Plaza de la Revolución (municipio)

Plantilla:Territorio

Municipio Plaza de la Revolución.Es el quinto municipio más diminuto entre los municipios capitalinos y por tanto, de toda Cuba, con 11,82 Km2 que representan sólo el 1,6 de toda la superficie de Ciudad de la Habana.

Población

La población absoluta fluctúa entre el cuarto y el quinto lugar de la capital y por ende, del país, con 173,569 residentes (Septiembre 1997). Los estimados indican una población flotante de entre 20 000 a 30 000 personas diarias, sin incluir trabajadores y estudiantes no residentes.

Es el primer municipio en lo que respecta a población laboral, estudiantil y flotante, dada la concentración de instituciones de todo tipo en el territorio, lugar que ha mantenido por largas décadas.

Ello conforma una de las mayores tasas de densidad de población en el país (14,684.35 hab/Km2) con el más bajo índice de masculinidad (84,5 varones por cada 100 hembras) y entre las mayores tasas de divorciabilidad y de nupcialidad.

El decrecimiento natural se amortigua por un crecimiento mecánico intermunicipal y sobre todo, interprovincial, que demuestran el valor de atracción del municipio dentro del país. Hay características demográficas típicas de los países desarrollados, pues por ejemplo más del 15% de la población rebasa los 60 años de edad y mucho menos del 25% aun no ha cumplido los 15 años, lo que en realidad lo sitúa frente a retos más difíciles para mantener la calidad de vida como objetivo, cuando sabemos que la infraestructura económica en sí no fundamenta esta realidad.

Históricamente, cada vez más y con irregularidades por períodos, la principal característica socio - demográfica ha sido el intenso e indiscriminado movimiento migratorio desigual por comunidades, pues las costeras norteñas continúan demostrando ser el principal atractivo residencial hacia el centro oeste, en tanto La Rampa, al este, y las vías rápidas de comunicación se inundan por la población flotante de todo tipo, así como acontece por ejemplo en la cadena hospitalaria por sus propios intereses; no obstante constituir identidad tradicional histórica y de máximo atractivo, entre los residentes hay quienes una vez ubicados, comienzan a rechazarla, si bien es cierto que en ocasiones determinadas instituciones pierden la medida y a veces, el trabajo comunitario se confunde con el populismo, y la música degenera en agresión sonora.

Por otra parte, en las áreas insalubres se quejan de soledad, lo cual también es muy relativo pues depende de las distancias a las que se encuentren con las vías rápidas de comunicación y su consecuente población flotante. Además de los visitantes extranjeros que sobre todo sellan La Rampa y El Vedado desde la cadena hotelera y los esquemas que se repiten una y otra vez, los municipios capitalinos que más se nos interrelacionan demográficamente son Cerro, Playa y Centro Habana, no en balde los limítrofes y de mayor identificación con el nuestro, aunque también se aprecian históricamente La Habana Vieja y 10 de Octubre, el más poblado municipio capitalino.

Esto se relaciona más con las potencialidades menores para inmigrar al municipio como “buena zona” en sí, que con las del emigrante, que aprovecha “el lugar” como una fortaleza y en el contexto legal nacional de migración busca otras ventajas como por ejemplo, más grandes y mejores casas, o por la gravedad del transporte, acercarse a sus centros de trabajo u otros familiares. También incluye la población flotante, en contrapunteo con el tradicional sueño nacional de “vivir en El Vedado”, otrora símbolo de status social cuyo cuerpo transcultura en el nuevo período a partir de los tantos valores positivos heredados y las nuevas coyunturas.

El municipio de Plaza de la Revolución es uno de los más metropolitanos de la Ciudad de La Habana, en cuya costa (norteña) se ubica hacia el centro occidental, con unos 4 Km. de costa y cerca de otros tantos hacia el sur en forma casi de triángulo rectángulo con el ángulo recto en la desembocadura del río Almendares, cuya ladera oriental con sus irregularidades naturales ocupamos.

