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'''Valle de Hecho''', también conocido como '''Valle de Echo'''.  Es una villa y municipio [[España|español]] ubicado  en la comarca  [[La Jacetania]], en la  provincia de  [[Huesca]]. Atravesando de norte a sur por una de las dos ramas que dan nacimiento al [[río Aragón]], denominada [[Aragón Subordán]] -por bañar al primitivo poblado [[Suburicum]]-, el valle de Echo, llamado la ''Val d´Echo'' por sus vecinos, encierra uno de los más bellos y sorprendentes parajes del Pirineo aragonés. Su término municipal, formado por la unión de cinco núcleos, [[Siresa]], [[Eche (Valle de Hecho)|Echo]], [[Urdués]], [[Embún]] y [[Santa Lucía (Valle de Hecho)|Santa Lucía]] (este último a orillas del [[río Veral]] en el [[valle de Ansó]]), comprende una serie de variantes geográficas que van desde las altas cumbres hasta donde se abre la feraz huerta de Embún. Población: en 1.485 hab. en [[1980]], 980 hab. en [[1991]]; 960 hab. en [[2011]].
 
'''Valle de Hecho''', también conocido como '''Valle de Echo'''.  Es una villa y municipio [[España|español]] ubicado  en la comarca  [[La Jacetania]], en la  provincia de  [[Huesca]]. Atravesando de norte a sur por una de las dos ramas que dan nacimiento al [[río Aragón]], denominada [[Aragón Subordán]] -por bañar al primitivo poblado [[Suburicum]]-, el valle de Echo, llamado la ''Val d´Echo'' por sus vecinos, encierra uno de los más bellos y sorprendentes parajes del Pirineo aragonés. Su término municipal, formado por la unión de cinco núcleos, [[Siresa]], [[Eche (Valle de Hecho)|Echo]], [[Urdués]], [[Embún]] y [[Santa Lucía (Valle de Hecho)|Santa Lucía]] (este último a orillas del [[río Veral]] en el [[valle de Ansó]]), comprende una serie de variantes geográficas que van desde las altas cumbres hasta donde se abre la feraz huerta de Embún. Población: en 1.485 hab. en [[1980]], 980 hab. en [[1991]]; 960 hab. en [[2011]].
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La identificación con la naturaleza que siempre han sentido las gentes del valle, reacias a la especulación como buenos montañeses, ha salvado al paisaje de las apetencias urbanísticas que tantos otros panoramas han desfigurado en los decenios desarrollistas de [[1960]] y 70. La esencia de la Val d´Echo sólo ha sido cuidadosamente modificada para servir a sus habitantes: se han abancalado campos de cultivo, con sus muros de piedra construidos a lo largo de muchas generaciones; se han abierto caminos de herradura y posteriormente pistas forestales para atender a la ganadería y a la explotación maderera; se ha talado madera ajustándose a ordenamientos técnicamente planificados (la mayoría de las veces por el sistema de entresaca, para limpiar el bosque sin despoblarlo), y se ha trazado solamente una carretera que penetra en el valle de sur a norte terminando en la insólita [[Selva de Oza]]. Las construcciones rústicas aisladas o bordas, levantadas en los campos del valle para usos agrícolas y ganaderos, han guardado el estilo más puro de la arquitectura chesa, acentuando el carácter pintoresco del país. Sus paredes de piedra y sus peculiares cubiertas de teja plana fabricada en el valle se adaptan al ambiente de una forma total sin deshacer la armonía del paisaje.
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Abundantes cresterías montañosas que rondan los 2.400 m. de altitud como [[Peña Forca]], [[Agüerri]], [[Sayéstico]], [[Acher]], y algunas más altas, como el Bisaurín, que roza los 2.700 m., o el [[Puntal de Secús]], con más de 2.500 m., circundan la parte norte de la Val. Numerosos afluentes del Aragón Subordán dan acceso a otros valles y puertos transversales de sorprendente belleza, destacando el de Agüerri, La Reclusa, el de Escarrón o La Generosa, el mismo de Urdués y otros muchos desconocidos por el turismo.
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Los abundantes recursos naturales han permitido durante largos siglos el mantenimiento de una economía cerrada y autosuficiente muy apropiada para el desarrollo de una planificación modelo de aprovechamiento integral socio-económico que puede servir de complemento a la normativa urbanística. Se encuentran equilibradamente cubiertos los tres sectores básicos de la economía. En el primario existe una variada ganadería de vacuno, caballar y lanar que encuentra su medio idóneo tanto en los altos pastizales como en la estabulación de las zonas agrícolas con prados fértiles en un secano fresco y más todavía en las tierras feraces de regadío; el valle cuenta con un sistema de canales que discurren a una cota de altitud importante a ambos lados del río y paralelos al mismo, proporcionando 400 Ha. a su Comunidad de Regantes para el cultivo de una amplia gama de productos de huerta y cualquier clase de forrajes; aparte de esas áreas regables, destaca sobremanera la magnífica zona hortícola de Embún, productora de los deliciosos boliches y de toda clase de hortalizas. También se cuenta con una magnífica reserva de canteras de mármol inexplotadas, que proporcionan la materia prima para las esculturas del Symposium de Echo y para los trabajos de cantería de las típicas puertas y ventanas; las fuentes de energía natural (cascadas, saltos) son susceptibles -sin necesidad de estropear el paisaje- de múltiples formas de aprovechamiento. En el sector secundario la economía del valle se mueve en torno a su industria municipalizada de explotación de madera, que ha contenido la emigración proporcionando medio de vida o ayuda económica a un elevado porcentaje de familias, tanto en trabajos de selva (tala y saca) como en el aserrado, transformación y transporte. Parte de la venta y despiece de los productos cárnicos se realiza en las carnicerías existentes en el valle; la matacía -o lo matapuerco, como se llama en el valle- era una costumbre ancestral (ya casi desaparecida) de casi todas las familias, que fueron capaces de crear un sabor y estilo propio debido a las magníficas condiciones del clima para la cura y secado de jamones y embutidos. Otra costumbre desaparecida, pero que hoy se trata de recuperar, fue la fabricación de quesos que practicaban la mayor parte de las familias de pastores y ganaderos. En el sector terciario, el turismo representa cada día más una gran fuente de riqueza generadora de numerosos servicios de hostelería y comercio, así como de un magnífico camping ubicado en la entrada de la villa de Echo. La caza, la pesca, el pintoresquismo de los pueblos, los vestigios arqueológicos y artísticos (entre los que destaca el gran monumento románico de San Pedro de Siresa, la calzada romana del puerto del Palo, lugar donde tuvo lugar la batalla de Roncesvalles según el desaparecido profesor medievalista [[Antonio Ubieto) y las bellezas naturales (perspectivas desde los altos picos, valles abiertos, desfiladeros como la incomparable Boca del Infierno, etc.) colaboran generosamente al desarrollo de esta riqueza proveniente de la civilización del ocio; los puertos de Diostesalve, Plandaniz, Foratón, Secús, Campanil, El Barcal y La Loma -dominados por los macizos de Bisaurín y Acher-, proporcionan unos campos de nieve perfectos para la práctica del esquí, sobre los cuales se han hecho numerosos proyectos sin que se haya decidido todavía su explotación comercial. Las pistas de esquí de fondo de Gabardito son las únicas que funcionan en la actualidad en este valle, junto a las vecinas de Linza (Ansó) y Lizara (Aragüés).
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Esa economía cerrada que han tenido secularmente los habitantes del valle, no ha sido óbice para el desarrollo de un espíritu totalmente abierto, receptivo, amable e internacionalista, procedente tanto de la trashumancia ganadera de ciertos tiempos como de los contactos allende las fronteras con los pueblos de los valles franceses. Todavía se recuerdan y se narran apasionadamente numerosas historias y leyendas de unos tiempos, no muy lejanos, en que el contrabando formaba parte del costumbrismo y constituía uno de los alicientes emocionales acorde con el temperamento de los chesos.
  
