Diferencia entre revisiones de «El entierro del Conde de Orgaz»
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Revisión del 10:59 3 nov 2011
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El entierro del Conde de Orgaz, cuadro pintado por El Greco en 1586, una de las obras maestras de la pintura española; sin embargo no era este el primer encargo lesiástico que hacían al pintor inmigrado, mientras que El Sueño de Felipe II no mereció el agrado del monarca, la Iglesia dio muchos encargos al cretense.
El Cuadro
La acción del cuadro se desarrolla en el cielo y la tierra, visión y realidad cotidiana van entretejiéndose: en el entierro ocurre un milagro, San Esteban –cuya capa está adornada con la escena de la lapidación- y San Agustín, el anciano obispo, dan solemne sepultura al cadáver del conde antes de que lo pudiesen tocar los sacerdotes.
Encima de la escena terrestre –que no es del todo terrestre, ya que no se ven las piernas y así toda la escena parece flotar- vemos los ejércitos celestes y a Cristo sentado en el trono, vestido de blanco; ante él están María, San Pedro con las llaves, San Juan Bautista vestido con pelleja y alrededor, la multitud de los santos. El alma del noble caballero es llevada por ángeles al cielo. La parte realmente terrenal es el cortejo de amigos vestidos de negro; todas las caras son retratos y algunos pueden ser identificados con certeza como personas conocidas en Toledo. Un niño, situado en primer plano a la izquierda, nos invita a observar la escena.
La visión mística no solo se liga a la tierra, como podemos observar en numerosas ocasiones en las pinturas españolas, sino a los círculos aristocráticos de la ciudad. La gran riqueza de los colores y la negra vestimenta de las personas que asisten al entierro separan también lo terreno de lo celestial.
El alargamiento exagerado y la deformación de las figuras, el empleo de colores ácidos, luces frías y violentos contrastes luminosos constituyen las características del estilo de El Greco. La obra, que muestra un perfecto dominio del retrato, ilustra el paso de la vida a la muerte, la disociación de cuerpo y alma, los vínculos existentes entre la realidad terrestre y la espiritualidad.
Véase también
Fuentes
- Székely, A. (1972). La pintura española. Ciudad de La Habana: Editorial Arte y Literatura.