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{{Enfermedad|nombre=Apoplejía
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|clasificacion=|region_de_origen=|region_mas_comun=|region _mas_comun=|agente_transmisor=|forma_de_propagacion=|vacuna=}}'''Anemia'''. Disminución de la hemoglobina, sustancia presente en los glóbulos rojos de la sangre los cuales se encargan de transportar el oxígeno a todos los tejidos del cuerpo  
 
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==Apoplejía ==
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==Infarto de miocardio==
Apoplejía, lesión isquémica cerebral debida a una obstrucción al paso de la sangre, o a una hemorragia de los vasos sanguíneos del cerebro. La privación del aporte de sangre conduce a un rápido deterioro o muerte de zonas del cerebro, lo que da lugar a la parálisis de los miembros u órganos controlados por el área cerebral afectada. La mayor parte de las apoplejías están asociadas a hipertensión arterial, aterosclerosis, o ambas. Algunos de los signos de apoplejía son debilidad facial, incapacidad para hablar, pérdida del control vesical, dificultad para respirar y deglutir y parálisis o debilidad especialmente de un lado del cuerpo. La apoplejía también recibe el nombre de ictus y accidente cerebrovascular (ACV).
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INTRODUCCIÓN
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Infarto de miocardio, necrosis o destrucción de una pequeña zona del miocardio, el músculo del corazón, ocasionada, generalmente, por la obstrucción de una rama de una arteria coronaria; se manifiesta por un dolor intenso en el pecho.
  
==CAUSAS==
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==CAUSAS Y MECANISMO==
  
La mayoría de los casos de apoplejías se deben a una obstrucción arterial producida por una trombosis o embolismo. La trombosis implica la formación progresiva de sustancias grasas, o placa aterosclerótica, en el interior de una o más de las cuatro arterias principales que irrigan el cerebro. Según se produce el estrechamiento de estas arterias el paciente experimenta a menudo episodios recidivantes de parálisis transitoria, de un brazo o de una pierna, o de un lado de la cara, o presenta alteraciones en el lenguaje, visión, u otras funciones motoras. En esta fase, los depósitos endoteliales en las arterias cerebrales pueden tratarse mediante cirugía, incluyendo cirugía con láser y bypass de la obstrucción mediante microcirugía. También se utilizan fármacos anticoagulantes, cambios en la dieta, e incluso dosis diarias de aspirina. La trombosis se origina cuando una arteria se ha ocluido dando lugar a una lesión cerebral permanente.
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El miocardio, responsable de las contracciones y del bombeo de la sangre hacia los diferentes órganos, es el tejido afectado en un infarto. Generalmente, el daño se localiza en las arterias coronarias que rodean al corazón y le llevan la sangre. La mayoría de las veces, la causa se debe a una aterosclerosis coronaria, es decir, a un depósito de placas de ateroma ricas en lípidos como el colesterol, que aumentan el grosor de la pared y disminuyen la luz de la arteria, provocando una isquemia (ralentización de la circulación arterial local). Sobre estas lesiones puede originarse una trombosis (formación de un coágulo de sangre en el interior de un vaso), ocasionando, entonces, una obstrucción completa. El efecto negativo correspondiente a la insuficiencia circulatoria es la anoxia o aporte deficiente de oxígeno a las células. Se produce una necrosis (muerte celular y tisular definitiva) que corresponde al infarto propiamente dicho.
Los embolismos se producen cuando una arteria se ve bloqueada de forma brusca por un material que procede de otra parte del torrente sanguíneo. Estas masas sólidas, o émbolos, tienen su origen en los coágulos formados en enfermedades o alteraciones del funcionamiento del corazón, aunque también pueden proceder de fragmentos de placas ateroscleróticas o incluso de burbujas de aire. El tratamiento es sobre todo preventivo, y consiste en el control de la dieta, y si es posible, el empleo de anticoagulantes.
 
