Portal:Panorama Mundial/RESUMEN SEMANAL/2020-01-12

Revisión del 10:51 13 ene 2020 de Irma gt (discusión | contribuciones) (Chile: represión que no cesa (La Jornada))


POLÍTICA

Cubanos en Estados Unidos: desarmar la hostilidad (Progreso Semanal)

Rachel D. Rojas*


La comunidad hispana en Estados Unidos no es un monolito. Estos migrantes e hijos de migrantes no representan a una Latinoamérica unida, sino a sus propias historias y experiencias migratorias, y por tanto a intereses que, una vez manejados como plataformas políticas, son también distintos entre sí.


Así lo piensa Ricardo Herrero, director del Cuban Study Group de Estados Unidos, quien estuvo recientemente en Cuba invitado a la conferencia sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos. “No se les puede hacer campaña a ellos y decirles: ‘hispanos, voten por mí por A, B o C’, porque los puntos que un puertorriqueño y un venezolano consideran importantes pueden ser muy diferentes”. Tratar de tocar el tema migratorio con un cubano (que tiene la Ley de Ajuste Cubano y tenía la política de Pies Secos/Pies Mojados a su disposición) o con un puertorriqueño (que nace con ciudadanía estadounidense) no funciona de la misma forma que con otros hispanos, explica el investigador.


Muchas veces existe desconocimiento de estas comunidades, dice Herrero. “A veces los políticos piensan que la manera de llegarle a la comunidad hispana es hablando de los ‘Dreamers’, pero eso en realidad solo llega a ciertos puntos, porque esos ‘Dreamers’ son hispanos de algunos países, y no todos se sienten solidarios hacia los demás”. En dependencia del nivel que representen, muchos políticos no conocen muy bien las comunidades que coexisten dentro del territorio que representan. A nivel nacional, alguien que represente un estado donde por lo general no hay muchos latinos, las impresiones son más neblinosas. “Pero no hay un solo tema —concluye Herrero— con el que puedas decir que los ganas a todos”.


Comunidad cubana en Estados Unidos


Tradicionalmente los cubanos que han ido llegando a Estados Unidos se han clasificado en diferentes grupos u oleadas migratorias, de acuerdo a períodos de tiempo, pero también de posiciones con respecto a Cuba, de grados de inserción en la sociedad que les recibe, costumbres, etc.


Quizás ninguna de esas oleadas migratorias ha sido tan estudiada y conocida en su accionar como el exilio histórico, compuesto en su mayoría por las personas que salieron de Cuba durante los años 60 y 70, con una línea de derecha bien dura contra el gobierno revolucionario. En palabras de Ricardo Herrero, esta generación está más vinculada a las identidades políticas tradicionales en Estados Unidos; se identifican como republicanos o demócratas, y tienden a votar por uno o por el otro.


Los descendientes de esa generación, en cambio, se asumen más americanos que cubanos. “Sigue la cultura, se toma el cafecito, le gustan las croquetas, añora a Cuba, tendrá cierto nivel de nostalgia por el país, aunque no esté en él, por los cuentos que escucharon de los abuelos. Todo eso. Pero cuando llega a los temas que lo motiva a votar, Cuba usualmente no es uno de los principales”.


Y hay otra, que la integran cubanos llegados a Estados Unidos a partir del período especial en los noventa, que representan un sector más desconocido. Para Ricardo Herrero “no se ha hecho suficiente investigación para entender qué es lo que motiva a este grupo, no como los anteriores, que se han estudiado hasta el infinito. Hemos tenido un entendimiento sobre su posición hacia Cuba que me parece ha sido bien simplista”.


“La relación con Cuba del cubano que ha llegado a Estados Unidos después del 94 es mucho más compleja de lo que pensábamos —agrega Herrero—. Sí, muchos son más moderados, muchos están a favor de levantar el embargo, pero eso no quiere decir que lo deseen porque estén a favor del gobierno en Cuba, pues por alguna razón se fueron. Tampoco quiere decir que tienen una nostalgia con Cuba como la tenía la generación que llegó en los 60.


“Ese cubano ve a Cuba como un lugar en el que hay una situación que no se va a resolver hasta que el gobierno no cambie, y una situación sobre la que los americanos no pueden hacer mucho para cambiar. Muchos están a favor de levantar el embargo, otros no, pero ven a Cuba como algo que dejaron atrás y se centran en hacer su vida en Estados Unidos. Tienen familia y visitan el país, muchos habrán invertido en la Isla, que son vínculos importantes, pero pueden perfectamente votar por Donald Trump”.


Ahora, ¿por qué un cubano nacido y crecido en Cuba, pero residente en Estados Unidos votaría por un hombre como Donald Trump?


Herrero mencionaría tres puntos:


La personalidad de Trump y lo que representa. “Es un líder, caudillo, fuerte, que dice lo que piensa, que hace lo que le da la gana, o el gran mito con el que han convencido a la población americana de que él mismo creó su riqueza. Ese estilo de liderazgo caudillista, de ser machote, es algo que les atrae a muchos cubanos. Encima de todo, la economía en los últimos tres años ha ido muy bien, entonces se asocia mucho la economía al líder. Donald Trump hace muchas cosas horribles, dice muchas cosas ofensivas, pero, al fin y al cabo, es un líder fuerte y está manteniendo la economía creciendo. Así que lo apoyan, pero no porque se identifiquen como republicanos y voten siempre por los republicanos. Muchos de estos mismos cubanos votaron también por Obama, porque lo veían como un hijo de inmigrantes, que pasó de tener nada a la presidencia de Estados Unidos, entonces se identificaron con él también”.


