Diferencia entre revisiones de «René Vázquez Díaz»

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'''René Vázquez Díaz''' nace en Caibarién, Cuba en 1952  
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'''René Vázquez Díaz''' nace en Caibarién, Cuba en 1952.
 
De 1972 a 1974 estudió ingeniería naval en Polonia, carrera que no terminó. Tras una estancia en Estados Unidos, vive en Suecia desde 1975. Fue Coordinador de los proyectos cubanos del Centro Internacional Olof Palme, de Estocolmo. En 1994 organizó, bajo la égida de esa organización, el llamado '''Encuentro de Estocolmo''', y  ha impartido conferencias en las universidades de Málaga, Sevilla, Madrid (Complutense, en los Cursos de Verano de El Escorial), México (UNAM), Heidelberg, Bremen, Estocolmo, Uppsala, Lund, Umeå, Gante, Amberes, etc.
 
De 1972 a 1974 estudió ingeniería naval en Polonia, carrera que no terminó. Tras una estancia en Estados Unidos, vive en Suecia desde 1975. Fue Coordinador de los proyectos cubanos del Centro Internacional Olof Palme, de Estocolmo. En 1994 organizó, bajo la égida de esa organización, el llamado '''Encuentro de Estocolmo''', y  ha impartido conferencias en las universidades de Málaga, Sevilla, Madrid (Complutense, en los Cursos de Verano de El Escorial), México (UNAM), Heidelberg, Bremen, Estocolmo, Uppsala, Lund, Umeå, Gante, Amberes, etc.
  

Revisión del 16:33 10 feb 2012

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René
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René V. Díaz 02.jpg
Escritor y traductor cubano
NombreRené Vázquez Díaz
CiudadaníaCubana
OcupaciónEscritor y Traductor

René Vázquez Díaz nace en Caibarién, Cuba en 1952. De 1972 a 1974 estudió ingeniería naval en Polonia, carrera que no terminó. Tras una estancia en Estados Unidos, vive en Suecia desde 1975. Fue Coordinador de los proyectos cubanos del Centro Internacional Olof Palme, de Estocolmo. En 1994 organizó, bajo la égida de esa organización, el llamado Encuentro de Estocolmo, y ha impartido conferencias en las universidades de Málaga, Sevilla, Madrid (Complutense, en los Cursos de Verano de El Escorial), México (UNAM), Heidelberg, Bremen, Estocolmo, Uppsala, Lund, Umeå, Gante, Amberes, etc.

Como periodista ha colaborado en SUR, El País, Quimera, Le Monde Diplomatique, Rebelión y otros medios. Sus obras han sido traducidas al francés, inglés, finés, sueco, italiano y rumano. Ha escrito varias obras en sueco, entre otras una biografía de su maestro Artur Lundkvist. Es miembro de la Directiva de la Unión de Escritores de Suecia.

El profesor Martin Franzbach, de la Universidad de Bremen, ha escrito que Vázquez Díaz es ”El lobo solitario de la literatura cubana”.

