Cine-Teatro Pumariega

Mártires de Giirón
Información sobre la plantilla
Institución
260px

 

Cine Mártires de Giirón

En las primeras décadas de la República instaurada el 20 de mayo de 1902, aparecen los primeros cine-teatros en el territorio que actualmente ocupa el Municipio Pedro Betancourt. El primero de ellos fue el Sport, fundado en 1904 en la calle Línea entre Estrella y Santa Catalina ( actualmente calle 26 entre 25 y 27 ) lugar en que radicó hasta su traslado definitivo a la calle Martí entre Estrella y Santa Catalina ( hoy calle 24 entre 25 y 27 ) en 1907. El nuevo local abarcaba un amplio espacio que hoy corresponde al restaurante El Dorado, la librería ¨Gustavo G. Pérez¨ y la cafetería Oquendo.


Inicialmente, el cine-teatro Sport era propiedad de Pablo Fernández de la Rosa, más tarde pasó a sus hijos Pablo y Custodio Fernández Gastón. Por este motivo, las fuentes consultadas se refieren al Sport como propiedad de los hermanos Fernández.
A pesar de que la institución cumplía la doble función de cine y teatro, la mayor parte de sus actividades eran como cine. Exhibía filmes de reciente estreno en La Habana, entre los cuales se destacaron El Árabe, protagonizada por el actor Rodolfo Valentino y algunas que contaron con la actuación de Tom Mix, Gloria Marín y Dolores del Río, entre otros famosos actores de la época.
Las películas de mayor aceptación eran las del género Oeste, que se proyectaban en varias ocasiones durante la semana, a veces en continuidad, tomando la forma de episodios. Cada domingo se ofrecían funciones de matinée, dirigidas a los niños, en las que principalmente se proyectaban filmes del célebre Charles Chaplin.


Como medios de divulgación el cine utilizaba grandes carteles que eran situados en el portal del edificio, en las cuales aparecían escenas de las películas en fotografías. Se utilizaban además, un anunciador que recorría las calles y programas impresos que eran repartidos en los hogares y a los transeúntes.


El edificio del cine-teatro Sport era de madera y mampostería. La sala, que mostraba dibujos alegóricos al teatro, poseía un escenario grande con cortinas de color verde. Las lunetas se hallaban en el centro, existiendo a ambos lados palcos de cuatro o seis sillas y gradas al fondo. Con iluminación adecuada, el local tenía una capacidad de aproximadamente 500 personas.
Antes del comienzo de las funciones de cine o teatro, una orquesta local amenizaba en el vestíbulo, lo cual coadyuvaba a la divulgación, pues atraía a muchas personas que en esos momentos transitaban por las calles.


En cuanto a la función del Sport como teatro, se ofrecían actividades variadas, que contaron en ocasiones con relevantes figuras de la cultura nacional, entre ellas las cantantes Rita Montaner y Radeunda Lima. Actuaron también allí diferentes compañías teatrales, grupos de música campesina, cultivadores del género mexicano y artistas circenses, entre otras atracciones. Las funciones de mayor aceptación eran las obras teatrales de corte dramático.


De manera general, la programación del cine-teatro Sport resultaba equilibrada y gozaba de gran aceptación popular. Aunque al mismo tenía acceso toda la población, generalmente los primeros palcos estaban reservados de manera gratuita a familias de elevada posición económica. En las funciones de cine el precio de palcos y lunetas era de diez centavos. En cuanto a las funciones teatrales, los precios de las localidades variaban de acuerdo a la calidad artística del espectáculo, llegando a valer hasta veinte centavos.


Para la proyección de las películas se corría una pantalla sobre el escenario. Desde la cabina de madera eran proyectados los filmes, labor que desempeñó durante un tiempo el joven Ernesto González. Al ofrecerse funciones de teatro, la pantalla era retirada.


La divulgación de las actividades teatrales también se realizaba mediante carteleras , divulgadores públicos y programas impresos.
Este cine-teatro nunca fue ampliado ni remodelado, lo cual motivó que en la década de 1940 su estado constructivo se encontrara sumamente deteriorado. A su vez, la situación económica de sus propietarios empeoró por la disminución del número de actividades y esto los obligó a arrendar el inmueble a Rogelio Matos. Finalmente la institución cesó en sus funciones.
El edificio fue entonces utilizado como almacén de muebles, hasta su desaparición total en un incendio de grandes proporciones, acaecido el 2 de marzo de 1953.

Fuentes

Historiador de Pedro Betancourt Julián Rogelio Alvarez Lópes