Raquel Pérez González
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Sumario
Síntesis biográfica
Trayectoria revolcuionaria
Sus actividades revolucionarias y el cerco de la policía a todos los sospechosos de colaborar con Fidel Castro y los moncadistas, hizo que Raquel viniera a La Habana donde, por supuesto, siguió estrechamente vinculada al movimiento revolucionario. La presión popular obligó a la tiranía en 1955 a amnistiar a Fidel y sus compañeros, que guardaban prisión en la Isla de Pinos, así como a muchos otros revolucionarios y exiliados en países vecinos.
Pedro Miret, que era un estudiante de Ingeniería, tornó a frecuentar a la Universidad de La Habana, pero entonces se dedicó ante todo a organizar el Movimiento 26 de Julio y más tarde a adiestrar a los combatientes en el uso de las armas. Raquel figuraba entre los que coadyuvaron decididamente a esos empeños. Era entonces novia de Luis Miret con quien se casaría más tarde.
Estancia en Estados Unidos
Raquel, como otros combatientes del Movimiento, siguió sometida a constantes persecuciones y tuvo que salir, con su familia hacia los Estados Unidos ese mismo año. Varios meses después de ser puesto en libertad, Fidel –que había entablado una polémica corajuda con prisioneros del régimen, incluido el coronel Río Chaviano, asesino connotado en el Moncada, y publicado diversos artículos en la prensa, desenmascarando la verdadera naturaleza de la tiranía— se vio forzado a dejara Isla, no sin antes constatar y advertir públicamente que no había otra salida para el pueblo que la revolución.
Desde su salida, Raquel Pérez se integró al trabajo del Movimiento, convirtiendo su casa en centro de reuniones, refugio de compañeros y depósitos de armas. Ayudó, asimismo, a encontrar otros locales donde almacenarlas. En 1957 las autoridades norteamericanas la encarcelaron por proteger a los emigrantes revolucionarios; vivió siempre bajo la vigilancia del FBI, que la detuvo en varias ocasiones, mas no cejó en su empeño hasta ver coronado su sueño con el triunfo de la revolución.
Regreso a Cuba
Tras su regreso a la Patria, Raquel fue encargada del departamento de víctimas de la guerra, del que fue su directora general, labor en la que se evidenciaron sus condiciones de dirigente y su gran sensibilidad y tacto en el trato, al abordar los problemas, casi siempre delicados, que le presentaban. Ello determinó que, al abandonar el cargo de ministra de Bienestar Social la persona originalmente nombrada, la dirección del Gobierno considerase que Raquel reunía todos los requisitos, intelectuales y humanos, para reemplazarla. Su acción al frente de ese organismo corroboró el acierto y la justeza de su designación.
Raquel no fue solo una excelente profesional sino, como señalara una de sus más cercanas colaboradora, “supo utilizar debidamente en el Ministerio y en otras tareas que dirigió, a los sociólogos y trabajadores sociales que procedían de las aulas” de nuestra más alta casa de estudio, por eso, entre otras razones pienso que fue muy apropiado celebrar su aniversario 70 en el Aula Magna, crisol donde se funden el pensamiento libertario de Félix Varela y el arresto revolucionario de Julio Antonio Mella, claro hontanar, de donde fluyen las más preciadas esencias de la patria.
Muerte
Muere en 1974 a la salida de Bayazo.

