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La moral que enseñaba la religión mexica era generalmente pura. Sus oraciones revelaban sentimientos de una caridad sincera, el perdón y el olvido de las injurias, y el propósito de inspirar la benevolencia hacia el prójimo. La poligamia no era admitida más que para los jefes. Las mujeres ocupaban una condición social muy superior a las civilizaciones asiáticas de su tiempo, estando presentes hasta en las funciones sacerdotales. Había sacerdotisas, pero no tenían intervención alguna en los sacrificios.
 
  
Cuando los misioneros españoles comenzaron a imponerle las creencias religiosas cristianas a los mexicas se sorprendieron por la similitud de la religión mexica con la cristiana. Supusieron entonces que el Evangelio había sido predicado en América por los apóstoles, y que aquellas prácticas nacían de las doctrinas de su predicación confundida con el [[paganismo]]. Algunos escritores han pensado que ella habían sido importadas del viejo mundo por los primitivos pobladores de América. A pesar de sus semejanzas al cristianismo, la religión mexica también tenía grandes diferencias las cuales eran reflejadas en la esencia del dogma y en los sacrificios humanos. En los templos se inmolaban solamente las víctimas humanas sobre los altares, y enseguida se devoraban sus cuerpos en los banquetes con grande aparato<ref>[[Alexander von Humboldt|Von Humboldt, Alexander]] ([[1810]]). ''Vue des Cordillères et monuments des peuples indigènes de l'Amérique'' pag. 94</ref>. Este uso abominable estaba legitimado por las creencias del pueblo, que miraba la mansión del hombre en la tierra como una expiación y una prueba. Los mexicas estaban persuadidos que la divinidad se apaciguaba con la sangre. Sin embargo, no todas las tribus mexicas observaron la práctica de los sacrificios humanos; lejos de eso, los aztecas solo los usaron desde docientos años antes de la conquista española, y durante mucho tiempo encontraron mucha resistencia para introducirlos en las tribus vecinas. Algunos de los reyes de [[Tezcuco]] trataron de prohibirlos definitivamente en su estados.
 
 
Los aztecas creían en la inmortalidad del alma. La opinión generalmente admitida era que las almas al salir del cuerpo bajaban a un lugar denominado [[Mitlan]], o mansión de los muerto. Era ésta una religión tenebrosa dividida como el cielo en diversas categorías, en que las almas eran sometidas a una especie de juicio, cuyo fallo estaba encargado a los dos dioses. Solo después de haberse purificado en aquellos lugares, las almas tomaban el camino a [[Tlalocán]], especie de paraíso, donde se incorporaban entre los astros.
 
 
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Revisión del 11:18 2 abr 2014