La hemorragia de los vasos cerebrales es una causa menos frecuente de apoplejía, y suele asentar en zonas donde aparecen aneurismas (dilatación de la pared de un vaso) en los lugares de bifurcación de las grandes arterias de la superficie cerebral. La ruptura de los aneurismas produce lesión cerebral debida a la infiltración de los tejidos cerebrales por sangre o a la reducción del aporte sanguíneo a la zona del cerebro más allá del punto de ruptura del vaso.
 
 
   
 
   
  
  
==REHABILITACIÓN==
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==SÍNTOMAS Y COMPLICACIONES==
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El infarto de miocardio se produce, a menudo, en un paciente diagnosticado de angina de pecho, enfermedad de la misma naturaleza que el infarto pero mucho más leve. Se manifiesta esencialmente por un dolor brusco e intenso localizado en la región del pecho, que se irradia, de forma característica pero inconstante, hacia la mandíbula y hacia los hombros y los brazos, sobre todo hacia el lado izquierdo o incluso hacia la espalda. El dolor se manifiesta normalmente acompañado de una sensación de opresión. La sintomatología es parecida a la que aparece en el transcurso de una angina de pecho, pero en los casos de infarto el dolor es más intenso, no tiene por qué aparecer sólo tras un esfuerzo, es especialmente prolongado y no responde a la nitroglicerina (medicamento utilizado para tratar la angina de pecho).
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Existen otras formas de presentación de la enfermedad menos típicas. Por ejemplo, es posible que un infarto de pequeño tamaño no produzca ningún síntoma. En este caso, el diagnóstico se hace de forma tardía, más o menos por casualidad, durante la realización de un electrocardiograma en un chequeo rutinario.
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Si el paciente no recibe tratamiento, el infarto puede complicarse y, en algunos casos, derivar en una parada cardiaca o en una insuficiencia cardiaca aguda (el corazón es incapaz de mantener adecuadamente su función de bombeo). Otra alteración que puede surgir tras un infarto es el edema agudo de pulmón (entrada y acumulación de sangre en los alveolos pulmonares), con dificultad respiratoria y expectoración teñida de sangre (rosada). Otra complicación posible es un trastorno del ritmo cardiaco, por ejemplo, una bradicardia (ralentización extrema de la frecuencia cardiaca).
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==TRATAMIENTO==
  
La rehabilitación de una apoplejía requiere la ayuda especializada del neurólogo, fisioterapeuta, logopedas y otros médicos, en especial durante los primeros seis meses, periodo durante el cual se consiguen más progresos. Los ejercicios de estiramiento pasivo y las aplicaciones térmicas se utilizan para recuperar el control motor de las extremidades, que después de una apoplejía mantienen una flexión rígida. Un paciente debe recuperar lo suficiente como para poder realizar ejercicios de polea y bicicleta para los brazos y las piernas, y recuperar mediante intervención logopédica la facultad de hablar, que con frecuencia se pierde después de un episodio cerebrovascular. El grado de recuperación varía mucho de un paciente a otro. El notable descenso en la incidencia de apoplejías que se observa desde 1950 en todo el mundo desarrollado, quizá se relacione con el reconocimiento del papel tan importante que desempeña la hipertensión en la apoplejía, hecho que ha dado lugar a la instauración de cambios dietéticos, como la reducción en la ingesta de ácidos grasos saturados y colesterol. Otro factor sería la mayor preocupación sobre los efectos del tabaco. Sin embargo, la apoplejía continúa siendo la tercera causa más importante de muerte, después de las coronariopatías y el cáncer, en el hemisferio occidental. Actualmente, los investigadores estudian la posibilidad de usar del opiáceo cerebral dinorfina para aumentar la supervivencia.
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Conviene distinguir entre el tratamiento del infarto propiamente dicho y el tratamiento a largo plazo, destinado a prevenir las recaídas. El conjunto de métodos terapéuticos modernos ha permitido reducir la tasa de mortalidad a menos del 10%.
  
