Diferencia entre revisiones de «Confucianismo»

(Neoconfucionismo)
(Etiqueta: nuestro-nuestra)
(Redirigiendo a Confusionismo)
Línea 1: Línea 1:
{{Definición
+
#REDIRECT [[Confusionismo]]
|nombre= Confucianismo
 
|imagen=Simboloconfucionismo-1-.jpg‎
 
|tamaño=
 
|concepto= El confucianismo es la escuela más antigua del pensamiento chino y toma  su nombre de Confucio, su primer divulgador, aunque su origen se  considera anterior a éste célebre filósofo.
 
}}
 
<div align="justify">
 
  
El '''Confucianismo''' se entiende el complejo sistema de enseñanzas  morales, sociales, políticas y religiosas construido por Confucio  sobre las antiguas tradiciones chinas y perpetuado como religión de estado hasta nuestros días .
+
[[Category: Redirecciones]]
 
 
El Confucianismo se orienta no simplemente a hacer hombres de virtud  sino también hombres educados y de buenas maneras. El hombre  perfecto debe combinar las cualidades del santo, del académico y del gentil hombre. El Confucianismo es una religión sin revelación positiva, con un mínimo de enseñanza dogmática,cuyos rituales populares se centran en las ofrendas a los muertos. En ella, la noción del deber se extiende más allá de la esfera de la moral estrictamente dicha para abarcar casi todos los detalles de la vida.
 
 
 
==Historia==
 
El término Confucianismo fue usado por primera vez por misioneros  jesuitas en el [[siglo XVI]], y sirve desde entonces para designar el  pensamiento de Confucio (551-479 a.C.). Las enseñanzas de éste contienen  mucho más una ética y un humanismo que una religión propiamente dicha. Confucio no era un profeta ni  pretendía comunicar ninguna revelación de lo alto. Era un hombre profundamente tradicional, que se enorgullecía de ser un transmisor y un  amante de la antigüedad. Sus doctrinas contribuyen a  mantener vivos los cultos de veneración de los antepasados, y el  llamado culto del cielo, referido a los emperadores.
 
 
 
A [[Confucio]] se atribuyen los Analecta, una guía de  instrucción moral que insiste en el gobierno de la sociedad a través de  un sistema cuidadosamente definido de relaciones sociales y familiares.  Los Analecta fueron traducidos al latín por misioneros de la  Compañía de Jesús en el [[siglo XVII]]. El  Confucianismo se extendió al Vietnam y al Japón, donde muchos  shintoistas y budistas se declaran también confucianos.
 
 
 
Sin duda alguna fue esta inflexible actitud del  Confucianismo respecto  a los líderes malvados y egoístas lo  que casi causó  su extinción hacia finales del siglo  tercero a.C. Shi Hwang-ti              , quien derrocó a la dinastía  Chow en el año              213 a.C., promulgó el decreto que ordenaba  que todos los libros              confucianistas, excepto el "Y-king",  debían ser destruidos.              Se amenazó con la pena de muerte a  aquellos estudiosos que              fuesen encontrados o en posesión de  los libros prohibidos,              o enseñándolos a otros.
 
 
 
Cientos de  maestros confucianistas  se negaron a sujetarse a la ley y  fueron enterrados vivos. Para cuando  vino la reacción  contraria, durante la dinastía Han,  en el año 191 a.C., el  trabajo de exterminación estaba  casi completo.  Gradualmente, sin embargo, aparecieron copias más  o menos  bien conservadas, y los textos confucianistas poco a poco              fueron colocados de nuevo en el lugar de honor. Generaciones de  estudiosos              han dedicado sus mejores años a la  interpretación de              los "king" y los "shu", con el resultado  de que a su alrededor se              ha reunido una obra literaria  monumental. Como religión de              estado de China, el  Confucianismo ha ejercido una profunda influencia              en la  vida nacional.
 
 
 
Esta influencia ha sido apenas tocada por las              formas inferiores del Budismo y Taoismo, las cuales, en cuanto cultos              populares, empezaron a florecer en China alrededor del  siglo primero              de nuestra era. En la burda idolatría de esos  cultos, los ignorantes              encontraban la satisfacción de sus  necesidades religiosas que              la religión del Estado no les  podía dar. Sin embargo,              no dejaban de ser confucianistas  por el hecho de abrazar el Taoísmo              y el Budismo. Estos  cultos no eran ni son otra cosa que adherencias              de las creencias confucianistas y de las costumbres de las  clases              bajas, formas populares de devoción que se colgaban  como parásitos              a la religión ancestral.
 
