Futurismo

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Futurismo
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El Futurismo. Fue el movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística, fundado en Italia por Filippo Tommaso Marinetti, quien redactó el Manifeste du Futurisme, el 20 de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París.


Descripción

El futurismo surgió en Milán, Italia, impulsado por Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento rompía con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte. Consideraba como elementos principales de la poesía el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada.

Tenía como postulados: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión plástica.

Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y el movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio expresivo (artes plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, música, poesía) capaz de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de rejuvenecer y construir de nuevo la faz del mundo.

El poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto de 1909. Al año siguiente los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto del futurismo.

El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento. Para ello superpuso acciones consecutivas, una especie de fotografía estroboscópica o una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano.

Ejemplos destacados son el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler, Nueva York), ambos de Gino Severini. En el campo de la fotografía destacaron los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y trayectoria de los gestos, como en Carpintero serrando o Joven meciéndose.

En 1914 se presentaron también los primeros dibujos sobre una ciudad moderna de Antonio Sant'Elia y Mario Chiattone. Sant'Elia presentó ese mismo año su Manifiesto de la arquitectura futurista, un proyecto utópico que cristalizó en las imágenes de la Ciudad Nueva: la nueva medida ya no era el edificio, sino la estructura urbana, y apostaba, además, por las nuevas tipologías, como estaciones de trenes y aeroplanos, centrales eléctricas, casas escalonadas con ascensores…

Se trataba de un nuevo mundo vertical y mecánico, conectado a través de redes de ascensores de hierro y cristal.

Aunque el futurismo tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1914, su influencia se aprecia en las obras de Marcel Duchamp, Fernand Léger y Robert Delaunay en París, así como en el Constructivismo ruso.

En 1915 algunos de los representantes del futurismo, como Marinetti y Sant'Elia, se enrolaron en un batallón de voluntarios, de acuerdo con el punto nueve de su decálogo fundacional, donde se ensalzaba la guerra como la única higiene del mundo. Algunos de ellos murieron, como Sant'Elia, y los demás radicalizaron sus posiciones, como la conocida conversión al fascismo en las elecciones de 1919.

Estética

Marinetti concibió esta nueva estética, inspirado en la Patafísica de Alfred Jarry y Remy de Gourmont y en procedimientos estilísticos, que este movimiento literario, no asumió, respecto de ninguna tradición formal, ni cultural previa. El futurismo fue llamado así por su intención de romper absolutamente con el arte del pasado (el llamado Pasadismo), y por considerar que los museos, en especial en Italia, eran sitios equivalentes a los cementerios, donde la tradición artística común, lo impregnaba todo.

Según Marinetti había que hacer tabla rasa del pasado y crear un arte nuevo, desde cero, acorde con la mentalidad moderna y las nuevas realidades. Para ello se toma como modelo a las máquinas y sus virtudes: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el movimiento, la deshumanización.

En literatura, el Futurismo, abjura completamente del pasado y alienta a no respetar la métrica. Asimismo, intenta sustituir los nexos otaciones algebraicas y buscar un léxico radicalmente hecho de tecnicismos y barbarismos, plagado de infinitivos, exclamaciones e interjecciones que denotan energía y libertad.

El llamado teatro sintético del Futurismo es el espacio en el cual las acciones ocurren a una velocidad vertiginosa, con tramas de no más de diez minutos, y donde se ocultan las presencias humanas, y sólo se ven los pies de los actores, cuyas figuras se adivinan por metonimia.

La estética futurista pregona una ética, de raíz fundamentalmente machista, misógina y provocadora. Entre sus postulados se dignifica la guerra como una fórmula para el saneamiento de un mundo anacrónico y decrépito y proscribe la argumentación sentimental o anecdótica.

El Futurismo fue un movimiento fundamentalmente italiano y de carácter literario (Marinetti), aunque tuvo expresiones importantes en la plástica (el pintor argentino Emilio Pettoruti y los pintores italianos Gino Severini, Carlo Carrà, Giacomo Ballao el escultor Umberto Boccioni).

También tuvo adherencias en otras manifestaciones artísticas, en arquitectura (Antonio Sant'Elia) y en la música (el Ruidismo del compositor Luigi Russolo, antecedente directo de la llamada música concreta).

El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento. Para ello superpuso acciones consecutivas, una especie de fotografía estroboscópica o una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano. Ejemplos destacados son el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler, Nueva York), ambos de Gino Severini.

En el campo de la fotografía destacaron los hermanos Bragaglia y sus imágenes movidas, que ofrecen tiempos sucesivos y trayectoria de los gestos, como en Carpintero serrando o Joven meciéndose.

El futurismo tuvo además algunos seguidores en Rusia (el poeta Vladímir Maiakovski), en Bélgica (el escritor Émile Verhaeren), en Portugal (Fernando Pessoa, quien divulgó el movimiento a través de la revista Orpheu, 1915) y en Uruguay (el poeta Alfredo Mario Ferreiro); sin embargo, tras alcanzar su culmen, a mediados de los años veinte, la estética futurista fue disgregándose hasta desaparecer en la década de los cuarenta.

Trascendencia del Futurismo

La importancia que tuvo el Futurismo, más allá de sus méritos artísticos, a comienzos del Siglo XX, fue la de recrear una estética desde cero, posibilitando, de este modo, una renovación espectacular de los principios y técnicas artísticas, que aún tiene consecuencias, incluso, en la actualidad.

Fue el primero de los ismos o vanguardias artísticas y su valor como movimiento rupturista allanó el camino a las demás corrientes que refrescaron el panorama artístico en los albores del Siglo XX.
Ya tocaba ocuparse del futurismo, una de las vanguardias pictóricas que se desarrolló en la Italia de los primeros años del Siglo XX, congregada en torno al "Manifiesto futurista" dado a conocer por el escritor Tommaso Marinetti en 1909. Un año después varios de los pintores que configuran el grupo elaboran el "Manifiesto de la pintura futurista". En el se hace una crítica a los conceptos de armonía y buen gusto, se llama inútiles a los críticos de arte y se defiende que "el movimiento y la luz destruyen la materialidad del cuerpo". El documento fue firmado, entre otros, por los pintores Umberto Boccioni 1882-1916), Giacomo Balla (1871-1958) y Carlo Carrá (1881-1966). En general, debemos entender el concepto de futurismo en sentido estricto, como aquel arte que hace una crítica radical al pasado y busca abrir nuevos caminos a la expresión estética
Samotracia, pone el énfasis en la representación de la velocidad como elemento más característico del mundo moderno. Evidentemente, para representar la velocidad en un cuadro hay que tratar de aprehender el movimiento de las figuras y ésta fue la mayor aportación del futurismo: la superposición de planos, de manera que las formas adquieren dinamismo. Por lo demás, los distintos autores poseen un estilo personal, que no los identifica como corriente, más allá de su afán común por el movimiento, la velocidad y las escenas fugaces. Si acaso comparten el gusto por la pincelada suelta y los colores vivos y ciertas referencias al estilo cubista.
representar el movimiento, en los mismos años en que se desarrollaba el futurismo, el cine había demostrado su supremacía absoluta, de manera que esta vanguardia pictórica acabó desapareciendo, como propuesta estética, en pocos años y sus miembros evolucionaron de muy diversas maneras, mientras el ideólogo del movimiento acababa afiliado al partido fascista en 1919. ¡Cosas de la vida!

Fuente

Tomado de la Wikipedia del Portal de la Cultura de Camaguey. WikiPrincipe