Independencia de Brasil (período de 1808-1822)

Independencia de Brasil (período de 1808-1822)
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Independencia de Brasil (período de 1808-1822). La amenaza napoleónica (1807-1810) condujo al traslado de la Corte portuguesa a Brasil, insistentemente aconsejado por Inglaterra, que pretendía proteger la dinastía de Braganza, y con ella los vastos intereses que mantenía en el territorio portugués.

Características

La llegada de la Corte a Río de Janeiro, en 1808, invirtió el tradicional orden colonial: la sede de la monarquía nacional se transfería a los territorios de las posesiones ultramarinas. Enseguida se tomó una serie de medidas que alterarían la estructura económica de Brasil. De éstas, conviene destacar la apertura de los puertos de Brasil a las naciones amigas (según la carta real con fecha 28 de enero de 1808), la libertad para fundar fábricas en la colonia a partir de aquel año, los tratados de comercio y amistad con Inglaterra (1810) y, por último, la creación del primer banco en Brasil (aprobada por la ley del 12 de octubre).

Tránsito a la independencia

El libre acceso a los puertos brasileños de las naciones amigas puso término al sistema del “pacto colonial”, en vigor desde los tiempos del marqués de Pombal. La principal beneficiaria fue Inglaterra, con la firma de los Tratados de Comercio y Amistad, Alianza y Navegación (1810), que le aseguraban el acceso preferente a los productos brasileños. Mientras, el desarrollo del comercio interno se reflejó en el acceso hasta zonas menos conocidas del territorio, así como en el incremento de la agricultura, la ganadería y las industria.

Desde su llegada a Brasil, el rey portugués Juan VI intentó que aumentase la población en los territorios brasileños, por medio de la concesión de lotes de tierras a portugueses y extranjeros. En lo que respecta al ámbito administrativo y judicial, fueron creados sucesivamente en la nueva capital el Consejo Superior Militar, el Consejo Supremo de Justicia, la Mesa de Consciencia y Órdenes, el Tesoro Público del Reino, el Consejo de Hacienda y el Tribunal de Segunda Instancia. Una medida muy significativa en el proceso hacia la independencia fue el ensalzamiento de Brasil, el 16 de diciembre de 1815, a la categoría de reino, unido a los de Portugal y el Algarve.

En el terreno cultura, se instituyeron cursos de Medicina (1808) y Bellas Artes (1816), y aulas de Comercio (1810). Además, fueron fundados la Biblioteca Nacional de Río (1810), el Real Archivo Militar (1808), el Jardín Botánico y el primer museo de Brasil (1818). Con la creación de la Imprenta Real, el 13 de mayo de 1808, aumentó en gran medida la circulación de libros y periódicos, lo que favoreció la divulgación de las nuevas ideologías. La revolución de 1820 supuso la consagración política en Portugal del liberalismo del siglo XIX. En Brasil, las noticias llegadas desde Lisboa sobre lo ocurrido el 17 de octubre de 1820 provocaron el entusiasmo de los más liberales, aquellos en los que se cultivaba el ideal de la independencia.

El primer acto de adhesión a la revolución portuguesa liberal surgió en Grão-Pará el 1 de enero de 1821. Filipe Patroni Maciel Parente, estudiante de Coimbra, consiguió el apoyo de las tropas, provocó la elección de un gobierno y estableció un vínculos con la Junta gubernativa de Lisboa, cuya autoridad reconoció, en detrimento de la del gobierno real de Río de Janeiro. Poco después, el 10 de febrero, Bahía seguía el ejemplo de Pará, con la creación de un gobierno revolucionario, que solicitó a Lisboa el envío de tropas, para protegerse de los ataques que pudieran provenir del gobierno de Río. Pero la propia capital vino a asumir el mando de la ola revolucionaria. El propio gobierno decretó el regreso del futuro rey Pedro IV a Portugal.

Brasil independiente

Se decretó en Brasil la creación de unas cortes brasileñas y con ese fin se nombró una comisión organizadora de las Cortes Constituyentes, formada exclusivamente por miembros nacidos en Brasil. Esta resolución de crear la Asamblea y las Cortes desagradó a los círculos portugueses de Brasil que optaban por la aceptación sin más del texto que fuera aprobado en Lisboa. Así, un grupo de conspiradores liberales reunió a la guarnición militar de Río de Janeiro, formada por regimientos portugueses, en la plaza que hoy recibe el nombre de “plaza de Tiradentes”. El príncipe Pedro compareció en la plaza y allí juró aceptar íntegramente la Constitución que fuese aprobada en Lisboa. Allí mismo le fue entregada al príncipe una lista con los nombres de las personas que debían formar parte de los nuevos ministerios y ocupar los más altos cargos administrativos, que fue igualmente aceptada por él.

La revolución liberal de Río situó en el primer plano político a la figura del heredero de la Corona portuguesa, líder de las nuevas ideas. A partir de entonces, las posiciones dieron un giro: la idea de enviar al príncipe a Lisboa perdió preponderancia y el propio rey Juan VI confió a su primogénito la tarea de presidir los destinos de Brasil hasta que fuera promulgada la Constitución. El enfrentamiento de las posturas en torno al futuro del territorio culminó con la célebre frase del príncipe, el 9 de enero de 1822, “diga ao Povo que fico”, que abría el camino hacia la independencia de Brasil. El gobierno fue remodelado, pasando a estar integrado por partidarios de la autonomía de la colonia brasileña. Al mismo tiempo, una división militar portuguesa que se encontraba en Río de Janeiro fue conminada a regresar a Portugal.

Con el título de Protector e Defensor Perpétuo do Brasil, Pedro pronunció el 7 de septiembre de 1822 el célebre grito do Ipiranga: “Independencia o muerte. Estamos separados de Portugal”. El 12 de octubre de ese mismo año, su proclamación como emperador formalizó la independencia política de la colonia: nacía así un Brasil independiente.

Fuentes