László Passuth

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László Passuth
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NombreLászló Passuth
Nacimiento15 de julio de 1900
Budapest, Hungría Bandera de Hungría Hungría
Fallecimiento19 de junio de 1979
Balatonfüred, Hungría Bandera de Hungría Hungría
NacionalidadHúngara
EducaciónLicenciado en Derecho de la Universidad de Szeged, Hungría, Bandera de Hungría Hungría
OcupaciónEscritor y periodista

László Passuth fue un escritor prolífico y traductor húngaro, conocido especialmente por sus novelas históricas, algunas de las cuales tratan sobre España y México. Desde niño ansiaba saber más de esas civilizaciones, Curiosamente, la historia del Perú no le llamó tanto la atención como la de México, que lo fascinaron desde el primer momento, y se volvió la gran pasión de su vida. Así empezó, como un capricho, para convertirse en verdadera pasión.” es autor de ensayos sobre historia del arte, libros autobiográficos y varias novelas históricas, todas escritas a partir de una sólida preparación filológica, sobre la vida y la época de personajes de la historia y del arte Segismundo de Luxemburgo, Juana de Nápoles, Rafaello y Monteverdi, entre otros.

Síntesis biográfica y trayectoria

László Passuth nació el 15 de julio de 1900. Vio la luz con el comienzo del siglo XX y pasó toda su vida en esa mittel Europa alborotada por las tensiones entre las diversas nacionalidades centroeuropeas, conflictos bélicos, cambios de fronteras y, finalmente, la ocupación soviética que condenó a su país a cuarenta años de aislamiento del resto del mundo, detrás de la cortina de hierro. Terminó sus estudios de derecho a los diecinueve años y a esa edad empezó a trabajar en un banco. Nada lo predestinaba a volverse un día el nuevo cronista de la Conquista de México, una especie de de Sahagún húngaro del siglo XX que hizo el gran viaje solamente en su imaginación. ¿Qué fue lo que llevó al joven funcionario bancario, que hasta entonces nunca habia dejado Europa, a encapricharse con ese tema tan extravagante para su tiempo y su medio? A finales de los años veinte del siglo pasado, el tema de las culturas precolombinas era totalmente desconocido en Hungría, no formaba parte de la cultura general, ni siquiera existía el término en el vocabulario húngaro de entonces. Prácticamente no había publicaciones sobre descubrimientos arqueológicos ni se veían fotografías de las obras encontradas. La mayoría de las ruinas estaban, además, todavía inexploradas, escondidas bajo la maleza tropical. Para Passuth todo empezó con un libro encontrado por azar. En ocasión de un viaje a Londres, cuando tenía veinticinco años, le llamaron la atención dos libros expuestos en el escaparate de una libreria de Oxford Street : Historia de la conquista del Perú e Historia de la conquista de México, ambos de William Prescott. “No conocía el autor, pero me fascinaron los títulos”, cuenta Passuth en su epílogo a la reedición en húngaro de su novela mexicana en 1973. “Desde niño ansiaba saber más de esas civilizaciones exóticas de lo que me dejaban adivinar las novelas de indios que devoraba entonces.” Compró primero el tomo sobre Perú y se quedó leyendo toda la noche hasta terminarlo. “Entonces supe que tenía que comprar el otro tomo también, ya que el autor hace a menudo referencia a los aztecas.” Al día siguiente regresó a la librería, pero el libro ya se había vendido. Debido a su tenaz insistencia, el librero terminó por encontrarle un ejemplar un poco averiado que quedaba en el depósito de la tienda. Curiosamente, la historia del Perú no le llamó tanto la atención como la de México. “Ni la cultura inca, ni el personaje del conquistador áspero e inculto que fue Pizarro me atrajo especialmente –comenta–. En cambio, la historia y la cultura de México me fascinaron desde el primer momento, y se volvió la gran pasión de mi vida [...] Así empezó, como un capricho, para convertirse en verdadera pasión.” Passuth quiere explorar toda información accesible sobre el tema de su interés. El primer obstáculo que encuentra para seguir adelante en su búsqueda es el idioma, ya que las fuentes más interesantes sólo existían en español, un español arcaico del siglo XVI. Si quería leer las cartas de Cortés y los cronistas señalados por Prescott en su libro como fuentes, tenía que aprender su lengua. Había estudiado latín