Crisis de Octubre
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Crisis de Octubre. Conocida internacionalmente como Crisis de los misiles en Cuba y en la Unión Soviética como Crisis del Caribe (Карибский кризис). Es dentro de la confrontación histórica entre Cuba y los Estados Unidos, y en opinión de especialistas de todas las relaciones internacionales contemporáneas, el incidente más peligroso por el que atravesaron ambos países y el mundo durante el período de la Guerra Fría. De la larga lista de agresiones del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, reviste singular importancia lo ocurrido en la semana comprendida entre el 22 y el 28 de octubre de 1962. Limitada en sus posibilidades de manifestación militar a la toma de algunas medidas que dieran cierta capacidad de respuesta a los planes agresivos de Washington y mantenida al margen del proceso de negociación entre la URSS y los Estados Unidos, el papel protagónico de Cuba durante la crisis de octubre se centró en el terreno político y diplomático.
Sumario
Antecedentes
La Crisis de Octubre de 1962 fue la primera vez en que la humanidad se vio al borde de la guerra nuclear, a punto de regresar al hacha de piedra.
A principios de los años 50, cuando se iniciaba la carrera de las armas nucleares, al científico Albert Einstein, padre de la teoría de la relatividad, le hacen la siguiente pregunta en una entrevista:
Su respuesta fue la siguiente:
Las primeras explosiones nucleares fueron realizadas por Estados Unidos en 1945, contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, las únicas efectuadas en situación de combate en la historia. La Unión Soviética detonó su primera bomba nuclear en 1949, comenzando así la carrera por el desarrollo de las armas nucleares, en la que Estados Unidos salía con cuatro años de ventaja y con una industria sobre la que no había caído una sola bomba durante la pasada guerra, mientras que la Unión Soviética había sufrido colosales pérdidas durante la misma.
Para el año 1962 la correlación existente de los medios portadores de armas nucleares que podían alcanzar el territorio del contrario era de 5 a 1 a favor de Estados Unidos. Robert McNamara, secretario de Defensa de la administración Kennedy reveló en la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre, celebrada en Moscú en enero de 1989, que en el momento que estalla la crisis ellos poseían 5000 ovijas nucleares, mientras los soviéticos apenas contaban con 300, para una correlación aproximada de 17 a 1. En cuanto a los bombarderos B-47 y B-52, la correlación era de casi 10 a 1 favorable a los Estados Unidos. También se afirma que en 1962 el Pentágono poseía 377 cohetes estratégicos –en tierra y mar- y estaba en marcha la construcción de otros 1 000 más avanzados del tipo Minuteman, mientras que la URSS el primero de enero de ese año solo contaba con 44 cohetes intercontinentales, 373 de alcance medio y 17 de alcance intermedio[1]. Pero el balance estratégico favorecía también a los estadounidenses en su capacidad de realizar un primer golpe nuclear a la URRS, debido a los misiles nucleares que habían desplegado en Turquía e Italia.
Sobre estos emplazamientos tan peligrosos para la URSS le señaló Jruschov a Alexander Alexeev (refiriendo a la colocación de armas nucleares estratégicas en Cuba), nombrado embajador en Cuba:
Los motivos más profundos del premier soviético, Nikita Jruschov, al dar ese paso tan arriesgado, estuvieron relacionados con la intención de disminuir la brecha nuclear existente entre la URSS y Estados Unidos, con amplia ventaja para esta última nación, aspecto que desconocía la máxima dirección de la Isla en aquellos momentos.
Por entonces, hacía tres años que había triunfado la Revolución Cubana; durante los cuales el gobierno norteamericano trató de derrocar al gobierno revolucionario en diversas formas sin lograrlo, incluyendo la derrota sufrida por la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961. Esa derrota resultó sumamente humillante para el nuevo presidente de los Estados Unidos, J. F. Kennedy, al decir de su hermano y de algunos de sus asesores directos. La derrota no llamó al presidente John F. Kennedy a la cordura sino a la revancha. La Comisión Taylor, designada por el mandatario para analizar el citado fracaso, recomendó "emprender nuevas medidas político–militares, económicas y propagandísticas contra Castro", lo que sirvió de base para la preparación y puesta en marcha de un nuevo plan de operaciones encubiertas, es por ello que a fines de 1961 se organizó la Operación Mangosta, la que debía aportar el pretexto para realizar una nueva invasión a Cuba, esta vez con las fuerzas armadas norteamericanas. Esta operación desencadenó miles de actos terroristas, sabotajes, planes de asesinatos de dirigentes y agresiones armadas. Unos meses más tarde, el general Maxwell D. Taylor, en aquel momento presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, aseguraba al Presidente que no creía posible el derrocamiento del gobierno cubano sin la intervención directa de Estados Unidos, por lo cual recomendaba un curso más agresivo de la Operación Mangosta, cuya ejecución, autorizada por Kennedy, debía escalar sus medidas hasta crear el escenario propicio para asestar un golpe aéreo masivo sorpresivo y/o realizar la invasión.
El 7 de marzo de 1962, la Junta de Jefes de Estado Mayor propuso, "fabricar una provocación que justificara una acción militar norteamericana" y solo dos días después, la oficina del Secretario de Defensa sometió a la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas que podían servir de pretexto para justificar la intervención militar en Cuba.
Ese objetivo fue siendo conocido por aquellos meses por los gobiernos soviético y cubano, de una forma más o menos segura. Al considerar los dirigentes soviéticos que Cuba no sería capaz de resistir la agresión militar directa de Estados Unidos, surgió la proposición de emplazar en la Isla un contingente de tropas soviéticas con cohetes nucleares de alcance medio que fueran capaces de alcanzar el territorio de Estados Unidos, considerando que esa sería la única forma de impedir la agresión, ya que en estas condiciones la misma ya no sería contra Cuba, sino una confrontación directa con la Unión Soviética. Consideraron además, que el traslado de los cohetes debía ser realizado en el más estricto secreto, dando a conocer su presencia en la Isla solamente cuando estuvieran emplazados y listos para el combate. Al hacer este planteamiento tenían en cuenta que Estados Unidos, a través de la OTAN, ya tenían emplazados en Europa cohetes de alcance medio nucleares que llegaban al territorio soviético, por lo que concluían que puestos ante el hecho consumado, los norteamericanos tendrían que aceptar la presencia de los cohetes en Cuba, al igual que ellos habían tenido que aceptar sus cohetes en Turquía, Italia e Inglaterra.
A pesar de que en las concepciones defensivas ya elaboradas por parte de la máxima dirección cubana, los misiles nucleares no estaban comprendidos, y de la conciencia de los líderes cubanos de que su presencia en el territorio insular podía afectar el prestigio de la Revolución, se aceptó la instalación de los cohetes, a partir de que se cumplía con un principio ineludible de apoyo internacionalista con el Campo Socialista y la URSS.