Se separa de La Habana Vieja en la bahía solamente por el municipio de Centro Habana, y al oeste, el único municipio capitalino que por toda la costa nos separa de la provincia La Habana es Playa.

Limita al norte con los 6 Km. del Malecón y por esta vía, al Estrecho de La Florida; al este con el municipio de Centro Habana por medio de la Avenida Infanta (primera parte de Infanta, que luego separará al Cerro de Centro Habana); al oeste con el río Almendares y por él, con el municipio de Playa, y al sudeste y sur con el municipio del Cerro por medio de las Avenidas de Ayestarán (toda Ayestarán), Boyeros (que luego penetrará todo el municipio de igual nombre), Avenida 26 (toda 26) y Calzada Real de Puentes Grandes, esta en su totalidad.

Los vínculos con el resto de Ciudad de La Habana están dados tanto por el alto valor de atractivos que en sí mismo tiene el municipio (naturales como costeros y paisajes y culturales como centros laborales, estudiantiles, culturales artístico- literarios y todo tipo) que lo hacen protagonista dentro de la ciudad y en todo el país en cuanto a población flotante, la cual determina incluso en comunidades como La Rampa y la cadena hospitalaria, y por su tradicional valor como punto de relación entre otras comunidades que hoy pertenecen a la capital, a partir de las vías rápidas de comunicación y el transporte como principal renglón económico en el territorio.

Historia

En realidad el municipio data del 31 de octubre de 1976. Su antecedente inmediato, el Regional (o Región) de Plaza de la Revolución, nacido de la división político- administrativa de 1963, incluía los Seccionales Rampa, Vedado, Plaza y ;Príncipe, y el nombre Plaza de la Revolución no se puede emplear antes del 16 de julio de 1961, que es cuando por primera vez; se le otorga tal denominación a la hasta entonces Plaza Cívica o de la República José Martí.

Ni siquiera el nombre de Plaza es posible emplearse antes de 1953, cuando comenzaron a aplicarse los proyectos previos para dicha Plaza Cívica. Esto genera una imagen municipal de escaso arraigo tradicional, que no responde a la riquísima tradicionalidad que sí identifica a las diversas comunidades incluidas en tal municipio y que al margen de las contradicciones generadas por una inmigración intensa frecuentemente indiscriminada y no siempre educada en los valores locales, cuenta con profundo sentido de pertenencia por cada comunidad concreta incluso a nivel nacional, lo que se devela a lo largo de los siglos y sobre todo, durante todo el siglo XX.

Esto es: si bien la Plaza de la Revolución, en sí misma, es harto digna y representativa no sólo del municipio en que se encuentra, sino que se levanta ante los ojos del mundo como uno de los símbolos más distintivos de la Ciudad de la Habana y de todo el país, no es menos cierto que al trabajar el municipio en concreto, es improcedente reducir sus tantos valores a la Plaza en sí sola, por cuanto muy probablemente, sea justo la diversidad cultural la primera y más rica característica que identifica tradicionalmente a este municipio en su identidad metropolitana y cosmopolita, típica sobre todo en nuestras barriadas costeras a lo largo del siglo XX, precisamente en la capital de uno de los países del mundo que más se ha caracterizado históricamente por el cosmopolitismo cultural en el cruce e intercambio entre los continentes más diversos.

Se habla por tanto del estudio de comunidades urbanizadas altamente complejas, en un devenir histórico que también ha sido bien particular dentro del contexto americano, y del mundo. Los estudios han avanzado hasta lograr los análisis de historia e identidad comparadas de estas barriadas entre sí y sus diferentes comunidades internas e interactuantes, que llegan a mostrar toda su rica diversidad incluso en periodizaciones históricas distintivas para todas y cada una de estas barriadas (Couceiro, 2002).

En numerosas ocasiones y con sobrados motivos, el municipio en estudio ha sido considerado “Capital de la Capital” pues en él se encuentra la mayor cantidad de Organismos de la Administración Central del Estado, la más importante red hospitalaria del país, centros de la cultura artística y patrimonial y de la recreación (salones de exposiciones, galerías, museos, cines, teatros, centros nocturnos, etc.).

