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*Finalmente cada ejemplar se clasificaba hasta el nivel de especie y recibía una etiqueta con el número consecutivo del inventario de la colección y el número de la estación donde había sido recolectado. Como nota curiosa apuntaremos que cada ejemplar se conserva en la actualidad con la etiqueta plástica original hecha con película fotográfica y colocada por los autores de la colección en los años de su creación.  
 
*Finalmente cada ejemplar se clasificaba hasta el nivel de especie y recibía una etiqueta con el número consecutivo del inventario de la colección y el número de la estación donde había sido recolectado. Como nota curiosa apuntaremos que cada ejemplar se conserva en la actualidad con la etiqueta plástica original hecha con película fotográfica y colocada por los autores de la colección en los años de su creación.  
 
*Los catálogos se confeccionaron en Folios por especies que contenían la información de todos los ejemplares de una especie determinada incluyendo diferentes localidades y profundidades y en un catálogo consecutivo con registros numerados de forma consecutiva ascendente que identifican cada ejemplar de la colección con toda la información taxonómica (familia, género, especie, autor), ambiental (tipo de fondo, profundidad) y geográfica (nombre del lugar, latitud y longitud de la localidad de colecta).  
 
*Los catálogos se confeccionaron en Folios por especies que contenían la información de todos los ejemplares de una especie determinada incluyendo diferentes localidades y profundidades y en un catálogo consecutivo con registros numerados de forma consecutiva ascendente que identifican cada ejemplar de la colección con toda la información taxonómica (familia, género, especie, autor), ambiental (tipo de fondo, profundidad) y geográfica (nombre del lugar, latitud y longitud de la localidad de colecta).  
*Toda esta información se encuentra actualmente automatizada en una Base de Datos en formato ACCESS, con tablas y formularios relacionados que permiten localizar y procesar cualquier información que el especialista desee.
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*Toda esta información se encuentra actualmente automatizada en una Base de Datos en formato [[Access|ACCESS]], con tablas y formularios relacionados que permiten localizar y procesar cualquier información que el especialista desee.
  
 
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Revisión del 13:04 26 mar 2010

Corales de Cuba
Información sobre la plantilla
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Cnidaria
Clase:Anthozoa
Orden:Scleractinia
Familia:Acroporidae, Agaricidae, Astrocoeniidae, Caryophylliidae, Faviidae, Meandrinidae, Mussidae, Oculinidae, Pocilloporidae, Poritidae, Siderastreidae

Corales de Cuba. La fauna coralina cubana no deja de ser estudiada por biólogos, taxónomos y ecólogos que dedican sus vidas a que el conocimiento de la biodiversidad marina de Cuba sea cada vez mayor.

¿Qué es un coral?

La palabra coral viene del latín corallium que significa “piedrita”. Con el término coral identificamos a esas “piedras curiosas” a que se referían los naturalistas del siglo XVI, los cuales coincidían en ubicarlos en el Reino vegetal.

A principios del siglo XVII el biólogo francés Peyssonel los definió como animales cercanos a las anémonas al observar que respondían con movimientos a ciertos estímulos como cambios de luz o movimientos fuertes del agua, sin embargo estos planteamientos no fueron aceptados hasta la segunda mitad del siglo cuando vieron la luz trabajos de reconocidos taxónomos que los situaban en el reino animal.

Todavía durante el siglo XIX los corales se consid

eraron zoofitos, es decir mitad animal y mitad planta, pues se pensaba que el esqueleto calcáreo era vegetal y los pólipos surgían de la metamorfosis de las flores de las plantas en cuestión.

Los corales blancos, también llamados popularmente corales pétreos por su apariencia de piedra son conocidos científicamente como escleractínios. El nombre científico “Scleractinia”, viene del griego skleros (duro) y aktis (radios) es decir, organismos radiados con esqueleto duro.