Esta proposición fue analizada los días 21 y 24 de mayo de 1962 en Moscú, por los máximos dirigentes del Partido soviético y por la jefatura de sus Fuerzas Armadas. En la segunda reunión fue aprobada la proposición presentada, quedando pendiente a la aprobación de la parte cubana; para hacer la proposición a los dirigentes de la Isla fue enviada con urgencia una comisión de alto nivel. La comisión llegó a La Habana el 29 de mayo y esa misma noche expuso el objetivo de su viaje al Primer Ministro, comandante Fidel Castro, quien expresó que en ese momento entendió que ellos estaban interesados en instalar los proyectiles, pues eso habría significado un cambio en la correlación de fuerzas y una mejoría en la posición militar de la Unión Soviética y de todo el campo socialista. El dirigente cubano hizo algunas preguntas y planteó que necesitaba reunir a la dirección del país para informar y tomar una decisión.
El 10 de junio se realizó en Moscú una nueva reunión al más alto nivel, en la que se aprobó definitivamente el traslado de los cohetes nucleares a Cuba. El 13 de junio, el ministro de Defensa de la URSS firmó las directivas para los jefes superiores de las tropas que participarían en la operación. En ellas se planteaban las misiones, la composición numérica, los tipos de armamento y otras medidas, especificándose que todo sería ejecutado en total secreto.
Mucho se perdió en el terreno moral, político y diplomático cuando los soviéticos decidieron que la instalación de los cohetes nucleares en Cuba se hiciera de manera secreta, y solo hacerla pública cuando fuera un hecho consumado, al que Estados Unidos supuestamente tendría que resignarse. El líder de la Revolución Cubana defendió en todo momento que la operación se hiciera pública bajo el respaldo del derecho internacional[3].
El 20 de junio de 1962, el Estado Mayor General de la URSS aprobó la jefatura y composición de la Agrupación de Tropas Soviéticas que participaría en la Operación Anadyr. El comandante Raúl Castro viajó a Moscú del 3 al 16 de julio y, entre otras cosas, reiteró el criterio del Comandante en Jefe Fidel Castro, de hacer público el acuerdo militar cubano–soviético como acto soberano entre dos estados<[4]. No obstante, la parte soviética insistió en mantener la operación en secreto, algo imposible de lograr debido a su envergadura y al sobrevuelo sistemático de la aviación de exploración norteamericana sobre Cuba.
Composición de la Agrupación de Tropas soviéticas en Cuba
La composición prevista inicialmente para la Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba fue la siguiente:
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Una división equipada con cohetes nucleares de alcance medio e intermedio. La división estaba compuesta por cinco regimientos, tres con cohetes de alcance medio del tipo R-12 (SS-4 según la denominación de la OTAN) y dos con cohetes de alcance intermedio R-14 (SS-5). Cada regimiento contaba con ocho rampas de lanzamiento y 12 cohetes, para un total de 40 rampas y 60 cohetes.
El alcance de los R-12 era de hasta 2 100 km. La potencia de una carga nuclear se mide por la cantidad de explosivo convencional que provoca una explosión equivalente, por esto, si una carga nuclear tiene una potencia de 100 kilotones, ello indica que es equivalente a cien mil toneladas de explosivo convencional. La potencia de la carga nuclear de un R-12 era de un megatón (equivalente a la detonación de un millón de toneladas de explosivos convencionales); si tenemos en cuenta que la bomba de Hiroshima tenía una potencia de 13,5 kilotones, vemos que la carga de un R-12 era 77 veces más poderosa. Por su parte, los cohetes R-14 llegaban hasta 4 500 km, mientras que la potencia de su carga nuclear era de 1,65 megatones, es decir, 127 veces más potente que la de Hiroshima. Con los cohetes R-12 y R-14 emplazados en Cuba se podrían batir blancos en casi todo el territorio continental de los Estados Unidos. | ||||
Sus unidades fundamentales eran un escuadrón de bombarderos ligeros IL-28 y dos regimientos de cohetes alados de corto alcance. Los bombarderos estaban equipados para transportar una bomba nuclear de seis kilotones (0,45 de la bomba de Hiroshima) cada uno, hasta la distancia aproximada de 1 000 km.
Los dos regimientos de cohetes alados poseían en total 16 rampas de lanzamiento y 80 cohetes del tipo FKR-1. Su alcance era de hasta 150 km y podían llevar cargas convencionales o nucleares con potencias de cinco a 12 kilotones (0,4-0,9 de la de Hiroshima). Para cada cohete se llevarían una carga convencional y una nuclear. | ||||
Integradas por dos divisiones de cohetes antiaéreos y un regimiento de aviones cazainterceptores.
Las dos divisiones contaban con 24 grupos de lanzamiento de cohetes antiaéreos SA-75, los que eran efectivos hasta 34 km de distancia, con alturas de hasta 27 km. El regimiento aéreo de caza contaba con 40 aviones MIG-21, con características de primera línea. | ||||
Compuestas por cuatro regimientos de infantería motorizada, tres de los cuales estaban reforzados con grupos de cohetes tácticos de corto alcance, del tipo “Luna”. Cada regimiento tenía 2 500 hombres y contaba con tanques, carros blindados, artillería, morteros y cohetes dirigidos antitanque, entre otros medios. Los cohetes “Luna” se utilizaban contra blancos terrestres, su alcance era de hasta 55 km. Se enviarían a Cuba 36 cohetes de este tipo, 24 con cargas convencionales y 12 con cargas nucleares de tres kilotones (0,23 de la de Hiroshima). | ||||
Compuesta por una escuadra de buques de superficie integrada por dos cruceros y cuatro destructores; una división con siete submarinos de ataque, cada uno con tres cohetes alados R-13 de 540 km de alcance y cabeza de combate nuclear; una brigada de cuatro submarinos regulares, cada uno con un torpedo de carga nuclear y los restantes convencionales; una brigada de 12 lanchas coheteras, cada una con dos cohetes de carga convencional y 40 km de alcance; un regimiento de bombarderos ligeros IL-28 equipados con minas y torpedos y un regimiento de cohetes alados de defensa costera, con cuatro grupos de lanzamiento de cohetes del tipo “Sopka”, para ser utilizados contra blancos navales de superficie; su alcance era de 80 km y llevaban cargas de combate convencionales.
Se previó iniciar el traslado de la Agrupación a fines de la primera quincena de julio y debía estar en disposición combativa en la Isla para fines de octubre. A fines del mes de septiembre se decidió no enviar la escuadra de buques de superficie y la brigada de submarinos de ataque. |
Ubicación de las Unidades soviéticas que llegaban a Cuba
A medida que arribaban, a partir de finales de julio, las unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) iban ocupando los lugares que les correspondían en el orden combativo previsto. Aunque los medios de la división de cohetes estratégicos aún no habían llegado, se trabajaba intensamente en la preparación de sus emplazamientos, los que habían sido seleccionados para dos regimientos de cohetes de alcance medio al norte de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal-Candelaria, provincia de Pinar del Río, y un regimiento en Sitiecito-Calabazar de Sagua, provincia de Las Villas, mientras que los dos regimientos de cohetes de alcance intermedio se ubicarían en la zona de Guanajay (meseta del Esperón), provincia de Pinar del Río, y en Remedios-Zulueta, provincia de Las Villas.
Las ubicaciones previstas para los regimientos de infantería motorizada, fueron en la zona de Artemisa, entre Managua y Santiago de Las Vegas, en las zonas de Remedios y Holguín, en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Las Villas y Oriente.