 
 
Los chinos educados  despreciaban tanto              las supersticiones budistas como las  taoístas. Esto no obstaba              para que algunos, que  nominalmente mantenían su adhesión              al Confucianismo puro y  simple, sostuvieran opiniones racionalistas              referentes al  mundo de los espíritus. En números, los              confucianistas  alcanzaban los trescientos millones. (Hasta [[1911]], antes              de  la [[Revolución China]]. La "Revolución Cultural" de              Mao  Zedong, [[1951]]-52, buscó erradicar totalmente las expresiones              vigentes hasta entonces de cultura y educación, entre las que              se encontraba el Confucianismo, por considerarlo expresión              de aristocracia contrarrevolucionaria y decadente. No lo logró              del todo. Regímenes posteriores han abierto de nuevo las puertas              a la investigación, y con ello, el Confucianismo ha  recuperado              un poco de su antigua influencia en China.  N.T.).
 
 
 
==Textos Confucianistas==
 
Dado que el Confucianismo en su sentido más amplio abraza              no sólo las enseñanzas inmediatas de [[Confucio]], sino              también los documentos, costumbres y ritos tradicionales que              él ratificó con su aprobación y que hoy se apoyan              sobre todo en su autoridad, entre los textos reconocidos como confucianistas              se cuentan varios que aún en sus días eran venerados              como herencia sagrada del pasado.
 
 
 
Los textos están divididos              en dos categorías conocidas como:
 
*los "king" (ching. Idem,              N.T. ) (clásicos)
 
* los "shuh" (libros)
 
 
 
Se reconocen comúnmente cinco, y a veces seis, "king", que son los primeros              en importancia.
 
         
 
#El primero de ellos es el "Shao King" (Shuh Ching. Idem, N.T.)(Libro de la Historia), una obra religiosa y moral, que detecta la mano de la providencia en una serie de eventos grandiosos de la historia pasada e inculca la lección de que el Dios-cielo concede prosperidad y larga vida únicamente al gobernante virtuoso que es motivado por el verdadero bienestar de su pueblo. La unidad de su composición puede muy bien ubicar la fecha de su publicación en algún punto alrededor del siglo sexto a. C., aunque las fuentes en que se basan los primeros capítulos podrían ser casi contemporáneas a los mismos sucesos relatados.
 
#El segundo "king" es el así llamado "She-king" (Shi Ching.Idem, N.T.)(Libro de los Cantos), frecuentemente mencionado como las "Odas". De sus 305 breves poemas líricos, algunos pertenecen a la época de la dinastía Shang, ([[1766]]-1123 a.C.). El resto, y quizás la parte mayor, a los cinco siglos de la dinastía Chow (Zhou. Idem, N.T.), o sea, hasta cerca del año  600 a. C.
 
#El tercer "king" es el así llamado "I-king" (I Ching. Idem,N.T.) (Libro de los Cambios), un enigmático tratado sobre adivinación utilizando tallos de una planta nativa, los cuales, una vez arrojados y según se conformen, dan diferentes indicaciones referentes a alguno de los sesenta y cuatro hexagramas formados por tres líneas continuas y tres discontinuas. Las breves explicaciones que los acompañan, en gran medida arbitrarias y fantásticas, se ubican en el tiempo de Wan y de su ilustre hijo, Wu, fundadores de la dinastía Chow (1122 a.C.). Desde el tiempo de Confucio, la obra se ha visto acrecentada por una serie de apéndices, en número de diez, de los cuales ocho se atribuyen a [[Confucio]]. Sin embargo, únicamente una porción de éstos es probablemente auténtica.
 