Los corales escleractínios son Antozoos (Anthozoa), palabra de origen griego y que quiere decir “animales flor” por el aspecto que tienen los pólipos cuando están abiertos. Es el grupo más abundante dentro de los cnidarios con más de 6,000 especies, todas marinas que se pueden encontrar desde zonas muy bajas hasta los 5,000 m de profundidad.

Los cnidarios son animales coloniales bastante simples. El filo cnidaria agrupa alrededor de 10,000 especies de hábitos acuáticos, la mayoría de ellos marinos que se caracterizan por la presencia de unas estructuras pequeñas e irritantes llamadas nematocistos que el animal emplea en la captura de alimentos y en la defensa de la colonia. De hecho la palabra cnidaria es latina y significa “que quema” o “urticante”. Son cnidarios las medusas o aguas malas, las anémonas, los abanicos de mar, la hidra y los corales blancos o pétreos entre otros. La palabra coral viene del latín corallium que significa “piedrita”.

Filo Cnidaria


Clase Anthozoa Clase Scyphozoa Clase Hydrozoa
Corales pétreos Medusas Hidropólipos
Corales blandos Aguas malas Corales de fuego
Gorgonias

Abanicos de mar

Anémonas

Características de los corales

Los corales son animales que viven en colonias o en solitario, siempre fijos a las rocas o a algún otro sustrato duro. En una colonia se pueden encontrar desde unos pocos hasta cientos de individuos o pólipos. Una colonia de aproximadamente 10 ó 15 cm de diámetro puede estar formada por miles de diminutos pólipos de 2 ó 3 mm en tanto que en otra especie del mismo tamaño pueden aparecer 3 ó 4 pólipos de 5 o 6 cm de diámetro. Los pólipos solitarios también pueden tener diferentes dimensiones.

El animal es un pequeño pólipo que apenas alcanza varios milímetros y que tiene la capacidad de extraer el calcio del agua de mar y formar las espectaculares estructuras que forman los arrecifes.

Su nivel de organización es muy simple, carecen de órganos y sistemas para llevar a cabo funciones específicas, solo presentan algunas estructuras como la boca, los tentáculos y una gran cavidad gastrovascular para alimentarse. Para realizar la reproducción, la respiración, la excreción y otras funciones se valen de células especializadas.

Archivo:Estructura del pólipo.jpg
Estructura del pólipo

Tanto el pólipo como el esqueleto calcáreo son de color blanco, los variados tonos que exhiben las diferentes especies se deben a un alga microscópica que convive con ellos llamada zooxantela la cual necesita aguas limpias, transparentes y luminosas para realizar la fotosíntesis, por este motivo es que la gran mayoría de las especies de corales necesitan estas cualidades en el mar para crecer y desarrollarse.

Alimentación

Los corales se alimentan de dos formas: atrapando el plancton que vive en la masa de agua que los rodea y a través de una relación simbiótica que tiene con las zooxantelas.

Para atrapar los organismos planctónicos el pólipo coralino se vale de sus nematocistos. En el momento en que el animal se va a alimentar sus pólipos se extienden sobre el esqueleto como consecuencia de un proceso de turgencia que sufre la cavidad gastrovascular al llenarse de agua, en este momento los tentáculos que rodean la boca se mueven rápidamente en todos los sentidos y al localizar algún organismo los nematocistos son disparados arponeando a la presa que es arrastrada a través de la boca a la cavidad gastrovascular donde son digeridos.

Reproducción

Los corales tienen reproducción asexual y sexual. La reproducción asexual se lleva a cabo por gemación, el pólipo produce una yema epidérmica con la continuidad de la cavidad gastrovascular dando origen a un nuevo individuo. Esta forma ilimitada de multiplicarse da pie a que los especialistas afirmen que los corales se encuentren entre los animales más longevos del mar.

En la reproducción es sexual la mayoría de las especies liberan los gametos o células sexuales al agua donde la fecundación ocurre al azar. Algunas especies son hermafroditas es decir producen espermatozoides y óvulos al mismo tiempo, otras tienen colonias femeninas que producen óvulos y masculinas productoras de espermatozoides.

