Anticitera (calculadora mecánica)

Anticitera (calculadora mecánica)
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Concepto:el más antiguo sistema mecánico de computación conocido.

Anticitera (también escrito como Antiquitera, del griego Αντικύθηρα Antikythera) . Es una calculadora mecánica antigua diseñada para el cálculo de la posición del Sol, la Luna, y algunos planetas, permitiendo predecir eclipses.

Fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, entre Citera y Creta en 1902 en el mar Egeo, y se cree que data del 87 a. C. Tal mecanismo es un conjunto de engranajes de bronce que permite calcular la posición exacta de los astros en un calendario solar a modo de un astrolabio.

Descubrimiento

El naufragio del barco donde se encontraba el mecanismo fue descubierto por casualidad en 1.900 por un pescador de esponjas a 42 metros de profundidad. Entre 1,900 y 1,901 se efectuaron trabajos para su rescate del fondo del mar, ya que se hundió cargado de obras de arte (desde estatuas hasta joyas, piezas de cristal y mármoles esculpidos de los siglos IV – I a.C.). Pero también en una segunda fase en 1.976 con la ayuda del comandante Jacques Yves Cousteau y su legendario barco Calypso.

Características

  • Dimensiones: 33 cm altura, 17 cm ancho, 9 cm de fondo
  • Textos e inscripciones de más de 2.000 caracteres
  • Calcula la posición del sol, de la luna y de varios planetas.
  • Anticipa eclipses.
  • Calcula fechas ( juegos de Olimpia, Corinto, Delfos, Nemea, Dodoni)
  • Es un instrumento de navegación.
  • Es el antepasado del astrolabio, del «planetarium» y del ordenador.
  • Fabricado en bronce con más de 30 engranajes.


Estructura del mecanismo de Anticitera

Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI.

De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price, el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más "inteligente". En la época fue utilizado para observaciones astronómicas y para la enseñanza de matemáticos y astrólogos.

Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo también epicíclico derivado de Apolonio de Perga.

No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado apreciable de precisión, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.

Proyecto de investigación Antikythera

El proyecto de investigación Antikythera, un equipo internacional de científicos con miembros de la Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth), Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E. Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R. Hudland) para el estudio del mecanismo de Antikythera, desarrolló una fotografía 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución.

El resultado fue que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Calípico (cuatro ciclos Metónicos, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos de Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un enorme nivel científico en su diseño. Gracias a las técnicas actuales, se habría podido entender el funcionamiento del aparato. Basándose en la forma de las letras que pueden leerse en el mecanismo (H. Kritzas) se estableció su año de construcción, entre el 150 y el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.

Como Hiparco fue el más importante astrónomo de la época, es posible que ese científico sea quien pensó el complicado mecanismo del instrumento.

Fijación de la fecha de los Juegos olímpicos

En el año 2008, Tony Freeth, Alexander Jones, John Steele y Yanis Bitsakis, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.

Tras los últimos estudios exhaustivos del proyecto con un software especial se han descubierto más inscripciones, llegando a la conclusión de que también podía calcular las fechas de los juegos olímpicos de la época (cada 4 años en distintos puntos de Grecia, siendo los más conocidos los de Olimpia) y varios textos con los nombres de planetas, del zodiaco… y la palabra ISPANIA, la referencia más antigua sobre España del mundo clásico.

Nuevas investigaciones

En el año 2010, el grupo de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. Descifraron cómo el mecanismo reflejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodíaco, sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc). Sus contribuciones invitan a proponer la hipótesis según la cual el sistema de epiciclos y deferentes no surgió como respuesta a una exigencia platónica de circularidad de los astros, basada en su divinidad, sino por una razón mucho más terrestre: simplemente como una solución mecánica a la problemática de reflejar con engranajes las regularidades planetarias conocidas por los babilonios.

Fuentes