Diferencia entre revisiones de «Politeísmo»

(Estudios sobre el origen del politeísmo)
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La evidencia histórica no parece justificar estas teorías evolutivas en uno u otro sentido, y en la actualidad parece imponerse la convicción de que el politeísmo no es en sí un momento histórico anterior o posterior al monoteísmo y sustituido o antecedido por él, sino más bien una forma religiosa, una manifestación del fenómeno religioso, una estructura religiosa que debe ser estudiada como tal, diacrónicamente.
 
La evidencia histórica no parece justificar estas teorías evolutivas en uno u otro sentido, y en la actualidad parece imponerse la convicción de que el politeísmo no es en sí un momento histórico anterior o posterior al monoteísmo y sustituido o antecedido por él, sino más bien una forma religiosa, una manifestación del fenómeno religioso, una estructura religiosa que debe ser estudiada como tal, diacrónicamente.
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== Rasgos fundamentales ==
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Atendiendo a la consideración estructural y fenomenológica del politeísmo, puede razonársele como una forma religiosa con una representación deísta de la realidad superior. Resulta contraproducente tratar de explicar en qué consiste esa representación, ya que se caería en la óptica occidentalista predominante en el mundo moderno que nada tienen que ver con el universo de representación de antiguas tradiciones como las del oriente antiguo y de otros pueblos politeístas. Conociendo esta limitación, sin embargo, pueden distinguirse representaciones del poder superior (no siempre equiparables con el concepto de Dios) encarnadas en espíritus, antepasados, genios, demonios, fantasmas, sombras y otros, tal como aparecen en numerosas culturas de tradición oral. Pero también aparecen las figuras de los dioses, encarnaciones más precisas de esos poderes, dotadas de una mayor distancia en relación con la naturaleza, de unos perfiles personales más precisos, de una más clara relación con otros poderes y de una posibilidad de influencia sobre determinados aspectos de la vida de los hombres que entran en relación con ellos.
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Otro rasgo fundamental constituye la naturaleza sobrehumana de toda concepción teísta, siempre que las figuras del politeísmo son divinas en la medida en que pertenecen a otro orden de realidad que el del propio hombre. Una característica importante para el establecimiento de esta distinción es la inmortalidad y omnipotencia de las divinidades en relación con la simple mortalidad de los humanos, aunque se conoce de la existencia de ciertos politeísmos en los que los dioses no son considerados eternos ni omnipotentes, con lo que la realidad a la que se refieren queda lejos de la configuración monoteísta del mundo superior al hombre que sí se caracteriza de forma indiscutible por estos rasgos.
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La diferencia fundamental de los diferentes politeísmos con el monoteísmo está en la pluralidad de las figuras divinas, en las que predominan ampliamente concepciones de dualidad, trinidad, octóadas, enéadas, etc., aunque en algunas manifestaciones del monoteísmo perduren rezagos de esta naturaleza (la aceptación de la Trinidad en el catolicismo, por ejemplo). La formación de panteones y relaciones de genealogías, lazos familiares y de otra clase habitualmente conllevan a la aparición de formas henoteístas. Diferentes órdenes de realidad son sustentados en el carácter cosmomórfico, zoomórfico o teriomórfico, dendromórfico y sobre todo antropomórfico de las representaciones de los dioses en distintas formas del politeísmo.
  
 
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Revisión del 10:42 25 ene 2011

Politeísmo
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Concepto:Es la práctica religiosa en la que se adora a varios dioses.

Politeísmo (del griego πολυ-, mucho, y θεός, dios) es una forma de práctica religiosa en la que se adora a una pluralidad de divinidades. Constituye un fenómeno religioso perfectamente tipificado que aparece bajo una notable pluralidad de formas, dotado de unos rasgos peculiares y ligados al desarrollo histórico de las sociedades en donde aparece. Generalmente el conjunto de divinidades se encuentra organizado en una jerarquía o panteón, establecido en mitos y otras tradiciones populares. De forma general no se trata de una diferencia de nomenclatura (distintos nombres de una misma divinidad), sino de diversos dioses con características bien diferenciables, aunque pueden coexistir indistintamente manifestaciones del primero en una estructura de esta clase. En el politeísmo cada divinidad es adorada libremente de forma indistinta y de acuerdo a los diversos aspectos que se le atribuyan.