Además de resumir tradicionalmente en su población residente y flotante todas las aristas posibles que indican la universalidad esencial de la cubanía, a partir de los indicadores de movimiento migratorio, movimiento pendular, etc.

La estructura económica (organización empresarial) ubicada en el territorio del municipio comprende 123 empresas, 121 unidades presupuestadas, 35 organismos centrales y 10 uniones de empresas.Además de importante área de comunicación entre el este y el oeste de la ciudad, es objetivo en sí mismo por la concentración ya señalada en la que se destacan tradicionalmente El Carmelo y El Vedado y más reciente, la Plaza en tanto área concebida como centro urbano de toda la capital, y La Rampa, como máximo punto de concentración de población flotante tradicional del país; y centros esenciales para la comunicación internacional por avión en sus instancias administrativas y de dirección, y de comunicación hacia el aeropuerto nacional y el internacional José Martí, por Boyeros, así como para todo el país mediante la Terminal Nacional de Ómnibus, vías férreas y astilleros. Ha sido protagonista de múltiples acontecimientos importantes para la vida de la nación.

Nada más lejos de nuestra intención que el regionalismo, en un territorio históricamente conformado por las migraciones y los visitantes, donde radica y a lo que se debe su mayor riqueza. Pero dadas todas las razones antes conformadas, sí consideramos que muy bien pudiera entenderse al menos como hipótesis de trabajo en el complejo mundo que conforman las Ciencias Sociales, a La Habana Vieja como la capital histórica habanera, y a nuestro municipio, como la “Capital de la Capital” actual, sin desdorar en lo absoluto ninguno de los tantos valores de los otros municipios capitalinos, con los que regularmente por demás y por uno u otro motivo, el nuestro se ha mantenido retroalimentado.

En tal caso, no ha fallado la intuición de quienes, en los más diversos niveles incluida la sabiduría popular, ya le han otorgado tal categoría, a nuestro juicio, bien merecida. Parte de tales valores radica en la absoluta imposibilidad de homogeneizar sino muy relativamente nuestras comunidades en diversas barriadas que conforman el actual municipio de Plaza de la Revolución en su identidad comunitaria, sobre todo si a sus raíces nos remontamos.

Y esto implica remontarnos a los primeros seres humanos que aquí llegaron, y aun antes, al espacio que en tanto entorno ecológico no menos identitario y raigal, también nos ha definido en su devenir propio hasta la actualidad.

Hidrografía y clima

Hace 150,000 años, el río que hoy llamamos Almendares comenzaba a separarse de la bahía para fama de legendaria salubridad a todo el actual territorio, y consecuente prosperidad de todo tipo de vida, cuyo máximo exponente es el Bosque de La Habana, del que aun resta flora original en la vegetación seminatural de la isla Josefina, así como también en la ladera de la Loma de Taganana.

Todo ello hace inferir la gran riqueza arqueológica que atesoramos, de inicio, en cuanto a lo que compete a arqueología en las aguas (llámese costera, marina, fluvial.) e indica además el devenir en el tiempo de tal espacio, diverso desde su propia identidad ecológica.

Se han señalado cuatro áreas geológicas en todo el territorio municipal, de acuerdo al relieve, litografía, suelos, precipitaciones, salinidad y biota reliquia o fósil. Tales áreas son: franjas costeras, cañón del río, terrazas marinas y colinas y llanuras altas. En el norte y oeste, pendientes escalonadas corresponden a antiguas terrazas marinas, en el siguiente orden de altura y antigüedad: en la superficie de la Loma de Aróstegui o del Castillo del Príncipe, seguida por las actuales calles 27, 21, 15 y Línea hacia el litoral, que es la más reciente y baja que aun sufre las inundaciones por los terrenos robados al mar a lo largo del siglo XX.

Estas terrazas yacen sobre rocas calizas de las formaciones geológicas llamadas Jaimanitas, Vedado y Güines, y en la medida en que emergían, se iniciaban sobre ellas los procesos de disolución cársica de la que luego se formarían los dientes de perro, suelos rojos y depresiones tipo dolina, que contrastan con elevaciones como la misma Loma de Aróstegui o del Príncipe hacia la Universidad, y la Loma de Taganana, donde hoy enseñorea majestuoso el Hotel Nacional.

