Diferencia entre revisiones de «Supervisión Educativa»
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En resumen, que si bien en todo momento histórico anterior se localiza la relación dependiente entre proceso educativo - necesidades sociales, es evidente que a partir de la Revolución Francesa se precisa y delimita la institucionalización educativa respecto a los fines sociales, convirtiéndose en un sistema de educación desde la sociedad al usar procedimientos de seguimiento y control. A partir de aquí la función de la supervisión o inspección educativa se caracteriza por su sentido y vinculación social. | En resumen, que si bien en todo momento histórico anterior se localiza la relación dependiente entre proceso educativo - necesidades sociales, es evidente que a partir de la Revolución Francesa se precisa y delimita la institucionalización educativa respecto a los fines sociales, convirtiéndose en un sistema de educación desde la sociedad al usar procedimientos de seguimiento y control. A partir de aquí la función de la supervisión o inspección educativa se caracteriza por su sentido y vinculación social. | ||
La supervisión en los sistemas escolares modernos ha constituido una preocupación constante en el campo de la política y la administración educativa, sin embargo se encuentra poco estudiada monográficamente. Urge, en este sentido, una consulta histórica sobre el origen y perspectiva de la teoría y práctica de la Supervisión, de sus avances y logros, de como se desarrolla en los diferentes sistemas educativos. Es obvio que la construcción de la historia pedagógica sobre escolarización y sociedad no se puede comprender sin analizar la función social de la supervisión. | La supervisión en los sistemas escolares modernos ha constituido una preocupación constante en el campo de la política y la administración educativa, sin embargo se encuentra poco estudiada monográficamente. Urge, en este sentido, una consulta histórica sobre el origen y perspectiva de la teoría y práctica de la Supervisión, de sus avances y logros, de como se desarrolla en los diferentes sistemas educativos. Es obvio que la construcción de la historia pedagógica sobre escolarización y sociedad no se puede comprender sin analizar la función social de la supervisión. | ||
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Las características principales de estas funciones son: | Las características principales de estas funciones son: | ||
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El control es la función básica e imprescindible de la supervisión, sin control no se puede pasar a las otras funciones. | El control es la función básica e imprescindible de la supervisión, sin control no se puede pasar a las otras funciones. | ||
Revisión del 08:28 13 may 2011
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Sumario
- 1 Origen y desarrollo histórico de la supervisión educativa
- 2 Objeto de la Supervisión Educativa
- 3 Inspección escolar en Cuba
- 4 Función de la Supervisión
- 5 La Supervisión Educativa en el Mundo Actual
- 6 La Supervisión Creativa, un reclamo de la Supervisión Contemporánea
- 7 El supervisor. Sus características
- 8 Fuentes
Origen y desarrollo histórico de la supervisión educativa
Los orígenes de la supervisión aparecen en los primeros modelos de las organizaciones educativas de la antigüedad. Así nos habla de que las escuelas chinas tenían nombrados funcionarios estatales con el encargo de controlar el rendimiento de los maestros. También sucedía igual en la India, Egipto y Grecia. Más cercano en el tiempo nos señala a los censores romanos, encargados de velar por la buena marcha de las escuelas. Desaparecidas a finales del siglo V las estructuras de la escuela romana y después de los siglos de letargo que sucedieron a la descomposición del régimen esclavista en Europa, es la Iglesia quien comienza a fundar escuelas bajo su patrocinio. Escuelas que servían en la casi totalidad, para formar a los clérigos. Es lógico que los obispos, responsables del nivel moral e intelectual de sus futuros colaboradores, se preocuparan de velar por la enseñanza que estos recibían y establecieran su control. Paralelamente al control eclesiástico, en los siglos XIII y XIV empieza la intervención del poder civil. Al no existir grandes estados las disposiciones eran para territorios pequeños. La situación es semejante en todos los países, sufriendo un tipo de evolución parecida. Aunque el clero, los municipios, las familias y las propias organizaciones gremiales de maestros ejercieron funciones supervisoras, estas solo se consolidaron cuando los gobiernos se empezaron a preocupar seriamente por la educación y se crearon los sistemas de enseñanza pública. Por eso para Víctor García Hoz (2) “ la inspección es un quehacer y una profesión clave de los sistemas escolares modernos”, que se consolidan en la transición de los siglos XVIII y XIX, donde jugaron un papel importante en el plano político. En resumen, que si bien en todo momento histórico anterior se localiza la relación dependiente entre proceso educativo - necesidades sociales, es evidente que a partir de la Revolución Francesa se precisa y delimita la institucionalización educativa respecto a los fines sociales, convirtiéndose en un sistema de educación desde la sociedad al usar procedimientos de seguimiento y control. A partir de aquí la función de la supervisión o inspección educativa se caracteriza por su sentido y vinculación social. La supervisión en los sistemas escolares modernos ha constituido una preocupación constante en el campo de la política y la administración educativa, sin embargo se encuentra poco estudiada monográficamente. Urge, en este sentido, una consulta histórica sobre el origen y perspectiva de la teoría y práctica de la Supervisión, de sus avances y logros, de como se desarrolla en los diferentes sistemas educativos. Es obvio que la construcción de la historia pedagógica sobre escolarización y sociedad no se puede comprender sin analizar la función social de la supervisión.