La base principal de los medios de la Marina de Guerra se encontraba en la bahía del Mariel. La jefatura y el estado mayor de la ATS fueron ubicados en los alrededores de la ciudad de La Habana (hoy La Habana). El almacén central de las cargas nucleares fue planificado en un polvorín subterráneo que estaba no lejos del poblado de Bejucal, a unos 20 km al sur de La Habana. Los dos regimientos de cohetes alados, del tipo FKR-1, se dislocaron en la Base Granma, cerca del Mariel, y en la zona de Mayarí Arriba, Sierra Cristal.
Los bombarderos ligeros IL-28 serían ensamblados en la Base Aérea de San Julián, provincia de Pinar del Río, operando posteriormente desde esa base y desde la Base Aérea de Holguín, en la provincia de Oriente. Por su parte, el regimiento de aviación de caza, equipado con los MIG-21, se basificaría en la Base Aérea de Santa Clara, desde donde se podrían dirigir hacia las regiones occidental u oriental del país, en dependencia de las necesidades, mientras que la Base Aérea de San Antonio, en la provincia de La Habana, permanecía como base principal de la aviación cubana.
Tras la llegada a Cuba de las unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas , ya la inteligencia de EE.UU. había determinado la presencia en la Isla de cohetes antiaéreos y aviones MiG-21, construcciones no identificadas y la existencia de especialistas militares soviéticos.
De acuerdo con un análisis, presentado por la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos a principios de octubre, había unidades de cohetes antiaéreos en las provincias de Oriente, Las Villas, La Habana y Pinar del Río. En Oriente y Las Villas existían bases aéreas y grandes unidades importantes de las fuerzas cubanas, en La Habana, estaba la base aérea más importante, además de otros grandes objetivos militares y civiles, pero en la provincia de Pinar del Río no había nada importante conocido y precisamente allí estaban varios de los emplazamientos antiaéreos detectados.
Según informes recibidos, en la parte central de la provincia de Pinar del Río había un área grande restringida que era controlada por personal militar soviético y cubano, además de que los cubanos que vivían allí habían sido evacuados. Las informaciones sobre el personal militar soviético en Cuba indicaban una mayor concentración de este en el extremo occidental de la Isla, mostrando mayor interés en Pinar del Río que en otras provincias. Era significativo que si con centro en el área restringida indicada se trazaba un círculo de 2 000 km de radio, alcance considerado de los cohetes SS-4, el territorio abarcado incluía las ciudades de Filadelfia, Pittsburg, San Luis, Oklahoma, Dallas, San Antonio, el Canal de Panamá y los campos petroleros de Maracaibo, en Venezuela.
El 9 de octubre el presidente Kennedy aprobó el vuelo de un avión U-2 sobre Cuba, con el propósito de obtener evidencias acerca de la sospechada construcción de emplazamientos para cohetes de alcance medio en el área restringida, de que se tenían noticias en la provincia de Pinar del Río. Durante la mayor parte del mes de septiembre y principios de octubre reinó el mal tiempo en Cuba, con muchas nubes sobre la Isla, lo que impedía o hacía poco eficiente la toma de fotografías aéreas del territorio; incluso este vuelo, ya aprobado, fue suspendido durante varios días por las condiciones del tiempo.
El 14 de octubre reinaba el buen tiempo sobre Cuba; resultaba la oportunidad que esperaban los norteamericanos desde hacía cinco días. En las primeras horas de la mañana un avión U-2 fotografió, en una trayectoria de vuelo desde el sur hacia el norte, la franja del territorio occidental de la Isla que pasaba sobre la localidad de San Cristóbal, en la provincia de Pinar del Río. Las 928 fotografías obtenidas sobre territorio cubano durante seis minutos brindarían la primera evidencia segura de la presencia de cohetes de alcance medio en Cuba.
Para el 15 de octubre un equipo de interpretación identificó en los alrededores de San Cristóbal varios objetos similares a los componentes de los emplazamientos de los cohetes de alcance medio SS-4 (R-12 para los soviéticos).
Tarde en la noche Ray Cline, subdirector de Inteligencia de la CIA, llamó por teléfono a McGeorge Bundy, consejero especial del presidente Kennedy para Asuntos de la Seguridad Nacional, informándole que habían sido descubiertos cohetes de alcance medio en Cuba. Bundy decidió esperar a la mañana para alertar al Presidente. Mientras tanto, en Cuba, el jefe del aseguramiento técnico-nuclear, al haber concluido las comprobaciones de la técnica que tenía confiada con resultados positivos, informó al jefe de la Agrupación de Tropas Soviéticas que las municiones nucleares estaban verificadas y listas para ser empleadas si surgía la necesidad.
El 16 de octubre el presidente Kennedy recibió las fotos en la mañana. Entonces formó un grupo asesor de alto nivel, que fue conocido como el Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad (ExCom, por sus siglas en inglés), para analizar la situación y proponer medidas.
La primera reunión del Comité fue esa mañana. Kennedy explicó la situación creada y solicitó a los presentes que abandonaran cualquier otra tarea. Al principio, el sentimiento ge-neral fue de que había que emprender alguna acción, no obstante, una pequeña minoría estimaba que los cohetes en Cuba no alteraban el equilibrio de fuerzas, por lo que toda acción era innecesaria. Mas la mayoría pensaba que el único camino posible era un ataque aéreo sorpresivo contra las bases de los cohetes. Durante esa primera reunión no se tomaron acuerdos, pero se plantearon algunas de las ideas esenciales que discutirían en la semana. Entonces en el Comité casi existía consenso a favor de una acción militar, pero sus integrantes desconocían que, cuando dicha acción podía ser inminente, ya había en Cuba decenas de cargas nucleares para los cohetes tácticos, destinadas a rechazar un desembarco en la Isla, por lo que cualquier acción drástica de las fuerzas norteamericanas hubiera elevado demasiado el riesgo del inicio de una guerra nuclear general.
Desde aquel día comenzó a organizarse el Comando Unificado del Atlántico, órgano principal de mando para la dirección de las acciones militares futuras, al cual estarían subordinadas todas las fuerzas terrestres, navales y aéreas comprometidas.
Al mismo tiempo, al puerto de Mariel llegaba la motonave Omsk, en su segundo viaje, transportando seis cohetes R-12 para el regimiento de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal, con lo que se completaban los 36 cohetes del tipo R-12 destinados a la división coheteril estratégica.
Durante el resto de la semana el Comité Ejecutivo analizó las distintas variantes que podrían ser aplicadas, hasta que el sábado 20 de octubre recomendó el bloqueo naval de la Isla, denominándolo “cuarentena”, de modo que fuera más aceptable para la opinión internacional, lo que fue aprobado por el presidente Kennedy; entonces se decidió que este se dirigiera a la nación y al mundo en la tarde del día 22 de octubre.
Por entonces, el regimiento de cohetes R-12 emplazado en la región central de Cuba estaba listo para el combate, mientras que los dos regimientos ubicados en la zona de San Cristóbal continuaban preparándose. Además, una serie de barcos soviéticos se dirigían al Caribe, entre ellos el Alexandrovsk, con las cargas nucleares para los proyectiles R-14 y las 40 restantes para los cohetes alados tácticos, así como otros cuatro buques con los 24 cohetes R-14.
