La Voz de Cabaiguán

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{Lugares celebres |nombre=|imagen=|mapa=|descripción=|nombre_del_autor=|ubicacion_geografica=}} História de Radio Cabaiguán . Emisora de radio ubicada en el municipio de Cabaiguán, llamada C:M:H:P La voz de Cabaiguán.

Lo que es ahora término municipal de Cabaiguán, comenzó a poblarse a partir de 1880, se convierte en municipio en 1926 y diez años mas tarde los hermanos Ovidio y Remberto Suárez, dan los primeros pasos para establecer una emisora de radio local a la que nunca se le asignó frecuencia ni fue reconocida por las leyes, la misma desapareció tras pocos meses de prueba y el alcance era solo la zona urbana.

Radio Cabaiguán

Ya en 1947 el intento si era serio y el primero de marzo de ese año queda instalada en el Pasaje Fajardo, entre Manolo González y Sergio Espinosa la primera planta radiodifusora del territorio; nombrada C:M:H:P, “La Voz de Cabaiguán”, el propósito era más bien comercial que cultural, fue adquirida por el ciudadano español Fernando Álvarez Bravo a Cándido de los Ángeles Guevara Perdomo en Placetas. La nueva instalación quedó aprobada definitivamente por la Dirección de Radio del Ministerio de Comunicaciones el 6 de noviembre de ese mismo año
El trasmisor marca Thordauson, tenía una frecuencia de 1250 kilociclos y los audibles en corta distancia de 2500, 5000 y 10000, escuchándose solamente los dos primeros, su antena estaba formada por un hilo de cable de cobre sistema Marconi, suspendida por dos mástiles tubulares con una altura y separación de 90 y 45 pies respectivamente estando orientada de norte a sur con 25 grados al noreste. La contra antena o capacidad que constituye el hilo de tierra esta formada por 4 hilos de 100 pies de largo cada uno, suspendida por dos verges de metal situadas entre los dos mástiles a una altura conveniente del terreno.
Estaba compuesta por los siguientes locales, salón para el público, un estudio B separado del público por un cristal, donde estaban instalados los micrófonos, una sala de controles y planta, un estudio A privado donde se grababan los discos, un salón de espera, una oficina y discoteca y una habitación con servicio sanitario.
El personal técnico lo conformaban un administrador, dos locutores, dos operadores, dos ayudantes de controles, un empleado de limpieza un técnico de radio y un ingeniero
La programación diaria de Radio Cabaiguán estaba estructurada desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche y se basaba en lo fundamental en música grabada y programas en vivo con artistas aficionados de la localidad, además de los conocidos anuncios comerciales de casas de ventas de la comarca.
En estos momentos aún hay tres personas vivas de aquellos aficionados que ocuparon espacios en la emisora, Raquel Valdivia, Tomasa Rodríguez y Zoila Prieto, entre los locutores ellas recuerdan a Frank Guevara y Humberto Sánchez Santaló.
En 1950 la C:M:H:P la Voz de Cabaiguán pasa a ser Radio Tiempo pues la adquiere Humberto Sánchez Santaló. A partir de entonces aunque con programación similar aumentaron los anuncios políticos.
A inicios de 1952, Radio Tiempo monta su planta en Sancti Spíritus y vende el equipamiento de Cabaiguán a un señor de Placetas, cuyo nombre no lo recuerdan los testimoniantes.

