La Zona

(Redirigido desde «Stalker»)
Stalker
Información sobre la plantilla
Ciencia ficción, Drama, Intriga
| Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética
Stalker 1979.jpg
Otro(s) nombre(s)La Zona
Estreno1979
GuiónArkadiy Strugatskiy
Boris Strugatskiy
Andrei Tarkovsky
DirectorAndrei Tarkovsky
Producción GeneralAleksandra Demidova
Dirección de FotografíaAleksandr Knyazhinsky
Georgi Rerberg
Productores EjecutivosAleksandr Boym
Andrei Tarkovsky
Director de ArteShavkat Abdusalamov
RepartoAlexander Kaidanovsky
Anatoly Solonitsyn
Nikolái Grinkó
Alisa Freindlich
Premios1979: Cannes: Premio del Jurado Ecuménico
ProductoraMosfilm
PaisBandera de la Unión Soviética Unión Soviética
Sitio web
https://www.filmaffinity.com/es/film534365.html

Stalker. (en español La Zona). Es una película soviética de Ciencia ficción de 1979 dirigida por Andrei Tarkovsky. y protagonizada por Alexander Kaidanovsky, Anatoly Solonitsyn, Nikolái Grinkó, Alisa Freindlich. Y su Distribución Mosfilm Se estrenó el 5 de Mayo de 1979.

Ficha técnica

Sinopsis

La película, basada en la novela 'Picnic extraterrestre' de los hermanos Strugatski, narra la sobrecogedora historia vivida por tres hombres en un tenebroso enclave situado en Rusia.

En este lugar, al que todos conocen como la Zona, años atrás impactó un objeto proveniente del espacio exterior y del que apenas saben nada. Lo único seguro es que todos aquellos curiosos que se acercan a la Zona nunca más regresan. Ese es el motivo por el que las autoridades tienen terminantemente prohibido su acceso a la Zona, pero un grupo de personas, conocidos como los "stalkers", saben como adentrarse en el lugar sin levantar sospechas para indicar el camino a aquellos aventureros que deseen entrar en el enigmático territorio.

Un día, acuden al lugar un escritor y un profesor que están muy interesados en conocer el lugar ya que, creen que la Zona tiene el poder de conceder deseos. Con la ayuda de un stalker comenzarán una trepidante aventura llena de misterio y reflexión.

Actores y actrices

Premios

  • 1979: Cannes: Premio del Jurado Ecuménico

Crítica

Dirigida por el genio ruso Andrei Tarkovsky, ‘Stalker‘constituye una de las magnas obras de la cinematografía mundial. Lo primero que llama la atención de este film es el modo en que está narrado, pues se sirve de sólo tres personajes que se mueven entre dos espacios, la derruida ciudad en que se hallan los protagonistas y la naturaleza que rodea a «La Zona».

Esto se debe a que Tarkovsky quiso prescindir de cualquier elaboración que pudiese distraer al espectador de la historia central de la película, la cual narra el viaje post-apocalíptico de tres hombres a través de «La Zona”, un lugar que, gracias a un fenómeno paranormal de origen extraterrestre, permite (en teoría) a todos los que entren en él cumplir los deseos más recónditos que subyacen en los confines de la consciencia humana.

Durante las casi tres horas que dura el film, seguimos en la pantalla al «Stalker», suerte de guía espiritual cuya tarea es conducir a los desesperanzados a “La Zona” y guiarlos a través de los peligros que ese misterioso lugar entraña. Durante su travesía es acompañado por un escritor y un científico que anhelan encontrar un sentido para sus vidas, en la eterna búsqueda de la felicidad humana.

Esta narrativa minimalista le permite al director centrarse en el universo interior de sus personajes, haciendo uso del color a través de filtros para sugerir estados afectivos en el espectador. Primero utiliza un sepia marcado por un fuerte contraste y nos presenta al «Stalker» y a su esposa e hija, la cámara se mueve constantemente a través del espacio como testigo objetivo del devenir del tiempo, enmarcando a los personajes de forma completa en casi todos los planos y permitiendo al espectador contemplar lo que ocurre como un acontecimiento que es observado a cierta distancia, como lo haría un espíritu contemplativo.

La derruida vivienda está compuesta por pocos objetos, pero plena de agua y de texturas que suscitan emociones difícilmente traducibles al lenguaje ordinario, pues pertenecen al universo poético del autor que busca expresar lo que ocurre dentro del espíritu humano, más que contar una historia en el sentido clásico. Luego la imagen se va transmutando a un blanco y negro bien marcado que es utilizado durante el viaje de los personajes a través de los puestos de control del ejército ruso que mantienen cercada «La Zona». Los viajeros sortean los peligros y suben a un tren de servicios que sirve de puente entre su destino y su lugar de origen. Durante esta etapa los personajes viajan en tiempo real sobre las vías del tren, obligando al espectador a realizar con ellos el recorrido completo, como si fuera el cuarto personaje de la historia. A partir de allí la imagen se concentra en primeros planos que evidencian la desesperanza y la soledad que embargan las almas de los viajeros que son incapaces de creer en la humanidad y en ellos mismos. Todo es acompañado por el repetitivo y casi hipnótico sonido producido por los raíles del tren que evoca la mecanicidad de la vida moderna que ha conducido al ser humano a un laberinto del que parece no haber salida, cosificándolo y alienándolo. Este blanco y negro contrasta notablemente con el color que sigue a las secuencias de «La Zona», un lugar en el que la naturaleza parece haber recobrado terreno, al menos eso es lo que le transmite el «Stalker» a sus compañeros de viaje.

Aunque este film se circunscribe en el género de ciencia ficción llama poderosamente la atención que durante todo el viaje de los desesperanzados no ocurren hechos fantásticos o, al menos estos no son visibles. Todo queda en una atmósfera de penumbra que es creada por el «Stalker», bien podría decirse, y así lo sugieren los diálogos de las secuencias finales. Así, la introducción del film, donde se nos anuncia lo ocurrido en la zona, no es más que una excusa de Tarkovsky para colocar a los personajes en una situación límite y a partir de allí dar rienda suelta a los temas y tópicos que realmente le interesa tratar a través del diálogo y la metáfora visual. En este sentido muchos críticos afirman que el asunto de la ciencia ficción es solamente un detonante para el resto de la película, restándole importancia al hecho de que «La Zona» sea de origen alienígena. Si hubiesen leído el libro de Tarkovsky (‘Esculpir en el tiempo‘) con detenimiento estoy convencido de que pensarían diferente. Para el maestro una obra de arte tiene que ser orgánica en todas sus partes, apuntar por entero a una intencionalidad creativa derivada de los sentimientos y emociones del autor. En consecuencia, el tema de la ciencia ficción y el origen alienígena de la misteriosa Zona tienen que conformar con el resto del discurso un universo orgánico y sinérgico. Para comprender mejor esta obra se debe tomar en cuenta que el autor era un místico, ignorar ese detalle sería como intentar comprender la obra de Armando Reverón sin tener presente que fue, entre otras cosas, un hombre que buscó la trascendencia a través del arte

Fuentes