Usuario:Mario apc.cmg

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¿Por qué la Educación a distancia? El término “Educación a Distancia” está en boga y parece ser una moda, pero no es así: en realidad se trata de una reacción natural del mundo ante una necesidad no satisfecha, pero ¡Cuidado!, No se trata de un fenómeno sencillo, ni de un proceso efímero que desaparecerá con el tiempo como, según algunos afirman, la enseñanza programada y la aplicación de métodos modernos y activos de enseñanza; todo tiene su tiempo y su ámbito de aplicación. Cuando se trata de definir la Educación a Distancia surgen inmediatamente diversas interpretaciones, aunque la mayoría de los entendidos suele afiliarse a un núcleo básico: se trata de un proceso donde las conductas docentes y discentes andan separadas en el tiempo, en el espacio, o en ambos a la vez.

Características

Primero: La Educación a distancia es más barata que la educación presencial siempre y cuando sea masiva. Segundo: La base del aprendizaje mediante la Educación a Distancia es el autodidactismo. Tercero: La Educación a Distancia exige un alto grado de perfección en la concepción de las acciones educativas. Cuarto: La Educación a Distancia no genera una nueva Pedagogía, pero sí es una nueva era dentro de la Pedagogía.

Comportamiento actual.

Comúnmente se afirma que la Educación a Distancia es la “segunda oportunidad”, sobre todo cuando se refiere al acceso universitario, para aquellos que perdieron la ocasión en la enseñanza presencial, pero esta no es la única opinión prevaleciente. Muchos sostienen que es la única solución para atender lo que ignoró la escuela elemental o primaria: millones de indígenas, minorías étnicas, negros, mestizos, inmigrantes y, cómo no, millones de ciudadanos “blancos” de los países desarrollados. Otro enfoque del asunto está dirigido a ofertar ayuda para aquellos que necesitan adecuarse a los vertiginosos cambios tecnológicos desde su puesto de trabajo (formación continua), o ya “despedidos” obtener una nueva calificación que le permita acceder al mercado laboral. Agreguemos que la sociedad necesita formar valores, elevar la cultura general, prevenir riesgos ambientales, educar para la vida; necesidad que está presente en millones de personas y es objeto de atención de multitud de organizaciones estatales y no gubernamentales en todo el mundo. Por último, un segmento especial de la sociedad – los profesionales y técnicos de alto nivel – está urgido de nuevos conocimientos, métodos, procedimientos, tecnologías que le permita mantenerse en la vanguardia de las investigaciones de su especialidad. La atención a estos segmentos en cada país está mediada por la visión académica de las instituciones nacionales especializadas en la modalidad, la legislación vigente y, sobre todo, por las características del mercado, sin dejar de tener en cuenta las preferencias resultantes de las costumbres y tradiciones de cada país.

