Las doce pruebas de Astérix (película)
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Las doce pruebas de Astérix . Película divertidísima y cargada de aventura, la tercera película animada de Astérix supuso el zenit de Uderzo y Goscinny en el medio audiovisual. Sin limitaciones de ningún tipo, los autores franceses dieron rienda suelta a su enorme talento e imaginación para realizar este clásico imperecedero. Corre el año 50 A.C. En la Galia, ocupada por los romanos, un pequeño poblado galo resiste de forma victoriosa a los insistentes ataques de los invasores. César sabe que hay que hacer algo para evitar verse humillado y ridiculizado. Por ello obliga a los habitantes del poblado a que elijan dos representantes que deberán superar doce pruebas que sólo los dioses podrían resistir. Lo que no sabe César es que los dos galos elegidos: Astérix, el guerrero, y Obélix, el portador de menhires, cuentan con la ayuda de la poción mágica cuya fórmula secreta solamente conoce el druida Panorámix.
Sumario
Sinopsis
Julio César quiere acabar con el irreductible poblado galo que se le resiste desde hace tiempo, así que obliga a sus habitantes a elegir a dos representantes que deberán superar doce pruebas de las que solo los dioses podrían salir con bien. Si no las superan, se rendirán; si las superan, Julio César se pondrá en manos de los galos. Pero Julio César ignora que los dos elegidos, Astérix y Obélix, cuentan con la ayuda de su ingencio y... de la poción mágica de Panorámix. Un divertido álbum con texto de Goscinny y dibujos de Uderzo basado en la magnífica película de animación del mismo título.
Descripción
Las doce pruebas de Astérix sea la película que más veces he visto en la vida. En mi infancia, con cada visita de rigor, aquella grabación en VHS fue reproducida tantas veces como cuando x tiende a infinito. Por aquel entonces (pese a comentarlo en la cinta) desconocía que estas aventuras hacían referencia al mito de Hércules. Este antiguo héroe vivió muchos años antes de la Guerra de Troya y sus hazañas fueron recogidas en la Odisea de Homero. El propio David Rubín ya jugó de manera traviesa con el mito en El Héroe, ese magnífico cómic cuyo primer volumen Astiberri ha puesto gratis en este confinamiento. Hercules (Heracles en griego antiguo) nació como consecuencia de que el dios Zeus, tomando la apariencia de su padre, engendró a su madre. Esto provocó los celos de Hera, quien constantemente trató de acabar con la vida del bastardo. Tal fue la cólera de la esposa de Zeus, que envió un ataque de locura a Hércules y este masacró a la familia que había formado. Tras vagar consumido por la culpa y la pena, el Oráculo de Delfos convenció al héroe caído en desgracia de que realizara Los Doce Trabajos dispuestos por su primo, Euristeo, quien gobernaba Micenas, Tirinto y Argos. Tras este prólogo tan mitólogico (y necesario) entramos de lleno en el tercer largometraje de Astérix. Ni René Goscinny ni Albert Uderzo habían quedado demasiado contentos con las dos primeras cintas de animación (Astérix el Galo y Astérix y Cleopatra) estrenadas en 1967 y 1968 respectivamente, por lo que decidieron, esta vez, controlar el proceso en su conjunto. Para empezar, en 1974 crearon los Studios Idéfix. De esta forma, el adorable perrito de Obélix, emulando al león de la MGM, se convertía en logo de la compañía. No obstante, tuvieron que asociarse nuevamente con Dargaud Films para que el proyecto saliera adelante y viera la luz, finalmente, en 1976. La idea de Las doce pruebas surgió en la sala de espera de un hospital mientras Uderzo y Goscinny conversaban sobre mitología clásica. A diferencia de otras producciones, Las doce pruebas de Astérix cuenta con un guion original que no se había plasmado anteriormente en formato cómic, por lo que el álbum que se comercializó tomaba como base la película con la particularidad de que no tenía viñetas. Simplemente, los textos estaban acompañados de ilustraciones. Sin embargo, diferentes tiras que adaptaban el filme fueron publicadas en periódicos belgas, pero al no ser dibujadas por Albert Uderzo, nunca fueron reeditadas. Ni que decir tiene que para disfrutar de Las doce pruebas en su plenitud, el único medio que garantiza al 100 % la experiencia es el largometraje. Nunca fueron los cómics de Astérix el paradigma de continuidad. Podías leer sus álbumes sin tener que seguir una cronología per se ya que, más allá de la evolución en el trabajo de Goscinny y, sobre todo, Uderzo, cada volumen funcionaba a modo de historia autoconclusiva. Las doce pruebas es un rara avis, un paso más en la evolución de lo recientemente comentado, puesto que, de manera consciente, rompe con todo tipo de reglas regalándonos un final en el que Julio César se retira junto a Cleopatra tras demostrar la aldea gala que jamás podrá ser