 
== Fuentes ==
 
== Fuentes ==

Revisión del 15:40 22 feb 2016

Valle de Hecho
Información sobre la plantilla
Municipio de España
EntidadMunicipio
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaFlag of Huesca (province).png Huesca
 • ComarcaLa Jacetania
Población (2011) 
 • Total960 hab hab.

Valle de Hecho, también conocido como Valle de Echo. Es una villa y municipio español ubicado en la comarca La Jacetania, en la provincia de Huesca. Atravesando de norte a sur por una de las dos ramas que dan nacimiento al río Aragón, denominada Aragón Subordán -por bañar al primitivo poblado Suburicum-, el valle de Echo, llamado la Val d´Echo por sus vecinos, encierra uno de los más bellos y sorprendentes parajes del Pirineo aragonés. Su término municipal, formado por la unión de cinco núcleos, Siresa, Echo, Urdués, Embún y Santa Lucía (este último a orillas del río Veral en el valle de Ansó), comprende una serie de variantes geográficas que van desde las altas cumbres hasta donde se abre la feraz huerta de Embún. Población: en 1.485 hab. en 1980, 980 hab. en 1991; 960 hab. en 2011.

Características

La identificación con la naturaleza que siempre han sentido las gentes del valle, reacias a la especulación como buenos montañeses, ha salvado al paisaje de las apetencias urbanísticas que tantos otros panoramas han desfigurado en los decenios desarrollistas de 1960 y 70. La esencia de la Val d´Echo sólo ha sido cuidadosamente modificada para servir a sus habitantes: se han abancalado campos de cultivo, con sus muros de piedra construidos a lo largo de muchas generaciones; se han abierto caminos de herradura y posteriormente pistas forestales para atender a la ganadería y a la explotación maderera; se ha talado madera ajustándose a ordenamientos técnicamente planificados (la mayoría de las veces por el sistema de entresaca, para limpiar el bosque sin despoblarlo), y se ha trazado solamente una carretera que penetra en el valle de sur a norte terminando en la insólita Selva de Oza. Las construcciones rústicas aisladas o bordas, levantadas en los campos del valle para usos agrícolas y ganaderos, han guardado el estilo más puro de la arquitectura chesa, acentuando el carácter pintoresco del país. Sus paredes de piedra y sus peculiares cubiertas de teja plana fabricada en el valle se adaptan al ambiente de una forma total sin deshacer la armonía del paisaje.