Las eras de René Vázquez Díaz

Desde sus inicios como escritor René Vázquez Díaz ha transitado por arenas movedizas. Sin pertenecer al grupo de los “escritores malditos” censurados en Cuba durante y después del quinquenio gris, René ha recibido de alguna u otra forma el rechazo de posiciones políticas encontradas. Muchas cosas quedan en entredicho y tal parece que el escritor avanza por una cuerda que se tensa por la crítica de los que le exigen que se ate de una vez al pilar de la derecha o al pilar de la izquierda. En mi opinión, es esto lo que incomoda. La indefinición no es permitida si se pretende acreditar o desnudar un imperio. Sin embargo, por fuerza u honestidad nadie queda indiferente y, como a un animal peligroso, le siguen los pasos. El giro que ha tomado su narrativa y el compromiso social que asume lo convierte en un escritor polémico. Aún así su obra trasciende los panfletos y los estereotipos literarios. El premio Juan Rulfo que recibió en 2008 lo confirma. Cuestionable o no, en su obra no hay suturas. Para demostrarlo tomemos su trilogía de la Cuba Profunda La era imaginaria (Montesinos, 1986), La isla del cundeamor (Alfaguara, 1995) y Un amor que se nos va (Montesinos, 2006), la historia de una generación que pudiera ser la novela de su vida. No me refiero a que sean novelas autobiográficas sino frutos de etapas de la vida del escritor. Las trilogías se pueden simplificar como novelas en tres partes, en series o versiones de una novela anterior. En La era... La isla... y Un amor... encontramos en paralelo la evolución de los personajes y la madurez creciente del novelista. Pirandello en su pieza de teatro repudió a sus seis personajes en busca de autor; en cambio, Vázquez Díaz va a por ellos. Con pericia y constancia el escritor siguió con celo el progreso de los personajes. Cada novela de la tríada fue publicada en el intervalo aproximado de una década y en cada una utilizó un discurso diferente como tribuna para sus argumentos. No es mi intención realizar un análisis literario de las obras sino confrontar a través de ellas el desarrollo intelectual del autor. Con el ojo de un águila pudiera resumir que la trilogía, al filo de la Revolución cubana, surge en la era imaginaria donde se definen las aspiraciones de los protagonistas para dar un salto a la isla del Cundeamor o sueño americano y terminar luego en la locura y como escenario, la patria.

La era imaginaria.jpg

Pero no es todo tan sencillo como el águila puede verlo. No es cosa de atar cabos y empatar simbolismos. Había apuntado que su trilogía conforma tres etapas de la vida del escritor y las etapas o eras requieren tiempos para su consumación. Del joven estudiante de ingeniería naval que la Revolución había depositado su confianza con la esperanza de formar al “hombre nuevo”, René Vázquez Díaz se convirtió en el desertor, en uno más de la lista de los anónimos inconfesables. Aparece entonces, como respuesta, la nostalgia o la necesidad abierta de rescatar, desde la distancia, la presencia de la isla. A partir de este momento, el joven comienza la construcción de su propia ínsula. El lirismo social y filosófico de La era imaginaria se revela a través de la amistad de Repelo y Nicotiano, dos niños disfrazados de hombres, o viceversa, que construyen una pequeña nave con el propósito de evadirse a algún lugar. Mientras tanto, Yoya la miliciana, les espeta: “Ustedes son el futuro de la patria... el luminoso mañana de este proceso que es la culminación de ciento cincuenta años de lucha”. En esta novela el autor se nutre de la las novelas del boom y la cultura latinoamericana para dar a conocer sus inquietudes. Es la obra de un joven escritor que con vehemencia necesita poner el dedo en la yaga de verdades no absolutas. Y lo logra con éxito, sin dudas, pero habrá que esperar un poco más para que la tía Ulalume, en nombre de Nicotiano, lance de vuelta al mar la botella con la historia de La isla del Cundeamor.