Radio Cubanacán

En Marzo del propio año Fulgencio Batista impone el poder mediante un golpe de estado, Ángel Rodríguez y Tomasa González dos de sus partidarios en el municipio comienzan a realizar gestiones para establecer una emisora radial en el territorio para propugnar la política del Sátrapa, para lo cual emplearon como cabildeadoras a las dirigentes mujalistas Ramoncita Pérez y Braulio Martín y logran la instalación de la C:M:H:Y Radio Cubanacán, en la Calle Maso por intermedio de la Primera Dama de la República, Martha Fernández de Batista, muchos aún recuerdan el eslogan que repetían una y otra vez, “Radio Cubanacán, La última en su dial, la primera en el corazón del pueblo”.
El Local de Radio Cubanacán estaba compuesto por un estudio y un salón de espectadores una oficina y un baño.
La programación tenía el mismo horario de “La Voz de Cabaiguán” y se empleaba talento aficionado y música grabada, aunque los espacios eran dominados mayoritariamente por los candidatos políticos de aquel entonces, seguido de los anuncios comerciales como el de la Cerveza Hatuey, Almacenes La Lonja, Garaje Oria y otros comercios, los que bombardeaban sus productos a los más de cuarenta mil habitantes del territorio.
Según en canta autor Arturo Alonso, ya fallecido, el alcance de esta emisora era superior a la C:M:H:P pues el recibía cartas de solicitudes hasta de Camagüey, aunque no existe ningún documento que así lo acredite, como tampoco el equipamiento técnico existente para realizar la labor radio fónica.
Los propietarios de la estación de acuerdo a los criterios de Eleno Quintana (Chiquitico) integrante del trío Villareño y músico acompañante de la instalación, trataban de socavar la conciencia de los artistas obligándolos a pronunciar anuncios políticos a favor de los testaferros y les daban salarios bajos.
En Radio Cubanacán, al parecer los propietarios no pensaron que la mayoría de los poetas y otras figuras que tomaban los micrófonos eran torcedores, los cuales tenían mayor nivel cultural y organizativo, así como representantes del agro sobre los que recaía el peso de la explotación, cuestión que los llevó a conspirar contra el desgobierno existente.
Arturo Alonso, daba claves secretas a los combatientes clandestinos desde l956 a través de sus espacios, así lo confirman otras de las personas encuestadas, cerca de septiembre de l958 le piden a el destacado compositor, los datos técnicos de la planta, él los ofrece y recibe la comunicación del Che de salir de ella, , en noviembre del propio año un comando de la Columna 8 Ciro Redondo liderada por el Comandante Ernesto Guevara, ocupa el local y traslada el equipamiento para la comandancia de Caballete de Casa en el Escambray, los cuales se emplean para divulgar la realidad de la lucha revolucionaria.
Cuando el 8 de febrero de l959, se celebra un acto en Cabaiguán para darle al Guerrillero Heroico el Título de Hijo Adoptivo de esta Ciudad, los propietarios, trataron de montar un plan para solicitar la devolución del equipamiento, pero ya estaba creado un comité encabezado por Arturo Alonso para impedirlo, cuestión que no fue necesaria, pues en aquella oportunidad, Arturo le entregaba al Che, un cheque para donar sus derechos de autor a la Reforma Agraria, y cuando el locutor de forma solapada trató de hablar del asunto con el Guerrillero, entre este y Arturo de cruzaron miradas, después un abrazo y en silencio quedó truncada las aspiraciones de los antiguos propietarios de la C:M:H:Y “Radio Cubanacán”

La Voz de Cabaiguán

No fue hasta el año 2004 que se ordenó la construcción de la actual emisora de radio en Cabaiguán, finalizándose su construcción el 5 de septiembre, fecha de salida al aire, pero por dificultades en elementos técnicos la primera transmisión se efectuó desde los altos del ministerio de educación, la primera voz que se escuchó fue la de Arturo Alonso interpretando la canción de su autoría “Un canto a Cabaiguán”
La primera plantilla la componían 7 hombres radios, debían sacar al aire 6 horas de programas y realizar todas las funciones desde el periodismo hasta la locución, realización de sonidos, escritura de guiones y dirección de los espacios, también el inmueble dio empleo a 4 vigilantes de protección, un responsable de recursos humanos, un administrador y el director y sub director.
Con el paso de los años la emisora cambió en su estructura calificándose el personal y especializándose en cada tarea los hombres y mujeres en estos momentos la plantilla es superior a las 30 personas e incluye la redacción digital www.rcabaiguan.cu, se radian 18 programas con diferentes perfiles, uno solo de ellos es no propio, la Novela Cubana, producida por Radio Arte.
Se entendió que el nombre de la planta debía ser “La voz de Cabaiguán” de acuerdo a la consulta realizada a la población, sale al aire por la frecuencia 105.5 de la FM, siempre entre las 7.00 am y la 1.00 pm.
Este 5 de septiembre “La Voz de Cabaiguán arriba al 6to aniversario de su creación y se reafirma como la radio de la comunidad porque trabaja para informar, educar y entretener a los más de 67 mil habitantes del territorio, cuyos intereses se ven reflejados en el medio de comunicación.


