Estrés femenino

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Estrés en la mujer
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Estrés en la mujer:Constantemente se nos advierte de los peligros potenciales del estrés. Somos conscientes de que existe el estrés y de que se trata de algo serio, pero no lo conocemos bastante. El conocimiento que tenemos del estrés es insuficiente porque normalmente está centrado en los hombres y en sus actividades. Pero no olvidemos que las mujeres viven en el mismo mundo que los hombres.

También ellas han de soportar los atascos, las tensiones laborales y los desengaños amorosos. También a ellas les preocupan los hijos, el porvenir y les desconcierta el presente. Debido al estrés, las mujeres están deprimidas, insomnes, retraídas, irritables, atemorizadas, ansiosas, abatidas y trastornadas. Debido al estrés, las mujeres pierden a veces el interés por la comida, por las relaciones sexuales o por los amigos, exactamente igual que los hombres. Pero además, las mujeres experimentan algunas formas de estrés que les son totalmente propias. Estrés derivados de su fisiología: desarrollo de los senos, menstruación, embarazo y menopausia.

Estrés derivados de los cambios de vida: el matrimonio, la maternidad, el divorcio, el pasar los cuarenta años en una cultura que venera la juventud y la belleza, la viudez y la reorganización de la vida cuando los hijos son mayores. Estrés psíquicos que a menudo siente la mujer soltera de vida supuestamente divertida, que fue educada a la antigua, el ama de casa a la que se presiona para que salga de casa y se realice, la mujer que trabaja y a la que se presiona para que vuelva a casa a fin de no perder a su familia y la eterna experta en inseguridad. Estrés ocultos que perturban, angustian y agotan como el machismo, el sexismo sutil, el ser anfitriona, el hablar con niños de dos años. El estrés de las crisis vitales, que caen principalmente sobre los hombros de la mujer: la atención a los padres enfermos, el cuidado de un hijo disminuido, el asegurar que la vida continúe.

Diferencias hombre-mujer

Es posible que los hombres y las mujeres fueran creados iguales, pero desde luego no somos idénticos, sobretodo en lo referente al estrés. Las mujeres sobreviven mejor que los hombres al estrés del nacimiento. No sólo es más baja la mortalidad infantil femenina que la masculina, sino que además las mujeres suelen vivir más años. Además, las mujeres envejecen con más gracia. Suelen conservar durante más tiempo el uso de las piernas y de las manos, tienen menos canas, menos pérdida de visión y audición, menos pérdida de memoria y mantienen una mayor afluencia de sangre al cerebro. El profesor Karl Pribram, de la Universidad de California en Santa Cruz, está estudiando las diferencias entre el cerebro femenino y el masculino. Ha encontrado datos favorables a la mujer: las mujeres muestran un mayor predominio del hemisferio izquierdo del cerebro. El hemisferio izquierdo es el que dirige el lenguaje, la lógica y las definiciones y por eso las niñas empiezan a hablar antes. También son capaces de afrontar el estrés de un modo más lógico y verbal que los chicos. Dado que las mujeres tienen una mayor proporción de grasa con respecto al músculo que los hombres, tienen una mejor protección contra el frío, flotan mejor en el agua y liberan más lentamente la energía. Esto ayuda a las mujeres a resistir los períodos largos de estrés, ya que el estrés tiende a contraer los vasos sanguíneos superficiales que dan calor a las manos y a los pies; el estrés tiende a aumentar la sudación, cosa que enfría el cuerpo; y el estrés tiende a reducir el apetito, lo cual hace necesario tener una fuente alternativa de energía. Las investigaciones muestran también una diferencia varón/mujer en el control de la agresividad. A partir de los dieciocho meses de edad, las niñas parecen adquirir mayor control sobre las rabietas que los niños. Esta es otra razón por la que cabe esperar que las mujeres desarrollen mejores estrategias verbales para afrontar el estrés que los hombres, menos capaces de con trolarse. Las mujeres que padecen estrés durante largo tiempo están expuestas a un doble peligro: por una parte, corren el riesgo de mostrar todos los síntomas habituales del estrés y por otra parte, corren el riesgo de sufrir otros trastornos, atribuibles al estrés, tales como la infertilidad, la tensión premenstrual y la neurosis de ansiedad.

Causas y efectos del estrés

El estrés puede derivar de algo que ocurre a nuestro alrededor o de lo que ocurre en nuestro interior. Puede derivar de un problema laboral, de una crisis familiar o de un ataque de ansiedad o inseguridad. Puede ser intermitente, pasajero o crónico. El efecto principal del estrés es la movilización del sistema "lucha, huida o miedo" del cuerpo. Pero supongamos que - como ocurre tan a menudo en la vida moderna - el estrés que sufre una persona no requiere ningún tipo de acción. Supongamos, por ejemplo, que una persona acude a una cita importante y se ve atrapada en un embotellamiento. No hay movimiento, no hay escapatoria, no hay acción. En esa situación, sería más útil la relajación que los cambios bioquímicos y psíquicos a que da lugar el sistema de lucha, huida o miedo. Si el estrés es breve no suele haber problemas, porque después el cuerpo tendrá tiempo de descansar. Esto es lo que ocurre cuando el estrés forma parte de un juego, un deporte o incluso una relación sentimental. La sensación de euforia que se experimenta en estos casos es el "estrés positivo", es decir, el que nace de actividades estimulantes que se pueden abandonar a voluntad. Pero si el estrés es prolongado y escapa al control del sujeto, el cuerpo no podrá descansar. Los efectos de este "estrés negativo" pueden empezar a aparecer.

Algunos síntomas de estrés son:

  • Dolores de cabeza
  • Dificultad en la deglución (espasmos esofágicos)
  • Acidez
  • Naúseas
  • Mareos
  • Dolores en el pecho, en la espalda, en el cuello
  • Micciones frecuentes
  • Disminución de la memoria
  • Espasmos gástricos
  • Sudores fríos
  • Fatiga crónica
  • Crisis de angustia
  • Insomnio
  • Estreñimiento
  • Diarrea

Síntomas del estrés femenino

Los síntomas de estrés mencionados pueden afectar y afectan tanto al hombre como a la mujer, pero las mujeres no padecen sólo estos trastornos sino también otros, menos conocidos, que derivan de su peculiar fisiología, de sus cambios vitales y de las exigencias vitales y psíquicas de que son objeto. Y lo más importante de todo es que la mayoría de estos estrés son prolongados y están fuera de su control; este es el tipo de estrés más peligroso que se puede sufrir. Entre los síntomas relacionados con el estrés que son específicos de la mujer están los siguientes: Amenorrea (desaparición de la menstruación) Melancolía menopáusica Vaginismo (coito doloroso) Frigidez (inhibición de la excitación sexual) Tensión premenstrual / dolor de cabeza Depresión postparto Anorgasmia Infertilidad Entre los trastornos que no son específicos de la mujer pero que les afectan con mayor frecuencia que a los hombres están los siguientes: Anorexia Bulimia Neurosis de ansiedad Psicosis depresiva Estos son los síntomas del estrés femenino, y cuanto antes establezcamos la relación entre su aparición y la incidencia del estrés en nuestra vida cotidiana, antes podremos ayudarnos a nosotras mismas a estar más sanas.

Fuente

  • A. Kirsta, "Superar el estrés", Ed. Integral
  • G. Witkin, "El estrés de la mujer, Ed. Grijalbo