Alegorías, presentimientos, evocaciones crean un archipiélago. La maldita circunstancia del agua por todas partes, parece repetir Virgilio Piñera, siempre presente con su poema La isla en peso. Y a esto es a lo que Vázquez Díaz no puede renunciar aunque intente en la isla de los cundeamores mostrar el otro lado del mundo, la Cuba desde afuera, aquella que se desangra por reproducir la isla que sólo se puede amar u odiar si se ha nacido en ella. Su segunda novela pudo haber surgido a partir del choque del autor con los cubanos del exilio de La Florida. Aquí aparecen otras verdades más allá de las quimeras y los ideales. El sueño norteamericano se desvanece.
Como la vida no está asegurada en ninguna parte, en consecuencia, René Vázquez Díaz cree que la única posibilidad de salir de su isla castrense es propiciar el acercamiento de los intelectuales cubanos que viven tanto dentro como fuera de la isla. El primer paso en este sentido tuvo lugar en el Encuentro de Estocolmo en 1994. Once escritores cubanos, entre ellos, Miguel Barnet, Senel Paz, Jesús Díaz, Heberto Padilla y René Vázquez Díaz, firmaron un documento que abogaba por la libertad de expresión y el cese del bloqueo económico a Cuba. Siguiendo esta hoja de ruta se desarrollaron similares encuentros en Francia y España.
Otra vez los años y la espera de una nueva era que emerge para atajar el “amor que se nos va”. El autor ha alcanzado la madurez y se ha mantenido firme en el empeño de agrupar a los cubanos de la diáspora que quieren acercarse a la isla, asume una posición militante bajo el criterio de que la cultura cubana es indivisible. En este marco político da a conocer la tercera entrega de la saga que, desde la verborrea de un orate como protagonista, es su novela más realista, rociada a su vez, de ingenioso humor criollo. Una nueva generación da continuidad a la anterior. Los niños imaginados se han convertido en hombres de carne hueso; han crecido y han encontrado sus propias verdades. A ellos ya no les hace falta evocar el pasado ni mirar angelotes con cornucopias. “El hombre nuevo” ha dado su fruto y es esto lo que brinda. Podrá hablarse de una generación perdida para aquellos que se cansaron primero, que en el diario esfuerzo por mantenerse erguidos acabaron desplomándose. Pirulí, el pintor, degeneró en un sui generis peluquero parlanchín de la peluquería El corte de los Milagros; su madre, Yoya la miliciana, en la senectud de sus días, se oculta para recuperar en la lectura el tiempo perdido; y Repelo, el personaje más capacitado y prominente, sin explicar por qué, termina sus días entre los escombros de la plataforma donde fraguó sus sueños. Si decidiera concluir aquí mis disquisiciones la tesis de la trilogía resultaría patética, al menos frustrante. Pero en las últimas líneas de Un amor que se nos va se percibe un tono conciliador en las figuras de Mofeta y Oracio que responden al afán del humanista por adaptarse al presente. Nadie ha destruido la Revolución, sólo se transforma. Hay esperanzas para que las islas esparcidas por el mundo vuelvan a juntarse en una nueva era. Si todos los tiempos son de cambios, este no es el final pues la saga continúa.