Al sur y sudeste desaparece este tipo de relieve y se identifica por llanuras erosivas sobre rocas margosas arcillosas y arenosas al sur de la Universidad y de la Loma del Príncipe hacia el sudoeste.

El clima es tropical húmedo y la precipitación promedio anual oscila entre los 1000 y 1400 mm, mientras que las temperaturas medias anuales están entre los 24 ºC y los 25 ºC. Predominan los vientos que provienen fundamentalmente del nordeste, y las corrientes fluviales que bordean el territorio son el río Almendares por el oeste (nuestra frontera occidental con el municipio de Playa) y su afluente el Arroyo Mordazo hacia el sudoeste.

En cuanto a la contaminación, sólo en Nuevo Vedado predominan las condiciones ambientales favorables por su propio origen y conformación, ya que es eminentemente residencial sin tantos centros de trabajo y la Ave. 26 es la única vía rápida de comunicación que la atraviesa, todo lo cual restringe el acceso de visitantes y sobre todo de vehículos motores con toda su amenaza de contaminación, en tanto las restantes barriadas están más afectadas o bien por la contaminación del río y en las costas por la salinidad y las inundaciones, o bien por el abandono histórico social al fondo de la Necrópolis Cristóbal Colón (de ambos aspectos derivan fundamentalmente nuestras áreas insalubres actuales), o bien por la proliferación de instituciones de todo tipo incluso con chimeneas y vertederos, y vías rápidas de comunicación, con todo lo que ello implica en cuanto a agresión sonora y el ruido ambiente, así como la contaminación de gases a la atmósfera y demás.

Por supuesto, la escasa cultura proteccionista medio ambiental de la población, tanto residente como flotante, es causa principal… pero ello sólo se puede explicar y profundizar, junto a las restantes problemáticas y también toda la riqueza de nuestra identidad y patrimonio contemporáneos, en su devenir histórico.

Lugares insignias del municipio

Producto de la toma de la Habana por los ingleses, y bajo el influjo ahora francés que desde 1700 reinaba en la misma corona Española mediante la Casa Borbón, se decide construir un nuevo tipo de sistema defensivo para la ciudad, el cual se basaba en buscar no lugares supuestamente estratégicos a lo largo de la costa y la bahía, sino alturas para establecer fortalezas más efectivas que a su vez, tendrían mucho mayor dinamismo y potencialidades de movimientos al estar más dispersas sobre tales montículos.

Era algo que ya habían recomendado también los renacentistas italianos de los siglos XVI y XVIII, pero entonces, no recibió todo el oído que merecía, y fue menester la devastadora experiencia inglesa de 1763 para comprenderlo definitivamente y pasar a su ejecución.

De entonces datan el Castillo de San Carlos de la Cabaña y el de Atarés hacia la bahía en sus respectivas elevaciones, y en nuestro actual municipio, entre 1767 y 1779, se construye sobre la Loma de Aróstegui al este nordeste del ya floreciente reparto de San Antonio Chiquito, el Castillo del Príncipe San Carlos, de donde se desarrollará el reparto homónimo vinculado al sur, hasta el apogeo del norteño Vedado a fines del siglo XIX.

No es casual que abunden los nombres franceses en la construcción del Castillo (Agustín Crame, Silvestre Abarca, Louis Huet) y los planos fechados marcan su evolución: el 6 de diciembre de 1775, un plano de don Louis de Huet del fuerte Príncipe San Carlos, refleja sus avances sobre el proyecto y trazado en la Loma de Aróstegui desde 1767 por Silvestre Abarca.

El 31 de octubre de 1776, el 26 de noviembre de 1776 y el 31 de diciembre de 1779 son sólo algunas de las fechas de planos que indican tal evolución, este último firmado también por don Louis Huet, y prácticamente en estado conclusivo.