Abundantes cresterías montañosas que rondan los 2.400 m. de altitud como Peña Forca, Agüerri, Sayéstico, Acher, y algunas más altas, como el Bisaurín, que roza los 2.700 m., o el Puntal de Secús, con más de 2.500 m., circundan la parte norte de la Val. Numerosos afluentes del Aragón Subordán dan acceso a otros valles y puertos transversales de sorprendente belleza, destacando el de Agüerri, La Reclusa, el de Escarrón o La Generosa, el mismo de Urdués y otros muchos desconocidos por el turismo.

Los abundantes recursos naturales han permitido durante largos siglos el mantenimiento de una economía cerrada y autosuficiente muy apropiada para el desarrollo de una planificación modelo de aprovechamiento integral socio-económico que puede servir de complemento a la normativa urbanística. Se encuentran equilibradamente cubiertos los tres sectores básicos de la economía. En el primario existe una variada ganadería de vacuno, caballar y lanar que encuentra su medio idóneo tanto en los altos pastizales como en la estabulación de las zonas agrícolas con prados fértiles en un secano fresco y más todavía en las tierras feraces de regadío; el valle cuenta con un sistema de canales que discurren a una cota de altitud importante a ambos lados del río y paralelos al mismo, proporcionando 400 Ha. a su Comunidad de Regantes para el cultivo de una amplia gama de productos de huerta y cualquier clase de forrajes; aparte de esas áreas regables, destaca sobremanera la magnífica zona hortícola de Embún, productora de los deliciosos boliches y de toda clase de hortalizas. También se cuenta con una magnífica reserva de canteras de mármol inexplotadas, que proporcionan la materia prima para las esculturas del Symposium de Echo y para los trabajos de cantería de las típicas puertas y ventanas; las fuentes de energía natural (cascadas, saltos) son susceptibles -sin necesidad de estropear el paisaje- de múltiples formas de aprovechamiento. En el sector secundario la economía del valle se mueve en torno a su industria municipalizada de explotación de madera, que ha contenido la emigración proporcionando medio de vida o ayuda económica a un elevado porcentaje de familias, tanto en trabajos de selva (tala y saca) como en el aserrado, transformación y transporte. Parte de la venta y despiece de los productos cárnicos se realiza en las carnicerías existentes en el valle; la matacía -o lo matapuerco, como se llama en el valle- era una costumbre ancestral (ya casi desaparecida) de casi todas las familias, que fueron capaces de crear un sabor y estilo propio debido a las magníficas condiciones del clima para la cura y secado de jamones y embutidos. Otra costumbre desaparecida, pero que hoy se trata de recuperar, fue la fabricación de quesos que practicaban la mayor parte de las familias de pastores y ganaderos. En el sector terciario, el turismo representa cada día más una gran fuente de riqueza generadora de numerosos servicios de hostelería y comercio, así como de un magnífico camping ubicado en la entrada de la villa de Echo. La caza, la pesca, el pintoresquismo de los pueblos, los vestigios arqueológicos y artísticos (entre los que destaca el gran monumento románico de San Pedro de Siresa, la calzada romana del puerto del Palo, lugar donde tuvo lugar la batalla de Roncesvalles según el desaparecido profesor medievalista [[Antonio Ubieto) y las bellezas naturales (perspectivas desde los altos picos, valles abiertos, desfiladeros como la incomparable Boca del Infierno, etc.) colaboran generosamente al desarrollo de esta riqueza proveniente de la civilización del ocio; los puertos de Diostesalve, Plandaniz, Foratón, Secús, Campanil, El Barcal y La Loma -dominados por los macizos de Bisaurín y Acher-, proporcionan unos campos de nieve perfectos para la práctica del esquí, sobre los cuales se han hecho numerosos proyectos sin que se haya decidido todavía su explotación comercial. Las pistas de esquí de fondo de Gabardito son las únicas que funcionan en la actualidad en este valle, junto a las vecinas de Linza (Ansó) y Lizara (Aragüés).

Esa economía cerrada que han tenido secularmente los habitantes del valle, no ha sido óbice para el desarrollo de un espíritu totalmente abierto, receptivo, amable e internacionalista, procedente tanto de la trashumancia ganadera de ciertos tiempos como de los contactos allende las fronteras con los pueblos de los valles franceses. Todavía se recuerdan y se narran apasionadamente numerosas historias y leyendas de unos tiempos, no muy lejanos, en que el contrabando formaba parte del costumbrismo y constituía uno de los alicientes emocionales acorde con el temperamento de los chesos.

Fuentes