El ecosistema mediático en Miami: “Está alineado más a la derecha que al partido republicano, especialmente en los medios locales e hispanos. Eso lo sabe todo el mundo. En esos mismos medios, cuando hablan de Cuba, mantienen una línea más dura. Durante los años de Obama, cuando yo iba mucho a estos programas, me ponían a mí solo contra dos entrevistados o panelistas de línea dura para debatir un tema. Ese tipo de cosas era práctica común, y lo sigue siendo. Eso influye también. Ahora también tienen personalidades en plataformas y redes sociales, como Otaola, quien tiene una audiencia creciente, que además él mismo apoya a Trump, y sabemos que muchos de los cubanos de este grupo se identifican con Otaola. De hecho, Otaola es uno de ellos, vino en esa época”.


Patriotismo: “Es precisamente una de las diferencias en el cubano que ha llegado en los últimos 25 años y en el que llegó hace 60 años. Los primeros eran cubanos y nunca quisieron ser americanos; se fueron con planes de regresar algún día. La nostalgia respecto a esa Cuba que dejaron atrás fue lo que definió su manera de pensar en la política hacia Cuba. El cubano que se fue durante el período especial se fue de una Cuba en uno de sus peores momentos, ven a su país como un lugar en donde no hay oportunidad. Y sí, mandan dinero, ayudan a su familia, vienen de visita, pero, especialmente si no viven en La Habana, perciben al país como uno que no ha cambiado mucho en los últimos 20 años. Cuando abrió la política americana hacia Cuba, como pasó cuando Obama, muchos de ellos estaban bien a favor, porque quizás vieron oportunidades para hacer cosas en Cuba, y muchos de ellos ayudaron a montar todo tipo de negocios en el sector no estatal. Pero también muchos tienen una relación muy frustrada con este país, porque a diferencia de los que se fueron hace 60 años, que cortaron y dijeron que no regresaban hasta que todo cambiara aquí, estos sí regresan, pero les frustra que el pasaporte sea el más caro en el mundo, que tengan que pagar unos precios exorbitantes para poder renovarlo y después tener que prorrogarlo cada dos años. Conozco muchísimos cubanos que se niegan venir a Cuba solo por ese punto. Eso es lo que ayuda a explicar cómo ese cubano, que puede estar a favor de una apertura, le gusta Trump y votan por él al mismo tiempo. Porque la política hacia Cuba no está atada a una identidad partidista o ideológica, como sucedía con la generación anterior.


¿Qué hacer?


Ante el nuevo endurecimiento de la política estadounidense hacia Cuba (más sanciones, persecución y restricciones de todo tipo), Herrero piensa que desde Cuba se pueden tomar medidas que, al decir del profesor cubano Jesús Arboleya, “le quiten la comida a la hostilidad”.


“Se pueden crear oportunidades —afirma Herrero— para que el cubano en el exterior se pueda reintegrar en esta sociedad, sea a través de los negocios, proyectos culturales, etc., de forma que ellos sientan que su contribución se valora dentro de Cuba, que no sientan que los están estafando con el pasaporte, que aún deben hacer muchas cosas ‘por la izquierda’… Oportunidades que puedan adjudicar a cambios ocurridos en Cuba. Se hace eso, y cuando entra una retórica de línea bien dura, resonaría mucho menos, porque no tendría resentimiento al que engancharse”. Sí, quitarle el alimento a la hostilidad podría ser una fórmula inteligente para los cubanos de ambas orillas, tanto a nivel familiar y de amistad, como al punto de concebirse y proyectarse como una sola comunidad, amén del lugar de residencia.


  • Articulista de Progreso Semanal

Cruzar el abismo (El Cohete a La Luna)

Horacio Verbitsky


La relación de la Argentina con Estados Unidos es una de las cuestiones principales a las que debe prestar atención el gobierno del Presidente Alberto Fernández, dado el rol decisivo del accionista mayoritario del FMI. A su vez, el organismo internacional es clave para la renegociación de la descomunal deuda contraída en apenas cuatro años por el alegre gobierno anterior.


Bajo la conducción de Fernández, la Argentina debe cruzar un abismo, sobre un inestable puente de troncos. Llegar a la otra orilla no es imposible, pero un paso en falso puede precipitar una caída mortal.


Del acuerdo que pueda alcanzarse, tanto con el FMI como con los acreedores privados, depende la disponibilidad de recursos para revertir la estanflación que dejó como herencia Maurizio Macrì, sin lo cual el nuevo gobierno no tendría futuro. La nueva directora del Fondo, Kristalina Georgieva, muestra hasta ahora buena disposición, como si la Argentina pudiera ser el leading case para mostrar un cambio radical respecto de sus predecesores.


Más frágil que el Kristal


Fernández presentará la campaña nacional contra el hambre en la ciudad más castigada por esa aberración, la entrerriana Concordia, sede de la primera capital alternativa donde sesionará el gabinete nacional. Ese programa prioritario y las diversas medidas de recuperación del poder adquisitivo de salarios y asignaciones y de contención de precios son los pasos iniciales de un giro de 180° en la política económica, aquello que Alberto ha definido como poner plata en el bolsillo de los argentinos. En su primera conferencia de prensa, el Ministro de Economía Martín Guzmán advirtió que esos fondos no provendrán de la emisión monetaria, declaración que sorprendió a quienes preveían otro curso de acción.


