Diferencia entre revisiones de «Servando Cabrera Moreno»
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Revisión del 10:09 1 oct 2009
Servando Cabrera Moreno
Quienes transitan por la populosa y viejohabanera calle Obispo se tropiezan con numerosas galerías, unas particulares, otras estatales, que invitan a detener el paso, traspasar el umbral y echar un vistazo a la deslumbrante producción plástica cubana de la actualidad. En esa calle de los pintores —en el número 463 casi esquina a Villegas— nació uno de los hoy día más reverenciados por la crítica y mejor cotizados por los coleccionistas: Servando Cabrera Moreno, un hombre que en sus 58 años de vida y en sus muchos más de inmortal postvida deviene uno de los símbolos de la pintura y el dibujo cubano del siglo XX, amén de un acontecimiento artístico cada vez que se anuncia una retrospectiva de su obra. Estudió en la Academia de San Alejandro hasta graduarse en la especialidad de Dibujo – Pintura y antes de cumplir los 20 años, en 1942, expuso en el Círculo de Bellas Artes. A continuación se le pudo ver, obra de por medio, en el IV Salón de Acuarela del Patronato de Bellas Artes, en el Ayuntamiento de La Habana, en la I y II Exposición J.B. Vermay, en el Salón de Otoño de la Sociedad de Bellas Artes, en el Salón de Primavera... en infinidad de muestras, salones y encuentros de los artistas plásticos de más sólido quehacer en el decenio del 40. Hizo retratos al carbón, demostrando su calibre como dibujante, y con propósitos de estudio permaneció en Estados Unidos por cierto tiempo, ejercitándose en la Arts Students' League de Nueva de Nueva York. Al regresar a Cuba en 1948 exhibió los resultados de su aprendizaje y de nuevo tomó pinceles y colores rumbo a otros destinos: México, Centroamérica y Europa. Pronto lo distingue su dominio de la técnica para recrear la figura humana, tema central de muchos de sus cuadros, ya fuera a través de retratos de la figura aislada o en grupo, con un criterio de la forma que lo singulariza, sea en el dibujo o en la pintura, pues ambos trabaja con maestría. España le desvela horizontes diferentes y Servando pinta con una laboriosidad que sólo el buen juicio estético le modera. Vive en esa península y en otra, la italiana, que también recorre; visita Portugal, Grecia, Alemania, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, el norte de Africa. Y en la medida que viaja, pinta, expone, acumula reconocimientos de aquí y allá. Los cuadros de Servando se exhiben en galerías de Madrid, Barcelona, Zaragoza, París, Venecia, Sao Paulo, México...