Desde el 21 de octubre, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos pasaron de las condiciones de tiempo de paz (DEFCON–5) a la de alta alerta (DEFCON–3) y fue ordenado reubicar los medios de Defensa Antiaérea para estar en mejores condiciones de combate; reforzar la base naval de Guantánamo, así como evacuar a los familiares y civiles de aquel enclave, aumentar la vigilancia y desplegar las fuerzas que impondrían el bloqueo.
El ejército llegó a movilizar 100 000 hombres, la Fuerza Aérea 146 000, la Marina 210 buques y 85 000 efectivos, y la Infantería de Marina una división reforzada[5].
La crisis
22 de octubre
El 22 de octubre de 1962 (lunes), cuando en horas de la mañana se anunció que Kennedy hablaría a las 7:00 p.m., para dar a conocer acontecimientos extraordinarios a la población de Estados Unidos, y teniendo en cuenta una serie de movimientos militares que se habían detectado en el sur de Estados Unidos, el Comandante Fidel Castro apreció que eso estaba relacionado con Cuba y con los cohetes soviéticos. Dadas esas circunstancias, ordenó poner en Situación de Alerta a las FAR a las 3:50 p.m., y a las 5:35 p.m., decretó la Alarma de Combate para toda la nación, casi hora y media antes de que hablara Kennedy.
A las siete de la tarde, el presidente Kennedy inició su intervención:
Durante la última semana se han obtenido pruebas inequívocas de que se están instalando bases de cohetes ofensivos en aquella Isla esclavizada. El objeto de estas bases no puede ser otro que el de montar una fuerza de ataque nuclear contra el hemisferio occidental…"
“(...) Esta urgente transformación de Cuba en una base estratégica (…) constituye una evidente amenaza a la paz y a la seguridad de todos los americanos, en flagrante y deliberada violación (…) de las tradiciones de esta nación y de este hemisferio (…), de la Carta de las Naciones Unidas y de mis propias y públicas advertencias a los soviéticos”
“...y nuestra historia, a diferencia de la soviética (…), demuestra que no tenemos el menor deseo de dominar o conquistar a cualquier otra nación, o de imponer a su pueblo nuestro sistema”[6].Al final de su discurso el Presidente manifestaba:
El discurso de Kennedy fue brusco, persiguiendo el objetivo de crear la impresión, en los estadounidenses y en la opinión pública mundial, de que los cohetes soviéticos en Cuba representaban en sí una amenaza mortal para Estados Unidos y otros Estados latinoamericanos.
El 22 de octubre, al decretarse el bloqueo naval contra Cuba y crearse todas las condiciones para bombardear e invadir la Isla se desencadenaba la llamada Crisis de Octubre. Kennedy demandó la retirada de las armas estratégicas soviéticas basificadas en Cuba, y declaró el bloqueo naval, ante lo cual, las FAR respondieron con la Alarma de Combate para todas sus unidades.
23 de octubre
Al amanecer del 23 de octubre (martes) ya estaban en completa disposición combativa muchas unidades cubanas y soviéticas. El regimiento de la región central podía efectuar el lanzamiento de los cohetes 2:30 horas después de recibir la orden, pero las cargas nucleares se mantenían en el almacén central, a más de 300 km, por lo que se requería un plazo real de 20 horas para el lanzamiento. El regimiento de Candelaria-San Cristóbal y uno de los grupos de combate del de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal, estaban casi listos, con sus rampas en diferentes plazos para el lanzamiento, en dependencia de sus condiciones concretas. Ambos regimientos estaban a 80-100 km del almacén central de cargas nucleares.
Mientras tanto, al puerto de Isabela de Sagua llegaba la motonave Alexandrovsk con las cargas nucleares de los cohetes R-14 y las 40 que faltaban para los cohetes alados tácticos FKR. Por la noche comenzó la descarga de las últimas. En aquellos momentos, la Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba ya contaba con alrededor de 43 000 hombres.
El Comité Ejecutivo se reunió en la Casa Blanca. Se discutió lo que se haría si uno de los aviones U-2 era derribado; se convino en que sería destruida la base de cohetes antiaéreos que hubiera disparado. Al finalizar la reunión, Kennedy aprobó la realización de vuelos de reconocimiento a baja altura sobre Cuba para obtener más fotos, y más detalladas, de los emplazamientos de los cohetes soviéticos.
A partir de las 11:30 de la mañana se realizaron los primeros vuelos sobre las posiciones soviéticas y cubanas; se efectuarían dos veces al día, en la mañana y en la tarde, por varios aviones de forma más o menos simultánea sobre distintas regiones de la Isla. El Gobierno soviético solicitó al cubano que no se disparara contra ellos para no empeorar la situación.
El pueblo respondió al llamado de la revolución. Nunca antes se había sentido tan cercano el peligro de la agresión militar directa; sin embargo, el país se preparó tranquilamente para enfrentar y resistir el bloqueo total, los golpes aéreos limitados o masivos y la invasión.
A pesar de la alarmante situación y del peligro inminente, en el país reinaban el orden y la tranquilidad. En distintos puntos de La Habana y otras ciudades estaban emplazadas baterías de armas antiaéreas. En aquellos días no se interrumpió la vida cultural y social del país.
A las 7:06 p.m., el presidente Kennedy firmó la “Proclamación 3504”, en la que se declaraba que la “cuarentena” de Cuba se establecería a partir de las 2:00 p.m. del 24 de octubre (hora de Greenwich).
24 de octubre
El 24 de octubre (miércoles) a las 10:00 a.m., hora de Washington, entró en vigor la “cuarentena” proclamada y comenzó una reunión del Comité Ejecutivo. Los barcos rusos seguían navegando hacia Cuba; algunos estaban llegando a la distancia establecida para la intercepción, así que tendrían que decidir si los detenían o no. Poco después informaron que dos mercantes, el Gagarin y el Komiles, estaban cerca de la barrera. La intercepción sería antes del mediodía. A continuación comunicaron que un submarino soviético estaba entre los dos barcos, por lo que la tensión, de por sí elevada, alcanzó niveles incalculables. Los 20 barcos se detuvieron y otros dieron la vuelta
25 de octubre
El 25 de octubre (jueves) al final del día el regimiento de Candelaria-San Cristóbal y el segundo grupo de combate de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal estaban listos para el combate. Además, esa noche comenzó el traslado, desde el puerto de Isabela de Sagua hacia la región oriental, de las cargas nucleares que faltaban para los cohetes alados tácticos FKR.
La situación empeoraba cada día.
En el círculo que rodeaba al Presidente consideraban que si los soviéticos persistían, a pesar de la “cuarentena”, en el incremento la preparación de las fuerzas coheteriles, quedaría como última alternativa la del uso de las armas, con el golpe aéreo masivo y la ulterior invasión. Al atardecer, Kennedy decidió aumentar la cantidad de vuelos a baja altura sobre Cuba, a partir de la mañana siguiente, de dos al día a uno cada dos horas.