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==Tratamiento del infarto==
  
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En primer lugar, se administra un fármaco analgésico potente, como la morfina, junto con oxígeno.
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El primer tratamiento que se debe considerar para el propio infarto es la trombolisis, es decir, la disolución del coágulo que se forma en el interior de una arteria coronaria. Se realiza mediante la inyección intravenosa o por perfusión de un fármaco trombolítico (uroquinasa, activador tisular del plasminógeno, etc.). Esta técnica sólo es eficaz si se inicia de forma precoz, a ser posible antes de 6 horas. Por desgracia, existen efectos secundarios y contraindicaciones, como la existencia de un riesgo hemorrágico elevado (en caso de intervención quirúrgica reciente, por ejemplo).
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Los otros fármacos necesarios como complemento o alternativa a los precedentes son los anticoagulantes (heparina) y los antianginosos (nitratos y betabloqueantes).
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Si estas medidas resultan insuficientes, es necesaria la revascularización urgente, que se puede realizar mediante dos técnicas distintas. Por su mayor simplicidad, siempre que sea posible es preferible la angioplastia coronaria transluminal percutánea: se introduce una sonda por un vaso periférico (en general en el pliegue inguinal), que se avanza, guiándose por técnicas radiográficas, hasta el nivel de la obstrucción. Una vez que la sonda se sitúa en buena posición, se dilata la arteria mediante el inflado de un globo situado en el extremo de la sonda. La segunda técnica de revascularización, netamente quirúrgica, es la derivación (bypass) aortocoronaria: se injerta un segmento corto de vena obtenida de la pierna o una prótesis que se coloca entre la aorta y la arteria coronaria obstruida, más allá de la obstrucción.
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==Tratamiento a largo plazo==
  
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El tratamiento a largo plazo va dirigido a prevenir las recaídas, así como las complicaciones que puedan surgir con el tiempo.
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Existen dos tipos de medicamentos que han demostrado su eficacia: los betabloqueantes y los antiagregantes plaquetarios, que “fluidifican” la sangre (sobre todo la aspirina a dosis bajas). En ciertos casos puede ser necesario aplicar los mismos métodos de revascularización empleados durante la fase aguda.
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También hay que tomar medidas para controlar los factores de riesgo de aterosclerosis coronaria, fundamentalmente el abandono del tabaco.
 
== Vease también ==
 
== Vease también ==
  
*[[Anemia_Nutricional|Anemia Nutricional]]
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*[[Infarto de Miocardio]]
  
  

Revisión del 16:09 25 ene 2012

Infarto de miocardio
Información sobre la plantilla

Anemia. Disminución de la hemoglobina, sustancia presente en los glóbulos rojos de la sangre los cuales se encargan de transportar el oxígeno a todos los tejidos del cuerpo

Infarto de miocardio

INTRODUCCIÓN Infarto de miocardio, necrosis o destrucción de una pequeña zona del miocardio, el músculo del corazón, ocasionada, generalmente, por la obstrucción de una rama de una arteria coronaria; se manifiesta por un dolor intenso en el pecho.


CAUSAS Y MECANISMO

El miocardio, responsable de las contracciones y del bombeo de la sangre hacia los diferentes órganos, es el tejido afectado en un infarto. Generalmente, el daño se localiza en las arterias coronarias que rodean al corazón y le llevan la sangre. La mayoría de las veces, la causa se debe a una aterosclerosis coronaria, es decir, a un depósito de placas de ateroma ricas en lípidos como el colesterol, que aumentan el grosor de la pared y disminuyen la luz de la arteria, provocando una isquemia (ralentización de la circulación arterial local). Sobre estas lesiones puede originarse una trombosis (formación de un coágulo de sangre en el interior de un vaso), ocasionando, entonces, una obstrucción completa. El efecto negativo correspondiente a la insuficiencia circulatoria es la anoxia o aporte deficiente de oxígeno a las células. Se produce una necrosis (muerte celular y tisular definitiva) que corresponde al infarto propiamente dicho.


