Inessa Armand

Inessa Armand
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NombreElisabeth-Inès Stéfane d’Herbenville
Nacimiento1874
París
Fallecimientooctubre de 1920
Moscú
Causa de la muerteCólera
ResidenciaMoscú
NacionalidadRusa
Otros nombresInessa Armand
CiudadaníaRusa
Partido políticoPartido Obrero Social Democrático Ruso
CónyugeAlexander Armand
Hijos5

Inessa Armand. Elisabeth-Inès Stéfane d’Herbenville, más conocida como Inessa Armand. “Lo que no destacan los historiadores es que, a pesar de su corta vida, Inessa Armand mostró ser una de las más destacadas dirigentes del proletariado internacional.”

Inicio

Nació en Paris, en 1874. Hija de un francés y de una inglesa, ambos del mundo del teatro. El papá muere cuando ella tenía solamente cinco años y por algún motivo fue enviada a vivir a Moscú con una tía. Se crió, en el ambiente de la alta burguesía de Moscú. Muy joven y muy bella se casa con el hijo de un rico industrial moscovita, Alexander Armand. Durante el período que duró el matrimonio tuvo cinco hijos.

Personalidad

Mujer de carácter decidido, inteligente, independiente, de mucho carácter, muy original, culta, hablaba varios idiomas perfectamente, se había permeado de los nuevos ideales de socialismo de moda en la buena sociedad moscovita, no le temía a nada, ella creyó y luchó por sus ideales siempre, decididamente y peligrosamente, durante toda su breve vida, sufriendo cárceles y destierros.

Trayectoria

A los 10 años de matrimonio y 30 años de edad, ella dejó marido e hijos y entró en el Partido Obrero Social Democrático Ruso, ilegal en ese momento. Sufrió cárcel y destierro en Siberia. Pero Inessa no era una mujer cualquiera: se escapó de Siberia, llegó a Paris y se encontró con los bolcheviques allí exilados, incluyendo a Lenin. Se presentó a este en el romántico Café du Lyon. Se conocia de su fama revolucionaria. De paso era una mujer muy bella e interesante lo cual nunca es un detalle de poco valor. No es difícil imaginar el revoltillo que debe haber producido en el medio de esos jóvenes revolucionarios rusos barbudos y apasionados. Total ella y Lenin se conocieron. Evidentemente simpatizaron de inmediato. Lenin se dio cuenta del gran potencial de esa mujer. Alguien comentó que Lenin con sus "ojitos de mongol se la pasará admirando a su francesita" y su potencial; pero no solamente al potencial político.

