendido a zonas distantes.

Se utilizará quimioterapia o radioterapia para disminuir síntomas como dolor de huesos, síntomas debidos a afectación del sistema nervioso, etc.
Cáncer de pulmón de células pequeñas

Etapa limitada

Por lo general, se emplea la quimioterapia como tratamiento principal, con el uso de varios fármacos combinados.

Junto a la quimioterapia se emplea la radioterapia al tórax. A los pacientes que responden bien al tratamiento inicial se les administra, de forma preventiva, radioterapia en la cabeza. Esto es así porque el cerebro es uno de los lugares donde frecuentemente aparecen metástasis.

En la mayoría de pacientes, estos tumores remiten con el tratamiento, pero al poco tiempo vuelven a aparecer volviéndose resistente al tratamiento.

Se están realizando muchos estudios para comprobar la eficacia de otros tratamientos tales como la inmunoterapia o la terapia genética.

Etapa extensa

El pronóstico en esta etapa es muy malo si no se trata el cáncer. La quimioterapia puede utilizarse para tratar los síntomas y alagar la supervivencia a corto plazo.

El tratamiento con dos o más medicamentos puede reducir los tumores en alrededor del 70% al 80% de estos pacientes. También se utiliza la radioterapia para controlar los síntomas y para prevenir la aparición de metástasis en el cerebro.

La cirugía con láser se emplea para aliviar la obstrucción de las vías respiratorias en aquellos pacientes que, por su estado general, no pueden someterse a una cirugía quirúrgica. El pronóstico de supervivencia a los cinco años después de haberse descubierto el cáncer, es menor de un 4%.

Los pacientes que tengan su estado de salud muy deteriorado y que no puedan someterse a quimioterapia, su tratamiento se reducirá a fármacos para aliviar el dolor.

Seguimiento

Cuando el cáncer de pulmón se ha controlado mediante el tratamiento, se inicia un proceso de revisiones periódicas que tiene como finalidad principal poder detectar a tiempo una posible recaída. Además, con esta vigilancia también se valoran las posibles secuelas del tratamiento, y se aporta al enfermo el apoyo psicológico necesario.

En cada revisión se interroga al paciente acerca de sus síntomas, se realiza una exploración física detallada y se solicitan análisis y exploraciones con radiografías, ecografías etc. en función de las posibilidades diagnósticas de recaída o progresión del cáncer. A medida que pasa el tiempo las recaídas son menos probables y las revisiones se espaciarán, aunque siempre es conveniente hacer una al año para controlar la aparición de otros nuevos cánceres, bien en el pulmón o bien en otros órganos del cuerpo.

Fuente

Facultad de Ciencias Médicas de Bayamo