Entre otras consecuencias, el Castillo del Príncipe no sólo origina el reparto Príncipe, topónimo tradicional de absoluta vigencia, sino que asume para sí la comunicación establecida previamente por el reparto San Antonio Chiquito mediante el Camino de San Antonio Chiquito, que a partir de ahora comenzará a llamarse Camino Militar en función del Castillo del Príncipe, y son las raíces de la posteriormente reconocida Carlos III hoy Avenida Salvador Allende.

Es el segundo monumento construido por el ser humano más antiguo en todo nuestro actual municipio, fechado en 1779, hoy Monumento Nacional donde se conserva una unidad militar en Zapata y G por su tan adecuada posición estratégica sobre la Loma de Aróstegui o, no por casualidad, desde entonces conocida como Loma del (Castillo del) Príncipe.

Como sistema complementario del Castillo del Príncipe, en 1779 Paveto y Vambitelli construyen la llamada Batería de Santa Clara, nombre que heredaba del entonces Gobernador de la Isla, Conde de Santa Clara, sobre la Loma de Taganana y Oliver (donde hoy radica el Hotel Nacional de Cuba) buscando la altura del novedoso sistema francés como dilatado y sólido parapeto de 27 varas de extensión a más de 100 varas del mar.

También a fines del siglo XVIII se construye la Batería de San Nazario en la falda noreste de la Loma de Aróstegui donde estaba el Castillo del Príncipe, con la Pirotecnia Militar (donde actualmente se halla la Universidad de La Habana) a 3,000 metros del Morro. Este sistema de baterías no se desarrolla más hasta la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, tras 1896.

Precisamente por la repercusión en Cuba de la Monarquía Absoluta y el Despotismo Ilustrado de España, los molinos de tabaco de polvo rapé en Los Puentes (por Puentes Grandes) pasan a propiedad del Rey de España, momento en que la Real Factoría de Tabaco los repara y equipa con los accesorios necesarios para acelerar el proceso de la molienda, por lo que aumenta el ritmo de trabajo y el sueldo de los mayorales, aunque las reparaciones no eran suficientes; también implicó importar esclavos negros al área, pues durante las lluvias el río crecía sobremanera y necesitaban tal fuerza de trabajo para los almacenes del producto y el trabajo en los molinos.

El 22 de junio de 1791, una gran tormenta dejó inutilizado al mayor de los tres molinos, San Francisco de Asís, que además era el que estaba más cerca del embarcadero, perdiéndose buena parte del tabaco en rama y en polvo de los almacenes, y hubo que recargar a los restantes molinos con el trabajo destinado a éste, que era el mayor.

Por otra parte, por la crecida el río acumuló muchos residuos que crearon nuevas dificultades a la navegación, por todo lo cual en agosto de 1792 se procede a su limpieza; sin embargo, en diciembre aun los molinos continuaban sin funcionar y sus empleados se destinaban a servir en otros lugares.

Era más difícil reconstruir tales molinos, y deciden con esos materiales, levantar unos nuevos hacia las faldas del aún reciente Castillo del Príncipe San Carlos. Al hallarse en un nuevo lugar relativamente cercano del original en Los Puentes, era más factible el traslado de sus materiales, utensilios y artificios en general.

Estos, junto a los molinos del Marqués Jústiz en Matanzas entre los ríos San Juan y San Agustín (llamados también “Molinos del Rey”) eran los únicos que hacían polvo rapé en Cuba. A las faldas del Castillo del Príncipe, por donde pasaban las aguas de la Zanja Real, y justo para aprovechar las mismas en esta localidad por lo que se abarataba su producción, en 1796 comienzan a trasladarse desde Puentes Grandes los molinos de tabaco de polvo rapé para protegerlos de las crecidas del río.

El 10 de enero de 1796 comienza la construcción del Molino de San Francisco de Asís, nombre heredero de su predecesor en Puentes Grandes, con obras a cargo de Mateo de Ladehesa. El 30 de agosto de 1796 se aprueba Real Orden para el traslado de materiales, utensilios y artificios en general de los molinos de tabaco de polvo rapé de los Puentes Grandes, ya pertenecientes a la Real Factoría de Tabaco, hacia las faldas del Castillo del Príncipe, donde aprovecharían las aguas de la Zanja Real que por allí pasaba entonces, y cuya cercanía facilitaba el traslado, puesto que las crecidas del río las dañaban en Puentes Grandes.

