Sexo, drogas y biología
| ||||||||||||
Sexo, drogas y biología (libro). El libro muestra uno de esos textos que uno esperaba leer, uno de esos libros que uno -secretamente- hubiera querido escribir. En estas páginas nos reencontramos con nuestra tantas veces negada condición de seres biológicos. Nos enfrentamos a ella sin los ancestrales terrores humanos a la hora de advertir su naturaleza animal. Diego nos la enseña con la ternura de un humor inteligente y la certeza de que, al hacerlo, no menoscaba la condición sublime del amor ni atenúa en nada las cimas de la pasión.
Sinopsis
El sexo es maravilloso y enigmático. Este libro es un ameno recorrido por lo que la biología nos enseña sobre nuestra sexualidad. En sus páginas descubriremos qué es la belleza desde el punto de vista biológico, por qué una mujer se siente atraída por un determinado tipo de hombre, la importancia de los genes en nuestras ansias de apareamiento, el papel de los perfumes y feromonas en la atracción física, la relevancia del cerebro como órgano sexual, los singulares ritos de copulatorios de escarabajos, mariposas, bonobos, culebras Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo (y acaso temía preguntar) lo encontrará en este libro que nos proporciona las claves científicas que explican el deseo, la pasión, el cortejo, la seducción, el goce sexual y el amor.
Resumen de la carta
¿Por qué nos enamoramos? Y, sobre todo, ¿de quién nos enamoramos? La belleza, por ejemplo, no está necesariamente en el ojo del consumidor: tal vez esté más adentro, en algún mecanismo inconsciente que la evolución se ocupó de mantener más allá de las modas. Los hombres las prefieren jóvenes, se quejan ellas... Y tienen razón: los machos de cualquier especie buscan hembras con características que indiquen una buena fertilidad. La belleza, en definitiva y mal que nos pese, es una serie de signos de juventud, divino tesoro: labios gruesos, simetría en los rasgos, ciertas distancias y proporciones mágicas en el rostro y en el cuerpo. Y la sensualidad “clásica” femenina que deja boquiabiertos (o vociferantes) a los obreros de la construcción está diciendo “mírame, mírame, mírame, soy muy fértil, con mis pechos y mis caderas, lista para la reproducción de la especie”. Ellas, en cambio, los prefieren maduros. También altos (una investigación reciente demuestra que los petisos tienen una tasa mayor de soltería que los lungos; así que nada de “qué tendrá el petiso”... sólo mala suerte). Y aunque lo nieguen, un poquito ostentosos. Un auto, buena ropa, por qué no colores vistosos en las plumas, o unos flor de cuernos (con perdón) no están nada mal. Es más: las hembras son siempre más selectivas que los muchachones. Tienen sus motivos: tanto les cuesta producir un huevecillo, que no se lo van a entregar a cualquiera que ande desparramando sus millones de espermatozoides por el mundo, qué se han creído. Por otro lado, en especies de períodos largos de gestación (como las mamás humanas), viene bien –evolutivamente hablando- tener al lado a alguien con recursos propios para pasar el invierno. Lo que se dice un buen partido. Pero no todo es instinto: las muchachas (humanas o no) en edad de merecer no sólo actúan guiadas por las reglas de la especie, sino que a veces lo hacen por imitación. Algo así como que si tantas zorzalas o salmonas eligen a ese zorzal o a ese salmón, algo debe tener, y una no puede ser menos... Y así la evolución nos lleva a los carnets de baile, los grupos de solas y solos, y hasta los ciber-romances.
Un dato curioso del libro
Los bonobos, una especie de simios, son los reyes del placer y la promiscuidad ya que el sexo forma parte fundamental de sus vidas: ayuda a reconciliarse, calma la ansiedad, es carta de presentación de un recién llegado, sirve para conseguir el mejor bocado de comida. Y además conocen todas las combinaciones posibles para pasarlo bien: heterosexualidad, homosexualidad, en solitario, en grupo, intercambio de parejas, distintas edades, posiciones…todo lo que podemos fantasear. Sin embargo… los encuentros suelen durar poco, unos cuantos segundos!!!
Datos del autor
Diego Andrés Golombek . Nació en Buenos Aires en 1964, es licenciado y doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires.
Actualmente es profesor y secretario de Posgrado en la Universidad de Quilmes, e investigador del CONICET. Dirige el laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes, y ha publicado numerosos trabajos de investigación científica. Ha trabajado, además, como director de teatro, periodista y músico. Del autor: ADN, El cocinero científico, Demoliendo papers, Sexo, drogas y biología.