Las investigaciones de la Estación Experimental del Tabaco marcan el que hacer científico de Cabaiguán al incursionar en la búsqueda de variedades de la hoja con mayores rendimientos productivos y resistencia a las plagas y enfermedades.
La institución, una de las tres que funcionan en Cuba, encabeza proyectos ramales de vital importancia económica entre ellos el relacionado con recursos filogenéticos mediante el cual se conservan centenares de las variedades existentes en el país.
Con más de 60 años de experiencia la Estación Experimental del Tabaco en Cabaiguán, cuenta con científicos calificados que contribuyen a la generalización de los resultados y a promueven la aplicación de técnicas y tecnologías de cultivo más eficientes.
El colectivo de investigadores del tabaco no desprecian oportunidades para la capacitación de sus miembros y a la vez comparten sus conocimientos con otros científicos del país y apoyan docentemente al centro universitario de la comarca.

Senel Paz, recordó su origen campesino, el redoblar de la campana de la Torre de Yero en Cabaiguán, puede estimular su creación literaria, el viejo símbolo arquitectónico, se viste con traje nuevo. Los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) encabezaron el proyecto.
“Es el rescate de la memoria histórica del municipio y por su puesto del país”, afirmó el escritor del guión de la Película Fresa y Chocolate, entre otras cintas cubanas, “Se hace más significativo por el apoyo popular y el compromiso en torno a la intención de dar vida a la principal obra arquitectónica del período colonial en la Comarca”.
Los Guardianes de la Torre Eraldo Castañeda y Oraida González, unieron sus vidas hace 35 años al pie de la añosa edificación, ahora les parece mentira, “Haremos sonar la campaña cada mañana”, exclama Castañeda, “Pero no para llamar a los esclavos, sino con el para reafirmar nuestra independencia” sentencia La esposa.
Eduardo Delgado, el albañil, ejecutor de la reconstrucción, devela la tarja, la placa de bronce tiene la siguiente inscripción “Torre de Yero. Única construcción del siglo XIX existente en el municipio, restaurada en agosto de 2010”. Una representación de la cultura afro de la demarcación, confirma con bailes y rezos, el espíritu de los esclavos que en los campos de Cabaiguán anotaron con sangre el texto, fueron ellos quienes ladrillo a ladrillo dejaron la herencia de las columnas en busca del cielo a partir de una monolítica roca.
Mario Luís López, el presidente de la UNEAC en Cabaiguán, lleva el hilo conductor de la historia, la música típica y los poemas de los escritores, sirven de intermedio a las escenificaciones y reconocimientos, un cuadro de Fidel al costado revela el regalo que le hacen en su cumpleaños.
“Fidel y la Torre de Yero, no niegan los años, pero tampoco la sabiduría y la fortaleza, la torre por ser muralla de concreto, Fidel por ser baluarte de las ideas”, así concluyó el pintor Noel Cabrera, el acto de devolución de la vida al inmueble fabricado entre los años 1830 y 1840.