Objeto de la Supervisión Educativa
El campo de que se ocupa la supervisión es el sistema escolar, con el que se establecen relaciones formalizadas para su control, orientación, guía y evaluación. La Supervisión no solo se empeña en conocer el sistema escolar sino también en programar como transformarlo y perfeccionarlo. La Supervisión se inserta en el sistema escolar al servicio de esa causa final impulsando y orientando los esfuerzos en pos de ella. La Supervisión en consecuencia, incide directamente en la calidad de la educación, es como ahora se reconoce, un factor de calidad. En definitiva a la supervisión le preocupa como conseguir el buen funcionamiento del sistema escolar y en ello cifra sus empeños. Desde sus orígenes la supervisión ha desarrollado sus esfuerzos buscando la cohesión del sistema escolar. La supervisión es el garante del funcionamiento del sistema escolar y se encarga de su vigilancia, orientación y evaluación y, en última instancia de informar si las necesidades han sido suficientemente atendidas, si las normas se han ajustado a las necesidades y si se han conseguido los resultados esperados que justifican los recursos y los medios puestos a su servicio. La supervisión estudia la educación como fenómeno social, que se consigue fundamentalmente en el sistema escolar. Consiguientemente la supervisión no puede hacer abstracción de la filosofía política que determina las acciones del gobierno, como no puede cerrarse a la cultura que el sistema educativo tiene que transmitir y del que es, en alguna medida, fuente. Entre la cultura y la política, la supervisión se inserta en su tiempo y en su equilibrada concurrencia encuentra sentido a sus funciones. La supervisión hay que abordarla, pues, desde la cultura del país en el que se mueve y desde el sistema político que la hace posible. Por eso la función supervisora, aunque con valores y métodos estables y universales, en cuanto a su justificación y actuaciones, tiene que irse adaptando continuamente al sistema político, al sistema administrativo, al sistema escolar y fundamentalmente al sistema cultural, científico y técnico de la sociedad.
Inspección escolar en Cuba
Para hablar de la historia de la inspección escolar en Cuba es necesario remontarse a la época colonial y buscar sus orígenes en los esfuerzos realizados por la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana en favor de la enseñanza. Entre las diversas medidas solicitadas en un informe rendido por Fr. Manuel de Quesada a la Sociedad Económica en 1801 se pide la creación de inspectores o curadores para la mejor observancia de los preceptos legales relativos a la enseñanza, cargo que la propia real cédula de organización de la Sociedad establecía. Más tarde, cuando en 1816 se creó la Sección de Educación de la Sociedad Económica, se designaron inspectores, cuyas principales atribuciones consistían en: “velar acerca de la moralidad, aplicación y aseo de la juventud que representaba las escuelas, advirtiendo juiciosamente a los maestros los defectos que notaren; reconvenirles muy mansamente de las omisiones o faltas; visitar los establecimientos una vez al mes, y siempre que lo creyeren oportuno”. En La Habana esos cargos eran desempeñados por los miembros de la Sección de Educación, la cual elevaba las correspondientes propuestas para que el Capitán General nombrara los inspectores del campo. Así continuó la inspección hasta que en 1846 se puso en vigor el plan de instrucción pública y cesaron las atribuciones de la Sociedad Económica en la enseñanza. La Inspección de Estudios creada por el Gobierno entonces asumió tales facultades y se establecieron comisiones provinciales y locales encargadas de la inspección. A partir de este momento la inspección sufre un verdadero colapso por