De tales molinos derivará a su vez el nombre popular de Quinta de los Molinos a la que apenas cuatro décadas después, se construiría como Quinta de Recreo de los Capitanes Generales. Justo el topónimo popular y sus ruinas que aun quedan en la Quinta, es toda la trascendencia de tan breve período de tales molinos en tal lugar, que pertenecieron a la Real Factoría hasta 1821, cuando se entregaron en arriendo a don Enrique Disdier, quien recibe un inventario de los que le entregaban y en el que se explican las características y dimensiones de los molinos.

En 1824 su arrendatario de entonces, Joaquín de Arrieta, solicitaba se le facilitara la misma cantidad de agua de la Zanja Real que se le suministraba cuando pertenecían a la Real Hacienda. Luego son abandonados y en 1831 se instala en este lugar la Institución Agronómica. El 15 de noviembre de 1816 la Iglesia de Mordazo se erigía Parroquia con la advocación de San Gerónimo.

El 9 de noviembre de 1868 se inaugura el Cementerio de San Antonio Chiquito aledaño al reparto homónimo a la sazón ya secular, antecedente directo a la actual Necrópolis Cristóbal Colón… reparto que hasta la actualidad, conserva con legítimo orgullo de estas raíces su calle San Antonio Chiquito, que lo bordea por el oeste.

En 1870 se hizo un concurso donde el mejor trabajo se escogería para construir el Cementerio Cristóbal Colón. El premio fue para el arquitecto español Calixto de Loira, con sistema urbano similar al del Carmelo, al que acota por el sur.

La piedra inicial se colocó el 30 de octubre de 1871, aunque no es sino hasta el 23 de noviembre de 1871 cuando comienza a construirse el Cementerio Cristóbal Colón, que se inauguró el 29 de septiembre de 1872, casi paralelo a la Iglesia del Carmelo, como la quinta construcción más antigua que nos queda en nuestro actual municipio, a la que además de Loira, se asocian otros constructores como Eugenio Rayneri Sorrentino (italiano de ascendencia musical austriaca), entre otros.

Ubicada su entrada en Zapata y 12, hoy es Monumento Nacional, y hay quienes por su propio desarrollo interno extienden sus fechas de construcción de 1871 a 1982.54 Hoy Patrimonio Nacional, la Necrópolis Cristóbal Colón originaría aledaña la comunidad del barrio de Colón o del Cementerio y en particular hacia el siglo XX, la de 12 y 23, aunque su impacto ha trascendido mucho más.

El Cementerio de Colón hereda el mismo sistema urbano moderno del Carmelo,sólo que no paralelo al mismo, pues en su época ni desde El Carmelo del norte ni desde el Medina del Vedado al este, se previó que ambas comunidades crecieran hasta fundirse en una sola en la entrada al Cementerio, mediante lo que sería luego el barrio de Colón o del Cementerio y la comunidad de 12 y 23. Así pues,cuando El Carmelo se extiende al sur y la Ave. Medina (23) al oeste, tienen que desviarse en función del microurbanismo que ya había desarrollado el Cementerio, que a todas luces, ocupa en cualquier mapa el actual corazón municipal que determina directamente tres barriadas: Carmelo al norte (de forma inmediata, con el barrio de Colón o del Cementerio, entre ellos en el noroeste se destacan las casitas del Pasaje Kohly, y la comunidad de 12 y 23), La Plaza al sudeste (de forma inmediata, con el reparto San Antonio Chiquito y tierras de (La) Julia –Borges, topónimo conservado- o La Portuguesa, así como la zona insalubre del Callejón de Colón) y el Nuevo Vedado al sudoeste (de forma inmediata, con La Dionisia y el barrio del Cementerio Bautista, y el reparto Las Torres).