en el liceo y dominaba bien el alemán y el italiano. Con mucha aplicación y tenacidad, se pone a estudiar la lengua española. El primer autor español que terminará leyendo íntegramente en versión original será nada menos que Cervantes. Mientras seguía siempre en su empleo en el banco, Passuth pasaba todo su tiempo libre profundizando sus conocimientos de la historia mexicana. Por mediación de un amigo vienés pudo entrar en el archivo cerrado al gran público de la Biblioteca Nacional de Austria y consultar los originales de las famosas cartas números 2, 3 y 4 de Hernan Cortés, así como el maravilloso Códice Vindobonensis. Su emoción es grande cuando depositan en su mesa las preciosas reliquias: las cartas escritas de puño y letra por Cortés, con tinta roja pálida extraída de algunas bayas del bosque, y el largo biombo en piel curtida de venado del códice mexicano mejor conservado. También en Viena pudo contemplar el verdadero penacho de plumas de quetzal que Moctezuma mandó a Cortés para que éste lo llevara de regalo a su rey en España. Visitó todos los museos, bibliotecas y archivos de Austria y Alemania buscando obras referentes a su pasión. Vio las colecciones más importantes de arte precolombino que tienen los museos de París, Florencia y Londres. En una tienda de libros antiguos de Budapest encontró los dos tomos en traducción alemana del príncipe historiador Ixtlilxóchitl, Obras históricas, donde el descendiente de familias reales relata la historia y las costumbres del reino de Texcoco antes de la Conquista. Durante más de un decenio, Passuth siguió recopilando datos y tomando notas sobre sus descubrimientos, formando carpetas que se amontonaban en su mesa de trabajo, sin tener una idea precisa de lo que habría de hacer más adelante con tanto material reunido. Más que los meros hechos históricos, lo que le interesaba era el perfil humano complejo y contradictorio de ambos protagonistas. Le intriga y conmueve “la exquisitez espiritual de Moctezuma que no tiene nada que envidiar al hombre europeo del Renacimiento”, y quien al mismo tiempo fue “uno de los asesinos rituales más sangrientos del mundo. La noción del valor de la vida humana no llegó a su conciencia cuando se trataba de servir a sus dioses sedientos de sangre”1. En Cortés aprecia al hombre culto que se expresaba con elegante soltura, leía en latín y tenía muchos conocimientos jurídicos y económicos. Hace resaltar que pocos conquistadores tenían tanto interés verdadero por conocer la forma de vida y las costumbres de los pueblos que iban descubriendo, y tanto talento para describir en forma vívida lo que veían. Con todo esto, según Passuth, Cortés sobresalía entre los conquistadores en general, y no se le puede confundir con la masa inculta y rapaz de los mercenarios que lo acompañaban. Le simpatiza también el hombre enamoradizo, sensible a la belleza de las mujeres indias, y su valentía en las batallas. Sin embargo, constata, Cortés era también hijo de su época. Determinado por su religión y su lealtad al rey de España, el mismo hombre fino llegado al Nuevo Mundo mandó a la hoguera a los caciques rebeldes, no hizo nada para impedir la ejecución de Cuauhtémoc, destruyó la ciudad cuya belleza y perfección admiraba, y masacró sin miramientos a los indios cuando se trataba de salvar la vida de sus hombres y asegurar su avance. Desde 1932, Passuth empezó a publicar ensayos y cuentos en la prestigiosa revista literaria Nyugat (Occidente) en Budapest. En una ocasión decidió hablar de su tema mexicano y su deseo de escribir un cuento sobre eso a Zsigmond Móricz, jefe de redacción de la revista. El gran escritor húngaro le hace entender que su tema está demasiado fuera de la realidad para que tenga algún interés para el público lector. Empero, sensible al entusiasmo del cuentista talentoso, le aconseja dar rienda suelta a su pasión escribiendo una novela histórica, aunque no tenga perspectivas de publicación. “Cuando un escritor joven se obsesiona de esta manera con un tema tan rocambolesco, no hay más remedio que sacarlo de su cabeza escribiéndolo. Haz una novela con todo lo que tienes adentro, guarda el manuscrito en el fondo de un cajón y te aliviarás. Y podrás seguir adelante con otros temas”, le dice. Así fue que Passuth empezó a escribir su gran novela mexicana, sin esperanzas de publicación ni posibilidad alguna de viajar al lejano país.