Como expone en otro artículo de esta edición Guillermo Wierzba, las fuentes fiscales que quedan para hacer política económica y evitar la continuidad del descenso de la actividad económica son la reasignación de las partidas previstas para el pago de deudas, las retenciones al sector agropecuario, al minero y a las grandes empresas industriales con competitividad exportadora, los impuestos a los activos de los argentinos en el exterior, a los bienes personales y los tributos a los bancos que tuvieron ganancias extraordinarias debidas a los negocios con LEBACs y LELIQs y a las altas tasas de interés.


El primer paso fue el decreto que modificó el esquema de retenciones. El enojo de las cámaras patronales no es razonable: Alberto procedió al amparo de la ley y no como Maurizio Macrì, y la alícuota para la soja estuvo por debajo de lo que estaba facultado para imponer. En septiembre, Macrì fijó una retención de 4 pesos por dólar exportado, medida para la que el Congreso no lo había facultado. ¿Por qué los autodenominados constitucionalistas ni el sector protestaron? Tal vez porque en tiempos de alta inflación, una alícuota fijada en pesos se iría extinguiendo más temprano que tarde, tal como ocurrió. En cambio, Fernández invocó el artículo 81 de la ley 27.467, sancionada en diciembre de 2018. Allí se establece que, de acuerdo con el Código Aduanero, el Poder Ejecutivo podrá fijar una alícuota del 12% para mercaderías que no estaban sujetas a derechos de exportación y hasta del 30% para las demás. En vez del 12% el gobierno se contentó con el 9% para carne, maíz, trigo y otros cereales. Y con la soja también se detuvo tres puntos por debajo del 30% que le permitía la ley. No es seguro que las entidades valoren este self restraint, pero sería bueno que supieran que dentro del gobierno hubo incluso quienes pensaron en llegar al 35%, mediante un artículo en la ley de emergencia en ciernes.


Esto se relaciona con las negociaciones entabladas con los acreedores. Guzmán fue recibido en Washington por Georgieva a pedido de Alberto Fernández, quien la llamó para comunicarle mucho antes del anuncio público que el joven académico de Manhattan sería su ministro.


—¡Tenemos un amigo común con — respondió Georgieva, en referencia a Joseph Stiglitz, quien ya había hecho sondeos en Washington sobre lo que podía esperar la Argentina. El respaldo del premio Nobel de Economía obra como un reaseguro para Georgieva ante la incertidumbre de un cambio en las prioridades del organismo.


Aun así, la primera respuesta de la nueva directora gerente del Fondo ante la solicitud de que se reuniera con Guzmán antes del cambio de gobierno, fue que no podía apartarse del procedimiento establecido, que requiere un previo dictamen de la línea del organismo sobre un proyecto oficial. Fernández replicó que la línea tendría una actitud defensiva, porque el Fondo es corresponsable de la situación argentina, y luego de mucho insistir consiguió la excepción pedida. En la segunda parte de la reunión, Georgieva hizo pasar al nuevo encargado de la Argentina, el venezolano Luis Cubbedu, quien desplazó al italiano Roberto Cardarelli. Un venezolano, oh casualidad.


Son cuatro años, no dos


Tanto en ese encuentro de Guzman con Georgieva, como en los que se han venido sosteniendo con los tenedores privados de papeles argentinos, el nuevo gobierno plantea que durante cuatro años no podrá afrontar pagos de capital ni de intereses. Cuatro, no dos como se ha venido publicando en diversos medios. Es decir, todo el mandato de Alberto Fernández y de su Vicepresidente CFK.


En principio habría asentimiento, aunque faltan detalles no menores por definir. Por ejemplo, algunos acreedores privados pretenden que los intereses que no se paguen en esas 200 semanas se capitalicen, lo cual engrosaría aún más la factura a partir de 2024. Es lo que Scalabrini Ortíz llamó atarse a la rueda del interés compuesto. En cambio, el gobierno plantea que se practique una quita sustancial en los intereses, que refleje las condiciones actuales del mercado mundial, donde el 8% anual que paga la Argentina se ve como un fósil de otra era, cuando la tasa de interés de los nuevos convenios apenas levanta de cero, e incluso hasta en Alemania los bancos están recibiendo depósitos con tasas negativas, es decir que quien paga es el depositante, no la entidad financiera.


Si la propuesta oficial fuera aceptada, el cruce del puente sobre el abismo sería menos sobresaltado, por más que resten definiciones importantes. Dos ejemplos:


   ¿Buscar inversiones que redunden en un incremento de las exportaciones argentinas, o para substituir importaciones? En ambos casos, mejoraría la balanza de pagos, con una diferencia importante: las producciones exportables argentinas emplean poca mano de obra y su demanda es inelástica, depende de las condiciones de los mercados globales, no de la oferta argentina. En cambio, la sustitución de importaciones industriales generaría empleos de calidad, elevaría el salario medio y no dependería de las condiciones externas.


   La inversión hidrocarburífera, ¿se dirigirá a la no convencional de Vaca Muerta, o a la convencional en distintos lugares del país? El presidente de YPF, Guillermo Nielsen, parece inclinarse por el primer camino, aunque no es seguro que la ecuación entre lo que se invierte y lo que se produce sea racional, además de las objeciones ambientales que genera el fracking.