#El cuarto "king" es el "Li-ki" (Li-chi. Idem, N.T.) (Libro de los Ritos). En su forma actual el libro data del siglo segundo de nuestra era. Constituye una compilación de un amplio número de documentos cuya mayor parte se remonta a la parte inicial de la              dinastía Chow. La obra proporciona normas minuciosas de conducta              referentes a ceremonias religiosas de culto, funciones de la corte,              relaciones sociales y familiares, vestido. En pocas palabras se refiere              a todas las esferas de la actividad humana. Continúa siendo              aún la guía más autorizada del comportamiento              correcto para todo chino cultivado. En el "Li-ki" se encuentran muchos              de los dichos atribuidos a Confucio y dos largos tratados compuestos              por sus discípulos, de los que se puede decir que reflejan              con substancial acierto los dichos y las enseñanzas del Maestro.              Uno de ellos es el tratado conocido como "Chung-Yung" (La Doctrina              del Medio) y conforma el libro XXVIII del "Li-ki". El otro tratado,              que forma el libro XXXIX del "Li-ki", es el llamado "Ta-hio" (Ta              Hsüeh. Idem, N.T.) (Gran Aprendizaje). Pretende contender              la descripción de un líder virtuoso hechas por el discípulo              Tsang-tze, basado en las enseñanzas del Maestro.
 
#El quinto              "king" es el breve tratado histórico conocido como "Ch'un-ts'ew"              (Ch'un Ch'iu. Idem, N.T.) (Primavera y Otoño) y del              que se dice que fue escrito por el mismo Confucio. Consiste en una              serie interrelacionada de simples anales del reino de Lu que van del              año 722 al 484 a.C. A esos cinco "king" se les añade              un sexto, el así llamado "Hiao-king" (Hsiao Ching. Idem,              N.T.) (Libro de la Piedad Filial). Los chinos atribuyen su composición              a Confucio, pero en la opinión de los críticos investigadores,              es el producto de la escuela de su discípulo, Tsang-tze.
 
         
 
Se acaba de hacer mención de los dos tratados incorporados              en el "Li-ki", "La Doctrina del Medio" y "El Gran Aprendizaje".
 
En              el siglo XI de nuestra era esas dos obras fueron unidas con otros              textos confucianistas constituyendo lo que se conoce como "Sze-shuh"              (Shih Shu. Idem, N.T.) (Cuatro Libros).
 
 
 
*El primero de estos              es "Lun-yü" (Analectas). Esta es una obra de veinte breves capítulos              que nos muestran qué clase de persona era Confucio en la vida              diaria y conservan muchos de sus impresionantes dichos referentes              a temas morales e históricos. La obra, escrita por alguno de              la siguiente generación, parece incorporar el auténtico              testimonio de sus discípulos.
 
*El segundo lugar en el "Shuh" se le da al "Libro de Mencio". Mencio,              "Meng-tze" (Meng-zi. Idem, N.T.), no fue discípulo directo              del Maestro; vivió cerca de un siglo después. Adquirió              gran fama como exponente de la enseñanza Confucianista. Sus              dichos, en su mayoría referentes a temas morales, fueron atesorados              por sus discípulos y publicados bajo su nombre.
 
*En tercer y              cuarto orden del "Shuh" están "El Gran Aprendizaje" y "La Doctrina              del Medio".
 
         
 
Nuestros primeros conocimientos de los contenidos de los textos confucianistas              se los debemos a la penosa investigación realizada por los              misioneros jesuitas en [[China]] durante los siglos diecisiete y dieciocho.              Ellos unían al celo heroico por la extensión del Reino              de Cristo una diligencia y una habilidad tales para el estudio de              las costumbres chinas, literatura e historia que les han dejado un              reto perdurable a sus sucesores investigadores. Entre ellos podemos              mencionar a los Padres Prémare, Régis, Lacharme, Gaubil,              Noël, Ignacio da Costa, por quienes fueron traducidos y explicados              con gran erudición la mayoría de los textos confucianistas.              Era natural, sin embargo, que sus estudios pioneros en un campo tan              difícil estuviera destinado a ceder su lugar a los monumentos              más precisos y completos de la investigación moderna.
 
