Carlos Montezuma

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Carlos Moctezuma
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Carlos Moctezuma, a la derecha, saludando a Enrique Santiesteban (a la izquierda), junto a Reynaldo Miravalles (en el centro).
NombreCarlos Gargallo Arcanté
Nacimiento21 de noviembre de 1933
ciudad de La Habana,
Cuba Bandera de Cuba
Fallecimientomayo de 1983 (49 años)[1]
ciudad de La Habana,
Cuba Bandera de Cuba
PremiosDistinción por la Cultura Nacional.


Carlos Moctezuma. Fue un popular actor cubano, cuyo verdadero nombre era Carlos Gargallo Arcanté. Conocido por su personaje Ñico Rutina, que encarnó en el programa humorístico televisivo San Nicolás del Peladero.

El Gobierno de Cuba le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional.

Síntesis biográfica

Nació en La Habana el 21 de noviembre de 1933 . En su juventud estuvo activamente vinculado con la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Trayectoria artística

Fue un actor de reconocida trayectoria teatral, televisiva y cinematográfica.

El conocido personaje Ñico Rutina, en el programa San Nicolás del Peladero, que encarnó desde 1955, dejó una estela de sonrisas por todas partes en reconocimiento a la picaresca del cubano. Pero este era un pícaro que se enmarcaba siempre dentro de una «rutina» carente de groserías o frases mal sonantes e hirientes.[1]

«En silencio ha tenido que ser» (serie de televisión)

En cambio fue un papel, no tan extenso como intenso, el que lo marcó y lo patentizó como el buen actor dramático que fue. En el Gabriel de la serie para la televisión sobre los órganos de la Seguridad del Estado titulada En silencio ha tenido que ser. Quedó marcado para siempre en la memoria popular el personaje del hombre callado, entregado a la lucha clandestina en un país de América Latina inmerso en una dictadura terrible, exponiéndolo todo: familia, bienestar e incluso la vida, por colaborar con una causa justa.

En el cine

En 1966 trabajó en la comedia La muerte de un burócrata (dirigida por Tomás Gutiérrez Alea).

En 1978 participó en Los sobrevivientes (dirigida por Tomás Gutiérrez Alea), de nuevo en el papel de pícaro negociante decidido a enriquecerse a toda costa, acuñando una expresión que todavía se escucha y que quedó entre las frases más recordadas del cine cubano: «Caballeros, hay que cogerle la vuelta al sistema».

También se desempeñó en las películas:

En los años sesenta trabajó en Alegrías de sobremesa (programa humorístico de la radio cubana).

Uno de los últimos trabajos en el escenario fue Lola a la pelota, en el Teatro Karl Marx.

Muerte

Falleció en La Habana en mayo de 1983, a los 49 años de edad.[1]

Referencias

Fuente