Autorretrato 1947 (Pintura)

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Autorretrato 1947 (Pintura)
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Autorretrato de maria Izquierdo.jpg
La pintura de María Izquierdo, se muestra así misma tal y como es, el color de su piel, sus trenzas, etc., fue el segundo de sus autorretratos, donde los tonos de la pintura imprimen mayor intensidad a la pintura.
Datos Generales
Autor(es):María Cenobia Izquierdo Gutiérrez
Año:1947
País:México
Estilo pictórico:Arte Moderno
Técnica:Óleo sobre tela
Dimensiones:55 cm X 45 cm cm
Localización:Colección Particular.

Autorretrato. En esta obra hecha por María Izquierdo, fue el segundo autoretrato realizado por la pintora en 1947, donde muestra el color de su piel, su figura ocupa todo el lienzo, los tonos amarillos y ocres del vestido y el rostro complementan la tonalidad azul del cielo, imprimiendo mayor intensidad a los matices.

Historia

María Izquierdo produjo algunas de sus obras más memorables en 1947, entre las que se cuentan por lo menos dos autorretratos, En este ejemplo, el personaje se ubica, desusadamente, en la mitad inferior; casi siempre en los retratos de la pintora, de otros o de sí misma, el modelo ocupa todo el lienzo.

La posición da mayor importancia al azul y gris veteados del fondo nublado. los tonos amarillos y ocres del vestido y el rostro complementan la tonalidad azul del cielo, imprimiendo mayor intensidad a los matices

Como Izquierdo afirmó en su ¿Credo artístico?: ¿poseo una verdadera pasión por el color; es lo que más siento y lo que más me emociona de todas las cosas que existen.?

Este austero cuadro tiene una estrecha relación con la escena de pesadilla de Sueño y presentimiento (1947, colección particular), donde en un extraño desdoblamiento, la artista se inclina hacia fuera de la jamba de una ventana vacía, sosteniendo en el aire su propia cabeza.

Aunque en términos estrictos esta obra no sería un autorretrato, la expresión de la artista en ambas pinturas, y su peinado, con el característico listón amarillo, son similares. A diferencia de su otro autorretrato de 1947 (colección Club de Industriales), que es una versión retrabajada de un lienzo hecho en 1939, la mujer del cuadro que nos ocupa es más austera: no lleva collares ni aretes y usa un sencillísimo vestido marrón dorado, sin cuello ni ribetes.

La carencia de adornos armoniza con el resto del lienzo, con el monótono panorama y el melancólico cielo.

Los autorretratos tienen un papel extrañamente dominante en la pintura mexicana del siglo XX, presunta tendencia contraria a la importancia dada por los muralistas a la educación pública y la historia nacional.

Desde mucho tiempo atrás, los artistas han usado este género a guisa de valoración de sí mismos y forma de expresarse, pero en México, la posibilidad del autorretrato como vehículo para la imaginación y la construcción de identidad dieron nuevos bríos a este género.

El curador Fernando Gamboa ¿compañero de estudios de María Izquierdo en la Escuela de Bellas Artes durante 1928? descubrió lo anterior cuando organizó la exposición 45 autorretratos de pintores mexicanos, siglos XVIII al Siglo XX en septiembre de 1947 en el Museo Nacional de Artes Plásticas, Palacio de Bellas Artes, en la que participó Izquierdo.

La dimensión histórica de la muestra también fue importante para la artista, quien se interesó particularmente en la pintura del siglo XIX mexicano y en cuyos retratos y autorretratos con frecuencia hay un reconocimiento de la fuerte personalidad de sus predecesores, como José María Estrada.

Datos del autor

María Cenobia Izquierdo Gutiérrez nacio en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 30 de octubre de 1902 de la Ciudad de México, falleció el 2 de diciembre de 1955, fue una pintora mexicana, una de las primeras mujeres en exponer sus obras fuera de México, en 1930.

Su primera exposición tuvo lugar en la Art Center Gallery de la ciudad de Nueva York. Aunque la mayoría de sus biógrafos aceptan el año 1902 como el de su nacimiento, algunos otros afirman que fue en 1906.

Su obra se caracteriza por el uso de intensos colores y temáticas que incluyen autorretratos, paisajes, naturaleza, escenas del mundo del circo y de tradiciones mexicanas, representadas con estilo surrealista y expresionista.

Sus primeras obras, las que comprenden el período de 1927 a 1930, muestran su entorno más inmediato: retratos de sus seres queridos y amigos, como el Retrato de Belem (1928), o Niñas durmiendo (1930), el cual es el retrato de su hija Amparo y una sobrina; así como naturalezas muertas y paisajes.

Los paisajes revelan mucho del entorno que la envolvió en su tránsito desde su infancia rural y la vida adulta en la Ciudad de México.

En algunas de sus obras aparecen incluso algunas industrias, las cuales existían contundentemente en el entorno y que, de esa manera, en 1930 llevó a cabo una composición de la cementera La Tolteca, con la que participó en un concurso artístico convocado por la misma empresa y que le otorgó una mención honorífica especial del jurado.

Otra gran influencia que tuvo en esta época fue la del pintor mexicano Rufino Tamayo, el cual impartía clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes y tenía afinidad con los proyectos de Diego Rivera. Entre ella y Tamayo hubo una relación profesional y afectiva, hasta que este la abandonó para casarse con Olga. Luego, María tuvo una relación con el pintor sudamericano Raúl Uribe, quien se encargó de vender su obra fundamentalmente a diplomáticos; finalmente, María solicitó el divorcio a Uribe, por sus infidelidades y alcoholismo.

Sepulcro de María Izquierdo en la Rotonda de las Personas Ilustres (México).

Años después de que varios episodios cerebrovasculares la atacaran, una hemiplejia le dio muerte el 3 de diciembre de 1955.12 Murió pobre en la Ciudad de México.18 Sus restos se depositaron en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, el 22 de noviembre de 2012.

En el 2009, la Unión Astronómica Internacional bautizó un cráter de Mercurio con su nombre como reconocimiento a la obra de la pintora mexicana. Otro cráter del mismo planeta lleva el nombre de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.

Fuentes