Juan de Conyedo

Juan Martín de Conyedo
Información sobre la plantilla
NombreJuan Martín de Conyedo
Nacimientooctubre de 1687
San Juan de los Remedios, Villa Clara, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento20 de enero de 1761
Santa Clara, Bandera de Cuba Cuba
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónSacerdote

Juan Martín de Conyedo. Considerado entre los benefactores más insignes de Villa Clara. Tuvo una ardua carrera eclesiástica. Fue quien inauguró la época de adelanto del nuevo pueblo en 1689. Realizó numerosas obras por el bien de su ciudad natal. Acometió la magna obra de reconstruir la Iglesia Mayor. Dio la libertad a los esclavos que trabajaban en sus obras. Fue la educación su preocupación más honda y a ella prestó su atención.

Biografía

Juan Martín de Conyedo, nació a finales del mes de octubre de 1687 en San Juan de los Remedios, Villa Clara siendo sus padres Juan de Conyedo y Martín y Juana Manuela de Arciniega. Fue educado en Villa Clara, marchando a La Habana a continuar sus estudios de la carrera eclesiástica, siendo elevado al sacerdocio en el año 1712, obteniendo el grado de licenciado en cánones, regresa en marzo de ese mismo año a Cuba para realizar la obra grandiosa a la que estaba predestinado. Fue él quien inauguro la época de adelanto del nuevo pueblo, fundado el 15 de julio de 1689.

Benefactor Insigne

Considerado entre los benefactores más insignes de Villa Clara, no fue un hombre común y bien merece que al desenterrarlo del polvo de los tiempos como un tesoro inapreciable, ocupe un lugar entre los gloriosos recuerdos de las épocas pasadas. No existe ninguna foto de este valeroso hombre.

Sus Obras

Su primera obra fue la de iniciar y tomar a su cargo personalmente y sin estipendio alguno, la dirección de todos los niños de la Villa, y con una decisión que honra su memoria, consagro las horas libres que le dejara su ministerio, para darles la conveniente instrucción en todos los ramos que constituyen la educación primaria. En mayo de 1712 se le designa sacristán mayor interino de la Iglesia Parroquial Mayor y teniente Cura de la misma en 1717. Nada le hizo desmayar en el cumplimiento de la obligación que se impuso de educar ala la juventud, ni las ocupaciones de otros cargos, como los de Cura Rector, Juez Eclesiástico en 1718, le hicieron abandonar el ministerio de enseñar a la infancia desvalida.

En 1717, con su fortuna fabricó, la Ermita de “Nuestra Señora de la Candelaria” de mampostería y teja que ya existía desde 1689 de paja y madera. Compró una casa y solar que donó a la ermita para que tuviese más capacidad. Estableció en ella el hospital de “Nuestra Señora de las Angustias”. En el asistía y cuidaba los enfermos que acudían en busca de alivio y socorro. Construyó a su costo una casa de mampostería y teja al costado de la iglesia mayor y se traslado a ella en 1730, el hospital de caridad, ocupando entonces la ermita unos religiosos que llamó concedo para que lo auxiliaran en su doble misión. Destinó una parte de la casa a escuela, para que pudieran recibir la enseñanza todos los niños de ambos sexos. Acometió la magna obra de reconstruir la Iglesia Mayor, que era de madera y guano, construida en 1692 por los fundadores de la villa, en le mismo lugar que estuvo hasta 1923, haciéndola de mampostería y teja, teniendo que vender el padre concedo una finca y tejar en 1924, comenzando los trabajos de la iglesia el día 2 de abril del año 1925.

En la iglesia que ha sido expropiada y destruida, fueron bautizados los descendientes de los fundadores de la Villa; en la pila fue regenerada a la vida de la gracia Marta Abreu y otros ilustres villaclareños, entre ellos, el Dr. Rafael Martínez Ortiz, prestigioso talento, de cultura vastísima y de preclaras virtudes cívicas.