26 de octubre
El 26 de octubre (viernes) a partir de la mañana se incrementaron los vuelos rasantes, con lo que aumentaba el peligro de un golpe aéreo sorpresivo aprovechándolos. Teniendo en cuenta eso, el Comandante Fidel Castro tomó la decisión de disparar contra todo avión que violara el espacio aéreo a partir del amanecer del 27 de octubre.
Se comunicó al jefe de la Agrupación de Tropas Soviéticas que Fidel quería reunirse con él.
Esa tarde, en Washington, se recibió una carta de Jruschov para el Presidente, en la que cerca del final planteaba:
Al atardecer se efectuó la reunión del Comandante Fidel Castro y el jefe de la ATS, en la que el líder cubano argumentó la decisión de hacer fuego contra los aviones en vuelo rasante a partir del amanecer siguiente. Sobre la base de la información disponible, los mandos cubano y soviético llegaron a la conclusión de que era inminente una agresión de los Estados Unidos, con mayor probabilidad un golpe aéreo, que debía esperarse en las próximas 24-72 horas, es decir, entre el 27 y el 29 de octubre.
A las 9:30 p.m. la Jefatura de la ATS autorizó que los medios de los grupos coheteriles antiaéreos comenzaran a irradiar al espacio. A los jefes de unidades de la defensa antiaérea se les autorizó a abrir fuego contra los aviones que atacaran las posiciones y objetivos de las tropas. Además, para reducir el tiempo de preparación de la primera salva con los cohetes de alcance medio, durante esa noche las cargas nucleares para el regimiento de la región central fueron llevadas, en camiones especiales climatizados, hacia lugares cercanos a sus posiciones de lanzamiento, mientras que a los tres regimientos les puntualizaron las misiones de combate y les entregaron las tareas de vuelo para los cohetes, las que garantizarían que las cargas nucleares describieran las trayectorias previstas hasta los blancos seleccionados en territorio norteamericano.
27 de octubre
El 27 de octubre (sábado) desde el amanecer las baterías antiaéreas cubanas dispararon contra los aviones en vuelo rasante, mas los pilotos de aquellos aviones veloces aumentaban velocidad y altura y se retiraban hacia el mar, de forma que ninguno fue derribado.
Este día, además, el primer grupo de combate del regimiento de cohetes de alcance medio de Santa Cruz de los Pinos-San Cristóbal también estuvo listo para el combate, con lo que la división coheteril estratégica estaba preparada con sus 24 rampas de lanzamiento.
A las 10:00 a.m. comenzó la reunión del Comité Ejecutivo, en la que se analizó la proposición de Jrushchov en la carta de la tarde anterior. Los participantes no lo sabían aún, pero durante el desarrollo de la misma se había producido un hecho trágico, y de impredecibles consecuencias.
Derribo del U-2
Un avión U-2 había ingresado al espacio aéreo de la Isla, voló a lo largo de la misma y fue derribado, pereciendo el piloto, mayor Rudolf Anderson, Jr.
Cuba había sido tan fotografiada durante las últimas dos semanas que poco importaban algunas fotos más o menos, máxime que no se habían producido maniobras, durante las últimas horas, para cambiar de lugar las unidades principales ni nada por el estilo. Los vuelos se hacían diariamente, a baja y a gran altura, para mantener el control de la marcha de los trabajos en los emplazamientos de los cohetes y del ensamblaje de los IL-28, además de verificar que el resto de las unidades continuaban en sus posiciones.
En la mañana del sábado aparecen los aviones “paseando” en vuelo rasante, igual que siempre, y aunque les tiraron en muchos lugares se escabulleron sin complicaciones. Sin embargo, el U-2, que ni se veía debido a la altura a que volaba, ni tan siquiera se oía el ruido de su motor, fue el derribado.
El U-2 volaba en alturas de alrededor de 20 km, y los cohetes antiaéreos, únicos que podían alcanzarlo, estaban en manos de los soviéticos. Al respecto, el comandante en jefe expresó en 1992:
La orden del derribo pudo haber sido dada por algún jefe de la ATS. Se han mencionado tres nombres: coronel Gueorgui Voronkov, jefe de la división coheteril antiaérea de la región oriental, a la que estaba subordinado el grupo de Banes; mayor general Leonid Garbuz, sustituto del jefe de la ATS para la Preparación Combativa; y teniente general Stepan Grechko, sustituto del jefe de la ATS para la Defensa Antiaérea.
En una entrevista publicada en 1989, el ya teniente general Voronkov declaró lo siguiente:
La división coheteril del coronel Voronkov tenía 12 grupos en la región oriental, pero el que derribó al U-2 fue el de Banes, el último a la derecha por la costa norte. Si el avión volaba hacia oriente, antes de llegar al grupo de Banes debió pasar, por lo menos, por las zonas de destrucción de cuatro grupos de la división, antes de ser derribado; cuendo hubiera sido más lógico darle la orden a una unidad anterior, para tener reserva por si el que recibiera la orden fallaba. Además, de que nadie sabía que iba a pasar, en el último momento, sobre el grupo emplazado cerca de Banes.
El relato hecho por el general Garbuz describe:
Algunos puntos débiles de este relato señalan que si el U-2 voló de Pinar del Río a Oriente, pasando sobre los puntos fundamentales de importancia militar, debe haber atravesado las zonas de destrucción de no menos de 15 grupos antiaéreos, entonces, además de que después de pasar sobre Guantánamo pudo no haber pasado sobre el grupo de Banes, dejándolos con un palmo de narices, y se hubiera retirado tranquilamente con toda su “valiosísima” información, que “no podía llegar a los Estados Unidos”.
Por la forma del relato todo indicó de que aquel era el primer vuelo de un U-2 sobre Cuba y no se podía dejar que escapara con toda la información recogida; pero no era así, desde hacía dos semanas esos aviones volaban casi a diario sobre la Isla, por lo que todo lo que ese vuelo pudo fotografiar ya había sido fotografiado más de una vez, es decir, no constituía una información nueva, de primera mano e importancia decisiva, que lo revelaría todo en Washington. También podría alegarse que los generales desconocían sobre los vuelos precedentes de los U-2, por lo que se horrorizaron con aquel. Eso sería por lo menos muy dudoso. Pero aceptemos que no lo supieran porque no habían sido informados sobre ello y no podían ver ni oir a los U-2 debido a la altura a que volaban; sin embargo, desde el 23 de octubre el país era peinado diariamente por los vuelos rasantes, y para darse cuenta de eso no había ni que salir de los locales de trabajo, pues el aullido de los motores a reacción era tremendo y todo se estremecía prácticamente cuando pasaban.
Finalmente, ningún gran jefe tomó la decisión para derribar el avión, el pequeño jefe del grupo antiaéreo emplazado en la zona de Banes, mayor Ivan Guerchenov localizó el avión, lo comunicó al puesto de mando de su regimiento y pidió autorización para derribarlo, le contestaron que esperara; en eso perdió las comunicaciones y, basándose en lo que planteaba el reglamento de combate, vigente entonces en las Tropas Coheteriles Antiaéreas soviéticas, referente a que al perder las comunicaciones en una situación combativa el jefe del grupo tomaba las decisiones, tomó su decisión y la puso en práctica.