A fondo


El fracaso de Macri es también un duro contraste para la ortodoxia que orienta las decisiones del Fondo. El éxito de Fernández sería el perfecto reverso, legitimador de un nuevo enfoque, que algunas condiciones objetivas avalan. La crisis del capitalismo de rapiña regido por el sistema financiero internacional ha alcanzado niveles apocalípticos, en todo el mundo e incluso dentro de Estados Unidos. En esta misma edición, el columnista conservador de Fox News, Tucker Carlson, narra la devastación que los fondos buitre han causado en la América profunda y concentra su análisis en el viejo conocido de la Argentina, Paul Singer, cuyo fondo Elliot se está preparando para comprar una vez más bonos argentinos por monedas, a la espera de que el puente de troncos se derrumbe. Este daño sistémico de la financierización sobre la sociedad, explica en parte la victoria de Donald Trump en 2016 y la de les Fernández en 2019. Pero la mejora económica en Estados Unidos llegó demasiado tarde, en dosis insuficientes y no para todos. Sin embargo, la rotunda victoria de Boris Johnson en Inglaterra puede ser un anticipo de lo que ocurra del otro lado del Atlántico.


Algunas cosas están a la vista, otras transcurren por canales discretos, y no siempre coinciden. La semana pasada, la atención se dirigió al desplante del enviado del Consejo Nacional de Seguridad del Presidente Donald Trump, Mauricio Claver, quien se retiró del Congreso al ver en la Asamblea Legislativa al ex Presidente de Ecuador, Rafael Correa, y al enviado de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Rodríguez, uno de los funcionarios incluidos en listas negras por Washington. En cambio, no trascendió el llamado al Presidente argentino del representante especial del Departamento de Estado para Venezuela, Elliot Abrams, quien le transmitió el desacuerdo de Mike Pompeo con el gesto de Claver.


De hecho, el enviado de Pompeo, Michael Kozac, permaneció en el país y asistió al almuerzo previsto con Fernández. Las relaciones exteriores las maneja el Departamento de Estado, no el Consejo de Seguridad Nacional. Claver es hijo de exiliados luego de la Revolución de Fidel Castro, nació en el estado de Florida, y habla español como un cubano. Ese es uno de los estados swinger que podría definir la elección de 2020, en la que Trump buscará el segundo mandato que en la Argentina el electorado le negó a su amigo y ex socio Macrì. Es tan importante, que Trump mudó su domicilio legal a Florida, donde posee el fastuoso resort Mar-a-Lago, construido hace nueve décadas en Palm Beach.


Nada que hablar


Durante el encuentro mantenido en México antes de que Fernández asumiera la presidencia, Abrams le solicitó que intercediera ante el Presidente Nicolás Maduro por la situación de cinco ciudadanos estadounidenses detenidos en Caracas. El interés de Abrams se concentró en uno de los detenidos, por problemas de salud. Maduro recibió el mensaje y decidió que los cinco salieran de la cárcel y pasaran al arresto domiciliario. El gesto se potencia cuando se sabe que en realidad son cinco opositores venezolanos, a quienes Estados Unidos les concedió la nacionalidad como protección cuando ya estaban detenidos.


En esa conversación, y en el tête à tête con Kozac, cada parte se atuvo a su propia visión. Para los norteamericanos, no le hace bien a la democracia la radicación aquí del ex Presidente del estado plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma. Para el argentino, lo que no le hace bien a la democracia es el elogio de Trump al Ejército que forzó la renuncia del Presidente. Alberto y Evo hablaron por teléfono en cuanto el boliviano aterrizó en Ezeiza, acompañado por dos funcionarios de la cancillería mexicana que lo acompañaron para garantizar su seguridad. Es posible que hoy se encuentren en persona. En esa primera conversación, Morales expresó su convicción de que el MAS vencerá en las elecciones presidenciales en las que ni él ni su vice, Álvaro García Linera, serán candidatos. En Brasil era impensable que quienes forzaron la destitución de Dilma, permitieran poco después la elección de Lula, y así fue. ¿Podrá Evo incidir en la sucesión en Bolivia? El lenguaje y los actos del gobierno de facto lo tornan dudoso.


En respuesta al agradecimiento por la salida de la cárcel de los cinco venezo-denses, Fernández planteó que, si él va a mediar entre ambos gobiernos, es preciso que también Washington realice algunas concesiones. Kozak tomó nota y no respondió. El abrupto retiro de Claver se explica por sus dos adscripciones: la actual, en Seguridad Nacional, pero también la previa, en el FMI, donde fue director por Estados Unidos. Durante el encuentro en México se jactó de su intervención para que el Fondo concretara los préstamos solicitados por Macrì.


—¿Y quiere que le agradezca?— lo petrificó la respuesta.


Fernández le explicó en privado lo que repite en público: la corresponsabilidad del Fondo por la catástrofe económico-social que hereda su gobierno.


Con Kozac también se discutió el rol de la OEA, de su secretario general Luis Almagro y de su asesor político, Gustavo Cinosi. En los encuentros en México, la presencia de Cinosi fue un hecho consumado de Claver y Abrams, quienes lo presentaron como un amigo de la Argentina que intentaba ayudar. Fernández advirtió ahora que el accionista del hotel Sheraton de Pilar (que encubre así sus tareas de inteligencia para organismos estadounidenses), no será admitido en futuras reuniones salvo que asuma formalmente la representación de sus mandantes.