Estudios sobre el origen del politeísmo

Históricamente el politeísmo aparece en un número reducido de pueblos, los que han alcanzado una organización social diferenciada con estructuras políticas bien definidas y un nivel avanzado de cultura. Las formas más claras de politeísmo aparecen en las culturas de la India de la época védica, en el Japón anterior al influjo del budismo, en la cultura irania anterior a Zaratustra, en las grandes culturas de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, en los pueblos germanos, en algunas culturas meso y suramericanas anteriores a la conquista y en unas pocas culturas de África occidental y de Polinesia. Todo ello evidencia que el politeísmo es un fenómeno religioso relativamente reciente, aunque más añejo que el monoteísmo.

En campo académido predominan las teorías evolucionistas respecto al desarrollo del pensamiento religioso. Una de estas teorías propuesta por E. Garrie, situaba con toda precisión el politeísmo entre dos fases, distinguiéndolo de la fase anterior (polidemonismo) por la naturaleza de la adoración y de la posterior (monoteísmo) por el número de los objetos a los que se rinde adoración. Otros autores como K. Goldammer propondrían de forma más precisa una serie evolutiva de formas de religión, que abarcarían las siguientes manifestaciones: polidemonismo, politeísmo, henoteísmo/monolatría y monoteísmo. Una teoría completamente contrastante a las evolucionistas anteriores es la del catedrático vienés W. Schmidt, el que propone fue el monoteísmo el primer momento y del que procedería el politeísmo como una “degradación”. Asimismo, D. Hume en The Natural History of religion (1757) y J. Rousseau en Émile (1762), habían propuesto el politeísmo como primera forma de religión de la que se derivaría el monoteísmo. Voltaire, en cambio, en su Diccionario filosófico (1764) propone el monoteísmo como primer estadio religioso.

La evidencia histórica no parece justificar estas teorías evolutivas en uno u otro sentido, y en la actualidad parece imponerse la convicción de que el politeísmo no es en sí un momento histórico anterior o posterior al monoteísmo y sustituido o antecedido por él, sino más bien una forma religiosa, una manifestación del fenómeno religioso, una estructura religiosa que debe ser estudiada como tal, diacrónicamente.

Rasgos fundamentales

Atendiendo a la consideración estructural y fenomenológica del politeísmo, puede razonársele como una forma religiosa con una representación deísta de la realidad superior. Resulta contraproducente tratar de explicar en qué consiste esa representación, ya que se caería en la óptica occidentalista predominante en el mundo moderno que nada tienen que ver con el universo de representación de antiguas tradiciones como las del oriente antiguo y de otros pueblos politeístas. Conociendo esta limitación, sin embargo, pueden distinguirse representaciones del poder superior (no siempre equiparables con el concepto de Dios) encarnadas en espíritus, antepasados, genios, demonios, fantasmas, sombras y otros, tal como aparecen en numerosas culturas de tradición oral. Pero también aparecen las figuras de los dioses, encarnaciones más precisas de esos poderes, dotadas de una mayor distancia en relación con la naturaleza, de unos perfiles personales más precisos, de una más clara relación con otros poderes y de una posibilidad de influencia sobre determinados aspectos de la vida de los hombres que entran en relación con ellos.

Otro rasgo fundamental constituye la naturaleza sobrehumana de toda concepción teísta, siempre que las figuras del politeísmo son divinas en la medida en que pertenecen a otro orden de realidad que el del propio hombre. Una característica importante para el establecimiento de esta distinción es la inmortalidad y omnipotencia de las divinidades en relación con la simple mortalidad de los humanos, aunque se conoce de la existencia de ciertos politeísmos en los que los dioses no son considerados eternos ni omnipotentes, con lo que la realidad a la que se refieren queda lejos de la configuración monoteísta del mundo superior al hombre que sí se caracteriza de forma indiscutible por estos rasgos.

La diferencia fundamental de los diferentes politeísmos con el monoteísmo está en la pluralidad de las figuras divinas, en las que predominan ampliamente concepciones de dualidad, trinidad, octóadas, enéadas, etc., aunque en algunas manifestaciones del monoteísmo perduren rezagos de esta naturaleza (la aceptación de la Trinidad en el catolicismo, por ejemplo). La formación de panteones y relaciones de genealogías, lazos familiares y de otra clase habitualmente conllevan a la aparición de formas henoteístas. Diferentes órdenes de realidad son sustentados en el carácter cosmomórfico, zoomórfico o teriomórfico, dendromórfico y sobre todo antropomórfico de las representaciones de los dioses en distintas formas del politeísmo.

Enlaces externos

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Fuentes

  • Harkness, Georgia. The Sources of Western Morality from Primitive Society Through the Beginnings of Christianity. Charles Scribner's Sons, New York, 1954.
  • M. P. Novikov. Breve diccionario de ateísmo. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1981.