A las 4:00 p.m. se efectuó en Washington otra reunión del Comité Ejecutivo. En medio de la reunión, se informó de que un U-2 había sido derribado y el piloto estaba muerto. Los integrantes de la Junta de Jefes de Estados Mayores que se encontraban presentes, argumentaron ardientemente a favor de que fuera asestado el golpe aéreo masivo sorpresivo contra Cuba, y que se iniciara la invasión, otros planteaban que debían ejecutar la respuesta prevista para el caso, el ataque al grupo coheteril que había derribado la nave. McNamara dijo que en esa situación debían estar listos para asestar el golpe aéreo.
Al principio fue casi unánime la opinión de que debían atacar y destruir las bases de los cohetes antiaéreos. El Presidente estaba informado de que esas armas eran operadas y controladas por soviéticos y consideraba el ataque al U-2 como una escalada por su parte, pero, en definitiva, tuvo la serenidad y sangre fría para postergar la represalia inmediata.
Finalmente decidieron enviar a Jruschov una carta respondiendo a la recibida en la tarde anterior. El contenido fundamental del mensaje era:
"Si he leído bien su carta, los elementos básicos de sus proposiciones —que en general me parecen aceptables— son los siguientes:"
- Ustedes retirarán estos sistemas de ar¬ma¬mento de Cuba, bajo la adecuada inspección por la ONU, y se comprometerán, con las debidas garantías, a no introducir, en lo sucesivo, armamento de esta clase.
- Por nuestra parte nos comprometemos (...): a) a levantar rápidamente el bloqueo; b) a dar garantías de que Cuba no será invadida.
Al anochecer, el Presidente encargó a su hermano que se encontrara con el Embajador de la URSS y le comunicara un mensaje verbal para su transmisión a Jrushchov. Su esencia consistía en que si los cohetes no eran retirados inmediatamente, los Estados Unidos iniciarían las acciones combativas no más tarde de los primeros días de la semana siguiente, es decir, el 29 o 30 de octubre. También se planteó que estaban dispuestos a retirar los cohetes norteamericanos de Turquía e Italia, lo que se haría de cuatro a seis meses después de la salida de los proyectiles soviéticos de Cuba, pero este aspecto debía ser mantenido en secreto. Robert Kennedy pidió que transmitieran que el Presidente estaba sometido a una presión muy fuerte por los militares.
Era muy necesaria una respuesta positiva, lo más rápido posible.
28 de octubre
El 28 de octubre (domingo) en la casa de campo gubernamental, en Ogariovo, era examinada la proposición del Presidente de los Estados Unidos sobre la retirada de los cohetes soviéticos de Cuba a cambio de la garantía de no invadir el país; también se tenían en cuenta las informaciones transmitidas por Fidel Castro y por los militares soviéticos acerca de la inminencia del ataque.
Hasta que se tomó la decisión aprobándola. Teniendo en cuenta la urgencia del momento se decidió no esperar por la lentitud del cifrado y los métodos normales para enviar los mensajes, sino transmitir la carta de Jrushchov a Kennedy en texto claro por Radio Moscú.
El contenido fundamental de la carta era:
Cuando la dirección cubana supo por la radio del acuerdo, hecho sin consultarlos, manifestó su inconformidad, pues la garantía de la palabra del Presidente norteamericano tenía muy poco valor para ellos, como había demostrado la historia. Por eso, en la tarde de aquel domingo el Comandante Fidel Castro planteó sus conocidos “Cinco Puntos”, manifestando que:
- Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económicas que ejercen los Estados Unidos contra Cuba.
- Cese de todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y sabotajes (…)
- Cese de los ataques piratas (…)
- Cese de todas las violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos.
- Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos”[13].
Los gobernantes norteamericanos no quisieron ni oir hablar de los cinco puntos, considerándolos como un programa inalcanzable entonces.
La manera en que Jruschov actuó después, al producirse la crisis, cuando sin contar con la dirección cubana negoció con Kennedy la salida de los cohetes nucleares de la Isla, y de manera subrepticia negoció esa salida a cambio de la retirada de los misiles nucleares estadounidenses ubicados en Turquía e Italia, dejaron mucho que desear sobre las verdaderas o fundamentales motivaciones que tuvo Jruschov a la hora de proponer a los cubanos la instalación de los cohetes en Cuba.
Terminaba así la etapa más candente de la Crisis.
La ONU y la crisis
El 22 de octubre Adlai Stevenson, embajador de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad presentando un proyecto de resolución que planteaba los siguientes puntos:
- Inmediato desmantelamiento y retirada de Cuba de todos los proyectiles dirigidos y otras armas ofensivas.
- Autorización al Secretario General interino para enviar a Cuba un observador de las Naciones Unidas para que garantizara e informara respecto a la aplicación de esa resolución.
- Terminación de las medidas de cuarentena dirigidas contra los embarques militares a Cuba, una vez que las Naciones Unidas hubiera certificado la aplicación del primer punto.
- Necesidad de urgente diálogo entre los Estados Unidos y la URSS sobre las medidas tendientes a eliminar la amenaza existente para la seguridad del Hemisferio Occidental y la paz del mundo, y se informara en consecuencia al Consejo de Seguridad.
Simultáneamente, Cuba y la URSS también dirigieron al Consejo de Seguridad sus quejas sobre las acciones agresivas y violaciones del derecho internacional de los Estados Unidos, y solicitaron una reunión urgente. En la carta del gobierno cubano al Presidente del Consejo de Seguridad Nacional, se señalaba que el bloqueo naval decretado por el gobierno de los Estados Unidos constituía una acción unilateral y un acto de guerra establecido a espaldas de los organismos internacionales[14]
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el 23 de octubre para escuchar los planteamientos de los representantes de las tres naciones involucradas. El representante cubano fue invitado a participar en el debate ya que no era miembro del Consejo de Seguridad.
El primero en hacer uso de la palabra fue el representante norteamericano. Adlai Stevenson pronunció un largo discurso tratando de presentar el bloqueo como una medida de autodefensa. Acusó a Cuba por recibir armas estratégicas en su territorio y a la Unión Soviética por no hacer pública su decisión de enviarlas. Presentó un proyecto que demandaba el desmantelamiento y la retirada inmediata de las armas “ofensivas”, el envío de un cuerpo de observadores de la ONU a la Isla y la realización de negociaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética para eliminar la amenaza presente.
Acto seguido el representante cubano, García Incháustegui, afirmó que la Isla se había visto precisada a armarse ante las agresiones reiteradas de los norteamericanos y negó que las armas de Cuba fueran una amenaza para sus vecinos, pues eran puramente defensivas. Criticó fuertemente a los Estados Unidos por enviar sus barcos y aviones a la Isla para después recurrir a la ONU.