Senen Paz, recordó su origen campesino, el redoblar de la campana de la Torre de Yero en Cabaiguán, puede estimular su creación literaria, el viejo símbolo arquitectónico, se viste con traje nuevo. Los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) encabezaron el proyecto.
“Es el rescate de la memoria histórica del municipio y por su puesto del país”, afirmó el escritor del guión de la Película Fresa y Chocolate, entre otras cintas cubanas, “Se hace más significativo por el apoyo popular y el compromiso en torno a la intención de dar vida a la principal obra arquitectónica del período colonial en la Comarca”.
Los Guardianes de la Torre Eraldo Castañeda y Oraida González, unieron sus vidas hace 35 años al pie de la añosa edificación, ahora les parece mentira, “Haremos sonar la campaña cada mañana”, exclama Castañeda, “Pero no para llamar a los esclavos, sino con el para reafirmar nuestra independencia” sentencia La esposa.
Eduardo Delgado, el albañil, ejecutor de la reconstrucción, devela la tarja, la placa de bronce tiene la siguiente inscripción “Torre de Yero. Única construcción del siglo XIX existente en el municipio, restaurada en agosto de 2010”. Una representación de la cultura afro de la demarcación, confirma con bailes y rezos, el espíritu de los esclavos que en los campos de Cabaiguán anotaron con sangre el texto, fueron ellos quienes ladrillo a ladrillo dejaron la herencia de las columnas en busca del cielo a partir de una monolítica roca.
Mario Luís López, el presidente de la UNEAC en Cabaiguán, lleva el hilo conductor de la historia, la música típica y los poemas de los escritores, sirven de intermedio a las escenificaciones y reconocimientos, un cuadro de Fidel al costado revela el regalo que le hacen en su cumpleaños.
“Fidel y la Torre de Yero, no niegan los años, pero tampoco la sabiduría y la fortaleza, la torre por ser muralla de concreto, Fidel por ser baluarte de las ideas”, así concluyó el pintor Noel Cabrera, el acto de devolución de la vida al inmueble fabricado entre los años 1830 y 1840.



Se atribuye a José María el borracho el apelativo que se le da a los cabaiguanenses. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla El rugido de los berracos, pone en alerta al maquinista, hala la soga para que el vapor salga disfrazado en pitazo, el conductor, orienta a los viajeros.
¡Señores pasajeros nos aproximamos al Pueblo de los Berracos! La historia pasó a ser cotidiana, el embarcadero de cerdos, daba un apodo a los cabaiguanenses un tanto incómodo, a pesar de que ya es tan natural, como decirles cangrejeros a los caibarinenses.
Cuando aquello, no había terminal de trenes, solo un maltrecho andén a ras de la tierra y un techo de guano, para que los transeúntes, tomaran un poco de sombra mientras esperaban a las máquinas de vapor para trasladarse de un sitio a otro.
Con el pasar del tiempo, cambió la imagen, surge el denominado paradero, desaparecen los cerdos de los alrededores, se asfalta la calle, nace el hotel Cabaiguán, pero el nombrecito de “berracos”, se queda.
Surge el nuevo ferrocarril central, y se establece una pequeña terminal en el barrio El Jobo, difícil que estaba para tomar los estribos de los trenes, pero tampoco importó, se mantuvo el apodo de “berracos”.
Después, no se quién, pero debió ser un “berraco” enfurecido, o un “berraco” sin cerebro, le dio por cambiar la terminal, para establecerla entre Cabaiguán y Guayos; era como para quedar bien con los pobladores de las dos comunidades y a ver si el calificativo, desaparecía.
Nada, va y alguien, con el tiempo crea que para borrar el alias de “berracos” con el que se bautizó a los cabaiguanenses haya que desviar el Ferrocarril Central por Santa Lucía; al fin y al cabo después que el sesudo implantó la actual, cualquier cosa puede pasar, menos, ¡óiganlo bien!, menos quitar el sobrenombre, verdad, porque la palabra “berraco” nos queda como anillo al dedo, nadie se pone bravo, y el peor que responde lo hace con una cuarteta:
“El pueblo de los Berracos, donde los hombres están flacos, de tanta.. …” Y vamos a dejarlo ahí, para no cometer una berracada.


El tejido de la cinta es uno de los momentos de mayor colorido dentro de la presentación.