Cuando le preguntan a Almagro por qué lo designó como su principal asesor político, responde que no pudo evitarlo. Desde hace varias semanas, Fernández no responde a los insistentes llamados de Cinosi. Durante la visita presidencial a la sede de la Unión Industrial, Cinosi apareció sentado en la primera fila, igual que durante la reunión del Council of America, a la que asistió Felipe Solá.


Al concluir en la UIA, Cinosi se acercó a Fernández:


—Alberto, tenemos que hablar— le dijo.


—Yo no tengo nada que hablar con vos— fue la respuesta.


—Pero somos amigos— insistió, sin un buen registro de la situación.


—Un amigo no se porta como te portaste vos— y siguió su camino.


Cuando la OEA envió la misión técnica para auditar las últimas elecciones bolivianas, Almagro pidió a Fernández que designara dos personas de su confianza para integrarla. Los enviados fueron Santiago Eguren (ex director de operaciones contra el Terrorismo y Delitos contra el Orden Constitucional de la AFI) y Gerónimo Ustarroz, representante del nuevo Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura.


La difusión anticipada de conclusiones de la auditoría antes de que estuviera terminada, y el uso por parte de Almagro de la palabra fraude, que no figuraba en el informe técnico, desencadenaron el pedido militar de renuncia del Presidente, como si hubiera sido concertado. Almagro, a quien Cinosi acompaña hasta para ir al baño, acusó a Eguren y Ustarroz de ser infiltrados en la Comisión. La respuesta fue exhibir la invitación y los pasajes emitidos por la OEA. Fernández también les anunció a sus interlocutores estadounidenses que hará todo lo posible para que el ex canciller uruguayo (que fue expulsado del Frente Amplio por su alineamiento acrítico con las posiciones estadounidenses) no sea reelecto para un segundo periodo.


Tampoco Pascualito


Otra presencia familiar que el nuevo gobierno rechazó fue la del traficante de parafernalia bélica, de seguridad e inteligencia Mario Montoto, el caso más extremo de conversión: de líder guerrillero que supervisó el entrenamiento de jóvenes montoneros en bases palestinas en Siria para preparar la denominada Contraofensiva de 1979, a presidente de la Cámara de Comercio argentino-israelí. Hace cuatro décadas, Montoneros suministró a la Organización para la Liberación de Palestina la fórmula para producir en Líbano el poderoso explosivo plástico Exógeno. En los últimos cuatro años, Montoto fue el puente entre el gobierno de Maurizio Macrì, y en especial con su compañera de entonces, Patricia Bullrich, para que las empresas israelíes de inteligencia y seguridad vendieran sus chiches tecnológicos a la Argentina.


La embajadora de Israel, Galit Ronen, solicitó una audiencia con el canciller Felipe Solá, e informó que asistiría acompañada por Montoto. La respuesta oficial fue que no se admitirían terceras personas en la reunión solicitada. Igual que Cinosi con Alberto Fernández, Montoto intentó un diálogo personal con Solá, en el que utilizó el mismo argumento:


—Tenemos que hablar, yo sólo quiero ayudar.


La respuesta fue parecida:


—El canciller no necesita ayuda de nadie para hablar con los embajadores.


Acero y aluminio


Quien también se interesó por la situación argentina en relación con su país fue el ex responsable de América Latina en el Departamento de Estado y ex embajador en Brasil Thomas Shannon, uno de los diplomáticos que mejor conocen la región. Igual que el Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, Shannon piensa que lo único desaconsejable es la polémica pública con Trump, que hasta dentro de once meses subordinará todo a las necesidades electorales. A eso se atribuye también el anuncio presidencial sobre la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio de Brasil y la Argentina, en represalia por las devaluaciones del real y el peso y el potencial perjuicio para los agricultores estadounidenses.


Que hayan caído en el mismo cedazo Fernández y Jair Bolsonaro, cuyas posiciones políticas e ideológicas no pueden ser más divergentes, sugiere que se trata de una movida publicitaria. Lo ratificó el jefe del consejo de asesores económicos de la presidencia, Larry Kudlow, al señalar que fue sólo un twitt pero que no hay ninguna resolución firmada. Es un estilo que después de cuatro años de Macrì, la Argentina conoce bien. La misma definición le cuadra a Bolsonaro, quien se cansó de insultar al Presidente argentino, pero no pudo impedir que su Vicepresidente asistiera a la toma de posesión.


Hay dos versiones sobre el episodio. Cada cual juzgue sin son excluyentes o complementarias:


   La furia de Bolsonaro con el gobierno argentino no es sólo ideológica, sino que se alimenta de sus recelos hacia el presidente de la Cámara de Diputados de Brasilia, Rodrigo Maia, un liberal del Partido Demócrata, aliado a la coalición oficial, pero cuya aspiración es sucederlo en el Planalto. Maia nació en Chile en 1970 y llegó a sus tres años como exiliado a Brasil. Luego de la elección presidencial estuvo en la Argentina, donde se reunió con Fernández, Solá y Sergio Massa. Que lo hayan recibido habría sido una de las razones por las que Bolsonaro decidió que ningún miembro de su gobierno representara a Brasil en la transmisión del mando. Sin inmutarse, Maia comunicó que volvería él, ya que no necesita autorización presidencial. Eso motivó la marcha atrás.


   Las Fuerzas Armadas brasileñas, de fuerte presencia en el gobierno de Bolsonaro, no ven con simpatía la erosión de las relaciones con la Argentina. Buscar el favor de Washington, como hace Bolsonaro con constantes sobreactuaciones, no es una política inteligente. Sólo asociado con la Argentina y con los demás países del Mercosur, Brasil puede fortalecer su posición ante Estados Unidos. Ese sería el sentido de la presencia en la Asamblea Legislativa del Vicepresidente Hamilton Mourao, quien es un general del Ejército.


