Malina Suliman
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Malina Suliman , es un grafitero, metalúrgico y pintor afgano.
Síntesis biográfica
Nació en Kabul, cuando era niña, ella y su familia se vieron obligados a huir de su provincia natal para vivir en Kandahar, Afganistán.
Estudió Arte Realista en Pakistán, sin el conocimiento de su padre, y finalmente recibió su licenciatura en el Art Council Karachi of Fine Arts, pero sus estudios se vieron interrumpidos cuando sus padres le pidieron que regresara a casa. Estuvo retenida en casa durante un año sin acceso a Internet. Mientras estaba en Kabul, se unió a la Asociación de Artes Berang, donde aprendió graffiti a través de talleres.
En 2013, un ataque a su padre obligó a la familia a mudarse a Mumbai, India. Allí estudió en la Escuela de Arte Sir J.J. En 2014, se mudó a los Países Bajos, donde comenzó su maestría en el Instituto de Arte Holandés.
Considera que su trabajo desafía la cultura musulmana tradicional como el burka. Según Suliman, "El burka es una forma de controlar, pero en nombre del respeto. Cada cultura o religión le da un nombre diferente al burka. Es honor, cultura y religión. En realidad, simplemente controla a la mujer y mantiene ella por dentro." El trabajo de Malina ha llamado la atención de los talibanes y de los musulmanes tradicionales, lo que ha resultado en que los talibanes hayan recibido amenazas hacia Suliman y su familia. La artista fue objeto de amenazas físicas, le arrojaron piedras mientras realizaba su trabajo.
La mayoría de sus obras de arte tiene un sesgo político donde intenta transmitirle a la gente que espabilen y luchen por sus derechos (segun sus palabras). En Kandahar y en Kabul hizo grafitis, pintó o creó esculturas acerca de los derechos humanos, los derechos de la mujer, la política estatal o la corrupción.
Se encuentra estudiando en los Países Bajos, haciendo eventos creativos en vivo, en un museo, giraba en torno a los acuerdos de Afganistán con Rusia y Gran Bretaña en materia de fronteras del país, la Línea Durand, y cómo se explotaban las fronteras para dividir al país.
Plantea que ser un artista es todo un reto hoy día, especialmente en Afganistán. Y si se es mujer, el reto es doble. Los afganos piensan que el lugar apropiado para la mujer es en el hogar. Incluso a los hombres les cuesta que sus propias familias acepten que son artistas.
Es musulmana practicante, pero trato de conciliar mi arte con la religión. No están permitidas las esculturas ni los retratos, pero hay excepciones: el gobierno utiliza fotografías para los pasaportes. Cuando hago una escultura dedicada a los derechos humanos, no lo veo como un ídolo sino como una manera de explicarle a la gente una situación que prefieren ignorar.
Creo un proyecto sobre los deseos de la gente, comparando los sueños de los afganos con los sueños de los europeos. Donde los afganos deseaban la libertad, la paz y la seguridad. Los europeos soñaban con otras cosas, como pasar más tiempo con sus hijos o comer más a menudo con ellos: en Afganistán, eso es algo que la gente hace cada día.