La EAD en América Latina

En América Latina funcionan varias universidades estatales dedicadas a la Educación a Distancia. México, Venezuela y Costa Rica son ejemplo de ello, pero eso no significa que en estos países se hayan resuelto los problemas, los golpean los mismos que merman los resultados europeos, a saber, la gran deserción escolar, las dificultades metodológicas en la preparación y desarrollo de las acciones educativas, la falta de originalidad y la sujeción a esquemas difíciles de transformar. Centro y Sudamérica son el escenario, sin embargo, de una explosión en el nacimiento de universidades privadas, centros especializados, departamentos en universidades establecidas y ONGs que asumen INTERNET como medio idóneo para llenar la red de páginas WEB con cursos y ofertas de todo tipo. La dispersión del esfuerzo es tan evidente que no deja lugar a dudas sobre el resultado final: el fracaso. Con esto no estamos negando las posibilidades del medio, sino señalando que no sirve para todo. Haití y Venezuela dieron pasos encaminados a solucionar los problemas de una población gravemente afectada por la falta de educación y no apuestan a INTERNET para ello, sino a la radio. ¿Por qué? Sencillamente porque la radio es un medio barato, ampliamente difundido y con un grado de desarrollo operacional cimentado en la experiencia de decenios. Un caso atípico es el de Cuba. El país posee un sistema educacional de alcance nacional e integral que no deja un espacio abierto y garantiza el acceso a los conocimientos de todos los ciudadanos de manera efectiva y real desde el nivel preescolar hasta la universidad. La educación a distancia en el país se manifiesta a través de los llamados cursos por encuentros en el nivel secundario, medio superior y superior y en los estudios dirigidos. En este último caso se unen todas las tendencias existentes en el mundo actual: es a distancia, es abierto, es flexible y ofrece la posibilidad de la continuidad en los estudios. Las características fundamentales del estudio dirigido que se practica en diferentes universidades del país lo definen como un modelo propio de educación a distancia y comprende varias carreras: Derecho, Historia, Información Científico - Técnica y Bibliotecología, Economía y Contabilidad y Finanzas. Entre sus atributos fundamentales está la flexibilidad absoluta, es decir, el estudiante puede matricular cada año hasta 24 asignaturas, se puede presentar a examen de cada asignatura cuantas veces sea necesario hasta aprobar, no existe límite de tiempo para vencer la carrera y se desarrolla totalmente sin la presencia del profesor, según señala María Aurora Galindo Mier .

Más recientemente ha nacido “Universidad para todos” que escoge la televisión como medio fundamental para elevar la cultura de toda la población. Esta opción está al alcance de cada cubano y posibilita el acceso de los ciudadanos a programas educativos de elevada calidad, con un soporte escrito en tabloides que son entregados gratuitamente a los matriculados, pero que pueden ser adquiridos a precio módico por todos los interesados en su autosuperación.

Sin embargo, es evidente que existe la necesidad de cubrir otros segmentos de la población, en especial los graduados de nivel superior y medio superior que viven y laboran en sitios distantes de la capital y del resto de las universidades y centros educacionales fundamentales, que generalmente están concentrados en las más importantes ciudades, Algunos sectores como el agropecuario y el agroindustrial azucarero son los más afectados. Áreas de aplicación de la Educación a Distancia. Algunos países desarrollados, sobre todo en Europa, han obtenido éxitos en la eliminación del analfabetismo y la subescolarización de su población, pero no es un problema totalmente resuelto, así, por ejemplo en España y Portugal es muy frecuente encontrar jóvenes que no saben leer y escribir. Tengo la más profunda convicción de que estos déficits se pueden y deben resolver en las comunidades y mediante la enseñanza presencial. Una situación muy diferente es la de África, Asia y América Latina y el Caribe. En estas regiones el analfabetismo y la subescolarización (analfabetos funcionales) es de tal magnitud que requiere de un empeño mayor, bien mediante la acción centralizada del Estado, bien mediante la coordinación de esfuerzos del Estado y otras instituciones sociales, religiosas y sindicales, bajo la dirección estatal. Esta es un área donde la educación a distancia puede rendir dividendos. Una solución actual en muchos países es el programa cubano “Yo sí puedo” que ya ha alfabetizado a millones de personas. La más nutrida área de contacto entre las personas y las instituciones de Educación a Distancia es la que agrupa a los trabajadores industriales, de servicios (en el más amplio sentido de la acepción) y a los intelectuales. Estos últimos merecen una evaluación particular. El mercado laboral es cada vez más exigente, exceptuando, naturalmente, el referido a las labores más engorrosas y pesadas: trabajo agrícola, construcción civil, labores de higienización y limpieza y otras específicas de cada región o país. En España las labores de la cosecha de los frutos de la vid, los olivares, etc. debe recurrir en gran medida a los inmigrantes que en número creciente proliferan en la península, otro tanto ocurre en los Estados Unidos, por citar sólo dos ejemplos. Las personas empleadas en las grandes compañías están sometidas a la amenaza constante del despido, aún las que aparentemente tienen una mejor calificación y ubicación. Tan sólo basta que disminuyan las ventas o merme la ganancia. En estas condiciones, existe un ambiente propicio para fomentar el mercado con el pretexto de la “formación continua”, el cambio constante en la tecnología, la obsolescencia de los conocimientos y otros argumentos por el estilo. No es falso que el cúmulo de conocimientos crece constantemente y que surgen nuevos medios de producción, tecnologías de punta, etc., pero es un hecho perfectamente demostrable que toda organización económica, cultural o social se preocupa por la actualización constante de sus empleados, no por bondad, sino por conveniencia. También es una práctica habitual que la introducción de una nueva tecnología esté acompañada de un proceso de capacitación del personal disponible en la empresa. Ese es el mercado natural de la Educación a Distancia siempre y cuando esté en condiciones de responder a las demandas.

