Las cigarreras
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Las cigarreras. Fueron una representación del movimiento obrero femenino de fines del siglo XIX principios del siglo XX.
Historia
Se consideran las que inauguraron el movimiento obrero femenino en España. A partir de 1812, este oficio manufacturero, constituyó el primero que se encontraba al margen del trabajo en el campo, y era ejercido frecuentemente, por las mujeres y niñas en las fábricas de tabaco de Sevilla, Cádiz, Alicante, Madrid, Gijón[1] entre otras ciudades. En su totalidad, la unión de todas las cigarreras de estas fábricas, llegaron a sumar al rededor de 12 000 obreras a mediados del siglo XIX, siendo extensivo su crecimiento en otras ciudades a partir de 1880.
El salario de destajo, cobrando según lo producido, aunque era bajo, les permitían en muchos caso, tener alguna independencia de los hombres y de una Iglesia que era vista por por el movimiento, como una entidad acaparadora de tierras y riquezas, opulenta, cruel y viciosa.
Posición feminista
Empezaran a organizarse a partir de 1828, y, aunque al inicio les costó mucho trabajo - porque su mayor lucha ya no era con el empleador, que constantemente las veía como la mano de obra barata que podía explotar, sino, con sus compañeros, que no aceptaban la idea de que pudieran tener los mismos derechos - estas mujeres llegando a convertirse en el prototipo de mujeres independientes y solidarias a causa de sus ideas avanzadas, y le dieron a la historia del movimiento obrero feminista español, las simientes de algunas de sus grandes líderes.
Formaron las primeras Hermandades de Socorro Mutuo en 1834, fueron de las primeras en afiliarse a clubs republicanos y librepensadores femeninos, era famoso su posición colectiva ante las autoridades y protagonizaron revueltas de gran impacto entre 1830 y 1842 para lograr mejoras laborales y una mínima remuneración salarial fija.
Representación en el arte
Las diversas representaciones artísticas han mantenido vivo la lucha de este movimiento.
Música: ópera Carmen, de Bizet, estrenada en 1875.
Literatura: Emilia Pardo Bazán, incorpora la situación de las cigarreras en su obra La tribuna, y en ella, demuestra la falsedad en el argumento: las mujeres no podían representarse, ni expresar sus propias ideas, por su claro analfabetismo, idea vendida a conveniencia por una sociedad, dirigida con pensamientos arraigados a las costumbres antiguas, que no le convenía ver el desarrollo de una mujer emancipada. La escritora, en su obra escribe:Pintura: Gonzalo Bilbao, cuadro Las Cigarreras (inspirado en las Hilanderas)
Citas y referencias
- ↑ 1,0 1,1 Lecturas Obreras (I). Lectura colectiva. Las cigarreras. 2 de diciembre de 2008. Consultado: 11 de agosto de 2014.
Fuentes
- Ana Muiña. Rebeldes periféricas del siglo XIX. La Linterna Sorda ediciones S.L. 2008 Madrid., Pág 32.