 
 
Pero aún allí tienen dignos representantes en académicos              de la talla del Padre Zottoli y Henri Cordier, cuyos estudios chinos              rinden evidencia de su vasta erudición. Los textos confucianistas              fueron hechos asequibles a los lectores de habla inglesa por el Profesor              Legge. Al lado de su obra monumental en siete volúmenes, intitulada              "Los Clásicos Chinos" y su versión del "Ch'un ts'ew",              ese autor ha terminado las traducciones revisadas de "Shuh", "She",              "Ta-hio", "Y" y "Li-ki" en los volúmenes III, XVI, XXVII, y              XXVIII de "Los Libros Sagrados del Oriente".
 
 
 
==Fundamentos religiosos==
 
La religión de la antigua [[China]], a la que Confucio prestó              su adhesión reverente, era una forma de culto a la naturaleza,              muy cercana al monoteísmo. Aunque se reconocían muchos              espíritus asociados con la naturaleza- espíritus de              montañas y ríos, de la [[tierra]] y de los granos, de los              cuatro cuartos del cielo, el [[sol]], la [[luna]] y las estrellas- todos estaban              subordinados al supremo Dios-cielo, T'ien (Cielo), también              llamado Ti (Señor), o Shang-ti (Supremo Señor).
 
 
 
Todos los demás espíritus no eran sino sus ministros,              actuando siempre en obediencia a su voluntad. T'ien era quien sostenía              la ley moral, practicando una providencia benigna sobre los hombres.              Nada que se hiciese en secreto podía escapar su ojo omnipresente.              Su castigo para las malas acciones tomó ya la forma de calamidades              o muerte prematura, ya la de alguna desgracia ocurrida a los descendientes              del malvado.
 
 
 
En numerosos pasajes del "Shao-" y "She-king" encontramos              esta creencia, afirmada como motivación a la conducta recta.              La muestra de que esto no fue soslayado por [[Confucio]] está en              su dicho:
 
 
 
{{Sistema:Cita|"quien ofende al Cielo no tiene ya a quien orar".}}
 
 
 
Otro motivo              casi religioso para la práctica de la virtud era la creencia              de que las almas de los parientes difuntos dependían en gran              parte para su felicidad de la conducta de los descendientes vivos.              Se enseñaba que los hijos tenían el deber hacia sus              padres difuntos de contribuir a su gloria y felicidad con una vida              virtuosa. A juzgar por los dichos de Confucio que han sido preservado,              él no desdeñaba esos motivos hacia una vida virtuosa,              pero ponía mayor énfasis en el amor a la virtud por              sí misma.
 
 
 
Los principios de moralidad y su aplicación  concreta en las variadas relaciones de la vida diaria quedaron incorporados  en esos textos sagrados, los cuales, a su vez, representaban las enseñanzas              de los antiguos sabios, educados por el Cielo para instruir a la humanidad.              Dichas enseñanzas no fueron inspiradas, tampoco fueron reveladas,              pero sí eran infalibles. Los sabios nacían dotados de              una sabiduría querida por el Cielo para iluminar a los hijos              de los hombres. Era, por tanto, una sabiduría providencial,              más que sobrenatural.
 
 
 
La noción de una revelación              divina positiva está ausente de los textos chinos. Seguir la              ruta del deber tal como ha quedado establecido en las reglas autorizadas              de conducta está al alcance de todo hombre, mientras su naturaleza,              buena de nacimiento, no quede irremediablemente perturbada por influencias              perniciosas. Confucio sostenía la opinión tradicional              de que todos los hombres nacen buenos. No hay la menor señal              en su enseñanza de algo semejante al pecado original. Parece              haber sido incapaz incluso de reconocer tendencias hereditarias perniciosas.              Para él, lo que pervierte al hombre es el medio ambiente malo,              el mal ejemplo y una inexcusable concesión ante los apetitos              malos que cualquiera que usase correctamente sus fuerzas naturales              podría y debería dominar.
 
 
 
La caída moral causada              por las seducciones de espíritus malvados no tenía lugar              en su sistema. Como tampoco hay noción de una gracia divina              para reforzar la voluntad e iluminar la razón en la lucha contra              el mal. Hay una o dos alusiones a la oración, pero nada que              muestre que la oración diaria es recomendable para quien aspira              a la perfección.
 