De proto el Dr. Leal cub..jpg

Y De pronto el Doctor Leal (Icaria, 2008) aparece en medio de una trama que crece de manera vertiginosa donde el autor abandona al personaje en la vorágine de los grupos políticos que lo han acorralado, lo que hace de la novela una parábola que muestra cómo el ser humano es manipulado por los bandos de centro, derecha, izquierda, norte y sur. La muerte simbólica del personaje lo libera para que sea él quien decida finalmente su propia suerte. Tanto el escritor Vázquez Díaz como el doctor Leal, con intención uno, sin proponérselo el otro, avanzan por una cuerda floja –soplados y mantenidos por los vientos del este y del oeste, las presiones de los astros y la fuerza de gravedad– cosa que les obliga a tomar partido, lo quieran o no. Y es en este momento que florece la cuarta etapa del escritor cuando con el respaldo de la Embajada Cubana en Suecia y de un grupo de cubanos residentes en ese país fundaron la asociación Cubanos por Cuba. En febrero de 2008 en la propia embajada se dio lectura del documento “Declaración de los cubanos en Suecia contra el bloqueo”.
En la obra de René Vázquez Díaz hay ruptura y continuidad; cada novela suya ha correspondido a un momento de su vida como hombre y como intelectual. La era imaginaria. Escenario, Cuba: la juventud siempre aparejada a la poética, los sueños, el deseo de saber qué hay más allá del océano. La tía Ulalume junto con Nicotiano abandonan la isla. Es una obra que justifica la disidencia del estudiante de ingeniería naval. La isla del cundeamor. Escenario, EEUU: el descubrimiento de la otra orilla y la evidencia de que esta parte del océano no era realmente lo que uno buscaba. La adaptación al medio; la isla vista desde afuera. Comienzo de la nostalgia. La botella es lanzada otra vez al mar. En la arena política el autor hace sus primeros intentos por acercarse a la isla a través de reunir a intelectuales cubanos que viven tanto dentro como fuera de Cuba. Un amor que se nos va. Escenario, Cuba: El reencuentro. La patria otra vez. La tía Ulalume regresa de visita a la isla. Se maneja la posibilidad de lograr un entendimiento pese a los diferentes niveles de pensamiento. Mofeta y Orapronobis intentan la reconciliación. ¿No es esta la reconciliación que anda buscando el intelectual? El autor ha tenido la posibilidad de regresar a su país. El aura de disidente se ha borrado. Y De pronto el doctor Leal, con escenario una vez más en EEUU, es obligado a tomar partido o a definirse. Aunque el autor pretende un final abierto su personaje está muy bien plantado desde el principio. La medicina del capitalismo norteamericano no le interesa, más bien le lacera por lo que postula la defensa de los valores y los derechos humanos. Este mismo sentimiento es el que mueve a René Vázquez Díaz a luchar en contra del bloqueo y a defender la posición de los cinco cubanos que cumplen prisión en EEUU, cosas que en la novela son notables. El doctor al disparar su pistola se libera de la presión de los bandos en pugna. Aunque el escritor renuncia a escribir el final de la historia se asegura que el doctor Leal lleve en su bolsillo el chicle para que, si se anima, pueda pegarlo en el ojo del león. El lector se encargará de completar el dibujo uniendo las líneas de puntos.
Considero que buena parte de la literatura cubana de las últimas dos décadas se ha caracterizado por el desahogo de los cubanos al mostrar el lado oscuro de la Revolución a modo de crítica social. Hastiados del realismo socialista impuesto, los novísimos escritores o los postmodernos comenzaron a escribir desde la marginalidad. Muchos escritores exiliados y autoexiliados continúan arremetiendo con sarcasmo a la administración de los Castros. René Vázquez Díaz, en cambio, sin dejar de pertenecer al grupo de autores que escriben fuera de Cuba, como escritor e intelectual pretende una reconciliación con el régimen lo que lo convierte en blanco de interpretaciones extremistas. Este añadido hace que su obra se lea de manera diferente y estremece, en este sentido, el panorama literario.

Obras

Novelas:

  • El pez sabe que la lombriz oculta un anzuelo, Icaria Editorial, Barcelona, 2009
  • De pronto el doctor Leal, Icaria Editorial, Barcelona, 2008
  • Florina, Editorial Montesinos, Barcelona, 2007
  • Un amor que se nos va, Editorial Montesinos, Barcelona, 2006
  • Fredrika en el paraíso, Monte Ávila Editores, Caracas, 2000, y Ediciones de Boloña, La Habana, 2004
  • La isla del cundeamor, Alfaguara, Madrid, 1995 y Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2002
  • Querido traidor, Alhambra, Lund, 1993
  • La era imaginaria, Editorial Montesinos, Barcelona, 1986

Poemarios:

  • Ciudad dormida / Stilla stad, edición bilingüe, Studiekamratens förlag, Kristianstad, 1995
  • Difusos mapas, Devenir, Madrid, 1994
  • Donde se pudre la belleza, Ediciones A. Caffarena, Málaga,1986
  • Tambor de medianoche, Nordan, Estocolmo, 1983
  • Trovador americano / Errante, Ámbito literario, Barcelona, 1978

Teatro:

  • El último concierto, Editorial Betania, Madrid, 1992

Otros libros:

  • El sabor de Cuba, Comer y beber, Tusquets Editores, Barcelona, 2002

Libros sobre Cuba compilados por René Vázquez Díaz:

