Teatro de la Guerra

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Teatro de la Guerra
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Concepto:Teatro de la Guerra

Teatro de la Guerra. Teatro realizado durante las guerras de independencia cubanas en el siglo XIX.

Historia

Durante los períodos bélicos del siglo XIX en Cuba contra la dominación española, la actividad teatral no desapareció totalmente. Se realizó un teatro relacionado con la guerra dentro y fuera del país.

En los territorios que ocupaban las fuerzas cubanas se produjeron manifestaciones teatrales durante las permanencias en los campamentos, a esto se le conoció como teatro de la manigua, en cambio al que se realizó en el extranjero y que tuvo como punto de partida el poema dramático de José Martí nombrado Abdala se le conoció como teatro mambí.

Testimonios a través de la narración

La tierra del mambí publicada en 1873 en el New York Herald, por el periodista de origen irlandés James O’Kelly, quien entrevistó a Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, el Presidente de la República en Armas, en su campamento y relató con gran satisfacción la velada del 14 de marzo de 1873 en la que pudo disfrutar el desenvolvimiento de un actor. Según O’Kelly era un hombre mestizo que representó cómicos bosquejos de las varias clases de mambises,la vida en Cuba libre, y que desempeñaba él solo todos los papeles.

La presentación que hizo el periodista nos permite conocer que el trabajo de narración y escenificación de historias de este hombre ilustra la presencia del teatro de relaciones en los campamentos insurrectos, donde este tipo de escenificación volvió a adquirir importancia como medio de expresión de los más humildes. Las relaciones fueron representaciones de fuerte carga narrativa que se realizaban por grupos de negros libres de ascendencia bantú en zonas del oriente de la isla, desde los últimos años del siglo XVIII. Los grupos, organizados a la manera de las gangarillas del teatro medieval español, se desplazaban a través de todo el este cubano llevando escenografía, vestuario y utilería, preparados por ellos mismos, para hacer sus representaciones.

Otra referencia importante a las actividades teatrales durante la guerra aparece en la novela El negro Francisco de Antonio Zambrana, quien fue miembro del Ejército Libertador y del Gobierno de la República en Armas. Zambrana publica la novela en 1873, en Costa Rica, y en un momento de la misma refiere las actividades escénicas de los antiguos esclavos y apalencados con las narraciones de sus ritos, cantos y danzas ceremoniales.

Además de estas actividades teatrales, testimoniadas por sus espectadores directos, cuando se habla de teatro de la guerra se está haciendo referencia, fundamentalmente, a una serie de obras escritas sobre los acontecimientos épicos, con la intención de poner la dramaturgia al servicio de las ideas independentistas. A este corpus dramatúrgico se le llama en Cuba Teatro mambí.

La primera pieza de este teatro fue Abdala escrita por José Martí unos días antes de cumplir los dieciséis años para ser publicada en el periódico La patria libre que editaría su único ejemplar el 23 de enero de 1869. Es una pieza sencilla, integrada porocho escenas en la que, a través del recurso de la parábola, sitúa la acción en la lejana Nubia y presenta un joven héroe que está dispuesto a morir por defender la patria. No se refiere de manera directa al conflicto bélico iniciado en Cuba, sin embargo versa sobre el sacrificio como tributo a la libertad y, en la escena final, el protagonista se expresa con frases semejantes a las que habían aparecido en el himno cantado por los iniciadores de la insurrección armada, hoy el himno nacional cubano:

¡Oh, qué dulce es morir cuando se muere
luchando audaz por defender la patria!

Pero esta dramaturgia, comprometida con la independencia, tuvo que escribirse en la emigración, fundamentalmente en Estados Unidos, México y Colombia. Fueron numerosas las obras estrenadas para servir a esta causa, algunos de cuyos textos no han podido ser conservados. Hay sin embargo títulos que hablan de la identificación con la lucha que se libraba en los campos de batalla cubanos y de la preocupación por hacer conocer pasajes y personajes primordiales en ella.