la indiferencia con que las autoridades de la colonia veían las cuestiones de educación, a pesar del nuevo plan de 1863 y de la Ley Escolar de 1880. En el primero se autoriza a las Juntas Locales para designar a uno de sus vocales Inspector de Escuelas Públicas y Privadas del Término, estableciendo la inspección directa de la enseñanza, aunque a decir verdad dichos funcionarios nunca visitaban escuelas. En la segunda se reorganizaron las Juntas Locales y se establecieron las Provinciales, creándose el cargo de Inspector Provincial, con el deber de visitar las escuelas existentes y promover la organización de otras en los pueblos que carecían de ellas. Completándose el cuadro con la inspección general a cargo de los vocales ponentes de la Junta Superior de Instrucción Pública. El más completo abandono, sin embargo, caracteriza ese período de la inspección escolar en Cuba, pues sólo por rara excepción alguno que otro inspector de Juntas Locales se ocupaba de cumplir con sus deberes. Con la intervención norteamericana se produce una reforma escolar promovida por el Gobierno Interventor quien a partir del año 1899 con la Orden militar No. 226 estableció las Juntas de Educación que fueron los primeros organismos locales encargados de supervisar el trabajo escolar, confiado en gran parte a maestros improvisados. Al mismo tiempo se disponía (en la orden especial No. 29 del 19 de enero de 1900) que cada jefe de departamento ordenara que por un oficial del ejército de los Estados Unidos se hicieran trimestralmente una inspección, por lo menos de todas las escuelas públicas de su departamento. Sobre la base de estos informes departamentales el Tte. Matthew E. Hanna, comisionado al respecto, elaboró una nueva orden militar, la No. 368, que estuvo en vigor hasta 1909 y que se basó en la Ley Escolar del Estado de Ohio. La referida orden estableció los distritos escolares en cada uno de los cuales había una junta de educación y un director escolar, además existía el cargo de superintendente de instrucción, funcionario técnico encargado de inspeccionar las escuelas. En tales condiciones se encontraba la maquinaria escolar el 20 de mayo de 1902 cuando el advenimiento de la república mediatizada. Esta concepción del trabajo escolar impuesta por la ocupación funcionó así hasta la promulgación de la Ley Escolar del 18 de julio de 1909, que entre sus reformas establece la transformación de los antiguos superintendentes en inspectores de distritos, a los cuales se exige estudios universitarios en Metodología Pedagógica, Psicología Pedagógica, Higiene Escolar e Historia de la Pedagogía. Esta propia ley establece como requisito el "haber ejercido durante cinco años, por lo menos, el cargo de maestro en las escuelas públicas de la nación". Con algunas modificaciones el trabajo de inspección en el país se mantuvo sobre estas bases hasta el triunfo de la Revolución en enero de 1959, donde se produjeron cambios substanciales. Por tanto, la inspección en Cuba ha pasado por cuatro períodos bien definidos: Primero, el colonial que tiene dos momentos diferentes, el inicial que abarca desde sus orígenes, a principios del siglo XIX y comprende todo el tiempo que estuvo a cargo de la Sociedad Económica de Amigos del País, hasta 1846 y al de centralización (1846 1898), desde que cesaron las atribuciones de la Sociedad Económica hasta el comienzo de la intervención norteamericana. Segundo, el de la intervención (1898 1902), que comprende el tiempo de gobierno de los Estados Unidos en Cuba. Tercero, el período republicano, desde 1902 hasta 1959. Cuarto, el período revolucionario, desde 1959 hasta la fecha. Cada uno de estos períodos puede a su vez ser desmontado en diferentes etapas, que dentro de cada uno de ellos presenta características particulares.