  • Voces para cerrar un siglo, textos de Cuba y el exilio, prólogo de Vázquez Díaz Centro International Olof Palme, Estocolmo, 1999
  • Salud y Nutrición en Cuba, Efectos del Embargo Norteamericano, prólogo de Vázquez Díaz, Centro International Olof Palme, Estocolmo, 1998
  • Bipolaridad de la cultura cubana, Ponencias del Primer Encuentro de Escritores de dentro y fuera de Cuba, prólogo de Vázquez Díaz, Centro International Olof Palme, Estocolmo, 1994

Entrevista a René Vázquez

Entrevista con René Vázquez Díaz, Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional

El escritor cubano René Vázquez Díaz, también traductor y periodista, ha recibido en París el Premio Juan Rulfo de Novela Corta por su obra De pronto el doctor Leal. Auspiciado por Radio Francia Internacional, Le Monde Diplomatique y el Instituto Cervantes, el prestigioso concurso tuvo este año más de 6000 participantes, en una de las ediciones más interesantes de los últimos tiempos, según reconocieron sus jurados. René Vázquez tiene en su haber varias novelas, entre las que destacan La era imaginaria, La isla del cundeamor (presentada en la XII Feria Internacional del Libro de La Habana) y Un amor que se nos va, concebidas como una trilogía con un tema central: el amor; “el amor filial, el amor erótico, el amor a Cuba”, ha dicho. También ha escrito varios poemarios, relatos, obras de teatro y un libro de cocina, El sabor de Cuba, entre otras publicaciones. Actualmente reside en la ciudad sueca de Malmö.

¿Cree que el Premio Juan Rulfo, de gran prestigio en las letras castellanas, marcará un antes y un después en su carrera?

Fuera de mí, seguramente muchas cosas cambiarán. Es probable que nuevos lectores se acerquen a mi obra y descubran El sabor de Cuba,Florina, Un amor que se nos va... De pronto mi nombre resonó desde México hasta Argentina, todo eso es muy halagador. Sin embargo, dentro de mí no va a cambiar nada. Tengo muy claro quién soy y lo que quiero hacer, y muy definidos los libros que voy a escribir. Siempre he sido indisciplinado en todo, salvo en lo tocante a la literatura: yo concibo mis ficciones con minuciosidad de relojero, capturo las imágenes con artes de pescador y ellas crecen en mí mucho antes de sentarme a escribirlas. Puedo decirte que sé cómo empiezan y terminan las tres novelas que se están cocinando en mi mente y quiénes son sus personajes, que por largo tiempo hablan conmigo y discuten y me desvelan, hasta que al fin les doy la vida o la muerte que según ellos mismos se merecen.


¿Qué puede contarnos sobre la historia que narra su novela corta De pronto el doctor Leal y las ideas que llevaron a su creación?

Desde que escribí La isla del cundeamor, yo sabía que volvería a Miami como lugar donde se desarrollara una historia fratricida: dos hermanos de origen cubano que se quieren y se odian con un fervor muy parecido al autoaniquilamiento. El Miami de nuestros compatriotas está lleno de detalles insólitos que parecen de ficción, pero que son terroríficamente reales. Un par de ejemplos: todo cubano se precia de ser “echa’o pa’lante”, discutidor e ingobernable. Pero a ningún otro grupo de emigrados el Gobierno de EE.UU. les ha impuesto tantas y tan deshonrosas e hirientes restricciones como a los cubanos emigrados. Que no pueden viajar a su país sino cada tres años, que no pueden enviar dinero a una novia o a quién les dé la gana, que no pueden participar en intercambios culturales ni académicos con Cuba. Absolutamente ningún otro grupo de emigrados se deja mangonear por cuatro bocones y una bocona que son capaces de arrastrar por el fango a todo el que tenga una opinión diferente, desde emisoras que son un compendio de lo real maravilloso. Hace poco, a unos caballeros la justicia norteamericana les redujo las condenas si entregaban el arsenal que tenían escondido en almacenes de Miami. Tenían 30 ametralladoras, un lanzacohetes, granadas, 200 libras de dinamita, 14 libras de explosivo C-4 y varios miles de pies de cable especial para detonaciones. Con ese arsenal iban a cometer actos terroristas contra Cuba, pero uno de los abogados declaró solemnemente que sus clientes eran luchadores por la libertad. Yo me pregunto si esa declaración hubiera sido posible en caso de que ese material bélico se hubiera encontrado en la ciudad de Uppsala, en Santander o en París. Entonces el doctor Leal es un neurocirujano de origen cubano, un hombre de extraordinario prestigio científico, que después de muchos años de ausencia vuelve a su querido Miami para asistir al entierro de su hermano menor, y en contra de su voluntad se ve involucrado en la guerra demencial de EE.UU. contra Cuba. De pronto el doctor Leal es ante todo un estudio sobre el desamor, pero también ofrece una imagen del exilio cubano mediante una trama de hechos actuales, espionaje y descalabros familiares.