Eran obras con una fuerte carga de patriotismo que a veces no estaba calzado por la pericia dramatúrgica. Las obras de este teatro de la guerra no van a tener un antologador como la poesía, recogida y publicada por José Martí en el libro Poetas de la guerra. Las obras teatrales del momento en su mayoría permanecen inéditas.

Manifestaciones teatrales del período bélico 1868

Titítulos de obras teatrales

  • Alegoría cubana de Juan Ignacio de Armas y Céspedes, utilizaba la alegoría con una compleja relación entre el presente y el pasado, con personajes que habían sido víctimas de la opresión, y un futuro por el que lucharían los jóvenes inspirados en el ejemplo de Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera y otras figuras prominentes del mambisado, y en hechos importantes como el incendio de la ciudad de Bayamo por sus pobladores.Los referentes conformaban una abigarrada representación simbólica de las circunstancias de la guerra en sus inicios. Se estrenó en 1869 en Nassau y fue publicada ese mismo año, en Cayo Hueso.
  • Dos cuadros de la insurrección cubana, de Francisco Víctor Valdés, fue escrita en 1869 para la Junta de Señoras de Nueva York. En el primer cuadro se presenta a una familia cubana que marcha a la guerra después de haber dado la libertad a sus esclavos. El segundo cuadro trae a la escena el regreso triunfal después de la batalla y el tratamiento generoso ofrecido a los prisioneros.La pieza tenía como propósito fundamental contrarrestar la propaganda española sobre el trato dado a los prisioneros por las fuerzas insurrectas y ganar simpatías entre el público estadounidense.
  • El mulato, se escribió y se estrenó en México en 1870 por Alfredo Torroella, autor que se había destacado antes por una serie de comedias en las que mezclaba los conflictos amorosos con las preocupaciones por las interferencias de las desigualdades sociales, sin ir más allá en sus planteamientos. El protagonista es un negro esclavo que, enamorado de la hija de su amo,soporta los castigos hasta el momento en que, a punto de morir por ellos, da gritos de vivas a la independencia y al iniciador de la lucha, Carlos Manuel de Céspedes.
  • El Grito de Yara es publicada en Nueva York en 1874. Su autor, Luis García Pérez, hizo de esta pieza una detallada exposición histórica de los primeros días de la contienda. Utilizó para ello personajes, acontecimientos y textos tomados de los hechos reales. Se añadió como complementouna relación amorosa y se enalteció el patriotismo de los combatientes cubanos con la exaltación de la valentía y la generosidad de los que habían dado libertad a sus esclavos.
  • La muerte de Placido de Diego Vicente Tejera Calzado vio la luz en Nueva York en 1875. Es una pieza escrita en un acto y en verso. Presenta al poeta fusilado en 1844 por su supuesta participación en la Conspiración de la Escalera en los instantes en que, en espera de su ejecución, conversa con un cura al que le asegura su inocencia en la causa por la que lo han condenado, a la vez que le confiesa sus simpatías por el antiesclavismo, las ideas de independencia y su fe en que habría, en un futuro, una Cuba libre, sin esclavos y con prosperidad. El final se produce cuando se encamina al patíbulo mientras recita su conocido y apreciado poema Plegaria a Dios. Tejera fue acusado de separatista en Ponce, Puerto Rico, pero la causa fue sobreseída dos años después.
  • En 1877, se editó en Nueva York una obra inspirada en el apresamiento de un vapor correo preparado por Leoncio Prado, hijo del presidente de Perú, que traía avituallamiento para los combatientes y que, al ser sorprendido por las tropas españolas, sus tripulantes prefirieron quemarlo antes que rendirlo al enemigo. El Moctezuma, escrita por Joaquín María Pérez en tres actos y en versos, en los que se mezclaron el hecho histórico, el romance y las declamatorias declaraciones patrióticas de sus protagonistas.

