Carlos Wood
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Historia
De oficio marino, Wood viaja primeramente por el mediterráneo, y al regresar a su hogar, se dedica una temporada a desarrollar sus habilidades artísticas con la cerámica. En 1817 llega a Boston, EE.UU, y trabaja allí como paisajista. Luego se hace miembro de una expedición científica que lo trajo hasta Chile, en 1818. En nuestro país, forma parte de la Expedición Libertadora del Perú y obtiene el puesto de Teniente de Artillería del Ejército de Chile; en 1824 es nombrado Ingeniero Militar y recibe la misión de recorrer toda la frontera de Arauco para levantar planos topográficos. Por estos años conoce a quien sería su mujer, Dolores Ramírez Arellano. En 1830 es nombrado profesor de dibujo del Instituto Nacional. Trabajó en numerosos diseños de planos de puertos y bodegas en San Antonio, Coquimbo, Copiapó y fue designado, también, Inspector Naval de Valparaíso. En 1852 abandona Chile para radicarse en su país, donde fallece algunos años después. Su tema predilecto eran los paisajes marinos y las hazañas patrióticas llevadas a cabo en dicho territorio. Carlos Wood está ligado a los inicios del arte en Chile, y aunque no dejó discípulos conocidos, se le agrupa junto a otros precursores del ámbito pictórico.
Trayectoria
La gran cantidad de funciones que cumplía Wood le impidió dejar una vasta producción, pero sin embargo, podemos apreciar de todos modos cual era su tema predilecto: los paisajes marinos y las hazañas patrióticas llevadas a cabo en dicho territorio. Con extraordinario dibujo, sus apuntes y bocetos describen, con acierto, los temas que le interesan, abarcando también el costumbrismo, ámbito donde resaltan los paisajes tratados con toques folclóricos y coloridos, como ocurre en “Vista panorámica de Santiago”. Pero es debido a su naturaleza romántica y a su ojo, diestro como marino que era, que Wood alcanza mayor fama con obras tales como “Esmeralda” o “Naufragio del Aretusa”; ésta última obra denota influencia del barroco inglés, debido a la proliferación de las formas atiborradas, inquietas, convulsionadas, del agua y el cielo, que consiguen transmitir el sentido trágico y dramático de la situación, con un, por cierto, admirable dominio técnico.
Aportes
Carlos Wood está ligado a los inicios del arte en Chile, y aunque no dejó discípulos conocidos, se le agrupa junto a otros precursores del ámbito pictórico, por la interesante calidad de sus obras y la importancia de sus marinas en la historia de la pintura chilena.Wood, además, diseñó el primer Escudo Nacional, los primeros sellos de gobierno e incluso algunas monedas.
Investigación
La gran habilidad del pintor inglés por traducir los diversos elementos del mundo con excelente minuciosidad, proviene de sus inicios como aprendiz en los talleres de diseño y modelado en la fábrica de porcelanas ubicada en Burslem, Inglaterra. Allí, Wood se destacó por su dominio del dibujo a mano alzada y por la excelente habilidad para el trabajo caligráfico miniaturista, cualidad que luego le serviría, también, para la realización de sus óleos. Su espíritu aventurero le alentaba a recorrer el mundo, y su reconocido talento le abrió las puertas a su deseo de viajar. De este modo, Wood se embarcó como dibujante en la expedición por Sudamérica que realizó la fragata Macedonian a fines de 1818. El grafismo usado en su obra es eminentemente descriptivo, ingenuo y sintético, obteniendo lo sustancial de lo observado que luego es llevado al papel fugazmente. Una vez en nuestro país, la mencionada capacidad pictórica le hizo convertirse en cronista gráfico de la Expedición Libertaria del Perú, liderada por el General San Martín y a la cual Wood llegó a servir, por recomendación del General Paroissien, como teniente de artillería del ejército de Chile. La serie de obras realizadas como documento del proceso de Independencia vivido en América, así como las pinturas posteriores relacionadas con conflictos fronterizos entre los nuevos países, se destaca por el talento descriptivo Wood, quien nos permite evocar esos hechos históricos desde dos ángulos: por un lado, a través de los planos militares realizados con su cuidada caligrafía miniaturista, y por otro, por medio de sus pinturas que funcionan como instantáneas evocadoras de dramáticos momentos. Esto último, pues el británico, por muy comprometido que estuviera con la milicia, tenía indudablemente la visión de un extranjero romántico aventurado en Sudamérica; es decir, su labor militar no ensombrece su faceta artística, cargada de atiborradas visiones, propias del barroco inglés, y adecuadas al momento de representar las violentas escenas vividas en alta mar, su escenario predilecto.
