Diferencia entre revisiones de «Mi prisionero Fidel (libro de 1986)»

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En el libro [[Fidel]] y la Religión, conversaciones con Frei Betto, el Comandante en Jefe [[Fidel Castro]], en las páginas 182 a la 188 de la edición cubana, Oficina de Publicacio­nes del Consejo de Estado, [[1985]], narra los acontecimien­tos ocurridos después del asalto al cuartel [[Moncada]] en [[julio]] de [[1953]] y su marcha al frente de un grupo hacia las montañas hasta caer prisioneros del ejército, así como la casualidad increíble de que al frente de aquella tropa estuviera un honrado oficial que con su gesto viril impi­dió que lo asesinaran a él y a otros varios compañeros.
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*Barredo L. Mi prisionero Fidel. [[Ciudad de La Habana]]: Editorial [[Pablo de la Torriente]]; [[1986]]  
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*Barredo Medina, Lázaro. Mi prisionero Fidel. [[Ciudad de La Habana]]: Editorial [[Pablo de la Torriente]], [[1986]]  
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Revisión del 10:53 26 feb 2013

Mi prisionero Fidel
Información sobre la plantilla
Mi prisionero Fidel.jpg
Título originalMi prisionero Fidel
Autor(a)(es)(as)Lázaro Barredo Medina
Editorial:Pablo de la Torriente
EdiciónJosé Martínez Matos
Diseño de cubiertaRoberto Figueredo Bello
PaísBandera de Cuba Cuba
Mi prisionero Fidel. El libro contiene anécdotas de Fidel, así como conversaciones importantes con Frei Betto.

Introducción

En el libro Fidel y la Religión, conversaciones con Frei Betto, el Comandante en Jefe Fidel Castro, en las páginas 182 a la 188 de la edición cubana, Oficina de Publicacio­nes del Consejo de Estado, 1985, narra los acontecimien­tos ocurridos después del asalto al cuartel Moncada en julio de 1953 y su marcha al frente de un grupo hacia las montañas hasta caer prisioneros del ejército, así como la casualidad increíble de que al frente de aquella tropa estuviera un honrado oficial que con su gesto viril impi­dió que lo asesinaran a él y a otros compañeros.

Primeras palabras

Fidel Castro. Sistemáticamente asesinaban a los prisio­neros. A algunos los llevaban, les hacían algún interroga­torio, los torturaban atrozmente y después los mataban. En esas circunstancias, habiéndose producido una gran reacción de la opinión pública, como te decía, el Arzobispo de Santiago de Cuba, como autoridad eclesiástica, se inte­resa y empieza a actuar junto con otras personalidades de esa ciudad, de las cuales la más destacada era él, para salvar la vida de los sobrevivientes.

Y, efectivamente, al­gunos sobrevivientes fueron salvados por las gestiones que hicieron el Arzobispo y ese grupo de personalidades, ayudados por el hecho de una atmósfera de enorme indig­nación en la población de Santiago de Cuba. Ante la nueva situación se decide que un grupo de compañeros de los que estaban conmigo, que estaban en las peores condicio­nes físicas, se presenten a las autoridades a través del Arzobispo. Era un grupo de seis o siete compañeros, ha­bría que precisar.

Yo me quedo con dos jefes más. Es el pequeño grupo con el que nos proponemos atravesar la bahía para llegar a la Sierra Maestra y organizar de nuevo la lucha. El resto estaba sumamente agotado y había que buscar la forma de preservarles la vida.

Contenido

  • Aquel teniente nos salvó la vida...
  • La fortaleza...
  • Del Moncada a la Sierra, de la Sierra a la mañana de enero de 1959...

Fuente