Se ha desenvuelto en varios géneros literarios. ¿Qué provoca esta diversidad creativa? ¿El éxito con la narrativa corta podría cambiar sus preferencias al respecto?

He practicado varios géneros por pura necesidad de expresar emociones e ideas. Hay sensaciones y anhelos que sólo pueden expresarse en un poema. Otros temas requieren una respiración más profunda y una extensión más abarcadora. Como te decía anteriormente, el éxito con esta novela breve no va a cambiar mi modo de escribir. Soy autor de un libro de relatos y una novela corta, Exilia, que ya José Corti publicó en francés y que la editorial Icaria publicará en España el próximo otoño.

Ha comentado que Lezama tiene un papel fundamental en su imaginario. ¿Qué le debe su obra a esta y otras fuentes literarias?

Lezama habló de redes infinitas de contrapuntos culturales. Sus ideas sobre lo que él llamó “las eras imaginarias”, y que según él surgen cuando una imagen penetra en lo profundo del ser o incluso de toda una época hasta condicionar la actitud de la gente ante la vida, son muy atractivas. Un personaje bien descrito y que con sus defectos, obsesiones y cualidades muestre toda su complejidad humana, puede configurar una imagen tan irradiante que, con su no-naturaleza llega a condicionar la naturaleza profunda del lector. Es fácil descartar a Lezama arguyendo que para él todo era imagen. Eso me parece una coquetería de escasa envergadura. Como sistema poético, como motor intelectual para inventar destinos literarios y construcciones lingüísticas, las eras lezamianas son una fuente inagotable. Lezama llega a afirmar que hay figuras y hechos históricos que son inmensas eras imaginarias. Por ejemplo, José Martí. Hay una moda, que no sé si ya pasó, de desvirtuar a Martí. He leído textos que parecen escritos por enanos saltarines tirándole piedrecitas a la gran ceiba del idioma. Comprendo que Martí moleste. Martí nos impulsa a actuar sobre lo imposible, tanto literaria como políticamente. Para Lezama, la Revolución es una era imaginaria, y yo he escrito una trilogía con un sinfín de personajes que se enredan en situaciones reales y ficticias y que viven y mueren, como todos nosotros y para bien o para mal, poseídos por la imagen de la Revolución dentro y fuera de Cuba.

En sus anteriores novelas Cuba ha sido telón de fondo habitual y los protagonistas y sus problemáticas han estado estrechamente ligados a ella. ¿Por qué este tema recurrente? ¿Qué ocurre al respecto en la nueva narración?

Me apasionan los conflictos de nuestro tiempo, y muy especialmente la forma en que Cuba y los cubanos hemos sido afectados por esos enormes movimientos históricos. Hace unos meses, las altas autoridades de la Unión Europea recibieron con grandes honores a un señor llamado Caleb McCarry, nombrado Coordinador de la Comisión de una Cuba libre por el presidente Bush. Como mi oficio consiste en calibrar el sentido de las palabras, yo me pregunto qué hubiera pasado en Bruselas si Bush envía allí a un Coordinador de la Comisión para una China Libre. O de un Pakistán libre. O de un Egipto libre. O de una Arabia Saudita libre, porque allí las mujeres no tienen ni siquiera el derecho de obtener una licencia de conducir. ¿Por qué la Unión Europea le vende armas a esas dictaduras pero no medicinas a Cuba?, ¿por qué hay un sistema especial de espionaje contra Cuba y Venezuela? En Miami, de pronto el doctor Leal toma conciencia de que hay tremendas fuerzas en pugna, y que él se ha convertido en una pulga bajo una lupa, y en una pieza de ese peligroso ajedrez en el que nada es lo que aparenta ser.

