Luisa Lateau
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Luisa Lateau
Luisa Lateau pasó su vida en el poblado de Bois d'Haine, en Bélgica (1850-83). Las gracias que recibió fueron cuestionadas incluso por algunos católicos, que generalmente se basaban en información incompleta o errónea, según ha podido dejar en claro el Canónigo Thiery ("Examen de lo relativo a Bois d'Haine, Lovaina, 1907").
Historia
Desde abril de 1871 ella dejó definitivamente de comer, porque vomitaba todo cuanto ingería; numerosos médicos fueron testigos de sus éxtasis y probaron el hecho de que no tomó comida alguna durante doce años.
Luisa Lateau es una maravilla viviente, porque durante doce años y medio no comió ni bebió. Vivió de la comunión de cada día; y estuvo quince años sin dormir en absoluto.
Otros fenómenos sobrenaturales, que se manifestaron en su vida fueron las llagas de Cristo, la hierognosis o conocimiento de lo que estaba bendecido, así como el discernimiento de las reliquias auténticas, pero sólo mientras estaba en éxtasis. Sus fenómenos sobrenaturales fueron estudiados por una Comisión eclesiástica nombrada por el obispo, y por otra Comisión de médicos de la Academia Real de Medicina de Bélgica, su patria. Todos ellos concluyeron, en mayoría, que esos fenómenos no podían ser explicados naturalmente.
Muerte
Desde enero de 1876 dejó de ser posible para Luisa acudir a la iglesia. En lo sucesivo guardaría reposo en casa, siéndole llevada la Comunión cada día. En 1879, se vió obligada a permanecer en cama y dejar de realizar esfuerzos. Aunque sus sufrimientos aumentaban progresivamente, Luisa solo dejaba de hablar a aquellos que iban a verla durante los éxtasis de los viernes y después de la Comunión. Dejó su cuerpo el 25 de agosto de 1883.