Huevo duro


“Nunca Más a una Justicia contaminada por servicios de inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una Justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una Justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno. Lo digo con la firmeza de una decisión profunda: Nunca más es nunca más», leyó Alberto ante la Asamblea Legislativa en el tramo más aplaudido de su discurso. Pronunciado ante cuatro de los cinco miembros de la Corte Suprema de Justicia en la Asamblea Legislativa, dejó pasmado al juez Ricardo Lorenzetti. Presidente durante nueve años de la Corte. Su expresión evoca la de un personaje de la historieta Condorito, que responde al nombre de Huevo Duro. Lorenzetti buscó el apoyo del Presidente para regresar al mando del tribunal, en lugar del bienmandado de Macrì, Carlos Fernando Rosenkrantz. Fernández le hizo contestar que sólo dependía de que el propio Huevo Duro consiguiera los votos. El problema es que no los tiene ni parece a su alcance obtenerlos.


Salvo que a corto plazo se produjeran vacantes, cosa que no puede descartarse, no hay otra solución que ampliar el número de miembros de la Corte, una idea que no es atractiva para Fernández, pero que la realidad va imponiendo. El Obispo de Rafaela, quien promete lealtades con el puñal en la liga, llamó a distintos jueces, para que el encuentro en Resistencia de la Junta de Presidentes de Cámaras Nacionales y Federales respondiera con dureza a los señalamientos presidenciales. No tuvo éxito, porque los jueces del interior escapan como de la peste que se los identifique con los del Estado libre asociado de Comodoro Py. En vez de patalear por el discurso de Alberto, demandaron más recursos.


Otra cosa ocurre en el barrio del Retiro: la Cámara Federal de la Capital reeligió como presidente a Martín Irurzun, jefe del Sistema de Escuchas y Filtraciones que Macri delegó en la Corte Suprema y firmante del texto de Lorenzetti por el cual los ex funcionarios procesados deberían padecer prisión efectiva antes de ser juzgados. Como jefe supremo de la República Autónoma del Cuarto Piso, instó a los jueces federales a avanzar en causas por corrupción contra Cristina y les prometió protección, mensaje que ratificó en público con su foto entre el doctor Glock y el carcelero de Lula, Sergio Moro.


En otro acto oficial dio por sentado que el exfiscal Natalio A. Nisman había sido asesinado, cosa que no surgía del expediente, y presentó su muerte como un ejemplo de impunidad. Permeable a las sugerencias de la embajada, orientó al fuero federal hacia lo que llamó la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, definición de política criminal que no compete a la Corte. Todas esas medidas fueron instrumentadas para desestabilizar al anterior gobierno peronista.


En una notable coincidencia, el viernes 13 la Corte Interamericana de Justicia informó que el lunes 9 condenó al estado de Argentina por la «vulneración a la libertad personal y a la presunción de inocencia por la detención ilegal y arbitraria en perjuicio del ciudadano Raúl Rolando Romero Feris». El Tato Romero Feris, ex gobernador de Corrientes, estuvo detenido sin condena entre agosto de 1999 y septiembre de 2001, bajo cargos de administración fraudulenta, enriquecimiento ilícito, peculado, abuso de autoridad, defraudación, malversación de caudales públicos, entre otros. La Corte entendió que únicamente deben ser consideradas como finalidades legítimas de la prisión preventiva, aquellas que están atadas directamente con el desarrollo eficaz del proceso, es decir, que estén vinculadas con el peligro de fuga del procesado (directamente establecido en el artículo 7.5 de la Convención Americana) y aquella que busca evitar que el procesado impida el desarrollo del procedimiento.


A su vez, la Corte consideró que la prórroga de la privación de la libertad impuesta a Romero Feris fue arbitraria, y vulneró el principio de presunción de inocencia, toda vez que los criterios con base en los cuales se fundamentó la finalidad legítima de “peligro de fuga”, fueron abstractos y por ende contrarios a lo dispuesto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art 7.3, 7.5 y 8.2). El resumen oficial de la sentencia, aquí, y su texto íntegro aquí. Hasta Julio De Vido duerme desde hace dos noches en su casa.


Gustavo y Marcela


Ya en 2003, el entonces Ministro de Justicia y Seguridad Gustavo Béliz había planteado la fusión de los fueros federal y de instrucción criminal, lo que provocó una reacción furibunda en Comodoro Py. El proyecto actual que impulsa Béliz es aún menos complaciente con los federales. No sólo equipara a esos 12 señoríos feudales con los 63 juzgados de instrucción, sino que fusiona la Ciudad Autónoma con el Conurbano, prorrogando la jurisdicción. Más allá de sus buenas intenciones, Béliz ignora, porque hace 15 años que vive fuera de la Argentina, qué caterva de burócratas, arribistas y coimeros se compraría, además de casi tres docenas de jueces, fiscales y camaristas designados por Macrì y su ministro Germán Garavano.


Béliz también impulsa la designación del fiscal de cámara del fuero ordinario, Ricardo Sáenz, en reemplazo del renunciante Germán Moldes en la Cámara Federal, lo que se dice caer en Guatepeor. Sáenz proviene de federal, pero hace tres décadas fue desplazado a instrucción a pedido de Luis Moreno Ocampo, luego de que dejara en libertad al narco cubano-estadounidense Fernando Pruna, quien participó en la invasión de Bahía de los Cochinos y cuya extradición pedía Washington.