Importancia de los corales y los arrecifes coralinos

Los corales son el sostén principal de los arrecifes que bordean la isla de Cuba. Numerosas especies, subespecies y formas se combinan armoniosamente para construir una de las más hermosas estructuras naturales del mundo que a su vez sirve de casa y alacena a las innumerables especies de animales y vegetales que viven en las costas tropicales.

Tenemos el privilegio de estar situados geográficamente en una posición que favorece el crecimiento y desarrollo de estos ecosistemas comparables solamente en la tierra con las exuberantes selvas tropicales.

Los corales y los arrecifes coralinos de todo el Planeta necesitan protección pero es difícil proteger lo que no se conoce. A menudo nos encontramos unas piedras pequeñas, blancas, pulidas y ornamentadas que el mar trae hasta las orillas de nuestras playas y no nos imaginamos que una vez formaron parte de un gran edificio submarino habitado por numerosas criaturas.

Los corales tienen importantes y numerosas funciones en el ecosistema arrecifal:

  • Dan refugio, sustrato y proveen de alimento a innumerables especies costeras que viven en los arrecifes, muchas de las cuales constituyen la base de las pesquerías tropicales.
  • Son una importante fuente productora de la arena que alimenta nuestras playas.
  • Son bioindicadores de los cambios ambientales en el tiempo y se pueden utilizar para determinar el estado de conservación de una zona, gracias a que son organismos longevos, de crecimiento lento y viven fijos al sustrato.
  • Los arrecifes además tienen la importante misión de proteger las costas contra el desgaste y la erosión que producen el viento y el oleaje.

En nuestro país se conocen 58 especies de corales formadores de arrecifes, llamados por los especialistas “corales hermatípicos” las cuales están agrupadas en 12 familias y 23 géneros. De estas especies 3 pertenecen a la Clase Hydrozoa, son las mileporas llamadas comúnmente corales de fuego y el resto pertenece a la Clase Anthozoa. Hay otro grupo de especies de corales en las costas cubanas que se ha estudiado muy poco posiblemente porque son de pequeño tamaño, muchos de ellos viven aislados en grandes profundidades o en lugares oscuros como cuevas, cavidades o a la sombra de otras especies. Estos corales no forman arrecifes y son llamados “corales ahermatípicos”. En Cuba suman 94 especies de las Clases Anthozoa a Hydrozoa.

Estudios en Cuba

La primera referencia de los corales cubanos data del año 1787 y es un trabajo escrito por Antonio Parra que lejos de ser Biólogo o naturalista era militar sin embargo sus cualidades de buen observador de la naturaleza le facilitaron la realización de su libro “Descripción de diferentes piezas de Historia Natural” donde describe numerosos ejemplares de la fauna marina dedica una parte de este a la descripción e ilustración de diferentes corales a los que les da la denominación de “piedras curiosas” y que fueron colectados en playas, costas y canteras cubanas.

El reconocido malacólogo cubano Rafael Arango y Molina escribió un siglo más tarde la primera obra científica sobre la taxonomía de los corales cubanos (González Ferrer, 2004), titulada “Radiados de la Isla de Cuba” utilizando el material recolectado por Poey y por él mismo en costas y playas de la Isla y sumados a ejemplares hallados en Cojimar y La Chorrera por los reconocidos taxónomos europeos Pourtalès y Agassiz los cuales realizaron la identificación de las 66 especies recolectadas.

Trabajos posteriores de los siglos XIX y XX de autores europeos continúan el estudio sistemático y taxonómico de los corales escleractíneos haciendo mención a algunas especies colectadas en costas cubanas.