Al concluir su discurso, el representante cubano sentó la posición de principio de la Isla de no dejarse inspeccionar, pues lo primero que había que hacer era inspeccionar las bases norteamericanas de donde salían las invasiones y que no se aceptaría observadores de ningún tipo en asuntos que competían a la jurisdicción interna de Cuba. Ese mismo día Incháustegui presentó a las Naciones Unidas un documento en el que se relacionaban los sabotajes, ataques piratas, atentados terroristas y demás fechorías realizadas ese año contra Cuba, ya fuera con la participación directa o indirecta del gobierno de los Estados Unidos, y solicitó que se distribuyera como un documento oficial de la Asamblea General.
Valerian Zorin, representante permanente soviético y presidente además en ese momento del Consejo de Seguridad, señaló que los Estados Unidos habían realizado un acto sin precedentes en las relaciones entre países que no estaban en guerra y habían puesto en peligro la navegación de numerosos de estos, violando abiertamente las prerrogativas del Consejo de Seguridad, único que podía autorizar la realización de cualquier clase de actos coercitivos. Zorin declaró que no entraría en polémicas con Stevenson, porque la declaración de Estados Unidos no era más que una cortina de humo para distraer la atención de las violaciones flagrantes de la carta de las Naciones Unidas. Agregó que confirmaba oficialmente la declaración del gobierno de la URSS de que no había enviado ni estaba enviando armamentos ofensivos a Cuba, que las armas enviadas a Cuba estaban destinadas solamente a fines defensivos, pues la URSS poseía cohetes tan poderosos que no necesitaba buscar territorio alguno fuera de la Unión Soviética para lanzarlos. Al finalizar su intervención, pidió la condena a las acciones emprendidas por los norteamericanos, que los Estados Unidos revocaran su decisión de inspeccionar los buques de otros países en aguas internacionales, que cesara toda interferencia en los asuntos internos de Cuba, y que los tres países establecieran contactos para normalizar la situación y eliminar la amenaza de guerra.
Simultáneamente con los debates en el Consejo de Seguridad del 23 de octubre, 43 países se reunieron extraoficialmente para discutir las medidas agresivas de los Estados Unidos contra Cuba así como la crisis en las relaciones entre los Estados Unidos y la URSS, y llegaron a la conclusión de designar un comité integrado por Ghana, República Árabe Unida (RAU) y Chipre; que debía entrar en contacto con el Secretario General Interino de la ONU, U Thant, para persuadirlo en el sentido de que se hiciera una apelación, lo más auspiciosa posible, a todas las partes interesadas, con el fin de que se abstuvieran de toda acción que pudiese poner en peligro la paz. Los reunidos, todos ellos países no alineados, entre los que se encontraban representantes de cinco países latinoamericanos: Brasil, Chile, Bolivia, Venezuela y México, plantearon su deseo de que U Thant presentara su apelación a los Estados Unidos, la URSS y Cuba en la reanudación de la sesión urgente del Consejo de Seguridad que se realizaría al día siguiente. Los participantes abogaron por la idea de que U Thant desempeñara un papel mediador entre las tres partes. También propusieron que, en caso de que el Consejo de Seguridad no llegase a aprobar una resolución en ese sentido, se convocara una sesión urgente de la Asamblea General de la ONU, con el fin de buscar una solución.
Asimismo, el propio 23 de octubre se reunió el Órgano de Consulta de la OEA, ante la insistencia de los Estados Unidos, de discutir una resolución que respaldara el bloqueo naval a la Isla. Ese mismo día fue aprobada por 17 votos a favor, ninguno en contra y una abstención (Uruguay). La resolución exigía el desmantelamiento inmediato y la retirada de las armas con capacidad ofensiva de Cuba y recomendaba que los estados miembros, basándose en los artículos 6 y 8 del Tratado de Río de Janeiro, tomaran las medidas individuales y colectivas, incluido el uso de la fuerza armada, para evitar que Cuba pudiera continuar amenazando la paz y la seguridad del continente.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reanudó el 24 de octubre a las nueve de la mañana, el mismo día en que entró en vigor el bloqueo naval impuesto por el gobierno norteamericano a Cuba. En la reunión, U Thant planteó que mediaría en el conflicto a petición de un grupo de gobiernos, por lo que envío un mensaje con textos idénticos a Kennedy y Jruschov, solicitándoles que se abstuvieran de emprender acciones que pudieran agravar la situación y propuso la suspensión voluntaria, por un período de dos a tres semanas de los envíos de armas y de la “cuarentena”, con el objetivo de que las partes se reunieran para solucionar la crisis.
De igual forma, U Thant había apelado al gobierno de Cuba, exhortándolo a buscar algún terreno de interés común, como base para una discusión, por la cual se pudiera hallar una salida negociada a la crisis[15].
El 25 de octubre el Secretario General interino de la ONU, U Thant, recibió las respuestas de Jruschov y Kennedy a su mensaje del día anterior. El dirigente soviético dio una respuesta positiva, y aceptó la proposición para tratar de solucionar la crisis. Por su parte, la respuesta norteamericana era ambigua y no contenía ningún compromiso concreto.
El gobierno cubano, a través de su embajador García Incháustegui, reafirmó a U Thant la actitud pacífica de Cuba, pero señaló que Washington no había aportado ninguna prueba que demostrara que la Isla era una amenaza para el hemisferio occidental y que ésta tenía todo el derecho a defenderse de la agresividad del imperialismo estadounidense.
Poco después, U Thant se dirigía de nuevo a Jruschov y Kennedy. Con el objetivo de evitar un enfrentamiento en el mar pedía al primero mantener los barcos soviéticos fuera del de la zona de intercepción. Al menos por un tiempo limitado que permitiera la realización de las conversaciones para negociar una solución a la crisis. A Kennedy le solicitaba que las fuerzas de los Estados Unidos en el Caribe evitaran un enfrentamiento con los barcos soviéticos, con el objetivo de disminuir el riesgo de cualquier incidente enojoso.
En horas de la tarde de ese día 25 de octubre se efectuó una nueva sesión del Consejo de Seguridad Nacional.
La sesión del Consejo de Seguridad Nacional terminó con el anuncio de U Thant de que, en la mañana del siguiente día, iniciaría conversaciones con los representantes de Cuba, la Unión Soviética y Estados Unidos, para tratar de buscar una solución a la crisis y se acordó, en espera de esas negociaciones, posponer las discusiones en ese organismo. Realmente, después de esta sesión del 25, no hubo más ninguna otra reunión del Consejo de Seguridad donde se discutiera el tema de la Crisis.
El 26 de octubre U Thant recibió una carta de Jruschov comunicándole que aceptaba su proposición del día 25, por lo que en adelante los barcos soviéticos se mantendrían fuera del área de intercepción, aunque señalaba que esa situación no podría prolongarse.
El 29 de octubre, en Naciones Unidas, la delegación soviética anunció la designación del viceministro de Relaciones Exteriores, Vasilievich Kuznetzov, para encabezar las negociaciones con los Estados Unidos. Por la parte estadounidense participarían Adlai Stevenson y John McCloy, y por Cuba, Carlos Lechuga. Otra noticia dada a conocer ese día fue la aceptación de U Thant a la invitación del Gobierno Revolucionario para que visitara la Isla. Partiría hacia La Habana el martes 30.