 
 
===Apoyos para la virtud===
 
En el Confucianismo, los apoyos para el cultivo de la virtud son              naturales y providenciales, ni más ni menos. Pero en este desarrollo              de la perfección moral, Confucio siempre buscó encender              en los demás el amor entusiasta que sentía él              mismo por la virtud. Para él, la empresa primordial en la vida              es hacerse uno tan bueno como sea posible. Cualquier cosa que sea              conducente a la práctica de la bondad debería ser ardientemente              buscada y usada. Para ello, el conocimiento correcto debe ser considerado              como indispensable. Al igual que Sócrates, Confucio sostenía              que el vicio nace de la ignorancia y que el conocimiento conduce infaliblemente              a la virtud.
 
 
 
El conocimiento en el que él insistía no sea simplemente el científico, sino una familiaridad edificante              con los textos sagrados y las reglas de virtud y propiedad. Otro factor              en el que él ponía gran énfasis era la influencia              del buen ejemplo. Le encantaba proponer a la admiración de              sus discípulos a los héroes y sabios de la antigüedad,              con cuyas nobles hazañas y palabras los intentaba familiarizar              insistiendo en el estudio de los clásicos antiguos.
 
 
 
Muchos              de los dichos que nos quedan de él son elogios de esos valientes              hombres de virtud. Y no dejó de reconocer el valor de compañeros              buenos y de altos ideales. Su lema fue asociarse con los verdaderamente              grandes y hacer amistad con los más virtuosos. Además              de la asociación con los buenos, Confucio recalcaba en sus              discípulos la necesidad de acoger siempre la corrección              fraterna de los propios errores.
 
 
 
También, consecuentemente,              se les inculcaba el examen diario de la conciencia. Como una ayuda              más para la formación de un carácter virtuoso
 
,              él tenía una alta opinión de una cierta dosis              de autodisciplina. Reconocía el peligro, especialmente en los              jóvenes, de caer en hábitos de blandura y amor por lo              fácil. De ahí que él hacía hincapié              en una viril indiferencia hacia comodidades afeminadas. También              reconocía en el arte de la música un apoyo poderoso              para encender el entusiasmo por la práctica de la virtud. Enseñaba              a sus discípulos las "Odas" y otros cantos edificantes, que              cantaban juntos acompañados de laúdes y arpas. Todo              esto, unido al magnetismo de su influencia personal, daban a su enseñanza              una fuerte cualidad emocional.
 
 
 
====Virtudes Fundamentales====
 
Confucio insistió principalmente en las cuatro virtudes de              sinceridad, benevolencia, piedad filial y propiedad como los cimientos              para una vida de bondad perfecta. Para él, la sinceridad era              una virtud cardinal. De acuerdo al uso que él le daba, dicha              virtud significaba mucho más que una mera relación social.              Ser verídico y sin recovecos en el hablar, fiel a las propias              promesas, consciente en el cumplimiento de las obligaciones propias              para con los demás- todo ello estaba incluido en la sinceridad              y aún más. El varón sincero, a los ojos de Confucio,              era aquel cuya conducta siempre está basada en el amor por              la virtud y que, en consecuencia, buscaba observar las reglas correctas              de conducta tanto en su corazón como en sus acciones externas,              tanto en la soledad como en la presencia de otros.
 
 
 
La benevolencia,              que se muestra en un amable cuidado por el bienestar de los demás              y en la disposición para ayudarlos en tiempos de necesidad,              es también un elemento fundamental de la enseñanza de              Confucio. Se le percibe como el detalle característico del              hombre bueno. Mencio, el ilustre exponente del Confucianismo, tiene              la siguiente- y notable- expresión: "La benevolencia es el              hombre" (VII, 16). En los dichos de Confucio encontramos enunciada              varias veces su "regla de oro" en su forma negativa. En las "Analectas",              XV,13, leemos que cuando un discípulo le pidió un principio              rector para toda conducta, el Maestro respondió:
 
 
 
{{Sistema:Cita|"¿Acaso no              es la benevolencia mutua tal principio? Lo que no quieras que te hagan              a ti no lo hagas a los demás".}}
 
 
 
Esto es asombrosamente parecido              a la "regla de oro" encontrada en el primer capítulo de las              "Enseñanzas de los Apóstoles"--"Cualquier cosa que no              te gustaría que te hicieran a ti, no la hagas a los demás".              También se encuentra en Tobías, iv,16, que es donde              aparece por primera vez en la Sagrada Escritura. Él no estaba              de acuerdo con el principio sostenido por Lao-tze de que la ofensa              debería ser pagada con amabilidad. Su lema era:
 
