Utopismo
| ||||||
Se define al utopismo como una propensión a la utopía.
Definición
Una utopía es un emprendimiento o una iniciativa deseables pero cuya realización es casi imposible. El término también alude a la imaginación de un futuro positivo para el ser humano.
El utopismo
Retomando el concepto de utopismo, se trata de la tendencia filosófica o ideológica a la utopía. El individuo utópico persigue la concreción de un sistema ideal, aunque no exista una base real que permita sustentar ese plan o anhelo. Suele entenderse al utopismo como el fenómeno que tiende a la construcción de utopías. Como se asocia lo utópico a lo perfecto, el utopismo suele ser criticado debido a que, a grandes rasgos, la perfección es incompatible con la realidad. Para algunos pensadores, sin embargo, el utopismo es valioso en sí mismo, independientemente de la factibilidad. El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió que, cada vez que alguien camina para acercarse a la utopía, ella se aleja: por eso es inalcanzable. Sin embargo, para Galeano, la utopía servía justamente para caminar. Partiendo de esta premisa, podemos indicar que el utopismo es esencial para accionar o para avanzar aunque no se pueda llegar a la meta soñada, ya que el camino resulta importante.
Etimología
En el término utopismo encontramos el sufijo -ismo, el cual procede del idioma griego y da la idea de «actividad o movimiento», muy usado para la creación de palabras que designan posturas de vida, sistemas de pensamiento y doctrinas. La primera parte la ocupa el vocablo utopía, acuñado por el ya mencionado Tomás Moro, un importante humanista inglés del siglo XV. Éste se formó tomando dos palabras griegas para crear la idea de un «no lugar«, de un lugar «que no existe y nunca ha existido». Sin embargo, no fue Moro el creador del concepto de utopía, sino que este mérito le corresponde a Platón.
Funciones de las utopías
- Función orientadora. Las utopías consisten, básicamente, en la descripción de una sociedad imaginaria y perfecta. Y, aunque para muchos pensadores la realización completa de este sistema sea imposible, algunos de los procedimientos que se describen pueden aplicarse a posibles reformas y orientar la tarea organizadora de los políticos. Aunque la utopía en su conjunto pueda verse como un sueño inalcanzable, para algunos sería útil en orden a señalar la dirección que deben tomar las reformas políticas en un Estado concreto.
- Función valorativa. Aunque las utopías son obras de un autor determinado, a menudo se reflejan en ellas los sueños e inquietudes de la sociedad en la que el autor vive. Por esta razón, permiten reconocer los valores fundamentales de una comunidad en un momento concreto y, también, los obstáculos que éstos encuentran a la hora de materializarse. Por ello, para muchos autores, las utopías no sirven tanto para construir mundos ideales como para comprender mejor el mundo en el que vivimos.
- Función crítica. Al comparar el Estado ideal con el real, se advierten las limitaciones de este último y las cotas de justicia y bienestar social que aún le restan por alcanzar. De hecho, la utopía está construida a partir de elementos del presente, ya sea para evitarlos (desigualdades, injusticias…) o para potenciarlos (adelantos técnicos, libertades…). Por eso, supone una sutil pero eficaz crítica contra las injusticias y desigualdades evidentes tras la comparación. Incluso si consideramos que la sociedad utópica es un disparate irrealizable, nos presenta el desafío de explicar por qué no tenemos al menos sus virtudes.
- Función esperanzadora. Para algunos filósofos, el ser humano es esencialmente un ser utópico. Por un lado, la necesidad de imaginar mundos mejores es exclusiva de la especie humana y, por otro, esta necesidad se presenta de forma inevitable. El hecho de ser libres, de poder soñar con lugares mejores que el que nos rodea y de poder actuar en la dirección de estos deseos está íntimamente conectado con nuestra naturaleza utópica. Esta es, además, la que justifica el hálito de esperanza que siempre permanece en los seres humanos: por muy injusto y desolador que sea el propio entorno, siempre resultaría posible imaginar y construir uno mejor.