No es hasta 1949 que el doctorado del biólogo cubano Pedro Pablo Duarte Bello “Contribución al estudio de los Madreporarios de las costas de Cuba” incluye la descripción sistemática de 44 especies de corales cubanos y aspectos de su ecología y distribución. Años mas tarde, en 1961 siendo investigador del Acuario Nacional de Cuba y dedicado a la ictiología Duarte Bello escribe un libro de línea divulgativa llamado “Corales de los Arrecifes Cubanos” donde se incluyen descripciones, ilustraciones y fotos de las principales especies de corales presentes en los arrecifes de las costas de Pinar del Río y La Habana.

En 1982 con la publicación del libro “Los escleractínios de Cuba” de los autores Vassil Zlatarski, búlgaro y Nereida Martínez Estalella, cubana se consolida el estudio de la fauna coralina cubana. El libro publicado en francés y en ruso es una obra abarcadora que trata tanto los aspectos sistemáticos, taxonómicos como los de distribución, fauna asociada, variabilidades ecológicas etc. Los 5,020 ejemplares conservados en la colección de corales escleractínios del Acuario Nacional de Cuba son la referencia material utilizada en este libro y ambos han sido utilizados por los autores en la educación y preparación de nuevas generaciones de sistemáticos, taxónomos y ecólogos especializados en la fauna coralina cubana.

Recientemente en 2004, siguiendo un estilo científico-popular el biólogo cubano Sergio González Ferrer publicó su libro “Corales Pétreos: Jardines Sumergidos de Cuba”. Esta obra de actualidad desde el punto de vista sistemático y taxonómico abarca además aspectos biológicos, ecológicos y de distribución así como las características de los diferentes tipos de arrecifes cubanos y la convivencia entre las diferentes especies que los habitan. Pero también como novedad trata aspectos históricos, culturales, sociales y ambientales.

Historia de la Colección de Corales Escleractínios de Cuba

La Colección de Corales Escleractínios de Cuba que se conserva hoy en el Acuario Nacional de Cuba, comenzó a formarse en el comienzo de la década de 1970 en el Instituto de Oceanología de la entonces Academia de Ciencias de Cuba, hoy CITMA. En esta fecha se inicia el estudio detallado de la fauna de corales pétreos de Cuba llevado a cabo por los investigadores Vassil Zlatarski de la Academia de Ciencias de Bulgaria y Nereida Martínez-Estalella del Instituto de Oceanología de Cuba.

Hasta el momento se conocían pocos trabajos sobre el tema, los más relevantes: “Radiados de la Isla de Cuba”, primera obra sobre corales cubanos publicada en 1877 por el naturalista Rafael Arango Molina y “Corales del Arrecife Cubano” del investigador del Acuario Nacional de Cuba Pedro P. Duarte-Bello publicado en 1961, esta fue la base con que contaron los especialistas para comenzar su investigación.

Archivo:Nereida y Vassili.jpg
Nereida Martínez-Estalella y Vassil Zlatarski en los comienzos de la formación de la colección.

 Entre 1970 y 1973 se recolectaron 5,924 muestras en 194 localidades situadas en 44 perfiles perpendiculares a las costas de toda Cuba con la excepción del Archipiélago Sabana Camagüey, que por la complejidad de su alcance y navegación en aquellos momentos no se pudo trabajar. La profundidad máxima de colecta fue 70 m aunque las observaciones directas alcanzaron 90 m.

Portada del libro “Los Escleractínios de Cuba” en idioma ruso
Archivo:Libro francés.jpg
Portada del libro “Los Escleractínios de Cuba” en idioma francés

Las muestras fueron procesadas por técnicos y especialistas cubanos, catalogadas y organizadas en lo que es hoy una de las más numerosas y mejor conservadas entre las colecciones de corales del Atlántico. Prueba de ello fue el inventario realizado en 2003 el cual mostró que 85 % de la colección se conserva en perfecto estado con toda la información asociada catalogada y automatizada en Bases de Datos para el uso de especialistas e investigadores de todas partes del mundo.

En las expediciones de recolecta participaron además de los investigadores y técnicos un grupo de buzos entrenados en los muestreos biológicos dirigidos por el maestro de buceo cubano Juan Álvarez Forteza y el reconocido fotógrafo Alberto Díaz Gutiérrez conocido por Korda que fue el autor de un magnífico catálogo de fotografía submarina reproduciendo las más bellas formas coralinas de nuestros arrecifes.

