Diferencia entre revisiones de «Ataque a Santa Clara (1896)»
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| + | A inicios del año 1896, y luego de una amplia campaña librada en occidente, Máximo Gómez retornó al centro de la isla para renovar el espíritu patriótico, impulsar las operaciones militares y preparar un contingente que apoyara al mayor general [[Antonio Maceo Grajales|Antonio Maceo]] en [[Pinar del Río]]. | ||
| − | + | Para el General en Jefe, Santa Clara constituía un lugar fundamental en su estrategia. Era importante realizar acciones de distracción para tratar de impedir que fueran reforzadas las tropas españolas que combatían contra Maceo en la zona occidental. La ciudad, capital desde [[1879]] de la provincia de igual nombre, se consideraba como un poderoso baluarte militar de las tropas peninsulares. Se encontraba bien pertrechada, con un importante número de hombres acantonados en cuarteles bien protegidos y con un número de fuertes que rodeaban la población y que constituían un valladar a vencer por cualquier atacante<ref>Cabrera Cuello, Migdalia (2010): ''Santa Clara: Hechos y Vida''. Editorial Capiro, Santa Clara.</ref>. | |
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| + | Máximo Gómez, en su cuartel de La Margarita, zona cercana a Santa Clara, dispuso que el brigadier [[Juan Bruno Zayas]], uno de sus principales oficiales, se encargara de ejecutar la operación de asalto a este núcleo urbano. En atención a las características de un ataque de esta naturaleza, donde había que penetrar en una ciudad a la que se consideraba inexpugnable, el brigadier Zayas puso al frente de la misión un destacado oficial del Ejército Libertador, el coronel [[Leoncio Vidal Caro]]. | ||
| − | + | Para cumplir la misión se formaron cuatro grupos. Uno, dirigido por el propio Vidal, partió de Biajacas Gordas y otros tres desde San Andrés, con intermedio de algunas horas. De estos cuatro contingentes, solo uno, el de Leoncio Vidal, logró sus objetivos de penetrar en Santa Clara. El resto fue rechazado por las defensas exteriores de la ciudad. | |
| − | + | En la noche del 23 de marzo de 1896, la columna de Leoncio avanzó por la zona del Condado y logró introducirse en el área urbana al cruzar entre un fuerte y una barricada. Allí hubo un tiroteo con los defensores, el que se propagó en la medida en que los mambises avanzaban hacia el centro de la ciudad por la calle, llamada por ese entonces, Santa Clara (actual Rafael Tristá)<ref>Cabrera Cuello, Migdalia (2007): ''Las luchas por la independencia en Villa Clara''. Editorial Capiro, Santa Clara.</ref>. | |
| − | + | Al llegar a la Plaza las fuerzas se disgregaron. La vanguardia, dobló de inmediato hacia la izquierda para pasar frente al área que hoy ocupan el Hotel Santa Clara Libre, la Casa de la Cultura y otras instituciones hasta ubicarse en la calle actual de Máximo Gómez, entre Marta Abreu e Independencia. Desde allí se mantuvieron disparando contra las instalaciones españolas. | |
| − | + | Vidal continuó, con el resto de la tropa, por la calle Santa Clara, hasta llegar a la esquina de la calle Colón. Todos se encontraban bajo un intenso fuego de los edificios que rodeaban la Plaza, como la azotea del Gobierno Civil, el teatro La Caridad y la torre de la iglesia. | |
| − | En la confusión los | + | El grupo que acompañaba a Leoncio fue fácil blanco del fuego de fusilería del cuartel español existente en el sitio donde hoy se encuentra la [[Biblioteca Provincial de Villa Clara "José Martí"|Biblioteca “Martí”]]. En medio de la acción y la confusión reinantes, los hombres del grupo que seguían a Leoncio retrocedieron hacia la calle Colón, para salir por el área que ocupaba la Plaza del Mercado (en la actualidad, la Heladería Coppelia). El jefe insurrecto y su ayudante, el cabo Ramón Brito, se vieron solos ante el cuartel. |
| − | + | El fuego enemigo derribó al ayudante. El bravo Leoncio, con su probado valor personal, bajó de su caballo, lo recogió y trató de salir, a través de la Plaza, hacia el llamado callejón de Las Flores (hoy Padre Chao). Sin embargo, apenas pudo avanzar, pues fue acribillado por las balas enemigas. Ambos cuerpos quedaron en poder del enemigo<ref>Cabrera Cuello, Migdalia (2010): ''Santa Clara: Hechos y Vida''. Editorial Capiro, Santa Clara.</ref>. | |
| − | + | El resto de la tropa combatió hasta donde fue posible, dada la diferencia enorme de armamentos, número de hombres, armas y parque que disponía el enemigo, y el hecho de estar en medio de una ciudad iluminada, por lo que resultaban fáciles blancos. Al ser insostenible la situación, los insurgentes ganaron la calle Santa Elena (actual Independencia), para salir de la ciudad. | |