En sus conversaciones con la alta dirección del país, quedaron delineadas las posturas firmes de Cuba en cuanto al necesario cumplimiento de los cinco puntos decretados por Fidel. Se planteó que no se permitiría ninguna inspección de control en territorio cubano con pretensiones de verificar la verdadera retirada de los cohetes, pues Cuba no había violado ninguna ley internacional, y que en cambio, los Estados Unidos si lo habían hecho y nadie controlaría el cumplimiento de su palabra de no invadir a Cuba.
Las posiciones y planteamientos de U Thant en torno a la crisis de octubre y las valoraciones positivas que sobre su persona dio la máxima dirección de Cuba, influyeron en que el gobierno de los Estados Unidos evitara luego una discusión amplia en Naciones Unidas sobre la crisis y la participación directa de U Thant en las negociaciones. Poco a poco Washington fue sacando el tema del marco de las Naciones Unidas.
Desde el regreso de U Thant a New York, los negociadores soviéticos y cubanos venían confeccionando un proyecto de Protocolo Tripartito para ser sometido al Consejo de Seguridad Nacional por los tres países. En el proyecto quedaban recogidos los intereses de Cuba que habían sido planteados por Fidel en los Cinco Puntos.
El 26 de noviembre Carlos Lechuga, embajador cubano en Naciones Unidas, visitó a U Thant para expresarle que era muy importante que la ONU no perdiera el control del proceso de negociaciones, pues ya a esas alturas los representantes soviéticos y norteamericanos se reunían sin consultar a U Thant, a quien solo se le informaba después de los acuerdos tomados. Era evidente que el gobierno de los Estados Unidos trataba de esquivar un debate en el Consejo de Seguridad donde saldrían a relucir todos sus actos agresivos contra la Isla y violaciones del derecho internacional y de la Carta de la ONU.
El 28 de noviembre el gobierno revolucionario cubano cursó instrucciones a su embajador en la ONU, Carlos Lechuga, previendo una posible discusión en el Consejo de Seguridad de los proyectos independientes de declaración de Estados Unidos y la URSS. Se le orientaba que debía ajustar su conducta al criterio del gobierno cubano expuesto en la Declaración Conjunta del Consejo de Ministros y de la Dirección Nacional de las ORI, firmada por el Primer Ministro Fidel Castro y el Presidente Osvaldo Dorticós, el 25 de noviembre.
Finalmente, la crisis se liquidó de manera formal con dos cartas a U Thant, una muy breve firmada conjuntamente por Adlai Stevenson y V. Kuznetsov y otra más extensa del gobierno revolucionario cubano. Ambas con fecha 7 de enero de 1963. Estados Unidos había logrado imposibilitar un amplio debate en las Naciones Unidas.
Fase abierta de la Crisis
La Fase abierta de la Crisis tuvo en aquellos momentos siete días de vida. La “cuarentena” estaba implantada desde hacía cinco días y cualquiera podía pensar que había concluído, aunque con menor intensidad y peligro subsistió aún durante 23 días.
El 29 de octubre comenzó el desmantelamiento de los emplazamientos y el 31 los trabajos habían finalizado. Comenzó entonces un prolongado litigio motivado por la exigencia norteamericana de que fueran retirados también los bombarderos ligeros IL-28; vendrían nuevas amenazas y tensiones que se prolongarían otras tres semanas. Durante este periodo exigieron también la verificación del desmantelamiento y salida de los cohetes, cuestión que los dirigentes cubanos no permitieron. Por concesión de los soviéticos la salida de los cohetes fue verificada en el mar, fuera de las aguas jurisdiccionales de Cuba.
La “cuarentena” fue levantada y la situación se normalizó el 20 de noviembre, cuando Jrushchov comunicó que los bombarderos ligeros IL-28 serían retirados también.
Cuba y la crisis
Cuba mantuvo sus posiciones de principios en todo momento y con la mayor firmeza, su prestigio y su moral. Aunque la crisis fue conjurada y los Estados Unidos se comprometieron a no invadir Cuba, la sostenida agresividad contra la Revolución evidenció que la seguridad del país no podía confiarse a la buena fe del imperialismo y obligó al Estado cubano a mantener unas fuerzas armadas de gran envergadura y moderno equipamiento, aseguradas por una sólida infraestructura en un volumen capaz de asegurar la vida y la actividad de las tropas en tiempo de paz, su despliegue estratégico y una lucha prolongada en tiempo de guerra.
Vease también
Referencias
- ↑ Tomás Diez Acosta, Octubre de 1962, A un paso del Holocausto, Editora Política, La Habana, pp.93-94. (Segunda Edición).
- ↑ Citado por Tomás Diéz Acosta, Ob.Cit, p.92.
- ↑ Véase Tomás Diez Acosta, Octubre de 1962, A un paso del Holocausto, Editora Política, La Habana, p.92. (Segunda Edición)
- ↑ La crisis, después de la crisis. Disponible en:Diario Granma. Consultado el 22 de octubre de 2016
- ↑ Kennedy, Robert: Trece días (La crisis de Cuba) Editorial Plaza & Janes, p. 53.
- ↑ Kennedy, Robert: Trece días (La crisis de Cuba) Editorial Plaza & Janes, p. 53.
- ↑ Un pueblo invencible, Editorial José Martí, Cuba, 1991, p. 51.
- ↑ Estrada Juárez, Adela: El general que dio la orden de ¡fuego! Pediódico Bastión. La Habana, marzo de 1989, p. 4.
- ↑ Al borde del abismo nuclear, Moscú, Federación de Rusia, 1998, pp. 200-201
- ↑ Kennedy, Robert: Trece días (La crisis de…) Ob. Cit, pp. 95-96
- ↑ Un pueblo invencible... Ob. Cit., p. 61
- ↑ Diez Acosta, Tomás: Peligros y principios. Editorial Verde Olivo, Cuba, 1992, p. 170.
- ↑ Citado por Carlos Lechuga en: En el ojo de la Tormenta, Ocean Press, Ciudad de La Habana, 1995, p107
- ↑ Citado por Carlos Lechuga en: En el ojo de la Tormenta, Ocean Press, Ciudad de La Habana, 1995, p173
Fuentes
- Historia Militar de Cuba (1510-1868), Centro de Información para la Defensa, MINFAR
- Radio Artemisa Digital
- Solvisión
- Periódico Granma
- Algunos aspectos de interés (primera parte). Disponible en:Diario Granma. Consultado el 18 de octubre de 2016.
- Algunos aspectos de interés (segunda parte). Disponible en:Diario Granma. Consultado el 18 de octubre de 2016.
- Algunos aspectos de interés (tercera parte y final). Disponible en:Diario Granma. Consultado el 18 de octubre de 2016.
- La Batalla diplomática y política en torno a la Crisis de Octubre. El papel de la ONU (I). Disponible en:Cubadebate. Consultado el 20 de octubre de 2016.
- La Batalla diplomática y política en torno a la Crisis de Octubre. El papel de la ONU (II). Disponible en:Cubadebate. Consultado el 20 de octubre de 2016.
- La Batalla diplomática y política en torno a la Crisis de Octubre. El papel de la ONU (III y Final). Disponible en:Cubadebate. Consultado el 21 de octubre de 2016
- Fidel soldado de las ideas