En 2013, Sáenz fue grabado en conversaciones con funcionarios policiales involucrados en graves delitos, pero la causa se congeló cuando asumió Macrì. Junto con Moldes, Raúl Plee y otros colegas, encabezó las movilizaciones acusando al gobierno de CFK por la muerte de Nisman. Es el paradigma de la promiscuidad entre policías, políticos, servicios, jueces y fiscales que Alberto denunció al asumir. Su promoción sería una señal contradictoria con esas palabras.


La Ministra de Justicia, Marcela Losardo, socia y amiga del Presidente desde sus tiempos de estudiantes, cuestiona los proyectos y las designaciones que pretende Béliz. Ella sí ha pasado estos años aquí, conoce el paño e intenta evitarle un paso en falso tan grave como innecesario.

Argentina: soberanía popular y cerco geopolítico (La Jornada)

José Steinsleger


Buenos Aires. En la apretujada multitud que el día de la transmisión del mando intentaba llegar a la Plaza de Mayo, alguien exclamó: ¡Hay futuro, pero no hay cómo llegar! Pero otra voz replicó: ¡El futuro llegó y estamos acá! Y un dato no menor tuvo lugar cuando entre forcejeos, la marea humana estuvo a punto de arrojar al articulista sobre una parrilla en la que ardían sabrosos choripanes.


A los que arribaron con horas de anticipación les fue imposible entrar a la histórica plaza, que, ya sin las rejas erigidas por Mauricio Macri, desbordaba de pueblo humilde, acampando desde la noche anterior. En las 15 cuadras que distan entre el Congreso y la Casa Rosada, millares de grupos coreaban: “¡Pre-si-denteee...! ¡Alberto presiden-teee…!”


Difícil… muy difícil de transcribir aquel clima de fervor y cívica esperanza. Porque la democracia real volvía tras cuatro años sostenidos de hambre y desnutrición en el país de los alimentos, la deliberada marginación de viejos, enfermos y discapacitados, la persecución judicial a empresarios y dirigentes políticos de la oposición, el cierre masivo de pequeños y medianas industrias (pymes), los indiscriminados y arbitrarios despidos, y el burdo desdén de los símbolos patrios ejecutado por una mafia de capitalistas salvajes y delincuentes del fuero común.


Por ende, nada de receso navideño o distracciones decembrinas. En tan solo cinco días, el presidente Alberto Fernández (AF) congeló las tarifas de los servicios públicos; relanzó el programa de precios cuidados; aumentó las jubilaciones y la asignación por hijo; rebajó el precio de los medicamentos; restringió las artimañas en los balances de las empresas para eludir el pago de ganancias; duplicó la indemnización por despido durante los próximos seis meses; restructuró los servicios de cobertura médica y social, y aumentó el impuesto al sector agroexportador, a los bienes personales de los ricos, el consumo con tarjetas en el exterior, y el largo etcétera que se dispone a desmontar el modelo económico neoliberal.


Desafíos que para el gobierno de AF, cercado por regímenes hostiles y funcionales a Washington y Tel Aviv, dibujan densos nubarrones: el Brasil del desquiciado (Jair) Bolsonaro, el Chile del genocida (Sebastián) Piñera, el Paraguay neocolonial de Mario Abdo Benítez, la OEA de Luis Almagro y, por sobre todo, el agresivo grupo golpista de fascistas que en noviembre pasado dieron un golpe de Estado en Bolivia, derrocando al presidente Evo Morales.


Con excepción de Paraguay y Uruguay, pocos presidentes asistieron a la transmisión del mando. Chile, Perú, Ecuador y Colombia enviaron funcionarios de segunda línea, mientras la presencia de Jorge Rodríguez (ministro de Comunicación de la República Bolivariana de Venezuela), y del expresidente de Ecuador Rafael Correa, fue causa suficiente para que el yankicubano Mauricio Claver-Carone (enviado de Donald Trump y asesor para del Consejo de Seguridad Nacional) se retirara del acto protocolar, poniendo en cuestión el perfil democrático de Alberto Fernández.


El periodista Horacio Verbitsky apuntó que Elliot Abrams (representante especial del Departamento de Estado para Venezuela) le habría transmitido a Fernández el desacuerdo de su jefe, Mike Pompeo, con el gesto de Claver. No obstante, el enviado de Pompeo, Michael Kozac, permaneció en el país y asistió al almuerzo previsto por el nuevo gobernante argentino. “Y en el tête à tête con Kozac –dice Verbitski– cada parte se atuvo a su propia visión. Para los estadounidenses, no le hace bien a la democracia la radicación aquí del expresidente del Estado Plurinacional de Bolivia… Para el argentino, lo que no le hace bien a la democracia es el elogio de Trump al Ejército que forzó la renuncia del presidente” (El cohete a la luna, 15/12/19).


En cambio, el caso del presidente de Paraguay, Mario Abdo, luce más preocupante. Habiendo sido el primero en saludar a Fernández en la Casa Rosada, Abdo se reunió tres días después con Trump. Y luego, lo hizo en una reunión ampliada con Pompeo; el jefe de gabinete, Mick Mulvaney; el asesor presidencial del Consejo Nacional de Seguridad, Robert O’Brien; el presidente de la Corporación Internacional de Finanzas para el Desarrollo Adam Boehler, y el citado Claver Carone. Según el periodista paraguayo Celso Guanipa Castro, de la declaración conjunta Trump-Abdo se desprende que Estados Unidos proveerá a Paraguay financiamiento para entrenamiento militar y educativo en el 2020 y en el 2021, y que “el Comando Sur ejecutará un ejercicio de respuesta conjunta a crisis regionales en el 2021…” (sic, Nodal, 16/12/19).


