Antonio Maceo Grajales

Plantilla:Personaje históricoAntonio Maceo se ha caracterizado en el imaginero social como el héroe por excelencia de las acciones combativas de las guerras independentistas; la tendencia de este pensamiento ha contribuido a la formación de una visualidad, casi estática, del militar, cuya representación, además, no rebasa los límites de su imagen física, investida de los íconos más puros del mambí, del guerrero, razón que ha condicionado la asociación de su figura sólo a los valores de la cultura histórica propiamente dicha

Características de su personalidad

Huelga detallar sus actos de bravura y sus gestos de guerra. Maceo lleno con su nombre toda lo epopeya libertadora, desde los inicios de la del 68 hasta 1896. Y más que todo ello: Maceo es la guerra. En él se resume toda la grandeza y excelsis del caudillo militar iberoamericano, pero supera a esos caudillos por la sublimidad de su disciplina y de su jerarquía. Su enorme prestigio y su caudillismo auténtico no los utiliza un solo momento para su beneficio o preponderancia personal, sino a la mejor gloria de Cuba y para ello supedita consciente todo a la jerarquía establecida por el poder civil de la República en armas. No se ha rebelado jamás ni ha realizado su capricho personal. No toma el primer lugar en la dirección o conducción de la guerra aun cuando ocupe el primer puesto en la acción y el peligro. Máximo Gómez ha sido designado general en jefe. A Antonio Maceo esto no le quita sueño ni se siente mortificado. Al contrario, hasta el día de su muerte será su directo y primer colaborador y junto a él, en prueba de su rendida disciplina, llevará de ayudante al hijo del jefe que la República le ha dado. Y es que Maceo es el perfecto revolucionario y auténticamente revolucionario por su conducta y por su lucha. Viene de abajo, de tan abajo que no ha tenido tiempo de hacerse de una cultura, porque desde muy joven ha vivido dentro del seno ardiente de la guerra, pero le sobra intuición para representar su papel con genialidad indiscutible. Maceo nos ha demostrado que no es el lugar en que la sociedad o los acontecimientos nos colocan lo que da lustre, sino la obra personal, las obras de la conducta. En cualquier lugar que nos depare el destino, por secundario que parezca, puede hacerse figura "de primero", siempre que haya en cada uno de nosotros las capacidades y calidades de "primera figura". Y esto lo intuyó Maceo y siguió en su puesto... y la posteridad y en el sentir nacional de este pueblo.

Protesta de Baragua

“Maceo es el perfecto revolucionario y lo pone de manifiesto al terminarse la Guerra Larga. Todos, en mayor o menor se sienten ya impotentes para acabar con el dominio de España grado, se sienten ya impotentes para acabar con el dominio de España; las divisiones y ambiciones han disminuido el valor combativo de los libertadores y destruido la unidad moral de la Revolución en armas: Maceo no se da cuenta de ello ni acepta resignado la transacción. Y surge, por él alimentada, la protesta de Baraguá, que no es un grito de impotencia, sino una invitación a seguir, a recomenzar, que esto es la vida: un eterno recomenzar de cada día y de cada momento. En aquellos días de la protesta de Baraguá pocos son los que creen y tienen fe y para esos pocos Maceo vuelve al combate... Será de poca durada, pero demostrará siquiera que sobre los campos de Cuba, surgidos del propio agro, hay todavía espíritus y temperamentos que no claudican ni se rinden. El no entiende de fórmulas ni de conformismos: siente que el pacto del Zanjón hiere en lo más vital la dignidad de un pueblo, el suyo, e intuye, además, que aquellos protocolos no son más que palabras.

Guerra del 1895

Organizada por José Martí entre los patriotas de la emigración y del país, la tercera guerra independentista cubana comenzó el 24 de febrero de 1895. Después de más de tres años de sangrientas batallas ocurrió en 1898 la intervención militar de Estados Unidos. Con dos nuevas heridas murió en el combate de Punta Brava, el 7 de diciembre de 1896, a la edad de 51 años. Nació el 14 de junio de 1845, en Majaguabo, San Luís, Oriente. Conservaba en su cuerpo 24 cicatrices de bala y arma blanca —en el tronco, brazos y extremidades inferiores. En la última contienda dirigió 119 combates, en poco más de año y medio. Fue el brazo derecho de su gran maestro Máximo Gómez. Maceo había sido nombrado Lugarteniente General del Ejército Libertador por la Asamblea Constituyente de Jimaguayú, en septiembre de 1895.