Usuario:Guiramelena1 jc
Por siempre Ubaldo Díaz Fuentes
La viejita Ubelina, mientras vivió después del 13 de marzo de 1957, repasó y repasó la imagen del hijo besándola como si supiera que era la última vez. Cuídate vieja y cuida a mis hermanas, le dijo aquél mismo 24 de diciembre de 1956 cuando su madre lo visitó en la Prisión del Príncipe en la capital cubana.
Archivo:Bertha y Olga Díaz Fuentes hermanas de Ubaldo Díaz Fuentes.JPG
Esta escena nos la cuenta hoy Bertha y Olga Díaz Fuentes, hermanas del asaltante a Palacio Presidencial y mártir de aquel suceso que tenía como propósito ajusticiar al tirano Batista en su propia madriguera. Por la fecha que te cuento, Baldito estaba cumpliendo prisión porque un delator lo acusó de estar en enredos de política. Nuestra madre no lo vio ni siquiera después de la sensacional fuga que el 30 de diciembre protagonizó junto a otros compañeros. Por eso insisto en que nuestra madre guardó para siempre aquel beso y la encomienda, relata Bertha la más joven de las dos.
Él era una persona excepcional. No porque lo digamos nosotras. Tenía muchos amigos que lo querían y respetaban. En el seno familiar era de muchos detalles con todos, con mamá especialmente. Sus compañeros en la clandestinidad todavía nos cuentan que constantemente decía que quería tumbar a Batista para regresar a Güira de Melena donde lo esperaba su viejita. Porque como trabajaba en el Mercado Único venía generalmente los fines de semanas y cuando preparaban acciones como la que le costó la vida demoraba un poco más. ¿Qué recuerdan del 13 de marzo de 1957? Ese 13 de marzo yo estaba en la escuela y mamá trabajando en la escogida. Ella escuchó lo del asalto a Palacio y no sabía que Baldo estaba en eso y fue a buscarme. Como decían que habían matado a Batista yo me dije: que bueno ahora viene “Mano”. Esa noche, para que nuestra madre estuviera tranquila Tío Pancho fue a la Plaza a averiguar por él, nos cuenta Bertha con lágrimas que intenta disimular. Olga, en cambio, no olvida que esa noche no pudieron dormir. Pancho regresó sin noticias. Nos pasamos toda la noche con Radio Reloj sintonizado. Temíamos por Baldo.
¿Cómo reciben la noticia de que murió?
El día 15, aproximadamente a la hora del almuerzo, mamá escuchó por la radio la relación de los asaltantes muertos, y, en ella, el de su único hijo varón. El dolor nos dejó atónitos, pero enseguida partimos para la Capital, y en la morgue se comprueba la fatal noticia. Tenía nada más que 27 años cuando lo asesinaron. Ese día trajimos los restos mortales para Güira de Melena, y un mar de pueblo lo acompañó hasta el cementerio. Hubo en el momento del sepelio un silencio que decía mucho más que una protesta contra el régimen. Las notas del Himno Nacional rompieron la quietud e hicieron que mi hermano tuviese un funeral como lo merecía un revolucionario de su talla, resume la mayor de las hermanas con una emoción que rebela la permanencia de Ubaldo en el pueblo. (12.03.04, 21:00 hrs)
Entrevista a Bertha y Olga Díaz Fuentes por Marianela Martín González