Función de la Supervisión
La función supervisora debe garantizar, enriquecer y perfeccionar el funcionamiento del sistema escolar, encargándose de su vigilancia, orientación y evaluación. Estas actividades condicionan las funciones básicas de la supervisión; control, evaluación, asesoramiento. Las características principales de estas funciones son:
Supervisión y función de control
El control es la función básica e imprescindible de la supervisión, sin control no se puede pasar a las otras funciones. Generalmente no se recepciona con agrado, pero a pesar de su carácter impopular se hace inevitable como ejercicio profesional. El control puede ser repudiado en nombre de un deseo utópico de libertad, llevado a sus últimas consecuencias e igualmente repudiado por quien no desea ser molestado en el ejercicio de su trabajo docente. Un Estado moderno no puede renunciar a la función de control y menos en el sector educacional. La función de control tiene como objetivo que las actividades de la organización se traduzcan en los resultados previstos y, al mismo tiempo, para que esto sea así, hay que concebir el control no sólo como una constatación de hechos o un juicio sobre lo que sucede, sino como forma de influir en la conducta de estos miembros de la organización, porque de otro modo la simple constatación no haría que los miembros se comportaran en función de unos objetivos para lograr unos resultados. Todo sistema de control lo que hace, fundamentalmente, es recoger, almacenar, analizar, sintetizar y transmitir información relevante sobre el contexto, el proceso y el producto del sistema general al que sirve, en este caso, del sistema educativo. Por tanto, el control requiere, en principio, unas metas que son las que guían toda la actividad y la conducta de la organización. El establecimiento de estas metas es una de las grandes funciones de la planificación. Pero además de estas metas que parece que le pueden venir dadas al controlador, el control requiere unos standard, es decir, unos patrones de rendimiento que se establecen, cuantifican, operacionalizan apoyándose en las metas. A su vez, el control exige una "medida" que puede concebirse como constatación objetivada y cuantificada. Finalmente el control supone una comparación de las realizaciones de la organización con estos standard y unos medios para poner en marcha los procedimientos correctivos de las realizaciones, cuando se apartan de las metas. Por tanto, el sistema de control podría equipararse con un conjunto o sistema de reglas y la supervisión de su cumplimiento. Naturalmente, las reglas se identifican con los criterios de conducta aceptables dentro de la organización. En nuestro caso, los profesores, los directores los alumnos, en fin, todo el sistema debe comportarse de una determinada manera, especificada en las reglas. Pero en cualquier caso, hay que decir que el control realmente lo que trata es de constatar si la cantidad y la calidad de resultados y procesos u operaciones es la correcta. Es evidente que el control no puede poner en peligro lo que es esencial de la realidad que quiere controlar. Un sistema de control que pusiera en peligro las características implícitas en esa actividad que llamamos educación sería inadecuado. La función del control sería la comprobación del rendimiento del sistema y de su adecuación a los objetivos. Por consiguiente, estaríamos controlando fundamentalmente su eficiencia su eficacia y efectividad. Pero la supervisión, por ser la educación una realidad tan peculiar, nunca ha sido un elemento solamente de control. Siempre ha comportado una función de ayuda al profesor, de asesoramiento al sistema que, de alguna forma, se consideraba implícito en el propio concepto de control. No obstante, la función básica de la supervisión ha seguido siendo el control del rendimiento para tomar después las medidas necesarias en orden a evitar las desviaciones de los objetivos. Por tanto, se ha constituido una especie de canal de doble vía: por un lado, lleva a la Administración y a la sociedad la valoración de la situación educativa: por otro, informa al propio sistema educativo de las expectativas y aspiraciones sociales y de la normativa general a la que debe adecuarse.
Supervisión y función de asesoramiento
La función de asesoramiento, orientación e información marchan unidas y no pueden separarse del control. Sobre la base del diagnóstico que determina el control los inspectores según nos señala Antonio Ballesteros se deben convertir en "Consejeros y orientadores de los maestros, dominando de su labor la función pedagógica a la fiscal y deben convertir la inspección en un instrumento activo de la reforma escolar". Esta función conlleva la propuesta de acciones concurrentes para mejorar la calidad de la enseñanza, es un elemento facilitador del cambio educativo ya que ha de concebirse como un proceso de dinamización formativa para facilitar en el profesorado el desarrollo de su competencia profesional. El supervisor en función de asesoramiento ayuda al personal a lograr sus objetivos, procura la cohesión y la unidad aportando su esfuerzo y los recursos necesarios para el beneficio colectivo, para ello deben estar debida y permanentemente informado, ya que sea a través de los canales oficiales o por propia iniciativa. Para Wiles los supervisores en función orientadora: "ayudan a establecer intercambio de pensamiento y opiniones, ayudan a las personas a aprender a escucharse unas a otras; relacionan a quienes tienen problemas similares o solicitan la cooperación de quienes puedan prestarla. . . Escuchan las discusiones de los problemas que presentan los maestros y sugieren algunas recomendaciones para ayudar a la solución de los mismos. A los maestros que se acercan a ellos solicitando colaboración técnica les aconsejan y sugieren materiales adecuados para sus enseñanzas. . . Demuestran su capacidad y experiencia trabajando en grupos". Cuando la calidad del aprendizaje mejora notablemente a causa de la labor de la supervisión, es indudable que la función de asesoramiento ha cumplido su papel.