sometida. Un What if en toda regla que resalta por su genialidad. Las doce pruebas de Astérix funciona a las mil maravillas (en ocasiones rompiendo la cuarta pared) por su concepto de aventura. Si en buena parte de sus historietas Astérix y Obélix visitan nuevas regiones, aquí serán secundarios de distintas procedencias los que sumen exotismo a la obra. No sólo eso, sino que como veremos posteriormente más al detalle, elementos sobrenaturales harán acto de presencia. Algo que, salvo en el infame ¡El cielo se nos cae encima!, no suele ser nada habitual en sus números. A diferencia de aquella, aquí los espectros y demás criaturas ficticias sí que encajan como un guante en la narrativa. El ritmo es trepidante y esta particular gincana ocupará la casi totalidad de los 84 minutos que dura el filme. Apenas hay lugar para escenas en la aldea gala o en el senado romano aunque todas ellas son deliciosas y prima el sentido del humor. Abraracurcix y sus riñas conyugales o ese “Bruto, deja de jugar con ese cuchillo, podrías herir a alguien” espetado por Julio César, sacarán una carcajada al público más adulto. Esto es algo inherente a la obra de Goscinny y Uderzo, las segundas lecturas que se sacan según el lector (en este caso espectador) va haciéndose mayor. Esos gags que en la actualidad Pixar sabe incluir sutilmente en su filmografía y son tan aplaudidos por la crítica especializada, los autores franceses ya los elaboraban (cual poción mágica en marmita) varias décadas atrás. Tras crear la música de Astérix el Galo y Astérix y Cleopatra, Gérard Calvi, que fue caricaturizado en Astérix en Hispania (publicado en 1969), firma la sobresaliente partitura que supuso su último trabajo en el mundo del cine. Calvi se atreve incluso con la samba para animar a, valga la redundancia, una animación a la que sí que se le puede notar un tanto el paso del tiempo. De todas formas, quien escribe estas líneas prefiere mil veces este estilo más rústico que el actual (y artificial) 3D que pudimos ver en, por ejemplo, El secreto de la poción mágica. Cuestión de nostalgia, supongo. Sea como fuere, los dibujos marca de la casa Uderzo son una auténtica maravilla que siguen funcionando como el primer día. Pero si por algo destaca Las doce pruebas es por su riquísimo guion, cargado de subtexto, consiguiendo que nos encontremos ante una película atemporal y que pueda ser paladeada por todo tipo de público. La premisa de Las Doce Pruebas de Astérix es bien simple. Al no poder ocupar toda la Galia por culpa de los irreductibles, Julio César prepara una serie de pruebas que sólo los Dioses puedan superar. Si finalmente las pasaran, el propio César se sometería a ellos. Como auditor de la contienda, es creado expresamente para esta historia Caius Pupus, personaje languido con un caminar un tanto aviar. Como no podía ser de otra forma, Astérix, por su inteligencia, y Obélix, por su fortaleza, son los elegidos por parte de la aldea para superar la titánica tarea.
Criticas
• La mejor película de Asterix, sobre todo teniendo en cuenta que no está basada en ninguno de los comics. El guión es una verdadera maravilla, es de la época en que no trataban a los niños como si fuéramos tontos. Todas y cada una de las pruebas son divertidas y originales, en ningún momento sientes que la película se repita dado a su buena fluidez y lo antes mencionado de la diversidad y duración de sus pruebas. La animación otro punto a su favor, es mucho más bonita que la actual y el tiempo no le ha afectado en absoluto. Los personajes fieles al comic, situaciones frases y chistes. El verdadero humor de Asterix frases cargadas de ironía, acidez e ingenio. Añade el aliciente de tener un doblaje sudamericano, que en mi opinión le da a los personajes un aire entrañable (lo siento pero me encanta el doblaje sudamericano). Y lo mejor de todo, Obelix, ese maravilloso personaje. • Es una de las películas que más he visto. Todo un recuerdo de cuando era pequeño. Las aventuras de estos dos galos, su forma de ser, hacen de está película que sea, agradable, divertida,y muy muy entretenida. Me encantaba de pequeño, y no dudaré en volver a ver para recordar.
Un gran entretenimiento para niños. • A ver; a quien no le gusten las aventuras de Astérix... que no vea la película, eso está claro, pero a quien le suelan gustar no se van a ver defraudados. Es una película divertida y distendida. Original como cada historia de Goscinny y llena de humor como no podía ser de otra forma. • - Una gran aventura , que no esta basado en ningún cómic , sino sacada directamente de la imaginación de Goscinny . Gags por doquier , imaginación sin igual , personajes muy originales , una lastima que no sea valorada como una de las mejores películas animadas francesas ( junto con " La balada de los Dalton " ) , porque debería ser así.