| − | + | De aquel hecho se recuerdan las palabras de Máximo Gómez expresadas al finalizar la guerra:<blockquote>“(…) yo quiero mucho a Villaclara y Villaclara me quiere a mi (…) Cuando suponía yo que los míos estaban dentro me enteré de lo ocurrido, que habían matado al guapetón Leoncio Vidal y me traían quince heridos. Un ímpetu me asaltó súbitamente y… hubiera entrado a sangre y fuego en Villaclara con mis dos mil y pico de hombre que tenía apostados en el camino, pero hubiera tenido que atropellar a aquel pueblo sumiendo quizás en el luto a muchos de sus vecinos, y no, no quise. En aquel momento sentí que quería mucho a Villaclara y por eso también hoy creo que Villaclara me quiere a mí. Los villaclareños eran y son de los míos. Por eso nos queremos.”<ref>Fragmentos de una entrevista a Máximo Gómez, en el Campamento de Rojas, publicada en ''El Criterio Popular'', de Remedios, el 29 de septiembre de 1898.</ref> </blockquote>La pérdida del coronel Leoncio Vidal, y su ayudante, fue un duro golpe para las tropas cubanas. Pero el ataque, sorpresivo y temerario, cumplió su propósito, posterior a la victoria de la Invasión a Occidente, las autoridades españolas comprendieron la disposición de los cubanos de emprender acciones que golpearan directamente a las fuerzas españolas. Además, hechos de este tipo, elevaban la moral combativa de las tropas cubanas del centro del país y su disposición de luchar hasta la obtención de la independencia<ref>Águila Zamora, H. H., Brito Santos, I., Díaz Benítez, O. C., Espinosa González, V., Hurtado Tandrón, A., Pérez Carratalá, A. y Velazco Calvo, B. (2010). ''Síntesis histórica municipal Santa Clara''. La Habana: Editora Historia.</ref>. | |
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| + | * Águila Zamora, H. H., Brito Santos, I., Díaz Benítez, O. C., Espinosa González, V., Hurtado Tandrón, A., Pérez Carratalá, A. y Velazco Calvo, B. (2010). ''Síntesis histórica municipal Santa Clara''. La Habana: Editora Historia. | ||
| + | * Cabrera Cuello, Migdalia (2007): ''Las luchas por la independencia en Villa Clara''. Editorial Capiro, Santa Clara. | ||
| + | * Cabrera Cuello, Migdalia (2010): ''Santa Clara: Hechos y Vida''. Editorial Capiro, Santa Clara. | ||
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Ataque a Santa Clara (1896). En la noche del 23 de marzo de 1896, fuerzas del Cuartel General y del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, bajo el mando del mayor general Máximo Gómez, atacaron esta ciudad villareña. En esta acción cayó el teniente coronel Leoncio Vidal.
Localización
Santa Clara, capital de la antigua provincia de Las Villas y actualmente de Villa Clara, siempre ha ocupado una posición estratégica no solo por la cantidad de su población y desarrollo económico, sino por encontrarse en el centro del país dominando las vías de comunicación (ferrocarril y carretera) entre el occidente y el oriente del país.
Contexto
A inicios del año 1896, y luego de una amplia campaña librada en occidente, Máximo Gómez retornó al centro de la isla para renovar el espíritu patriótico, impulsar las operaciones militares y preparar un contingente que apoyara al mayor general Antonio Maceo en Pinar del Río.
Para el General en Jefe, Santa Clara constituía un lugar fundamental en su estrategia. Era importante realizar acciones de distracción para tratar de impedir que fueran reforzadas las tropas españolas que combatían contra Maceo en la zona occidental. La ciudad, capital desde 1879 de la provincia de igual nombre, se consideraba como un poderoso baluarte militar de las tropas peninsulares. Se encontraba bien pertrechada, con un importante número de hombres acantonados en cuarteles bien protegidos y con un número de fuertes que rodeaban la población y que constituían un valladar a vencer por cualquier atacante[1].
Desarrollo
Máximo Gómez, en su cuartel de La Margarita, zona cercana a Santa Clara, dispuso que el brigadier Juan Bruno Zayas, uno de sus principales oficiales, se encargara de ejecutar la operación de asalto a este núcleo urbano. En atención a las características de un ataque de esta naturaleza, donde había que penetrar en una ciudad a la que se consideraba inexpugnable, el brigadier Zayas puso al frente de la misión un destacado oficial del Ejército Libertador, el coronel Leoncio Vidal Caro.