Supervisión y función de evaluación
La evaluación es una función concurrente para el servicio de inspección pues está presente en todas sus actividades. De hecho en cualquier visita se produce una apreciación sobre el funcionamiento del centro, del claustro y de los profesores en particular, aunque el objetivo que la haya motivado no sea evaluador. La evaluación es parte del proceso de enseñanza aprendizaje, es un proceso sistemático destinado a obtener información que permita enjuiciar cualquier aspecto de la realidad educativa, como base previa para la toma de decisiones. El ámbito fundamental de evaluación, propio de la supervisión, es el subsistema operativo del sistema escolar, es decir, los centros docentes. El principio sobre el que se basa esta acción es que la escuela aparece, cada vez más, como la célula base del sistema escolar; el lugar en el que se concentran las condiciones de éxito del acto educativo, de ahí que sea indispensable disponer de los medios adecuados que permitan evaluar su funcionamiento y resultados, para conocer la calidad de enseñanza y los resultados académicos, el ambiente y la vida escolar, la dirección y gestión, la adaptación al entorno económico y socio cultural. Está claro que el centro es un todo, una unidad de funcionamiento. Su evaluación debe ser pues sistemática y debe incluir antes que nada la dimensión disciplinar, que es la función misma del centro escolar.
La Supervisión Educativa en el Mundo Actual
El mundo a las puertas del tercer milenio presenta una situación compleja caracterizada, en primer lugar, por los cambios en el orden político que se han producido tras el derrumbe del modelo de socialismo europeo. Conjuntamente con este fenómeno, el acelerado avance de la ciencia y su rápida conversión en fuerza productiva directa, los nuevos patrones de producción y organización el trabajo y la globalización de las economías, le plantean a la educación nuevos desafíos. En innumerables conferencias y foros académicos y políticos, de alcance regional y mundial desarrollados en esta década, ha quedado plasmado el importante papel que tiene que desempeñar la educación ante estos retos y la necesidad del cambio y transformación a que deben enfrentarse los diferentes sistemas educativos. Sobre esta base se han estado operando algunos de estos cambios, entre los cuales pueden destacarse los procesos de descentralización, cuyos limites, aciertos y desaciertos son muy variables, y la decisión, cada vez más generalizada, de establecer mecanismos para la evaluación de la calidad de la gestión educativa. La presencia de estos fenómenos, junto a otros que también caracterizan este proceso de cambio, tiene una influencia decisiva en la supervisión educativa como proceso trascendente del funcionamiento de los sistemas educativos. ”La asunción de diferentes modelos de centralización-descentralización de los sistemas educativos tiene un efecto directo sobre el modelo de organización de la supervisión. En dependencia con ello los modelos de supervisión establecidos se consolidan o evolucionan en o hacia uno de los tipos clásicos: centralizado, parcialmente centralizado o descentralizado” (Valiente Sandó 1998). Para cualquiera que sea el modelo establecido los nuevos tiempos conducen fundamentalmente, como una necesidad a: 1. Reconceptualizar el contenido de las funciones tradicionales de la supervisión y valorar la aparición de otras. 2. Cambiar los métodos y estilos de supervisión. El planteamiento de reconceptualizar el contenido de las funciones está relacionado, entre otros, con la evaluación de la calidad de la educación, considerada hoy internacionalmente como una de las prioridades básicas para los sistemas educativos. La instrumentación de mecanismos de evaluación de la calidad de la educación no puede verse al margen de la práctica de la supervisión educativa, por cuanto a la supervisión correspondió siempre la función de ofrecer criterios valorativos sobre la calidad de la gestión del sistema. Por tanto, la función de evaluación dentro de la supervisión se acrecienta y esta debe formar parte de los mecanismos para el monitoreo permanente de la calidad de la