La metodología para tratar las muestras fue simple y es la que todavía se utiliza en nuestros días, Zlatarski en González- Ferrer (2004) hace una buena recapitulación de este proceso que se resume así:

  • Las colonias seleccionadas se separaban de su base en el fondo marino con un certero golpe de cincel y martillo para colocarlas en canastas en las cuales subían a la superficie, con la ayuda de pinzas la fauna que las acompañaba se separaba y se conservaba en frascos para su posterior identificación.
  • Los corales por su parte se colocaban en grandes tanquetas de agua dulce con detergente, cada ejemplar llevaba una etiqueta con un número consecutivo y los datos primarios de la colecta.
  • Después de varios días el material se sacaba del agua y se lavaba con agua a presión para eliminar toda la materia orgánica y el esqueleto calcáreo era puesto al sol para completar el blanqueamiento y garantizar que cada muestra se conservara totalmente seca.
  • Finalmente cada ejemplar se clasificaba hasta el nivel de especie y recibía una etiqueta con el número consecutivo del inventario de la colección y el número de la estación donde había sido recolectado. Como nota curiosa apuntaremos que cada ejemplar se conserva en la actualidad con la etiqueta plástica original hecha con película fotográfica y colocada por los autores de la colección en los años de su creación.
  • Los catálogos se confeccionaron en Folios por especies que contenían la información de todos los ejemplares de una especie determinada incluyendo diferentes localidades y profundidades y en un catálogo consecutivo con registros numerados de forma consecutiva ascendente que identifican cada ejemplar de la colección con toda la información taxonómica (familia, género, especie, autor), ambiental (tipo de fondo, profundidad) y geográfica (nombre del lugar, latitud y longitud de la localidad de colecta).
  • Toda esta información se encuentra actualmente automatizada en una Base de Datos en formato ACCESS, con tablas y formularios relacionados que permiten localizar y procesar cualquier información que el especialista desee.
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Colección de corales en la actualidad conservada en el Departamento de Colecciones Naturales del Acuario Nacional de Cuba.


En la actualidad numerosos especialistas de diversos países del mundo consultan la colección de corales pétreos IDO, sus ejemplares han sido estudiados en varios cursos de postgrado de taxonomía (impartidos en ocasiones por los formadores de la colección) a especialistas cubanos y extranjeros, sin embargo con su digitalización se puede multiplicar su utilidad y llegar a un número mayor de taxónomos, ecólogos y sistemáticos del grupo.

El gran número de ejemplares de cada especie recolectados en una enorme red de estaciones alrededor de toda Cuba, desde zonas costeras hasta profundidades de 70 y 90 m, permite utilizar esta colección con fines sistemáticos, taxonómicos, ecológicos, y morfológicos.

Visita de Nereida Martínez-Estalella en 2009 a la colección actual

Durante muchos años el libro “Los escleractínios de Cuba” de Vassil Zlatarski y Nereida Martínez y la colección de referencia se han mantenido como las obras más completas y generales de la fauna de corales pétreos cubanos y han sido consultados por numerosos especialistas de todas partes del mundo.

Bibliografía

  • González Ferrer. “Corales Pétreos, Jardines Sumergidos de Cuba”, Editorial Academia, Cuba, 318 pp. Fotos: Rafael Mesa y Víctor Isla, Fototeca del ANC (2004).
  • Zlatarski. V. y Martínez-Estalella, N. 1982. Les Scleractinaires de Cuba avec des données sur les organismos asocies. Annex 1 Sofía. Editions de l´Academié Bulgaria des Sciences, 200 pp.

Fuente

Acuario Nacional de Cuba. Departamento de Colecciones Marinas. Multimedia "Corales Pétreos de Cuba".

Martínez-Estalella, N. Comunicación Personal.