Hospital Alfonso XIII (actual Hospital CalixtoGarcía, así nombrado desde 1914) por Cesáreo Fernández Lazada, que en territorios del reparto Príncipe será casco histórico local… como vemos, al fondo de la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales y acotada en la ladera oriental del Castillo del Príncipe San Carlos.

En la colina al frente, se mantenía la Pirotecnia Militar donde hoy radica la Universidad de la Habana. Conformaban pues, todo un conjunto diverso con su típico sistema colonial de pabellones al servicio de la corona y contra la independencia en tan históricos momentos, de los que por supuesto, al margen del partido al que entonces fueron destinados, quedan como testigos. El Hospital Militar español Alfonso XIII tenía capacidad para 2000 pacientes, y se abrió debidola gran cantidad de bajas sufridas por el Ejército Colonial y la amenaza de la fiebre amarilla. Durante décadas, fue el principal centro de salud en la capital.

El 2 de diciembre de 1918 se funda la Sociedad Pro - Arte Musical por la habanera María Teresa García Montes de Giberga a quien con esta Sociedad, promoverá en 1928 la fundación del Teatro Auditorium de La Habana, para llegar a ser una de las má importantes, prestigiosas y longevas sociedades culturales cubanas, con aportes sustanciales que a lo largo de toda la República y hasta inicios de la Revolución, realzarían mucho más nuestro actual territorio municipal.

La estatua del Alma Máter (“Madre Nutricia”) se realizó en 1919 por el escultor checo Mario Korbel, radicado en Cuba por ese tiempo. La obra fue fundida en bronce por la casa neoyorquina Roma Bronce Works, se instaló sobre un pedestal de cemento y piedra en el terreno entonces aun rústico que era centro de las edificaciones de la colina. No es hasta la segunda mitad del mes de diciembre de 1927 que sería trasladada a su lugar definitivo.

Salud

Existe en este municipio una importante red hospitalaria que brinda servicios a los residentes y a la población en general. Existen 7 policlínicos, 2 clínicas estomatológicas así como 151 consultorios del medico de la familia, un hogar de ancianos, un hogar materno y un consejo de abuelos. Entre las entidades consagradas a la salud cabe destacar los hospitales clínico quirúrgico Calixto García, Joaquín Albarrán, Manuel Fajardo, los gineco-obstétricos América Arias, Ramón González Coro y Clodomira Acosta. Entre los pediátricos: Marfán y Pedro Borrás Astorga. Posee también numerosos institutos y hospitales de especialidades: Cardiología y Cirugía Cardiovascular, Gastroenterología, Neurología, Endocrinología, Oncología, Nefrología, Retinosis Pigmentaria, Ortopédico y el Instituto de Medicina Legal.

Educación

Este territorio cuenta con 36 escuelas de enseñanza primaria, 16 secundarias básicas, 5 escuelas especiales (dos de retraso, una de conducta, una débiles visuales y una de retardo en el desarrollo psíquico). Posee 45 círculos infantiles, 3 centros de educación técnico- profesional y una escuela de oficios, cinco centros de educación de adultos, dos escuelas de idiomas y la Alianza Francesa. Y también se encuentra la legendaria Universidad de La Habana con sus distintas facultades: Biología, Economía, Filología, Estomatología, etc.

Deporte

Para la práctica del deporte y actividades físicas, el municipio cuenta con varias instalaciones entre las que se destacan: el complejo deportivo Ramón Fonst, Estadium Juan Abrahantes de la Universidad, Círculo Social José Antonio Echeverría, Centro Deportivo José Martí, etc.

Cultura

Dísimiles son las instituciones culturales del territorio: Museo de Artes Decorativas, Museo Napoleónico, Museo Postal, Museo Nacional del Deporte, Museo Histórico Plaza de la Revolución. Otros museos son: Antropológico Montané, museo Abel Santamaría, museo Máximo Gómez, museo de la Danza, Memorial Juan Marinello y el museo de Medicina Legal ubicado en el hospital Calixto García y que está vinculado a la docencia.


Fuentes