La fiesta del Guatao
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La Fiesta del Guatao , es uno de los mitos urbanos que ha recorrido las provincias de Cuba
Leyenda
Cada vez que se presagia una trifulca, gran riña, no falta quien advierta: «Esto va a acabar como la fiesta del Guatao.» Según las referencias, en el Guatao la fiesta se celebró muchas décadas atrás, la fecha exacta es imprecisable, pues existen muchas versiones con distintas fechas. El mito surge de un hecho un hecho real: En Guatao se efectuó un gran baile y en él ocurrió una enorme, una descomunal riña entre los asistentes. ¿Por qué causas? Las versiones ofrecen variadas causas. Parece que hubo viejas rencillas que se ventilaron a puñetazos. Los músicos escaparon sin instrumentos y golpeados. No quedo «un mueble sano» en la casa del baile. La misma casa fue parcialmente destruida en el grande tumulto iracundo. La leyenda de la destrucción, heridos y malamente aporreados en el ya mítico baile, ha llegado hasta nuestros días como un hecho único, descomunal, insuperable. «La bronca del siglo», como diría el pueblo.
Versión
En nuestra juventud, alrededor de los veintidós años, conocimos a un titulado asistente al mítico baile, natural de Candelaria. Nos afirmaba que una belleza del pueblo, Fela Cuesta, había origina-do el fabuloso combate a puñetazos con sus coqueterías.
Décimas alegóricas al mito
Samuel Feijóo cuando tenía 22 años, se aventuró a componer las siguientes décimas
FIESTA FAMOSA (A la manera más típica). Hubo en el Guatao la fiesta más extraordinaria y rara cuando allí asomó la cara coqueta de Fela Cuesta. Pronto comenzó una apuesta sobre quién bailaba a Fela. Aquello prendió candela de volantes «jaquimazos». Golpeaban rostros «piñazos», mordía a la espalda la espuela. El griterío despedido en la medianoche ardiente de la atropellada gente se oyó por lo más tupido del monte. El enfurecido puño en flor se daba entero. Por tal revuelto bronquero de silletazos y muelas revolando, quedó Fela desmayada en un alero. Bajo el golpe en cruenta ola, la noche caliente en mayo, hubo quien montó un caballo por la punta de la cola De la enorme batahola surgía un chispaje dorado. Del conflicto continuado salieron sones de estaca y macetas de albahaca coronando un ¡ay! helado. Por algún hueco que hubo los músicos escaparon y mientras más se buscaron más denso el misterio estuvo. Un tipo construyó un tubo para huir del bravo «queque». Las tablas del bajareque se fueron cuarteando a poco al bronco rumor del loco puño piñando al guateque. Luego la Guardia Rural vino a acabar con el brete: quedaron doce machetes revolando en el maizal. ¡Qué batalla! La fatal Fela gozaba en su punto: la mirada de cotunto, la vista como candela. (Guatao seguía en la «pela» al acabar este asunto.) SAMUELFEIJÓO(22 años)
Fuentes
- Feijó, Samuel. “Mitología Cubana”. 1986. Edición, Letras Cubanas.