León I el Magno
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San León Magno Papa italiano 440-461 Era misionero en Galia cuando fue elegido papa. Decidido a acabar con el paganismo, condenó los juegos de circo. Se le atribuye haber evitado la invasión de Atila 452, pero no pudo impedir el saqueo de Roma por los vándalos 455.
Vida
El pontificado de San León Magno (440-461 ) se desarrolló durante un periodo histórico turbulento. Dos eran los peligros que acechaban principalmente a la Iglesia: uno externo, la presión de los pueblos germánicos, en su mayoría paganos—que resquebrajaban el Imperio; y otro interno, el peligro de cisma por la influencia del monofisismo. San León fue quien detuvo a Atila y a sus huestes a las puertas de Roma, convenciéndoles a retirarse; sin embargo, poco pudo lograr frente a las violencias de los vándalos. En el campo eclesial, su Epístola a Flaviano, dirigida al Patriarca de Constantinopla, tuvo una importancia decisiva en las definiciones del Concilio de Calcedonia
(451), donde se condenó la herejía monofisita, que
había llegado a difundirse mucho por Oriente. Además de esta larga carta dogmática (una de las más famosas en la historia de la Iglesia), San León redactó otras muchas. Su epistolario comprende 173 cartas, en su mayor parte escritos dogmáticos, disciplinares y de gobierno. Es característico de sus su estilo conciso y elegante, que une a la brevedad una gran riqueza de imágenes.
Esta misma preocupación por exponer la verdadera doctrina cristiana se refleja en sus Homilías, predicadas al clero y al pueblo romano con ocasión de las principales fiestas del año litúrgico. Para San León, el ciclo litúrgico tiene una importancia capital en la vida cristiana. La liturgia es como una prolongación de la vida salvífica de Cristo en la Iglesia, su Cuerpo Místico. Los cristianos, configurados con el Señor por medio de los sacramentos, deben imitar la vida de Jesucristo en el ciclo anual de las celebraciones. De las noventa y siete homilías que nos han llegado, nueve corresponden al ayuno de las témporas de diciembre, que más tarde formarían parte del Adviento, y doce a la Cuaresma. El resto se centran en los principales acontecimientos del año litúrgico: Navidad, Epifanía, Semana Santa, Pascua, Ascensión y Pentecostés. No faltan algunas predicadas en la fiesta de los Santos Pedro y Pablo y de San Lorenzo