¿Qué hacer con la Educación a Distancia?

La Educación a distancia ha cobrado vigor y notoriedad a partir del desarrollo de la revolución informática, una consecuencia de la industria de la guerra que ha utilizado la computación electrónica como base del armamento moderno, la conquista del espacio cósmico y la evaluación del teatro de operaciones militares. Hoy día se puede afirmar que todo avance en esta área tecnológica pasa primero por los Estados Mayores de la Fuerzas Armadas de las grandes potencias. Desde los años 60 se acuño la tesis de que sin información rápida, segura, exacta y total no era posible tomar decisiones acertadas y así ha surgido el culto al “dato”. No es menos cierto que estar bien informado tiene una significación especial para el desarrollo ulterior del conocimiento, la solución de importantes problemas de la economía, la ingeniería y, en fin, de todas las actividades humanas, pero no es fiable la afirmación en su estricto significado. Si así fuera muchos problemas del mundo estuviesen resueltos ya; y en lugar de mejorar el panorama humano, este se oscurece. Creo firmemente que de lo que se trata es de estar “bien informados”. Eso significa cribar la información, limpiarla de lo superficial, insustancial y vacuo y esa tarea es muy difícil de resolver porque requiere de tres condiciones fundamentales: la fuente de información debe ser fiable y significativa, el usuario de la información debe tener la capacidad suficiente para decidir qué toma y qué desecha y, por último debe existir una interface eficientemente montada: la base de datos.

¿Cuál ha de ser entonces el primer quehacer?