Para cumplir la misión se formaron cuatro grupos. Uno, dirigido por el propio Vidal, partió de Biajacas Gordas y otros tres desde San Andrés, con intermedio de algunas horas. De estos cuatro contingentes, solo uno, el de Leoncio Vidal, logró sus objetivos de penetrar en Santa Clara. El resto fue rechazado por las defensas exteriores de la ciudad.
En la noche del 23 de marzo de 1896, la columna de Leoncio avanzó por la zona del Condado y logró introducirse en el área urbana al cruzar entre un fuerte y una barricada. Allí hubo un tiroteo con los defensores, el que se propagó en la medida en que los mambises avanzaban hacia el centro de la ciudad por la calle, llamada por ese entonces, Santa Clara (actual Rafael Tristá)[2].
Al llegar a la Plaza las fuerzas se disgregaron. La vanguardia, dobló de inmediato hacia la izquierda para pasar frente al área que hoy ocupan el Hotel Santa Clara Libre, la Casa de la Cultura y otras instituciones hasta ubicarse en la calle actual de Máximo Gómez, entre Marta Abreu e Independencia. Desde allí se mantuvieron disparando contra las instalaciones españolas.
Vidal continuó, con el resto de la tropa, por la calle Santa Clara, hasta llegar a la esquina de la calle Colón. Todos se encontraban bajo un intenso fuego de los edificios que rodeaban la Plaza, como la azotea del Gobierno Civil, el teatro La Caridad y la torre de la iglesia.
El grupo que acompañaba a Leoncio fue fácil blanco del fuego de fusilería del cuartel español existente en el sitio donde hoy se encuentra la Biblioteca “Martí”. En medio de la acción y la confusión reinantes, los hombres del grupo que seguían a Leoncio retrocedieron hacia la calle Colón, para salir por el área que ocupaba la Plaza del Mercado (en la actualidad, la Heladería Coppelia). El jefe insurrecto y su ayudante, el cabo Ramón Brito, se vieron solos ante el cuartel.
El fuego enemigo derribó al ayudante. El bravo Leoncio, con su probado valor personal, bajó de su caballo, lo recogió y trató de salir, a través de la Plaza, hacia el llamado callejón de Las Flores (hoy Padre Chao). Sin embargo, apenas pudo avanzar, pues fue acribillado por las balas enemigas. Ambos cuerpos quedaron en poder del enemigo[3].
El resto de la tropa combatió hasta donde fue posible, dada la diferencia enorme de armamentos, número de hombres, armas y parque que disponía el enemigo, y el hecho de estar en medio de una ciudad iluminada, por lo que resultaban fáciles blancos. Al ser insostenible la situación, los insurgentes ganaron la calle Santa Elena (actual Independencia), para salir de la ciudad.
De aquel hecho se recuerdan las palabras de Máximo Gómez expresadas al finalizar la guerra:
“(…) yo quiero mucho a Villaclara y Villaclara me quiere a mi (…) Cuando suponía yo que los míos estaban dentro me enteré de lo ocurrido, que habían matado al guapetón Leoncio Vidal y me traían quince heridos. Un ímpetu me asaltó súbitamente y… hubiera entrado a sangre y fuego en Villaclara con mis dos mil y pico de hombre que tenía apostados en el camino, pero hubiera tenido que atropellar a aquel pueblo sumiendo quizás en el luto a muchos de sus vecinos, y no, no quise. En aquel momento sentí que quería mucho a Villaclara y por eso también hoy creo que Villaclara me quiere a mí. Los villaclareños eran y son de los míos. Por eso nos queremos.”[4]
La pérdida del coronel Leoncio Vidal, y su ayudante, fue un duro golpe para las tropas cubanas. Pero el ataque, sorpresivo y temerario, cumplió su propósito, posterior a la victoria de la Invasión a Occidente, las autoridades españolas comprendieron la disposición de los cubanos de emprender acciones que golpearan directamente a las fuerzas españolas. Además, hechos de este tipo, elevaban la moral combativa de las tropas cubanas del centro del país y su disposición de luchar hasta la obtención de la independencia[5].
Fuentes
- Águila Zamora, H. H., Brito Santos, I., Díaz Benítez, O. C., Espinosa González, V., Hurtado Tandrón, A., Pérez Carratalá, A. y Velazco Calvo, B. (2010). Síntesis histórica municipal Santa Clara. La Habana: Editora Historia.
- Cabrera Cuello, Migdalia (2007): Las luchas por la independencia en Villa Clara. Editorial Capiro, Santa Clara.
- Cabrera Cuello, Migdalia (2010): Santa Clara: Hechos y Vida. Editorial Capiro, Santa Clara.