educación. Ya en algunos países se insertan, dentro de la práctica supervisora, mecanismos para contribuir a la evaluación de la calidad del sistema. Estos mecanismos tienen carácter externo veces o propenden a fortalecer la evaluación interna en otros casos. La función de evaluación adquiere en estas nuevas circunstancias una dimensión estratégica. Las funciones de control y asesoramiento, que no ven mermada su importancia, comienzan a analizarse conceptualmente a partir de las actuales teorías de la administración . . . . ” el control de gestión ha dejado de identificarse como vigilancia, examen y sanción de comportamientos desacertados. ” (Muñoz Sedano 1993). ”. . . la función de control requiere investigar los desajustes, no para culpabilizar, sino para introducir elementos correctores. El control es un proceso o conjunto de actividades por el que se garantiza la máxima eficacia de los resultados con el fin de obtener los objetivos fijados”. (Jiménez Equizabal 1986). “El asesoramiento como parte de la supervisión resulta efectivo sólo si existe la capacidad de desarrollarlo sobre la base de buenas relaciones humanas y una comunicación coherente entre supervisores, directores y docentes” (Pérez Figueiras 1997). . . La función de asesoramiento de la supervisión toma hoy mayor relevancia por la influencia positiva que a partir de ella se puede lograr en la preparación de las estructuras de dirección” (Valiente Sandó 1998). . . ”el asesoramiento debe fundamentalmente concentrarse en la inscripción de esquemas prácticos que involucren la tecnología y los procedimientos para un nuevo estilo de gestión pedagógica en el aula y en la escuela (Ministerio de Educación y Cultura de Argentina 1996)”. Paralelamente con esta evolución de las funciones básicas de la supervisión se plantea también la aparición de nuevas funciones, entre las cuales tiene gran importancia la función de mediación. Esta función, surgida de la complejidad que caracteriza a los sistemas educativos y sus instituciones permite conducir acuerdos y consensos entre los actores del sistema en un flujo descendente (canalización o transferencia de la política educativa) o ascendente (comunicación a los niveles superiores sobre los aspectos, necesidades, deseos de las instituciones y niveles educativos para retroalimentar la toma de decisiones). Los cambios que experimentan hoy los sistemas educativos ante las nuevas exigencias contemporáneas también influyen de forma significativa en la necesidad de emplear nuevos métodos y medios y por tanto nuevos estilos de supervisión. Aunque las visitas siguen siendo “el medio o procedimiento esencial para que la supervisión pueda cumplir sus funciones”(Soler Fiérrez 1995) estas deben asumir en su concepción y realización el contenido de un nuevo estilo de supervisión más participativo y democrático. Es necesario cambiar el estilo tradicional de supervisión que se corresponde con las dos primeras faces de la supervisión analizadas históricamente: la fiscalizadora y la constructiva. La supervisión fiscalizadora, primera en la evolución histórica tiene como función básica el control. Su gestión se encamina exclusivamente a controlar estrictamente, desconfiando de la responsabilidad y disposición del supervisado, tratándolo siempre con espíritu autoritario y policiaco. La supervisión constructiva con auge entre 1920 y 1960 y aun presente con mucha fuerza en el mundo, pretendía, en forma positiva indicar y orientar, pero siempre dudando de la posibilidad y capacidad del docente para autodeterminarse. Resulta evidente que el estilo tradicional se contrapone al desarrollo de los nuevos modelos de sistemas educativos que exige el proceso de cambio que vive la educación a escala global. Se impone, por tanto, un cambio radical en el estilo de la supervisión educativa. Es necesario rebasar el estilo tradicional y asumir uno nuevo, contemporáneo, que resulte congruente con el sistema del cual es garante la supervisión. El estilo contemporáneo de la supervisión se corresponde con la última de las fases de la evolución histórica de esta función inherente a la educación y a su práctica: la supervisión creativa.