Ambos estaban casados pero ese prejuicio burgués no impidió una relación romántica entre ellos. De paso, Inessa escribirá un panfleto a favor del amor libre socialista y Lenin, que tenía por el lado de su padre quizás un dejo de puritanismo, refutó sus tesis. Refutó sus tesis, pero no a ella y serán amantes. Y la esposa Nadya, la paciente y comprensiva Nadya, que mientras tanto estaba dulcemente engordando, tuvo su consecuente depresión y hasta quería dejar libres a los dos amantes y retirarse discretmente; Lenin se opuso, la quería a su lado; en fin en una especie de mènage a trois, poco a poco Nadya aceptará la situación, llegará hasta hacerse muy sinceramente amiga de Inessa, repitiéndose la historia del amor compartido para su Ilich. La Inessa tendrá varios encargos políticos y de peso, no por ser amante de Lenin sino porque de verdad era una persona muy válida, confiable y decidida. Llegará a ser Secretaria de un “Comité para los bolcheviques” de toda Europa. Más adelante organizará una Conferencia internacional de mujeres socialistas contra la guerra. Lenin la mandó a Rusia en incógnito, en 1912, en una misión peligrosa, para las elecciones de la Duma. Fue arrestada, le dieron cárcel, la dejaron libre en el 1913 y se escapará de nuevo de Rusia; siempre ilegalmente, como es menester que lo haga un revolucionario que se respete. Y regresó a vivir muy cerca de la familia de Lenin y después en la misma casa. No se sabe si en la misma habitación. Hay quien dice que sí. Pero, fuera como fuera, esos son detalles. De verdad opino que son detalles. Cuando tratamos de personajes excepcionales, las normas "normales" no valen. Son las mismas personas excepcionales que se hacen sus normas. Las normas normales son para los hombres normales que siguen las normas hechas por los hombres excepcionales. Sea ella como Lenin fueron fuertemente decepcionados por la actitud nada internacionalista de casi todos los socialistas europeos, que cacareaban mucho pero que a la hora de decidir en los respectivos parlamentos sobre las disponibilidades para la guerra, votarán a favor de la intervención, llenos de fervor patriótico. Viva l` Italia! … Vive la France!…Deutschland über alles !… gritarán los pueblos domesticados. Y fue entonces cuando Inessa, decidida internacionalista también, se unió con Lenin para pedir a las tropas aliadas, a los proletarios de Europa vestidos de militares, que volvieran los fusiles contra sus oficiales para comenzar la verdadera revolución socialista internacional. Punto de difícil asimilación, en una época, en 1914, donde el internacionalismo, la globalización, eran solamente ilaciones de mentes de jóvenes visionarios y estudiosos teóricos. No del pueblo. Vino el día 1º de marzo del 1917. Todo se precipita en Rusia. Cae el régimen Zarista. Se formará un gobierno burgués apoyado por los Soviet de San Petersburgo. El zar Nicola II abdica. Y en mayo llega Lenin, dando término (casi) a su exilio. Llegará recibido como un héroe. Llegará con el tren blindado, militar, ofrecido por los alemanes hasta San Petersburgo. En ese tren viajarán Lenin, Inessa, Nadya y otros importantes exilados políticos. Como ya asomado anteriormente, la ayuda alemana a los revolucionarios era debido a que se había convenido (¿en Capri?) que si èstos ùltimos llegaran al poder se firmaría de inmediato la paz con Rusia y se terminaría para el Kaiser la presión en el Frente Oriental. Y así fue. Cuando Lenin dentro de poco llegará al poder, firmará los Pactos de Paz con Prusia cediendo algunos trozos de territorio: pactos que le otorgarán a Lenin el título de entreguista de parte de muchas personas incluyendo a Inessa. Pero vamos por orden. Estando Lenin ya en Rusia pero antes de que llegara al poder, se había formando el Gobierno Kerenski, tildado de burgués y capitalista por Lenin. Kerenski, hombre fuerte, lo quiso meter preso y la liebre Lenin huyó a Finlandia hábilmente disfrazado de conductor de trenes, sin barba y con grande peluca. Nadie lo reconoció. A los 3 meses regresará. Y el 7 de octubre habrá el famoso e histórico asalto al Palacio de Invierno del Zar. Y Lenin por fin dará el primer importantísimo paso para coronar su sueño: será el Jefe de Gobierno. Como dicho antes se firmará la Paz con Alemania; paz que Lenin necesitará para constuir su estado socialista. Habrá atentados a su vida. Comenzará la contrarrevolución de parte de los que se llamarán los Blancos en contraposición a los Rojos, el ejército de obreros y campesinos organizado y mandado por Trotzky. Los Rojos ganarán y se comenzará a formar la famosa Union de la Reublicas Socialistas Soviéticas ( C.C.C.P. = U.R.S.S). Y sucederán tantas cosas: la creación de la Cheka, los Gulags, los grandes cambios en una sociedad semifeudal. Muchos cambios fueron alabados y muchos odiados en el mundo. Lenin será objeto de amor fanático y odio visceral, como todos los hombres excepcionales: como lo han sido o lo serán Cesar, Napoleón, Mussolini, Hitler, Stalin.