{{Sistema:Cita|"Responde a              la ofensa con justicia y a la amabilidad con amabilidad"}}
 
 
 
La tercera virtud fundamental              en el sistema confucianista es la piedad filial. En el "Hiao-king",              Confucio aparece diciendo:
 
 
 
{{Sistema:Cita|"La piedad filial es la raíz de              toda virtud"--"De todos las acciones de los hombres, no hay ninguna              mayor que la de la piedad filial".}}
 
 
 
Para los chinos de ayer y de hoy,              la piedad filial mueve al hijo a amar y respetar a sus padres, contribuir              a su comodidad, y darles a ellos felicidad y honor a su nombre a través              de tener un éxito honorable en la vida. Pero, al mismo tiempo,              llevaba esa devoción a un grado tal que se convertía              en algo excesivo y erróneo. Como consecuencia del sistema patriarcal              que ahí prevalecía, la piedad filial incluía              la obligación para los hijos de vivir, aún después              de casados, bajo el mismo techo que el padre y prestarle obediencia              casi infantil toda la vida.
 
 
 
La voluntad de los padres tenía              carácter de absoluta, llegando al extremo de hacer que el hijo              se divorciara, por sobre sus sentimientos personales, si su mujer              no podía satisfacer los deseos de sus padres. Si un hijo responsable              se viera en la necesidad de aconsejar a un padre descarriado, se le              enseñaba a corregirlo con la mayor mansedumbre; aunque el padre              lo golpeara hasta sangrar, no debería mostrar ningún              resentimiento. Por más malo que fuese el padre, nunca perdía              su derecho al respeto filial de su hijo.
 
 
 
Otra virtud de importancia              primordial en el sistema confucianista es la "propiedad". Ella abarca              toda la esfera de la conducta humana, motivando al hombre superior              a llevar a cabo siempre la acción correcta en el lugar correcto.              Dicha virtud encuentra su máxima expresión en las así              llamadas reglas ceremoniales, que no se limitan a ritos religiosos              y normas de comportamiento moral, sino que se extienden a la asombrosa              cantidad de usos y costumbres convencionales que rigen la etiqueta              china.
 
 
 
Estos ya se definían en tiempos de Confucio como las              trescientas mayores y tres mil menores reglas ceremoniales, todas              las cuales debían ser cuidadosamente aprendidas para guiar              la conducta apropiada. Tanto los usos convencionales como las reglas              de comportamiento moral llevaban con ellas un sentido de obligación              que descansaba primordialmente en la autoridad de los sabios-reyes              y, en último término, en la voluntad del cielo. Despreciar              tales normas o desviarse de ellas era equivalente a un acto de impiedad.
 
 
 
==Ritos==
 
En el "Li-ki" se declara que son seis las principales observancias              ceremoniales: coronaciones, matrimonios, rituales de duelo, sacrificios, fiestas y entrevistas.
 
 
 
La coronación era una ceremonia de alegría,              con la que se honraba al hijo al llegar a sus veinte años de              edad. En presencia de parientes e invitados, el padre daba a su hijo              un nombre especial y le colocaba un gorro de cuatro puntas como señales              distintivas de su virilidad madura. Todo esto acompañado de              una fiesta.
 
 
 
La ceremonia del matrimonio era de gran importancia. Casarse              para tener hijos varones era una grave obligación de todo hijo.              Ello era necesario para preservar el sistema patriarcal y proveer              el culto a los antepasados en los años venideros. Según              se establece en el "Li-ki", la regla era que el varón joven              debía casarse a los treinta y la mujer a los veinte. La propuesta              de matrimonio y su aceptación no eran asunto de los interesados              sino de sus padres. Los arreglos preliminares eran hechos por un intermediario              después de que, a través de la adivinación, se              tenía certeza de que los signos de la unión buscada              eran propicios. Las partes no podían tener el mismo apellido,              ni tener relación sanguínea hasta el quinto grado. El              día de la boda, vestido con sus mejores ropas, el joven novio              iba a la casa de la novia para de ahí llevarla en su carruaje              a la casa de su padre, donde éste la recibía rodeado              de sus alegres invitados. En copas improvisadas, hechas de las mitades              de un melón, se servían bebidas dulces que se entregaban              a los novios. Al tomar un sorbo de cada una, ellos significaban su              unión en matrimonio. Consecuentemente, la novia pasaba a formar              parte de la familia de sus suegros y sujeta, como su esposo, a la              autoridad de aquéllos. La monogamia era fomentada como la situación              ideal, pero no se prohibía el tener esposas secundarias, llamadas              concubinas. Esto último se recomendaba cuando la esposa no              podía tener hijos varones y el esposo la amaba demasiado como              para divorciarse de ella.
 