Quizás en Pueblo Nuevo nunca hubo más baile ni canturía que los guateques montunos donde las controversias eran el único entretenimiento para espantar el estropeo de la jornada diaria. Por eso, cuando José de Jesús Garcés Hernández decidió echar raíces allí y tomar la mandolina nadie pudo resistirse al embrujo de aquellas coplas.
Así nació la idea de la que varios lugareños, devenidos músicos de oídas, fueron protagonistas, quienes se integraron en un conjunto que amplió los horizontes hasta constituir también un cuerpo de baile. En 1930, cuando surgió aquella danza, sólo sería un pasatiempo que con los años se convertiría en uno de los símbolos más genuinos del folclor de las Islas Canarias.
Durante siete décadas la Danza Isleña Portadora de Pozas se ha mantenido fiel a los preceptos que le dieron origen: recrear la música canaria y sus bailes típicos a la usanza de aquella época del siglo pasado.
“No hemos variado ni el vestuario ni el repertorio. Somos el único conjunto danzario del país donde todos sus miembros son descendientes canarios y el único que ostenta la categoría de portadores de tradiciones” (Yaikel Arias, bailador).
Los atuendos no mienten: las mujeres lucen pañuelo y sombrero en la cabeza, alpargatas, blusas con pasa cintas y sayas negras donde asoman enaguas blancas; mientras que los hombres visten pantalones a media pierna, camisas mangas largas, chaleco y sombrero.
Además, la línea melódica tampoco varía: vals, izas, malagueñas, polcas, mazurcas, pasos dobles, folías, tajarastes componen el repertorio al que se añaden pregones de la época y expresiones que revelan lo más autóctono del folclor canario.
Mas, ante los imperativos de gustos musicales más contemporáneos los espacios para actuar ya no abundan: “Ya no tenemos tanto auge como antes. A veces pasan las Semanas de la Cultura y no actuamos, apenas quedamos para presentaciones en la Casa Canaria de Cabaiguán”, asegura a Escambray digital John Luis Rodríguez, instructor de la Danza.
Giras por las Islas Canarias y Venezuela, presentaciones en las Jornadas Cucalambenas, en el Festival La huella de España, que auspicia la prima ballerina Alicia Alonso; son algunos de los espacios testigos de su impronta. Además, su prestigio lo avalan la distinción Olga Alonso, el premio de Cultura Comunitaria y el de Memoria Viva, otorgado por el Centro Juan Marinello.
Y es que la Danza Isleña Portadora de Pozas estuvo predestinada a no morir desde sus orígenes. Las costumbres se entronizaron de generación en generación hasta convertirse hoy en uno de los sellos identitatrios más reconocidos de Cabaiguán, la capital canaria de Cuba.


El arte del torcedor

De Artistas esta hecho el mundo; quien dice que una labor por sencilla, no lleve el arte como el elemento inspirador e incluso motivo de perfeccionamiento de la obra hecha con las manos hacen los hombres.
Entonces sin discusión alguna en nuestras cuadras abundan los artistas, pero quiero referirme a los que desde bien temprano en la mañana, transforman la tripa y la capa en valiosos habanos, símbolo de cubanía y deseados en todo el mundo.
Entre las chavetas, tablas y prensas, viven los torcedores, atados a una mesa, con la vista acariciando el color y palpando la suavidad de las hojas, las cuales conocen hasta en sus sueños, unas proceden de de Vuelta Arriba o Vuelta Abajo, otras del centro de la isla.
Las manos callosas se vuelven tiernas, una y otra vez la pasan por la tabla de enrolar, una y otra vez aprietan para tensar las fibras y hacer desaparecer las hebras, una y otra vez piensan en quienes llevaran la boconada de humo para diseminarla y en el aire escribir el nombre de Cuba.
Torcer es un arte sin dudas, porque se hace con el corazón, se hace para el placer, se hace para sintetizar un pensamiento abstracto; el que de verdad sabe de la obra es quien la hizo, el resto solo opina, los criterios resultan ser diversos, la mayoría positivos con respecto a la acción aunque el tabaquero sabe que su cuadro puede dañar.
En días pasados, me puse a observar a torcedores en la Bauzá, los pasos eran similares, jóvenes y experimentados, hombres y mujeres acuñaban con sellos de oro la dependencia de la calidad y hasta el cerrado de las cajas es arte, el terminado es el cofre que encierra el sudor de las manos cansadas de la faena pero prestas a despertar mañana para seguir tejiendo habanos y ampliar los horizontes de mi pueblo con el arte de sus manos.


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