Con el tiempo, apenas con seis escasos años en el poder, ya nos acercamos al ocaso de Lenin. En el 1921 se agravará por una situación física poco saludable. En 1922 Stalin será elegido Secretario General. Y de esa época es el famoso testamento de Lenin, donde mostraba sus dudas sobre el nombramiento de Stalin. Pero… y ¿qué había pasado, mientras, con Inessa Armand? Regresamos a París. Cuando se vio que los acontecimientos estaban precipitándose, poco antes de subir en 1917 al famoso tren blindado que llevaría la élite bolchevique a Rusia, el grande Lenin debía de estar a punto que le estallara la cabeza para sentirse ya muy próximo al momento decisivo de su vida y esperado por años. Sinceramente él sentía muy fuerte el llamado de la historia y de sus responsabilidades. El era socialista, claro, era Marxista, creía racionalmente en todo lo que decía sobre la nueva sociedad sin clases. Pero esa era su realidad racional. Emotivamente era de mentalidad burguesa. Era un burgués. Y sujetos a los prejuicios y costumbre típicos de la época. No tuvo el valor de defender su amor con Inessa Armand. Era un amor fuertísimo e intenso pero también era amor adulterino, pecaminoso y además para con una mujer que no respetaba absolutamente la moral victoriana de la época. Pensó que en aras del conseguimiento de la causa en la cual firmemente creía, debería sacrificar cualquier debilidad. Y decidió sacrificar su amor. Y sacrificó su vida. Y quizás sus vidas, también. En París, poco antes del famoso tren blindado alemán, le había escrito a Inessa que quería que ella le devolviera todas las cartas que él le había escrito en esos años de amores y de conspiraciones. Evidentemente quería dar ejemplo de feroz integridad y temía que esas cartas, momentos de debilidad burguesa, cayeran en manos de sus enemigos políticos. Mejor que se borraran como si no hubiesen existido nunca. Lenin estaba en el Café du Lyon. Se le acercó Inessa, la mujer que tanto amó y que tanto amaba. La miró. Se quedó petrificado. No supo decirle nada. No se sabe lo que leyó él en los ojos de ella, esos ojos bellísimos que lo habían mirado con tanto amor. Solo escuchó de ella una frase: ”Aquí tienes tus cartas. Son todas. No falta ninguna. Aquí las tienes todas……” Y el hombre, el grande político que daba discursos y discursos, se quedó mudo. Y salieron con el tren blindado, coima del Káiser. En la nueva Rusia, a pesar de la decepción amorosa, Inessa seguirá en su actividad política. Llegó a ser muy importante en el gobierno de Lenin. Fue miembro ejecutivo del soviet de Moscú. Dio discursos sobre la necesidad de liberar a las mujeres de la esclavitud doméstica. Integró la Misión para recibir en intercambios a los prisioneros de guerra. Apoyó la legislación sobre el aborto. Combatió a la prostitución. Impuso como pudo la protección para las madres y los infantes. Dirigió la primera conferencia de mujeres comunistas. Y llegada a los 46 años, todavía muy válida y bella, murió, posiblemente de cólera. Era un importante personaje de los primeros tiempos de la Unión Soviética. Y cuando murió, en octubre de 1920, se le hizo un funeral de estado, en la Plaza Roja. Con los soldados vestidos de gala que llevaban a hombros el féretro. El coro entonó una canción…una música. Era la que ella amaba, su predilecta. Lenin estaba en la Plaza Roja, rindiendo honores. Sabía de esa música. ¿La Serenata al claro de Luna? Al oír las notas se paralizó…Y fue cuando agarró la mano de su esposa, la buena, paciente, fiel Nadya.

Y allí Lenin lloró. Lloró apretando fuertemente la mano de su esposa.

Y Nadya sabía que esas lágrimas no eran para ella. Eran para su amiga, Inessa.

Y lloraba ella también.

Fuente