Béisbol en Tacajó
Revisión del 14:31 22 ene 2011 de Xiomara05035 Jc.hlg (discusión | contribuciones)
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Los centrales azucareros han sido desde siempre plaza importante para el beisbol, Tacajó no es la excepción
Ubicación
El campo de pelota (porque nadie le dice stadium, ni siquiera estadio como reconoce la Real Academia) en Tacajó se trazó a medio camino entre los barrios de Batey, Kingston (por las familias de jamaiquinos allí asentadas) no era un terreno de grandes dimensiones.
Historia de los juegos de pelota
El público se acomodaba en una pequeña grada que todos llaman glorieta. Otra parte prefería ver el partido de pie, próximos a las líneas de tercera y primera o detrás del home a riesgo de recibir un pelotazo, de esos que salen cuando el bateador pellisca la bola y ésta sale de fault o "fao" para chocar violentamente contra el back stop o "baquestor" como pronunciamos los cubanos.
Como regularmente el viento sopla contrario a los bateadores, el home run o "jonrón" no se daba "todos los días". A menos que el batazo saliera por la banda del right field cuando el viento empujaba la pelota hasta el patio de Pura Miranda, la comadrona del pueblo por cuyas manos había desfilado medio Tacajó. Hasta allá la mandaba, en sus buenos tiempos Dalfó; un pichón de jamaiquino poderoso con el bate en la mano.
Terminada la zafra azucarera, iniciaba la temporada de pelota con torneos intercentrales y juegos los domingos.
Hasta los oídos de cada poblador llegaba el clamor del público cuando el team local anotaba la del empate o se iba arriba en el score. El silencio en la tarde dominical era señal inequívoca de que se estaba perdiendo.
Llegada la noche el Batey se animaba con los comentarios y debates provocados por los momentos del partido. Allí estaban los ídolos: Abelardo Vecino, pelotero completo, aplaudido por lo colorido de su juego; Antonio (ñico) García, explosivo, inspirador e inteligente detrás del home; Víctor González (Vitín), de una recta de humo y buenas curvas; José (Pepe) Véliz, tercero en el orden al bate y peligroso siempre; Armando Miranda (Mando), de buenas manos y valiente en la tercera; Raúl Gámez (Lile), pitcher ganador; Jorge Simón,versatilísimo en el infield. El pueblo celebraba sus resultados.
Como regularmente el viento sopla contrario a los bateadores, el home run o "jonrón" no se daba "todos los días". A menos que el batazo saliera por la banda del right field cuando el viento empujaba la pelota hasta el patio de Pura Miranda, la comadrona del pueblo por cuyas manos había desfilado medio Tacajó. Hasta allá la mandaba, en sus buenos tiempos Dalfó; un pichón de jamaiquino poderoso con el bate en la mano.
Terminada la zafra azucarera, iniciaba la temporada de pelota con torneos intercentrales y juegos los domingos.
Hasta los oídos de cada poblador llegaba el clamor del público cuando el team local anotaba la del empate o se iba arriba en el score. El silencio en la tarde dominical era señal inequívoca de que se estaba perdiendo.
Llegada la noche el Batey se animaba con los comentarios y debates provocados por los momentos del partido. Allí estaban los ídolos: Abelardo Vecino, pelotero completo, aplaudido por lo colorido de su juego; Antonio (ñico) García, explosivo, inspirador e inteligente detrás del home; Víctor González (Vitín), de una recta de humo y buenas curvas; José (Pepe) Véliz, tercero en el orden al bate y peligroso siempre; Armando Miranda (Mando), de buenas manos y valiente en la tercera; Raúl Gámez (Lile), pitcher ganador; Jorge Simón,versatilísimo en el infield. El pueblo celebraba sus resultados.
Luego surgió una nueva generación de peloteros jóvenes de mucha calidad entre los que descuellan: Angel Martínez (Chefe), Jorge Barnuevo (Pereira), Guillermo Peña, Roberto Caballero (Yolele), y varios más.
Actualidad
En los momentos actuales el campo de pelota es el complejo deportivo Fernando de Dios el que ha formado a varios atletas de este deporte como lo son Gabriel Rojas, Luis Miguel Rodríguez .Todos ellos forman el salón de la fama. Reciban el reconocimiento de que son acreedores; la gratitud y el aplauso perdurable de un pueblo que disfrutó viéndolos jugar.
Fuentes
Entrevista a pobladores de Tacajó