 
 
Existían siete causas, además              de la infidelidad, que justificaban el repudio de la esposa, y una              de ellas era la ausencia de hijos varones.
 
 
 
También los ritos              funerarios eran de suma importancia. Su exposición ocupa la              mayor parte del "Li-ki". Eran sumamente elaborados y muy variables              en cuanto al detalle y a la duración, según el rango              y la relación del difunto con los dolientes. Los más              impresionantes de todos eran los rituales fúnebres para el              padre. Durante los tres primeros días, el hijo, vestido de              arpillera áspera hecha de cáñamo blanco, ayunaba,              saltaba y gritaba. Pasado el entierro, para el cual se dan indicaciones              muy precisas, el hijo debía llevar la ropa de luto de arpillera              durante veinticuatro meses, alimentándose apenas con algo de              comida, y viviendo en una choza construida al efecto a un lado de              la tumba. Se narra en las "Analectas" la indignada condena hecha por              Confucio ante la sugerencia de uno de sus discípulos de que              el período de duelo se recortara a un año.
 
 
 
Otra clase              de ritos de suma importancia eran los sacrificios, mencionados repetidamente              en los textos confucianistas, donde se dan instrucciones para su apropiada              celebración. La idea de propiciamiento a través de la sangre está totalmente ausente de la noción china de              sacrificio.
 
 
 
Todo se reduce a una ofrenda de alimentos para expresar              el culto reverente de los participantes; una fiesta solemne para honrar              a los espíritus, a los que se invita y de los que se cree que              disfrutan de la diversión. Se preparan carne y bebidas de toda              clase; hay música vocal e instrumental, y danzas de pantomima.              Los ministros celebrantes no son los sacerdotes sino los jefes de              familia, los señores feudales y, principalmente, los reyes.              No hay sacerdocio en el Confucianismo.
 
 
 
         
 
El culto del pueblo en general se limita al así llamado culto              a los antepasados. Algunos piensan que apenas se le puede llamar culto              siendo, como es, una fiesta para honrar a los familiares difuntos.              Tanto en los tiempos de Confucio como hoy día, había              en cada hogar, desde el palacio del mismo rey hasta la más              humilde choza campesina, una cámara o closet llamada "templo              de los antepasados", donde se guardan reverentemente unas tablillas              de madera en las que se inscriben los nombres de los padres difuntos,              abuelos y más remotos antepasados.
 
 
 
En fechas preestablecidas              se colocaban ofrendas de fruta, [[vino]] y carnes preparadas ante las              tablillas, en las que se creía que los espíritus ancestrales              hacían su morada de descanso temporal. Además, semestralmente,              en [[primavera]] y [[otoño]], cada clan realizaba honras públicas              para los antepasados comunes. Éstas consistían en un              refinado banquete acompañado de música y danzas, al              que se invitaba a los antepasados difuntos pues se creía que              ellos participaban en él junto con los miembros vivos del clan.              Aún más refinadas y grandiosas eran las fiestas trienales              o quinquenales ofrecidas por el rey a sus fantasmagóricos antepasados.              Las familias y clanes sólo ofrecían fiestas en honor              de aquellos difuntos vinculados con ellos por parentesco.
 
 
 
Había,              sin embargo, algunos benefactores públicos cuya memoria era              recordada por todos y a los cuales se les hacían ofrendas de              alimentos. El mismo Confucio llegó a ser honrado así              después de su muerte, ya que se le consideró el más              grande de los benefactores públicos. Aún hoy día              se mantiene fielmente en [[China]] esta veneración religiosa del              Maestro.
 