¿Cuál es la situación de un escritor cubano fuera de Cuba y cómo se define su literatura como tal?

Yo soy un escritor cubano profundamente integrado a la sociedad sueca, y estoy orgulloso de ello. He dicho muchas veces que integrarse no es despersonalizarse. La literatura sueca forma parte activa de mi vida, como lo demuestran mis traducciones, por ejemplo Contexto. Material, obra publicada recientemente por Visor de Poesía en Madrid, de la inmensa escritora Birgitta Trotzig. Pertenezco a la directiva de la Unión de Escritores Suecos y al llamado Grupo de los Clásicos del Consejo Estatal de la Cultura en Suecia, cuya función es elegir obras clásicas no europeas con el objetivo de fomentar la lectura entre los jóvenes. Además soy autor de varias obras en sueco. La más reciente es El escritor vigilado, sobre mi amigo y maestro Artur Lundkvist. La situación de los escritores cubanos que vivimos fuera de Cuba no se diferencia en lo esencial de cualquier cubano emigrado de cualquier otro oficio. Algunos establecen alianzas de intereses con fuerzas que trabajan en contra de la dignidad y el bienestar del pueblo de Cuba. Otros se prestan para campañas inconfesables, y son usados y después traicionados y despreciados. Pero también existen los que mantienen una actitud de honor que los dignifica. Hay escritores, como los del circuito de la revista Encuentro, que aceptan los dineros que provienen de las mismas manos que torturan en Guantánamo, y que con el bloqueo y el Plan Bush impiden el desarrollo de sus compatriotas en la Isla. Pero en Europa hay numerosas asociaciones, como Raíces Cubanas en Francia, que aglutinan a miles de cubanos que trabajan por el levantamiento del embargo. Quién sabe si algún día los escritores que vivimos fuera podamos unirnos en una empresa similar.


Traducciones

  • Contexto. Material, Birgitta Trotzig, Colección Visor de poesía, Madrid, 2005.
  • Pompeya, Maja Lundgren, Narrativas Históricas Edhasa, Barcelona, 2004
  • El árbol parlante, Artur Lundkvist, Editorial Vigía, Matanzas, Cuba, 1998
  • La Habana era una fiesta, Björn Afzelius, Editorial Verbum, Madrid, 1995
  • Confines de la palabra, Birgitta Trotzig, Devenir, Madrid, 1991
  • Flechas contra la luna, Lasse Söderberg, Ediciones Angel Caffarena, Málaga,1990
  • Ánima, Birgitta Trotzig, Ediciones Angel Caffarena, Málaga,1990
  • La estrella de la periferia, Jacques Werup, Ediciones Angel Caffarena, Málaga, 1990
  • Viajes del sueño y la fantasía, Artur Lundkvist, Editorial Montesinos, Barcelona, 1989
  • La huella abrupta, Ingemar Leckius, Devenir, Barclona, 1987
  • La imagen desnuda, Artur Lundkvist, con dibujos de Antonio Saura, Dvenir, Madrid, 1987
  • Pájaro en mano, Lasse Söderberg, Devenir, Barcelona, 1986
  • Textos del ocaso, Artur Lundkvist, Montesinos, Barcelona, 1984
  • Seis poetas suecos, Birgitta Trotzig, Göran Sonnevi, Tomas Tranströmmer, Ingemar Leckius, Lars Norén y Jacques Werup. Hora de Poesía, Barcelona, 1984.


Premios y distinciones

Fuentes