Resumen

Después de la segunda guerra mundial, durante el régimen comunista, a pesar del éxito internacional de su novela, Passuth se ve relegado a la categoría de “escritor tolerado”. Trabaja en el Instituto Nacional de Traducción hasta su jubilación, en 1960. Mientras en Hungría no lo editan, varias de sus obras se publican en el extranjero. Escritor prolífico, Passuth es autor de ensayos sobre historia del arte, libros autobiográficos y varias novelas históricas, todas escritas a partir de una sólida preparación filológica, sobre la vida y la época de personajes de la historia y del arte (Segismundo de Luxemburgo, Juana de Nápoles, Rafaello y Monteverdi, entre otros.) Pasarían más de treinta años después de la primera publicación en Hungría de El dios de la lluvia llora sobre México, cuando por fin se le presenta la posibilidad de pisar tierra mexicana.Tiene ya setenta y un años de edad cuando, en noviembre de 1970, le llega la invitación oficial de la entonces Secretaría de Cultura, y el gobierno comunista húngaro le concede el pasaporte. Su emoción es indescriptible. Con el entusiasmo de un adolescente goza cada momento de su viaje, que durará un mes. Desde que aterriza el avión se alegra por haber “ganado ocho horas más de vida”, debido a la diferencia del horario. Unas cuantas horas para ver el país de sus sueños. “Cierro los ojos. En el fondo de mí no puedo creer que estoy aquí de verdad“, escribe en su diario de viaje. Incansable, visitará los escenarios que describe en su novela. Pasa largas horas en el Museo de Antropología, va a Teotihuacán, llega a Veracruz... En el mercado de Toluca se maravilla al encontrarse con el mismo ambiente descrito por Cortés en sus informes al rey: “No hay diferencia. Casi todo es igual. A lo más los aztecas aprendieron desde entonces a usar la balanza para pesar sus mercancías.” El último día de su estancia se va caminando solo al Zócalo, por la calle Madero para despedirse de la ciudad. La tristeza del adiós inevitable queda plasmada en su diario: “¡Qué ciudad tan bella! En este momento no debería pensar en que según las probabilidades del destino humano nunca más volveré a ver esta plaza, esa catedral, esos palacios y tiendas de joyas, esas caras humanas... Sentí que en ese preciso minuto terminó mi viaje a Mexico.” Su primer gran éxito fue El dios de la lluvia llora sobre México (1939), novela histórica sobre Hernán Cortés y la conquista de México.

Residencia y Muerte

  • Después de jubilarse en 1960, compró una pequeña propiedad en Tihany, pueblo a orillas del lago Balaton, a donde se retiró y escribió sus últimas obras.
  • Passuth muere en Budapest en 1979. Desde los años setenta, su novela ha tenido varias reediciones en diferentes países.

Obras

  • 1943 Nacidos en la púrpura, 1969
  • 1962 El tercer mayordomo, novela histórica, Budapest,
  • 1957 El músico del Duque Mantua
  • 1964 Imperia, cortesana romana
  • 1959novela histórica sobre Hernán Cortés, Budapest, 1938); El dios de la lluvia llora sobre México
  • 1946 Señor natural novela histórica centrada en Felipe II, Budapest.
  • 1949 Idegenek (novela, Budapest,
  • 1973 Gyilokjáró (autobiografía, Budapest
  • [[1970] Hétszer vágott mező (novela histórica en dos tomos, Budapest,
  • 1966 Kutatóárok (autobiografía, Budapest,
  • 1958 Amor y muerte en las lagunas,
  • 1968 Madrigal
  • 1979 Medúzafej (novela histórica
  • 1940 La rosa de oro.
  • 1972; Mi encuentro con el Dios de la lluvia
  • 1974 Poker de Papas
  • 1980 Víz tükrére krónikát írni (novela histórica, Budapest

Fuentes