En esa vieja iglesia contrajeron matrimonio, el día 24 de abril de 1843, Pedro Nolasco Abreu Arencibia y Rosalia Arencibia y Plana.

Conyedo en el recuerdo

De la obra de Conyedo solo queda el recuerdo. Dio la libertad a cinco esclavos que trabajaban en las obras de la Ermita y la Iglesia. Fue la educación su preocupación más honda y a ella prestó su atención más decidida, y vemos que al ausentarse de la Villa para ir a ocupar a Santiago de Cuba, a donde fue destinado, a ocupar un empleo de canónigo, encargó que continuaran ejerciendo el magisterio el Dr. Manuel Antonio Hurtado de Mendoza y Doña Agueda García y para el caso de que faltaran recursos, impuso dos mil pesos cuyo censo anual aplicó a la mujer virtuosa que tuviera las cualidades necesarias para hacerse cargo de la enseñanza de las niñas y al maestro que del mismo modo tomara a su cargo la educación del otro sexo, destinando además para la primera la casa de su propiedad junto a la Ermita de la Candelaria y dejó un esclavo al servicio del hospital “San Francisco”

Su ausencia en la villa fue causa de general tristeza y desalientos para aquellos que secundaban su labor. Regreso definitivamente a Villa Clara en 1743 y concibió entonces la idea de edificar en 1744 la ermita de Nuestra Señora del Carmen. Aquel anciano venerable, apóstol de la enseñanza y de la caridad, ya en el ocaso de su existencia, consagraba sus energías y alientos a la educación de la infancia y con ahínco y heroísmo daba sus clases para hacer luz en aquellas inteligencias oscuras. ¡Cuán grande fue su misión y como la desempeñó!

Muerte

Murió como un santo, el día 20 de enero de 1761, a la una de la madrugada, apagándose aquella mentalidad robusta y fecunda en obras admirables.

Así se extinguió aquel apóstol que con su esfuerzo y abnegación levantó el estado cultural de la villa, y la engrandeció con sus obras.

Honrando al Padre Conyedo

Marta Abreu sigue las huellas del Padre Conyedo, que sus hechos y virtudes tocaran en el corazón para ser la guía que la condujera a través de todas sus obras grandes. Marta, identificada con esa gloria quiso que se le honrara, levantándose a Juan Conyedo y a Francisco Hurtado de Mendoza, otro sacerdote y benefactor insigne, un monumento en el centro del Paseo Vidal actualmente Parque Leoncio Vidal Caro, airoso destacase el Obelisco.

El día 1 de diciembre de 1884 encontrándose en Villa Clara doña Marta y su esposo Luis Estévez y Romero, exhortaron a los villaclareños con la siguiente carta:

A LOS VILLACLAREÑOS ¨Tiempo es ya de que tratemos de honrar a los ilustres benefactores y patricios, Juan de conyedo y Francisco Hurtado de Mendoza. Nosotros damos la noble iniciativa de levantar el obelisco que perpetúe el recuerdo de ellos, contribuiremos a su costo. Santa Clara, 1 de diciembre de 1884.

El 15 de julio de 1886 fue solemnemente bendecido, inaugurándose en la mañana de ese día. Está colocado en el centro del paseo Vidal, actualmente Parque Leoncio Vidal Caro, es de color gris, de granito de Boston, fue construido en Filadelfia, bajo la dirección de Mr. Thomas Ricart, mide 30 pies de altura y pesa 17 toneladas. Le rodea una adornada baranda de hierro colado y de bronce, entre 8 artísticos pilares, también de granito rojo pulido. En el centro mirando al oeste, tiene la siguiente inscripción:

A LA IMPERECEDERA MEMORIA DE LOS VIRTUOSOS SACERDOTES E INSIGNES PATRICIOS JUAN MARTIN DE CONYEDO Y FRANCISCO HURTADO DE MENDOZA. DEDICA ESTE MONUMENTO LA GRATITUD DEL PUEBLO DE SANTA CLARA. 1886.

Fuentes