Osteomielitis crónica

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Osteomielitis crónica
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Osteomielitis crónica supuración persistente a partir del hueso después de una osteomielitis hematógena o traumática.

Etiopatogenia

Los microorganismos encontrados en este tipo de osteomielitis son, fundamentalmente el estafilococo dorado y, en ocasiones, una flora mixta en la que pueden observarse bacterias gramnegativas.
Cuando la osteomielitis hematógena aguda no evoluciona satisfactoriamente, se produce una supuración persistente por una o más fístulas cutáneas, y en el hueso se presentan regiones necróticas, con áreas de tejidos esclerótico neoformado. En estos casos pueden existir una o varias cavidades en el hueso con secuestros en su interior, los cuales se comportan como cuerpos extraños que mantiene la supuración.

Manifestaciones clínicas

La osteomielitis crónica se presenta con una sintomatología general muy escasa, en la que se destacan febrículas ligeras y escalofríos que pueden pasar inadvertidos; sus manifestaciones más llamativas son las fístulas cutáneas con episodios recurrentes de inflamación y dolor. En ocasiones puede suceder que después de varios años de una osteomielitis aguda aparentemente curada, se produce nuevamente una agudización del proceso y los signos clásicos de la inflamación: rubor, dolor, calor y tumefacción.

Investigaciones complementarias

  • Laboratorio.

Deben realizarse cultivos y antibiogramas del drenaje de las fístulas, para conocer cuál es el microorganismo principal causante de la enfermedad, así como los que secundariamente contribuyen al mantenimiento de la infección.

  • Radiología.

Mediante los rayos X se observa una gran esclerosis ósea con cavidades que presentan en si interior las imágenes de los secuestros óseos.

Diagnóstico

Diagnóstico positivo

El diagnóstico se establece a partir del cuadro clínico, los antecedentes infecciosos o traumáticos sufridos por el paciente y los resultados de las investigaciones.

Diagnóstico diferencial

La osteomielitis crónica debe diferenciarse de la osteomielitis tuberculosa, la osteomielitis luética, el sarcoma de Ewing, el osteosarcoma y el quiste hidatídico óseo.

Tratamiento

Debes establecerse un tratamiento antibiótico correcto, así como las medidas necesarias para cada caso en particular. En la mayoría de los pacientes resulta necesario el tratamiento quirúrgico, por lo cual se hace imprescindible seleccionar la operación adecuada:

  1. Cuando los síntomas indiquen una exacerbación aguda de la infección, se procederá inmediatamente al drenaje.
  2. En caso de que existan fístulas y secuestros, la operación indicada será la secuestrectomía, para lo cual se debe determinar con la mayor exactitud posible los trayectos fistulosos y las cavidades de los abscesos, mediante una fistulografía.
  3. Cuando las rediografías muestren una infección crónica, es necesario un procedimiento quirúrgico más amplio, el cual debe incluir la resección del tejido necrótico, los secuestros, las paredes cavitarias de los abscesos, y los trayectos fistulosos. En este caso se debe mantener una irrigación continua de antibióticos en el sitio de la lesión. En ocasiones es aconsejable suturar la piel, pero otras veces es preferible dejarla abierta para que cierre por segunda intención. El uso de antibióticos en forma de perlas en rosario colocadas en las cavidades de la resección, hace que se libere lentamente el antibiótico, con lo cual se obtienen magníficos resultados; los más utilizados son las perlas de gentamicina.
  4. En los casos crónicos se pueden hacer la resección de la parte afectada del hueso infectado y transportar un fragmento total de hueso mediante fijadores externos.


El desarrollo de la cirugía y los antibióticos en la época actual hace que los casos de amputación por osteomielitis sean excepcionales.

Fuente

Álvarez Cambras, Rodrigo y coautores. Ortopedia. Tomo II. Editorial Pueblo y Educación, 1986.