 
 
         
 
En el cuarto libro del "Li-ki" se hace referencia a los sacrificios              que el pueblo acostumbraba ofrecer a los "espíritus de la tierra",              o sea aquellos que velaban sobre los campos de la localidad. La gente              no tomaba parte activa, sin embargo, en el culto a los espíritus              de mayor rango. Ello formaba parte de los deberes de los funcionarios              más elevados, de los señores feudales y del rey. Cada              señor feudal ofrecía sacrificios al espíritu              subordinado del que se suponía que tenía cuidado especial              sobre su territorio. Pero era una prerrogativa exclusiva del rey el              ofrecer sacrificios a los espíritus del reino, tanto grandes              como pequeños, especialmente al Cielo y a la Tierra.
 
 
 
Cada año              se celebraban varios sacrificios de este tipo. Los más importantes              eran los del solsticio de [[invierno]] y [[verano]], en los que se reverenciaba              respectivamente al cielo y a la [[Tierra]]. Para explicar esta anomalía              hay que tener en mente que el sacrificio, a los ojos de los chinos,              es una fiesta para los espíritus visitantes y, que, según              sus normas de propiedad, los espíritus más elevados              debían ser honrados por los representantes más elevados              de los vivos.
 
 
 
Encontraban muy apropiado que fuera únicamente              el rey, el Hijo del Sol, quien por si mismo y por su pueblo, realizara              ofrendas solemnes al cielo. Y así es hasta nuestros días.              El culto sacrificial para el cielo y la Tierra es celebrado solamente              por el emperador, al que asiste, claro, un pequeño ejército            de ayudantes, y con una grandeza de ceremonial que es asombroso contemplar. Orar privadamente al cielo y quemar incienso para él, era una    forma válida de mostrar la piedad apropiada a la deidad mayor.            Esto aún se practica, sobre todo en noche de luna llena.
 
 
 
==Política==
 
Confucio no conoció sino una forma de gobierno: la monarquía              tradicional de su tierra natal. Era la extensión a la nación              entera del sistema patriarcal. El rey ejercía una autoridad              absoluta sobre sus súbditos, como un padre sobre sus hijos.              Gobernaba por derecho divino. Era erigido providencialmente por el              Cielo para iluminar al pueblo con leyes sabias y conducirlo al bien              con su ejemplo y autoridad. De ahí su título: "Hijo              del Cielo".
 
 
 
Pero para merecer ese título debía el rey              reflejar la virtud del cielo. Sólo el rey de altos ideales              era quien ganaba el favor del cielo y era recompensado con prosperidad.              El rey indigno perdía la asistencia del cielo y se convertía              en una nulidad. En los textos confucianistas abundan las lecciones              y advertencias referentes a este tema del gobierno correcto. Se hace              el más fuerte énfasis en el valor del buen ejemplo por              parte del gobernante. Una y otra vez se asienta el principio de que              el pueblo no puede dejar de practicar la virtud cuando el gobernante              pone el mayor ejemplo de conducta recta. Por otro lado, en más              de un lugar se deja ver la implicación de que cuando abundan              el crimen y la miseria, se debe buscar la causa en un rey indigno              y en ministros carentes de principios.
 
 
 
==Neoconfucianismo==
 
EL neoconfucianismo surge en el siglo XI e introduce el estudio de la  naturaleza y el principio del hombre y de las cosas. En consecuencia se  la denominará escuela de la naturaleza y del princpio (xinng li xue). Se  identifican en este movimiento, tres fases a saber:
 
 
 
*Escuela de la razón o del princpio
 
*Escuela de la mente
 
*Escuela de la Ley moral
 
 
 
==Enlaces internos==
 
*[[Confucio]]
 
 
 
==Enlaces Externos==
 
*[http://mb-soft.com/believe/tso/confuciu.htm/ Información general sobre el Confucionismo]
 
*[http://filosofiaoriental.idoneos.com/index.php/Confucianismo]
 
 
 
==Fuente==
 
*[http://ec.aciprensa.com/c/confucio.htm/ Enciclopedia Católica]
 
 
 
[[Category:Teología]]
 

Revisión del 15:46 2 sep 2011

Redirige a: