Sitio histórico El Hombrito
En este Sitio se produce el combate del hombrito el 30 de agosto 1957 dirigido por le comandante Ernesto Guevara, donde se logra detener el avancé de las tropas de Merob Sosa, que se retiró al anochecer, con el combate se logró una pequeña victoria, con la minúscula recompensa de un arma corta que costo la vida de un valioso combatiente. Todo esto se había logrado con un puñado de armas medianamente eficaces contra una compañía completa de 140 hombres con todo el efectivo para una guerra moderna,
Después del combate se produjeron algunos ascensos, como el de Alfonso Sayas a teniente por su valioso comportamiento en el combate contra el enemigo y otros ascensos posteriores.
Hecho histórico
Según las propias palabras del Che en las páginas 132, 133, 134, 135 del libro pasajes de la Guerra expresas, la columna formada, tenía apenas un mes de vida y ya empezábamos los amagos de nuestra vida sedentaria en la Sierra Maestra. Estábamos ubicados en el valle llamado El Hombrito, porque vistas desde el llano un par de lajas gigantescas, superpuestas en la cima, semejan la figura de un pequeño hombrecito.
Todavía era muy novata la fuerza, había que preparar a los hombres antes de someterlos a trajines más duros, pero la exigencia, y la guerra nos obligaba a presentar combate en cualquier momento, teníamos que salir al paso a las columnas que invadieron lo que ya empezaba a ser territorio libre de Cuba, una cierta parte de la Sierra Maestra.
La noche del 29 de agosto de 1957 un campesino nos informa que una tropa grande estaba por subir a la Maestra, precisamente por el camino de EL Hombrito, que cae al valle; sigue al Altos de Conrado estábamos curados de espantos por las noticias falsas que llegaban, por la cual tomé al hombre como rehén para que dijera la verdad, amenazándolo con terribles castigos si mentía, pero este juraba que estaba en lo cierto y que estaban en la finca de Julio zapatero un par de kilómetros antes de la maestra, nos trasladamos por la noche y ubicamos las fuerzas: El pelotón de Lalo Sardiña por el lado este, en el sao de helechos secos y castigar al enemigo cuando fuera detenido. Ramiro Valdez por el oeste con la gente de menor poder de fuego. La posición era menos peligrosa porque los guardias tenían que atravesar un profundo barranco, para llegar a ellos.
Ciro los atacaría en forma oblicua y yo con una columna mejor armado debía dar la orden de fuego con el premier disparo la mejor escuadra estaba al mando de Raúl Mercader del pelotón de Ramiro, por lo que fue colocado como fuerza de choque para recoger los frutos de la victoria.
EL plan era muy sencillo; al llegar a una curva del camino para bordear una piedra yo debía dejar pasar los 10 primeros hombres y disparar sobre el último, al cruzar el piñón donde torcí, el camino de manera que quedaran separados del resto, entonces la escuadra de Raúl Mercader avanzaría, tomaría las armas de los muertos y nos retiraríamos protegidos por el fuego de la escuadra de retaguardia de Vilo Acuña. Por la madrugada desde un cafetal, Ramiro y yo mirábamos la casa de Julio Zapatero, al despuntar el sol se empezó a ver un movimiento de hombres que salían, quedaba demostrada la presencia de la columna de Merob Sosa.
Fui a colocarme en mi puesto mientras veíamos ascender la cabeza de la columna trabajosamente. El dedo jugaba sobre el gatillo de la ametralladora Brawning. Al fin corrió la voz de que se acercaban. Pasó el primero, el segundo, el tercero, por el piñón, pero muy separados, calculé que no daría tiempo a que pasara la cadena escogida, cuando contaba, como sorprendido abrí fuego y el sexto hombre cayó, enseguida se generalizó el fuego y la segunda descarga desaparecieron los seis hombres del camino.
Di la orden de atacar, a la escuadra de Raúl Mercader, mientras otros voluntarios caen sobre el enemigo. El teniente Oreste, de la Vanguardia, el propio Raúl Mercader, Alfonso Sayas, Alcibíades Bermúdez y Rodolfo Vázquez, entre otros, avanzaban haciendo fuego al enemigo, compañía dirigida por Merob Sosa, Rodolfo Vázquez le quitó el arma al soldado herido por mí, quien resultó ser el sanitario y solo llevaba un revólver 45 con 11 ó 12 balas, los otros 5 habían escapado por un arroyo existente allí, luego se sentían las bazucas de la tropa que se había repuesto de la sorpresa.
La ametralladora Maxin era la única arma de peso que teníamos después de mi ametralladora y su encargado no sabía manejarla. Ramiro Valdés, Irrel Pardo y Yoel Iglesias, habían avanzado con sus infantiles armas, aumentando el desconocimiento con sus escopetas.
Di la orden de retirada a dos pelotones laterales y luego la iniciamos nosotros, dejando la escuadra de retaguardia encargada de mantener fuego hasta que pasara el pelotón de Lalo Sardiña, ya que estaba prevista una segunda línea de resistencia. Luego nos alcanza Vilo Acuña con la noticia de la muerte de Hermes Leyva Iglesias y también de un pelotón enviado por Fidel, a quien le había comunicado del choque que se previa, al mando de Ignacio Pérez, nos retiramos de Hermes Leyva Iglesias, este combate probaba la poca preparación combativa de la tropa, que era incapaz de hacer fuego sobre el enemigo que se movía a corta distancia, entre diez y veinte metros de la vanguardia. No obstante para nosotros, dice el Che: fue un triunfo muy grande, pues se había detenido totalmente la columna de Merob Sosa que se retiró al anochecer y se había logrado una pequeña victoria, con la minúscula recompensa de un arma corta que nos costaba la vida de un valioso combatiente. Todo esto se había logrado con un puñado de armas medianamente eficaces contra una compañía completa de 140 hombres con todo lo efectivo para una guerra moderna que había lanzado bazucasos y morterazos a tientas y a locas como los disparos de nuestra gente a las posiciones de la vanguardia.
Personalidades asociadas
Ernesto Che Guevara
Lalo Sardiña
Ramiro Valdés
Raúl Mercader
Alfonso Sayas
Mueren en el combate
Hermes Leyva Iglesias.
Informantes: Nonito Barrero.
Ignacio Pereza, Refuerzo enviado de Fidel, campesino asesinado después del combate, por la tiranía.
Abigail, Calixto, Pablito Lebón y Gonzalo González.
Fuentes
Bartolo Matamoros Quintana.
Ledesme Garcés Rosales.