Es tarea principal de los gobiernos nacionales y de las instituciones docentes de la región mancomunar esfuerzos dentro de cada país y en estrecha colaboración con la UNESCO y sus instituciones regionales para fomentar y lograr un patrón definido en la adquisición, clasificación y almacenamiento de la información, así como el desarrollo de un proceso de integración serio en esta área donde tantas afinidades culturales nos unen. Estoy convencido de que los profesionales de la Bibliotecología estarían en la mayor disposición de impulsar un proyecto de este tipo. La segunda dirección de trabajo principal es la metodológica. ¿Qué hacemos? Cómo lo hacemos? ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué camino seguir? Es impactante asomarse a INTERNET y ver las ofertas que aparecen por decenas y decenas, muchas de ellas ofreciendo el mundo a los pies del usuario, y uno se pregunta ¿Cómo es posible que afrontemos tantas dificultades en la formación de nuestros docentes para impartir Educación a Distancia cuando hay tantas ofertas que se supone estén bien fundamentadas metodológicamente? No se puede perder de vista que la EAD tiene características peculiares que obligan a una preparación minuciosa del material porque el estudiante debe aprender en solitario y el aprendizaje está regido por leyes que deben respetarse. El autor de un curso a distancia no es un transmisor de conocimientos, sino un artífice pedagógico que debe ser capaz de generar en el estudiante expectativas, estados de ánimo favorables, motivación, deseos de aprender, capacidades para autoevaluarse, interés por ampliar sus conocimientos y, además, debe enseñarlo a aprender por sí mismo. Se puede argüir que estas son metas comunes de todo proceso educativo. Y digo sí en este caso también, pero la enseñanza presencial tiene tantas oportunidades de lograrlas como veces se enfrentan profesor y alumnos, lo que fue insuficiente en una sesión puede enmendarse en la siguiente, o en una convocatoria extraordinaria, o en una sesión especial con los alumnos con dificultades, repasos, etc. Todas estas oportunidades están muy limitadas en la EAD. Y se puede señalar que esa función la pueden desempeñar los “tutores” o instructores que en algunos modelos de educación a distancia se encuentran con los alumnos periódicamente para facilitar su estudio. Bueno, sí, pero la función de los tutores es también un asunto espinoso. Según mi experiencia una cosa es la teoría y otra es lo que se hace en la práctica. He tenido la oportunidad de conocer las opiniones de tutores que están conscientes del ideal de su trabajo y tratan de lograrlo, pero también de otros que opinan que los encuentros con los estudiantes es una oportunidad que se debe aprovechar para tratar los asuntos más difíciles de la materia, es decir, el encuentro se convierte en una clase “concentrada”. La impronta de la “clase” es tan fuerte en la práctica docente de hoy que es muy difícil para el profesor cambiar la tecnología, es decir, acostumbrarse a otros recursos didácticos y a otra concepción de la acción pedagógica. Este es una dificultad contra la que habrá que luchar por mucho tiempo. Sin embargo, existen experiencias singulares que demuestran que cuando un equipo de trabajo quiere hacer algo verdaderamente bueno, lo logra. Cada vez que debo poner un ejemplo evidente acudo a un libro para la enseñanza del inglés en el séptimo grado de la enseñanza elemental que acudiendo a los resortes de los métodos intuitivos logra un material casi perfecto para la enseñanza a distancia . Si quisiera adaptarlo para la Educación a Distancia le quitaría solamente un enunciado escueto que aparece al final de cada unidad “Ahora tome el dictado que le hará el profesor” y le añadiría elementos de fonética, no más. Y, entonces, ¿Cuál es el camino a seguir? Aquí no queda otro remedio que acudir a la unión de las fuerzas. Los ministerios de educación de nuestros países deben incluir entre sus esfuerzos una investigación profunda y detallada de esta situación, realizar un inventario preciso de quiénes y cómo trabajan la EAD, seleccionar las experiencias más significativas, elaborar un sistema de orientaciones metodológicas que sirvan de guía a todos, tanto al sector público como privado, lo importante es la consecución de la calidad, establecer normas e instancias de aprobación metodológica, pero sin burocratismo y con profesionales de la más elevada pericia. Este propósito puede inscribirse entre los esfuerzos del programa sobre educación aprobado y supervisado por las cumbres iberoamericanas. Entretanto, se han de seguir desarrollando esfuerzos dispersos en este campo, impulsados por las expectativas creadas por la modalidad y por el afán de no “quedarse atrás” generados en Latinoamérica en el ámbito universitario y educacional en general. En tal situación es aconsejable que las instituciones evalúen la demanda y el entorno a fin de determinar los medios a emplear en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se comprende que un proceso donde los discentes no son usuarios potenciales de INTERNET, no puede ser orientado en esa dirección y deberá seleccionarse el soporte escrito, la radio o la televisión, según sea el caso, o la combinación de dos o más de ellos. Se puede dar el caso incluso, y esta es una oportunidad que debe aprovecharse, en que la utilización de la red puede dar lugar a un interesante proceso donde las terminales sirvan de interface entre el centro docente y los alumnos sobre la base del uso del correo electrónico para hacer llegar a centros asociados los materiales que después pueden ser reproducidos en esa instancia con recursos propios de la comunidad o de la organización base hasta que lleguen a los alumnos, bien sobre soporte escrito o para ser visualizados y tratados en aulas asistidas por computadoras. América Latina está plena de sabiduría, por el momento dispersa, pero es necesario que los esfuerzos integradores ajusten las lógicas diferencias nacionales y establezcan un camino común favorecido por nuestra historia, cultura y lengua común. Si otros avanzan en esa dirección, nosotros también podemos.