El habitante y su esperanza

El habitante y su esperanza
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«En los cuartos de las muchas pensiones de Santiago que habitó Neruda, fueron escritos los poemas de su primera y fructífera etapa. En esos años se inscriben El habitante y su esperanza y Anillos; ambos libros integran una misma vehemencia tensada entre el desamparo y el gesto audaz, la perplejidad y la eficacia, la indecisión y la certidumbre.»
Autor(a)(es)(as)Pablo Neruda
Editorial:Nascimento, Santiago de Chile
GéneroPoesía
Primera edición1957
PaísBandera de Chile Chile

El habitante y su esperanza. Una obra llena de mucha prosa, caracteristica del autor donde se ve mucha influencia que rompe su esquema. Trata de los tiempos y de la muerte vista de una forma escrita en prosa, es lectura obligatoria por el hecho de ser del autor en este plano el cual hace la advertencia que no es una novela mas y esto se respeta mucho.

Sinopsis

Un repentino tránsito a la prosa, luego de haber encontrado un lenguaje más vanguardista. «Os debo contar mi aventura, a vosotros los que por completo conocéis el secreto de las noches y os alimentáis de ese misterio, a vosotros los desinteresados vigilantes que tenéis los ojos abiertos en la puerta de los túneles, allí donde una luz roja parpadea el peligro, y gusanos de luz verde cruzan su vientre, a vosotros los que conocéis el destino de la vigilia y que en el mar, en el desierto, en el destierro, veis nacer y crecer las grandes mariposas de alas de trapo que brotan del sueño incompartible, a vosotros los pescadores, poetas, panaderos, guardianes de faro, y a los que demasiado celosos por guardar una inquietud, conocen el riesgo de haber estado una sola vez siquiera frente a lo indescifrable.» JORGE BOCCANERA

Sobre el libro

"He escrito este relato -dice Neruda en el prólogo- a petición de mi editor. No me interesa relatar cosa alguna. Yo tengo siempre predilecciones por las grandes ideas, y aunque la literatura se me ofrece con grandes vacilaciones y dudas, prefiero no hacer nada a escribir bailables o diversiones".

Siempre asustadizo para la prosa, Neruda entrega los originales de este libro a petición de su editor, un poco temeroso de los resultados tangibles, como lo estuvo Gómez Carrillo con aquel volumen de París, que el editor, al solicitárselo, bautizó con el nombre bastante comercial de El modernismo. Esta vez no hubo bautizo de título, pero sí de subtítulo. Debajo de El habitante y su esperanza se puso esta palabra: Novela. Claro que no lo era. Se trataba de una serie de close-ups estupendamente vestidos. Puede cada relato separarse y hacer unidad. Se relatan las conmociones psicológicas del interior chileno, ese interior siempre a la orilla del mar, que forma el coro ante la tragedia de la acción. Lo que se puede aprehender, como suceso lógico deliberadamente enmarañado, es la pasión. Se cuenta el amor, se va a la cárcel por robar ganado, se huye en la noche, se derraman encendidos monólogos y se siente la inminencia de una fatalidad pantanoso y fosforescente, en donde el mar "roído por el color del tiempo y la asistencia de la soledad" aprisiona la voluntad de los hombres. Sucede el crimen, v parece que no es posible escapar. El personaje confiesa: "Voy a decir con sinceridad mi caso; lo he explicado con claridad porque yo mismo no lo comprendo. Todo sucede dentro de uno con movimientos y colores confusos, sin distinguirse. Mi única idea ha sido vengarme". Aquí está la clave. La confusión nace de la identificación que se establece con el clima de una vegetación apasionada.

La venganza -huir, escapar de aquella red en el mundo- es la solución. El hombre es el habitante, el actor y asistente de la propia catástrofe, y la esperanza es el nuevo día, la extirpación de una inmovilidad, el sacudimiento de una postración negativa. No hay que pedirle más al libro. Lo ha dicho todo en pocas, intensas páginas. La intimidad descriptiva del mar alcanza en este relato una sabiduría que no proviene más que del contacto y la formación en sus imperios. La mujer se abraza con la furia de la lucha contra los límites. Todo parece lleno de una vasta articulación escamosa. "Ay de mí, ay del hombre que puede quedarse solo con sus fantasmas", solloza el actor ante el mar implacable. Pero se sacude y logra vencer a los monstruos. Se pregunta dónde estuvo, que fue lo qué pasó, mientras el alba "saca llorando los ojos del agua". Este es el habitante y esta su esperanza.

Respecto al ambiente marino, invasor y perpetuo en la obra del poeta, tan palpable en este cuadro misterioso y torrencial, me ha dicho Neruda:

"Mi familia iba todos los años a la costa, al puerto llamado Bajo Imperial, y de esas excursiones arranca mi primer contacto con el mar y con un inmenso río que desemboca en aquel paraje; el sentido del oceanismo, las olas, las dunas lejanas y próximas, la vida a caballo recorriendo las playas, el clima frío y el paisaje con pinares al fondo, todo impresionó vivamente mi imaginación. Este puerto ha tenido influencia en El habitante y su esperanza y en Veinte poemas de amor. Hay en ellos mucha creación emocional de mis recuerdos marinos, los cuales te repito me impresionaron tanto que mucho más tarde no podía escribir sin pensar seriamente en el ruido de la lluvia y de las olas cayendo sobre la arena."

Sobre el autor

Parral, (1904-1973). Pablo Neruda comenzó desde muy joven a escribir poesía. Su producción poética estuvo dominada, en una primera época, por una transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro. Progresivamente, sus poemas experimentaron una transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío, que se transformaría al final de su vida en una poesía de gran intensidad lírica y simplicidad formal. El conjunto de su obra fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura.

Fuentes

  • Disponible en:[1]. Consultado el 13 de enero de 2020
  • Disponible en:[2]. Consultado el 13 de enero de 2020
  • Disponible en:[3]. Consultado el 13 de enero de 2020
  • Disponible en:[4]. Consultado el 13 de enero de 2020