Luis Washington Vita

Luís Washington Vita
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NombreLuís Washington Vita
Nacimiento23 de marzo de 1921
Sao Paulo, Brasil
Fallecimiento28 de octubre de 1968
Ocupaciónfilósofo y abogado

Luís Washington Vita nació en São Paulo el (23 de marzo de 1921 - 28 de octubre de 1968). Realizó cursos de filosofía y derecho, respectivamente, en la Universidad de São Paulo y en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Ejerció la abogacía y se incorporó a la docencia en São Paulo. En 1960 asumió las funciones de secretario de la Revista Brasileira de Psicología, y se le debe atribuir el carácter que llegó a adquirir esta publicación. Ideó un programa de inventario integral de el pasado filosófico brasileño y trabajó incansablemente para lograrlo. Organizó una gran antología, pero lo que se propuso sólo lo logró con respecto a la obra filosófica de Sílvio Romero, publicación que ha quedado como un exquisito modelo.

Junto a Miguel Reale concibió una colección dedicada a la historia de las ideas en Brasil y otra que debía reunir la parte fundamental de la obra de los principales filósofos brasileños. Junto a eso, con la tenacidad que siempre lo caracterizó, luchó por la introducción de la disciplina Filosofía en Brasil en los cursos de filosofía. Habiendo muerto prematuramente, a la edad de 47 años, su legado fue asumido por un grupo representativo de estudiosos que han llevado a cabo con éxito el programa que vislumbró para la preservación definitiva de las tradiciones filosóficas brasileñas.

Su obra tiene dos dimensiones fundamentales:

  • la divulgación de la filosofía; interesar a la gente en su conocimiento.
  • documentar la existencia de la filosofía brasileña.

En el primer caso, no estaba en posesión de una propuesta unitaria. Mantuvo una gran fidelidad a la filosofía de Ortega y Gasset pero adoptó muchas ideas de la fenomenología, especialmente en el aspecto que Max Scheler pretendía atribuirle. Totalmente incompatible con la Revolución del 64, llegó incluso a simpatizar con la tesis puesta en circulación por Sartre de que el marxismo sería la filosofía de nuestro tiempo.

En todo caso, tomando su obra en su conjunto, debía estar afiliado a la Escuela Culturalista y ese era francamente su deseo. Fue en esa condición, básicamente, que se centró en el pensamiento brasileño y lo hizo haciendo explícito algo que subyace en el culturalismo desde Tobías Barreto, a saber, la creencia en la capacidad de las ideas para influir en el entorno y agudizar el nivel de exigencia moral de las personas.

La intelectualidad

Para él era de gran importancia la noción de conciencia histórica, a la que se llegaría a través de la comprensión (asimilación) del pasado, asimilación que no debía volverse meramente subjetiva, sino activa para incorporarse al presente a fin de preparar mejor el futuro.  Así, el análisis de la meditación filosófica nacional pretendía desvelar su significado, imponiéndonos una posición. Una visión similar de la Filosofía se encuentra también en los textos didácticos que completan e iluminan su labor como historiador.

Entendió que la comprensión adecuada de la trayectoria de la filosofía brasileña suponía tener en cuenta la tradición portuguesa correspondiente. Con esta convicción mantuvo relaciones personales con instituciones culturales de Portugal e incluso estudió el pensamiento de Antero de Quental y Leonardo Coimbra.

Fuentes

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