Diferencia entre revisiones de «Hermíone»
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| + | '''Hermíone''' en la mitología griega, era hija de los reyes Menelao y Helena. | ||
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Para Hermione no fue fácil ser la hija de la mujer más conocida y nombrada, la que todos señalaban como la encarnación de la fatalidad amorosa. | Para Hermione no fue fácil ser la hija de la mujer más conocida y nombrada, la que todos señalaban como la encarnación de la fatalidad amorosa. | ||
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Nadie reparaba en ella y en su sufrimiento. Tuvo que crecer en medio de la indiferencia y la total intemperie. Sus padres eran fantasmas. Nombres que la rodeaban y perseguían sin nunca poder ver sus rostros, recuerdos vagos y lejanos, ecos de una memoria perdida entre las sombras. | Nadie reparaba en ella y en su sufrimiento. Tuvo que crecer en medio de la indiferencia y la total intemperie. Sus padres eran fantasmas. Nombres que la rodeaban y perseguían sin nunca poder ver sus rostros, recuerdos vagos y lejanos, ecos de una memoria perdida entre las sombras. | ||
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De pequeña, la princesa Hermíone fue prometida a su primo el príncipe Orestes, el mismo que mató a su madre por instigación de su hermana ya que la reina, a su vez, había matado, a su esposo, el rey por haber éste intentado sacrificar a una de sus hijas en beneficio de la diosa Artemisa. | De pequeña, la princesa Hermíone fue prometida a su primo el príncipe Orestes, el mismo que mató a su madre por instigación de su hermana ya que la reina, a su vez, había matado, a su esposo, el rey por haber éste intentado sacrificar a una de sus hijas en beneficio de la diosa Artemisa. | ||
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Neoptólemo, para descubrir si lo que Hermione decia era cierto, acudió al oráculo de Delfos, donde se encontró con Orestes, quién tendría que haber sido el marido de Hermíone. | Neoptólemo, para descubrir si lo que Hermione decia era cierto, acudió al oráculo de Delfos, donde se encontró con Orestes, quién tendría que haber sido el marido de Hermíone. | ||
Revisión del 09:36 22 abr 2017
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Hermíone en la mitología griega, era hija de los reyes Menelao y Helena.
Historia
Para Hermione no fue fácil ser la hija de la mujer más conocida y nombrada, la que todos señalaban como la encarnación de la fatalidad amorosa. La princesa Hermínone, hija de la reina Helena y el rey Menelao, sufrió ausencia tras ausencia a lo largo de su vida. Primero el abandono de su madre y luego, por espacio de diez años, no vio a su padre quien junto con su tío, el rey Agamenón, había ido a rescatar a Helena de las manos del príncipe Paris y del reino de Troya.
Nadie reparaba en ella y en su sufrimiento. Tuvo que crecer en medio de la indiferencia y la total intemperie. Sus padres eran fantasmas. Nombres que la rodeaban y perseguían sin nunca poder ver sus rostros, recuerdos vagos y lejanos, ecos de una memoria perdida entre las sombras.
La niña fue entregada al cuidado de la esposa del rey Agamenón, la reina Clitemnestra, la cual y a tenía varios hijos: Orestes, Electra, Ifigenia y Crisótemis. De pequeña, la princesa Hermíone fue prometida a su primo el príncipe Orestes, el mismo que mató a su madre por instigación de su hermana ya que la reina, a su vez, había matado, a su esposo, el rey por haber éste intentado sacrificar a una de sus hijas en beneficio de la diosa Artemisa.
Pero su padre prefirió casarla con Neoptólemo, hijo de Aquiles, con el que no pudo tener hijos. El matrimonio no consigió tener hijos y Hermione le echó la culpa a Andrómaca, la concuvina de su marido, quien podría lanzar hechizos para que Hermíone no se quedara embarazada.
Neoptólemo, para descubrir si lo que Hermione decia era cierto, acudió al oráculo de Delfos, donde se encontró con Orestes, quién tendría que haber sido el marido de Hermíone. En la lucha a muerte que mantuvieron, fue Neoptólemo quien murió y Orestes, por fin, se casó con Hermíone. Del matrimonio nació Tisámeno. Su madre fue su mejor maestra en lo referido a la belleza, sus poderes y su inteligencia. Tras el pacto de Aquiles con Hades, Hermione, junto a su madre, ha salido del inframundo, y esta dispuesta a cualquier cosa por aprovechar su última oportunidad de ser libre, aunque solo sea durante un tiempo.
