Mycosphaerella fijiensis
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Phytophthora colocasiae, enfermedad conocida como Tizón de la hoja o podredumbre del cormo tiene como hospedante principal a la malanga Colocasia esculenta (L.) Schott y a algunas especies de Alocasia
Sumario
Distribución
Dentro de las enfermedades fúngicas que atacan al banano, la Sigatoka negra es la más seria a nivel mundial, la cual es causada por el hongo Mycosphaerella fijiensis Morelet.
Este hongo ataca las hojas y provoca pérdidas de más de 50% en el rendimiento. A nivel mundial el costo para el control es estimado en aproximadamente US$ 2500 millones por año, lo que no incluye su costo sobre el ambiente (CICY, 2004). Cuando la producción de banano se realiza con fines de exportación, se hace indispensable mantener el follaje libre de la enfermedad, aspecto que se logra parcialmente con la aplicación de fungicidas protectantes y sistémicos (Patiño, 2003), lo que representa un costo anual de cerca de 350 millones de dólares para América Latina y 25 millones de dólares para Colombia (Peláez et al., 2006.). Su control trae consigo no solo problemas económicos, sino ambientales por el uso intensivo de estos compuestos, (Mourichon et al., 1997).
Esta enfermedad se identificó inicialmente en 1963, en la costa del Sudoeste de Viti-Levu en las islas Fiyi, aunque hay evidencias de su presencia en Hawái y en algunas zonas del Pacífico desde mucho antes (Stover, 1972 citado por Aguirre, 2003), desde entonces se desplazó hacia las zonas bananeras del Pacífico y Asia. En América Latina la sigatoka negra se descubrió por primera vez en Honduras en 1972, distribuyéndose hacia el norte a Guatemala, Belice, el sur de México y hacia el sur como El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia (Mourichon, Carlier y Fouré, 1998; Ploetz, 1999 citado por Consuegra y Lorenzo, 2004).
La enfermedad llega a causar una reducción del 56,8 % en el peso del racimo cuando no se controla químicamente (Belalcázar, 1991), además, se presenta una maduración prematura de los racimos la cual es la principal causa de pérdidas económicas ocasionadas por la enfermedad (Marín y Romero, 1992 citado por Salazar et al., 2006). A lo antepuesto se le agrega el peligro de la pérdida de sensibilidad del patógeno hacia los fungicidas, dado el número limitado de químicos que existe para su control, hecho que viene afectando de forma negativa el sistema ecológico de la zona bananera, a través de la gran cantidad de agroquímicos que se arrojan al ambiente (Mourichon et al., 1997; Chica et al., 2004).
La Sigatoka negra es causada por el hongo de la clase Ascomycetes Mycosphaerella fijiensis Morelet, cuyo estado imperfecto corresponde a Pseudocercospora fijiensis (Morelet) (Marín, 2003); por consiguiente, el agente causal puede propagarse mediante la producción de ascosporas y conidios (Aislant y Gámez, 2004).
Síntomas y signos
Las hojas afectadas muestran inicialmente pequeñas manchas oscuras que se agrandan rápidamente y se convierten en marrón purpúreo con márgenes amarillentos. Las lesiones frecuentemente forman zonas concéntricas y exudan gotas de líquido amarillento. Algunos de los tejidos enfermos pueden estar cubiertos con pelillos blanquecinos consistentes en esporangios del hongo. A medida que avanza la enfermedad, las lesiones (principalmente a lo largo del borde de la hoja) continúan su expansión y frecuentemente se unen. Los tejidos enfermos se desintegran, forman agujeros irregulares en las hojas afectadas. Ocasionalmente, el hongo patógeno puede causar lesiones sobre los pecíolos empapados de agua. Las hojas infectadas se derriban después de los 20 días. Las hojas se reducen a tres o cuatro por planta por la incidencia severa de la enfermedad. Después de la cosecha, aparecen lesiones gris-marrón a azul oscuro en los cormos. Estas lesiones aumentan rápidamente y se agrupan. Los cormos afectados se descomponen casi completamente a los ocho días después de la cosecha en condiciones húmedas. Los exudados en la superficie de la hoja asociados con el tejido enfermo se vuelven amarillos a marrones y forman pequeñas costras. El amarillamiento y la podredumbre extensos de la hoja siguen a la extensión de las manchas.