Por ahora, la nueva generación de argentinos, que promete. Así, cuando en la noche del 10 de diciembre la jefa apareció en el templete levantado para la ocasión, 300 mil jóvenes la saludaron haciendo cimbrar la Plaza con la V de la victoria: ¡Cristina! ¡Cristina corazón! ¡Acá tenés los pibes para la liberación!

Chile: represión que no cesa (La Jornada)

Editorial


Van más de dos meses del inicio de las protestas sociales que sacuden a Chile y que se originaron por un intento gubernamental de elevar la tarifa del Metro de Santiago. El inesperado brote de descontento se generalizó muy pronto al resto del país y adquirió un rumbo preciso: poner fin al modelo neoliberal que impera en la nación austral desde la instauración de la dictadura militar que derribó al presidente Salvador Allende (1973) y continuado por los siguientes gobiernos de la democracia formal.


Asimismo, el movimiento hizo patente la escasa representatividad de las actuales instituciones y demandó la redacción de una nueva Constitución que remplace al documento de 1980, redactado bajo la presión de los remanentes de la dictadura con el propósito de impedir cambios sustanciales en esa orientación económica y en la conformación del Estado.


El gobierno que encabeza el derechista Sebastián Piñera ha simulado sensibilidad ante las protestas, y en ese sentido dejó sin efecto el alza tarifaria mencionada, procedió a la remoción del gabinete presidencial en pleno y ofreció algunas concesiones menores en materia laboral y educativa.


Por otra parte, el oficialismo maniobró para neutralizar la exigencia de un nuevo texto constitucional. Pero es claro que la administración chilena, si bien aislada, debilitada y cada vez más deficitaria en legitimidad, no tiene la menor intención de emprender un cambio significativo en el modelo imperante, el cual si bien ha dado a Chile una estabilidad macroeconómica sin paralelo en América Latina con cifras de crecimiento en apariencia envidiables, se ha traducido en un incremento indignante de la desigualdad y en la pérdida de derechos básicos –sobre todo, educativos, laborales y de salud– para la mayoría.


Lo más alarmante, sin embargo, es la brutal persistencia represiva del régimen en contra de las manifestaciones masivas que, a dos meses de iniciadas, no dan muestra de declinar: las fuerzas del orden –particularmente, la corporación de granaderos– han disparado indiscriminadamente con balines de goma sobre manifestantes y viandantes, han rociado con gases lacrimógenos avenidas, parques y hasta escuelas y edificios habitacionales, han matado a más de 20 personas, lesionado a miles, perpetrado cientos de violaciones y otras agresiones sexuales en contra de mujeres y de hombres, y han incurrido en otras modalidades de tortura.


La información sobre las decenas de jóvenes que han perdido un ojo o ambos por disparos de carabineros realizados a corta distancia ha dado la vuelta al mundo, y los abusos sexuales de la policía dieron origen a un motivo de protesta feminista que muy pronto se volvió vuelto universal: Un violador en tu camino. Y la barbarie se supera a sí misma: el pasado fin de semana la opinión pública se estremeció con el video de un manifestante que fue prensado entre dos vehículos antimotines, lo que le provocó graves lesiones internas.


Un hecho que no debe pasarse por alto es que la insólita barbarie represiva del gobierno de Piñera tiene en la historia reciente el sustrato de la violenta dictadura pinochetista, que fue un paradigma mundial de atropello a los derechos básicos de la población.


Por más que hoy está en las calles de Chile una generación que mayoritariamente no enfrentó los horrores del régimen militar –y que, por consiguiente, no tiene el temor que quedó impreso en quienes sí los vivieron–, la referencia es ineludible y lleva a preguntarse si puede considerarse democrático un gobierno que para contener las manifestaciones en su contra recurre sistemáticamente a una violencia de Estado no muy distinta a la que empleó en su momento la tiranía castrense de Pinochet.

La dictadura boliviana prepara una mayor represión de campesinos bolivianos (Rebelión)

La biblioteca prohibida de García Linera (El Cohete a La Luna)

La baja popularidad de Álvaro Uribe, una sombra para los que apadrina (Rebelión)

Perú: Elecciones atípicas y estallidos sociales (Rebelión)

El Gobierno de Bolsonaro camina hacia el abismo (Rebelión)

Brasil: reconquistar la democracia (Rebelión)

Los Bolsonaro en la mira de la justicia de Rio de Janeiro por lavado de dinero (Página 12)

La izquierda latinocaribeña en el 2019 (La Jornada)

Incertidumbre electoral (Por Esto!)

El partido antidemocrático (Progreso Semanal)

Los avatares de la globalización que nos llegó (La Jornada)

ASUNTOS MILITARES

Las falsedades sobre los ataques químicos en Siria (Almayadeen)

ECONOMÍA

La estrategia de Estados Unidos y ‎el precio que pagamos los europeos por ‎la guerra de los gasoductos (Red Voltaire)

El uranio en México, ¿de verdad es terrible? (La Jornada)

MEDIO AMBIENTE

Haití lanza grito de auxilio en la COP25 ante “acto de agresión” del clima (IPS)