SÍNTOMAS Y COMPLICACIONES

El infarto de miocardio se produce, a menudo, en un paciente diagnosticado de angina de pecho, enfermedad de la misma naturaleza que el infarto pero mucho más leve. Se manifiesta esencialmente por un dolor brusco e intenso localizado en la región del pecho, que se irradia, de forma característica pero inconstante, hacia la mandíbula y hacia los hombros y los brazos, sobre todo hacia el lado izquierdo o incluso hacia la espalda. El dolor se manifiesta normalmente acompañado de una sensación de opresión. La sintomatología es parecida a la que aparece en el transcurso de una angina de pecho, pero en los casos de infarto el dolor es más intenso, no tiene por qué aparecer sólo tras un esfuerzo, es especialmente prolongado y no responde a la nitroglicerina (medicamento utilizado para tratar la angina de pecho). Existen otras formas de presentación de la enfermedad menos típicas. Por ejemplo, es posible que un infarto de pequeño tamaño no produzca ningún síntoma. En este caso, el diagnóstico se hace de forma tardía, más o menos por casualidad, durante la realización de un electrocardiograma en un chequeo rutinario. Si el paciente no recibe tratamiento, el infarto puede complicarse y, en algunos casos, derivar en una parada cardiaca o en una insuficiencia cardiaca aguda (el corazón es incapaz de mantener adecuadamente su función de bombeo). Otra alteración que puede surgir tras un infarto es el edema agudo de pulmón (entrada y acumulación de sangre en los alveolos pulmonares), con dificultad respiratoria y expectoración teñida de sangre (rosada). Otra complicación posible es un trastorno del ritmo cardiaco, por ejemplo, una bradicardia (ralentización extrema de la frecuencia cardiaca).

TRATAMIENTO

Conviene distinguir entre el tratamiento del infarto propiamente dicho y el tratamiento a largo plazo, destinado a prevenir las recaídas. El conjunto de métodos terapéuticos modernos ha permitido reducir la tasa de mortalidad a menos del 10%.

Tratamiento del infarto

En primer lugar, se administra un fármaco analgésico potente, como la morfina, junto con oxígeno. El primer tratamiento que se debe considerar para el propio infarto es la trombolisis, es decir, la disolución del coágulo que se forma en el interior de una arteria coronaria. Se realiza mediante la inyección intravenosa o por perfusión de un fármaco trombolítico (uroquinasa, activador tisular del plasminógeno, etc.). Esta técnica sólo es eficaz si se inicia de forma precoz, a ser posible antes de 6 horas. Por desgracia, existen efectos secundarios y contraindicaciones, como la existencia de un riesgo hemorrágico elevado (en caso de intervención quirúrgica reciente, por ejemplo). Los otros fármacos necesarios como complemento o alternativa a los precedentes son los anticoagulantes (heparina) y los antianginosos (nitratos y betabloqueantes). Si estas medidas resultan insuficientes, es necesaria la revascularización urgente, que se puede realizar mediante dos técnicas distintas. Por su mayor simplicidad, siempre que sea posible es preferible la angioplastia coronaria transluminal percutánea: se introduce una sonda por un vaso periférico (en general en el pliegue inguinal), que se avanza, guiándose por técnicas radiográficas, hasta el nivel de la obstrucción. Una vez que la sonda se sitúa en buena posición, se dilata la arteria mediante el inflado de un globo situado en el extremo de la sonda. La segunda técnica de revascularización, netamente quirúrgica, es la derivación (bypass) aortocoronaria: se injerta un segmento corto de vena obtenida de la pierna o una prótesis que se coloca entre la aorta y la arteria coronaria obstruida, más allá de la obstrucción.

Tratamiento a largo plazo

El tratamiento a largo plazo va dirigido a prevenir las recaídas, así como las complicaciones que puedan surgir con el tiempo. Existen dos tipos de medicamentos que han demostrado su eficacia: los betabloqueantes y los antiagregantes plaquetarios, que “fluidifican” la sangre (sobre todo la aspirina a dosis bajas). En ciertos casos puede ser necesario aplicar los mismos métodos de revascularización empleados durante la fase aguda. También hay que tomar medidas para controlar los factores de riesgo de aterosclerosis coronaria, fundamentalmente el abandono del tabaco.

Vease también


Fuente