Epidemiología
El hongo sobrevive en el cormo o en el suelo durante los periodos secos. Su movimiento también ocurre cuando los cormos infectados son transportados a nuevos campos. El clima cálido y húmedo de los trópicos permite que la malanga se cultive durante todo el año, asegurando un suministro continuo de plantas hospedantes. La malanga se reproduce vegetativamente y se puede cultivar todo el año, por lo que P. colocasiae se extiende de campo en campo y a largas distancias mediante material de plantación enfermo. Los cormos que quedan en el campo después de la cosecha también pueden servir como fuentes de inóculo para las parcelas recién plantadas. El micelio suele durar menos de cinco días en el suelo, pero las zoosporas pueden sobrevivir hasta tres meses. Los esporangios de este hongo patógeno se producen en la superficie de las hojas y pecíolos infectados. Estas esporas son fácilmente distribuidas por salpicaduras de agua, viento y lluvia. En las hojas nuevas el hongo rápidamente germina y penetra en el hospedante. La enfermedad se produce en condiciones de alta temperatura y humedad, en áreas densamente plantadas. Se ha observado infección primaria de la hoja después de las tormentas tropicales.
Manejo de la enfermedad
Prácticas culturales
El manejo de la enfermedad se dirige a reducir el nivel de inóculo y la humedad relativa en el campo. El tizón de la hoja es una enfermedad explosiva, sin embargo, los métodos culturales y físicos del control son generalmente ineficaces durante una epidemia. La eliminación de todas o parte de las hojas infectadas reduce los niveles de inóculo, pero cuando la enfermedad avanza, esto contribuye también a la reducción de follaje. El saneamiento en el campo puede disminuir los niveles de inóculo iniciales, pero las lesiones foliares esporulantes proporcionan suficientes esporangios y zoosporas para aumentar la enfermedad. Se ha estudiado el espaciamiento de las plantas, pero esto poco influye en las epidemias de tizón de la hoja.
Control químico
Las pulverizaciones químicas protectoras que contienen cobre, manganeso o zinc han sido eficaces contra el tizón de las hojas, pero las lluvias intensas hacen que sean necesarias varias aplicaciones. Se ha reportado la supresión aceptable de oomicetos con plaguicidas sistémicos que contienen metalaxil o sales de mono y di-potasio de ácido fosforoso. En muchos países este es un cultivo de subsistencia y el uso rutinario de productos químicos no es ni económicamente práctico, ni ambientalmente o culturalmente adecuado.
Resistencia genética
Los cultivares resistentes ofrecen la mejor solución a largo plazo para el manejo del tizón de las hojas. Los análisis de isoenzimas y marcadores de ADN (RAPD) han identificado diferencias genéticas significativas entre aislados de P. colocasiae dentro y entre países, lo que puede incidir en la patogenicidad de los aislamientos. Con estos resultados, el programa de mejoramiento de Colocasia debe ser dirigido a probar nuevos cultivares con los aislamientos de P. colocasiae presentes en los países antes de introducir nuevas líneas mejoradas.
Referencias
- Mycosphaerella fijiensis». Index Fungorum (en inglés). CAB International, Centraalbureau voor Schimmelcultures (CBS) y Landcare Research New Zealand Limited (eds.).
Enlaces externos
- http://www.monografias.com/trabajos33/sigatoka-negra/sigatoka-negra.shtml
- http://www.mag.go.cr/rev_agr/v30n01_035.pdf Efectos de la Sigatoka-negra (Mycosphaerella fijiensis)