La Supervisión Creativa, un reclamo de la Supervisión Contemporánea
La supervisión en nuestros días. es mucho más amplia y extensa que antes, esto se debe fundamentalmente al desarrollo del propio concepto y naturaleza de la educación, a su relación con el individuo y la sociedad y al movimiento científico que se genera en su seno. La supervisión es cada vez más objetiva y experimental en sus métodos y se convierte cada vez más en una empresa cooperativa y de cooperación. Mientras la supervisión cumplió solo con lo que había sido su misión histórica: la de control, no se hablaba de crisis de identidad. Sin embargo, con el propio desarrollo del proceso docente y de la escuela y la ampliación de las funciones de la supervisión, las expectativas del rol supervisivo pueden parecer ambiguas y a veces entrar en conflicto. Esto se pone de manifiesto cuando se le pide: controlar-ayudar-orientar-evaluar. Hay que reconocer que la literatura sobre la supervisión ha insistido con mucha frecuencia en este conflicto. A este conflicto de funciones se ha tratado de buscar soluciones dentro de las diferentes escuelas, con cierto equilibrio que posibilite crear un ambiente de comunicación y permita balancear las demandas de libertad y creatividad con las de control y evaluación. Lograr vencer estas aparentes contradicciones en función de ejercer una positiva influencia sobre la calidad de la educación es una demanda de la educación actual. Un clásico del estudio de la supervisión, Kimball Wiles, (4) afirmó: “quizás la regla más importante para juzgar la calidad de la supervisión es si promueve u obstaculiza la actividad creadora”. Por eso la supervisión, sin abandonar ninguna de sus funciones, debe convertirse en factor de calidad, rebasar la fase de la supervisión fiscalizadora e incluso de la llamada supervisión constructiva o democrática y alcanzar la fase de la supervisión creadora, que pone el acento en el desarrollo del talento creador del maestro, centra su preocupación en el estimulo y la promoción de las potencialidades de los educadores sin dejar de controlar y evaluar la actividad educacional. Se puede afirmar que casi todos sistemas educacionales de nuestros días han logrado borrar, al menos en teoría, la fase exclusivamente fiscalizadora de la supervisión. Muy pocos sin embargo han logrado instituir una supervisión creadora. En su gran mayoría se orientan dentro del concepto de supervisión constructiva. Para instaurar la fase creadora de la supervisión hay que considerar que los maestros comparten también el deseo de cambiar y de introducir mejoras en el desempeño de sus funciones siempre y cuando se les permita participar y en cierta medida autodeterminarse. Cuanto más participe un individuo en cualquier actividad, tanto o más se interesará por la suerte de la misma. Por eso hay que promover la participación de los implicados en el análisis crítico de su propia tarea y elevar su capacidad de auto-análisis, de auto-observación y de auto-evaluación. La supervisión creativa se sustenta en las modernas teorías que aporta la Ciencia de la Dirección y es elemento clave en la búsqueda de la calidad educacional.
El supervisor. Sus características
El supervisor es ante todo un maestro, un educador cuya misión es la de cumplir las funciones supervisoras haciendo énfasis en la de ser un orientador y colaborador de sus colegas, maestros y profesores. Debe tener por su responsabilidad una formación más completa, una información más amplia y más actualizada, una noción más clara y más concreta de los objetivos permanentes de la educación, un concepto claro y flexible de los programas y competencia en técnicas pedagógicas. Por otra parte, el supervisor tiene a su cargo la responsabilidad de una política educacional, debe constantemente evaluar el proceso, armonizar las tendencias, unificar los criterios sin uniformar la actuación y establecer una convergencia de esfuerzos entre el cuerpo docente, los técnicos del Ministerio y las demás autoridades educacionales. En realidad debe ser el mejor factor de síntesis y de intercomunicación entre la orientación, las aspiraciones de una comunidad, el idealismo del profesorado y los aspectos constantes de la investigación pedagógica. Es a la vez un inspector, un educador, un animador, un investigador y un promotor. Para responder a sus amplias responsabilidades sociales y educativas el supervisor debe poseer: sensibilidad, capacidad analítica, capacidad de comunicación, dominio del currículo y la enseñanza, buenas relaciones humanas y responsabilidad social. Estos son estándares rigurosos, criterios mucho más exigentes de los que se aplican para seleccionar a los supervisores. Sin embargo, el dilema práctico de la supervisión es su legitimidad y los supervisores no pueden asumir estas responsabilidades básicas, sociales y docentes, sin un alto grado de capacitación y actuación personal y profesional.
Fuentes
Evento de pedagogía 2010
http://www.mailxmail.com/curso-supervision-educativa/supervision-educativa
http://ftp.ceces.upr.edu.cu/centro/repositorio/Textuales/Articulos/Supervision_Educativa.pdf
http://www.monografias.com/trabajos35/supervision-educativa/supervision-educativa.shtml