Manifestaciones teatrales del período bélico 1895

El período bélico que comenzó en 1895, mucho más breve y de acciones más organizadas y vertiginosas, no dejó testimonios de que se estuvieran produciendo manifestaciones teatrales en los territorios mambises, lo que se explica por la poca permanencia de las tropas en los campamentos así como por una mayor distancia temporal con los antecedentes escénicos de la primera etapa.
Sí se mantuvo en los hombres de la emigración la voluntad de hacer una dramaturgia comprometida con la lucha independentista.

  • En 1891, Francisco Sellén escribió hatuey una obra que, aunque no se refería a la contienda desarrollada durante diez años, sí tomaba como protagonista la figura del cacique quisqueyano que se dejó quemar antes de aceptar la dominación española en la tierra cubana. Presentaba esta acción como inicio de las luchas, al tiempo que proclamaba al indio como “el primero de nuestros mártires”.
  • En 1898, en pleno período de la agitación en los Estados Unidos porque se produjera una intervención militar en la guerra cubana, Desiderio Fajardo Ortiz, un poeta que firmaba como El Cautivo, pues estaba confinado a la silla de ruedas, escribió en Nueva York la obra La fuga de Evangelina para ser montada por el Grupo de niñas “Dos banderas”. Tomó como fuente del argumento el hecho histórico de la acción de la joven cubana que, con la ayuda del corresponsal del Journal, había escapado de las prisiones españolas. La obra fue estrenada en el Carnegie Hall con un desenlace propagandístico que tenía como fondo la imagen de la [Estatua de la Libertad, delante de la cual el corresponsal yanqui mostraba un número del Journal a un grupo de soldados que se movían alrededor de él entre música, luces de bengalas y el cierre lento del telón. Esta obra fue tomada por la cadena periodística Hearst como pieza para la propaganda a favor de la intervención.
  • La emigración al Caney del propio Fajardo Ortiz fue estrenada en 1898, poco tiempo después de haberse decretado el armisticio en la guerra hispanoamericana, en la misma ciudad de Santiago de Cuba. La pieza en verso y en dos actos ofreció un cuadro de la situación que se había vivido en los últimos momentos de la dominación española. La acción se lleva adelante por los soldados mambises hasta alcanzar la rendición de Santiago. Aparecen personajes representativos del integrismo español y de las fuerzas populares cubanas involucradas en los sucesos. Es una de las obras del teatro [[mambí que alcanza mejores resultados dramatúrgicos.
  • Los fosos de Weyler o La Reconcentración, de Félix R. Zahonet, se publicó en 1899]]. Denuncia los horrores de esa medida impuesta para evitar el avance de las fuerzas mambisas y presenta las distintas actitudes tomadas en relación con ella por los propios españoles.
  • Patria o tumba también de Zahonet, en 1900, es un drama en tres actos y seis cuadros en el que aparecen como personajes episódicos grandes figuras de la guerra. En el primer acto José Martí, en el tercero Antonio Maceo, y una aparición fugaz de Máximo Gómez. La obra podía haber alcanzado mejores resultados tanto en su mensaje como en la factura si el exceso de melodramatismo no la hubiese privado de verosimilitud. Estas dos obras forman parte del teatro mambí porque su autor fue miembro del Ejército Libertador y terminó la guerra con los grados de capitán en el estado mayor de Calixto García Íñiguez.
  • Carlos Manuel de Céspedes de Francisco Javier Balmaseda cierra el ciclo del teatro de la guerra en 1900. Es este un drama histórico que pretende ser la gran epopeya de la guerra. Los personajes y los episodios históricos aparecen en tal abundancia que parece ser una escenificación de un diario de campaña. La tragedia real de la muerte del protagonista se plasma con la convicción de que no significaría el fin de la guerra. Resulta un homenaje al Padre de la Patria cubana.

Enlaces externo

Fuentes